por Jesús Nieto RuedaCompañeros: es un poco largo este comentario pero no pude sintetizar. Saludos, Jesús.
¿Comunismo?Decir que López Obrador representa a la izquierda radical o que es un comunista es risible. Los socialistas Stalin, Lenin, Trotsky, Gramsci, por no mencionar a Marx, se burlarían de este argumento, pues las propuestas de López Obrador son bastante moderadas, más tendientes al reformismo que a la revolución.
Analicemos el lema de campaña: Por el bien de todos, primero los pobres. Aunque con la palabra pobres el primer adjetivo que aparece en consecuencia sea ‘populista’, seguido de ‘demagogo’, el argumento de fondo parece más bien conservador o en todo caso liberal-moderado (que no neoliberal). ¿A quién beneficia que se mitiguen las desigualdades socioeconómicas cada día más acentuadas? ¿A los pobres? No sólo, precisamente a las clases medias que parece que en su mayoría se precipitan a ser nuevos pobres, si es que albergaron en los pasados años la posibilidad de ser nuevos ricos.
La delincuencia aumentará si los sectores con más carencias materiales no son apoyados. Lo cual a no muy largo plazo provocará la emergencia de un conflicto social inevitablemente sangriento.
La propuesta económica sería keynesiana, es decir, que estaría por el apoyo a un Estado de bienestar que permita el fortalecimiento de un mercado dentro del país, que favorezca la creación de empleos en México (no en Estados Unidos donde tantos mexicanos recurren a probar fortuna). Y para concluir este argumento, hay que recordar que los marxistas más radicales consideran que la política de Estado benefactor (el New Deal de F. Roosevelt), salvó al capitalismo. Pues de otro modo lo que hubiera seguido a la crisis de 1929 sería la búsqueda de una propuesta radical (el comunismo no andaba en burro).
Frente a esto claro que el discurso del Ejército zapatista es más radical, más idealista. Desgraciadamente no creo que existan posibilidades reales de concretar esos ideales. No podemos estar pensando en una república inexistente, sino en la que vivimos.
‘Izquierda’ en el PRILa propuesta de López Obrador es la ‘izquierda’ disidente del PRI. No es casual que Bartlet (que había trabajado con Salinas) se sienta más identificado con el proyecto de nación de López Obrador, precisamente porque no es tan lejano al PRI de antes. Ahora, ¿qué implica esto? Sí, corrupción. (Como la de Bejarano y Ponce, como la de tantos años de PNR/PRM/PRI, pero también como la de los hijos de Marta Sahagún y el más cínico de todos: el del Partido Verde.)
Desgraciadamente las prácticas de corrupción, y sé que estoy cayendo en un lugar común pero necesario de enfatizar, rebasan por mucho el ámbito político. Son prácticas que se han modificado históricamente en este país y que sin embargo creo que pueden ser erradicadas algún día. Cambiar las conciencias de millones de personas de un día para otro es imposible.
Albergo la esperanza de que poco a poco serán menos los espacios en que priven los favores de compadrazgo, el dedazo, las mordidas, etc. Pero creo que mientras tanto, una sociedad corrupta tendrá como consecuencia un gobierno corrupto. Esto, lo sé, se escucha jodidísimo, pero no puedo mentirme y fantasear con una limpia social. La corrupción cada día más descarada es el fruto de la descomposición social, si vale el término, que viene experimentando esta sociedad, insisto, cada día más desigual. A pesar de todo, el hecho de que cada día se exhiban los trapos pudorosos, inevitablemente tendrá efectos a largo plazo en una mejora en este aspecto.
Verdes y rojos, Cárdenas y CallesConsidero fundamental tomar en cuenta la labor política que se desencadenó después del conflicto armado de 1910. La consolidación de un partido hegemónico que nos llega hoy como el Revolucionario Institucional implica la aglomeración de un conjunto de sectores de la sociedad enarbolando la bandera revolucionaria. Sin embargo siempre ha habido fracciones. En un tiempo estuvieron los rojos y los verdes, a los primeros pertenecieron Álvaro Obregón y Lázaro Cárdenas.
A los rojos, si no falla mi memoria: Plutarco Elías Calles. Los colores y los matices en este país varían según las circunstancias. (Alguien señalaba cómo PRI y PRD se alinean en el Monumento a la Revolución: Los perredistas visitan la tumba de Cárdenas y los priístas la de Calles. Este hecho ejemplifica con claridad las perspectivas.) Ahora, también sé que algunos piensan que en consecuencia López Obrador nacionalizará la banca. Creo que Cárdenas, y me parece que López O. es en este sentido un buen discípulo, tenía un sutil olfato político y sabía negociar con quien era necesario para lograr los fines que interesaron a su gobierno. Si nacionalizó Petróleos es porque supo aprovechar las circunstancias históricas, supo cuándo y cómo.
López Obrador es cercano, y a trabajado con Carlos Slim, el comprador de Teléfonos. Insisto, y aunque Slim desde luego esté más interesado en su bienestar que en el del país, creo que es preferible que el Peje sea apoyado por un empresario nacional, que invierte (una partecita de) capital en el país.
Si López Obrador, o en todo caso el PRD, es cardenista habría que recordar aquí algo: “Para la izquierda radical, el Estado cardenista sentó las bases de un sólido desarrollo capitalista y subordinó a la clase obrera y a sus aliados” Esto lo dice Francisco Javier Guerrero “Cárdenas: el gran viraje” su colaboración en México, un pueblo en la historia.
PAN de ayer y PAN de hoy Por otra parte, el panismo nace también de la disidencia de Gómez Morín del proyecto revolucionario, después de haber trabajado en el gabinete de Calles. Sus argumentos eran la ausencia de libertad en el régimen ‘revolucionario’, en particular la libertad para las empresas. Finalmente funda el PAN, pero ese panismo está lejos de ser el de hoy. Era aquel un verdadero partido de oposición (aunque mocho, de clases medias-altas y todo lo que se quiera agregar, pero finalmente de oposición y de principios). Gómez Morín no iba de acuerdo con Vasconcelos en buscar la presidencia de la república, pues le interesaba más formar ciudadanos. Era su propuesta una de verdadera transformación democrática. ¿No es esa la intención de las siglas del PRD, una revolución democrática?
El PAN de hoy es otro. Gente como Vicente Fox que llegó a ese partido después de la aparición de Maquío Clouthier distan mucho de esa primera generación de opositores al régimen. Algo que ha permanecido en el PAN es el estímulo al crecimiento de las empresas, favorecer la competitividad, etc. El problema es que ahora no hay el interés en favorecer un mercado interno y a una burguesía nacional, sino que cada día hay más una relación con la inversión extranjera. El PAN de ahora, y el PRI de ahora están por el adelgazamiento del Estado, la restricción de las políticas de apoyo al campo en aras de una supuesta limpieza de corrupción. Pero esto implica una acentuación de las diferencias sociales, la desigualdad potenciada.
El campoEl campo no está en condiciones de sostenerse por sí sólo. Pues si a los cambios en la política agraria sumamos los problemas de mala administración de recursos y las desgracias naturales que esto ocasiona (la sequía, fundamentalmente, y con ello erosión, pero también tala de árboles, etcétera) la situación es cada día más crítica. Sí, desde luego que los empresarios agroindustriales de alta capacidad financiera como el ex-secretario de agricultura, Javier Usabiaga, tienen cultivos prósperos (con riego de aspersión que se abastece de pozos, buenos fertilizantes y demás tecnología agrícola). Estos empresarios millonarios, que son en realidad un puñado, tienen posibilidades de exportar y de vender sus productos a Wall-mart o HEB.
Para acabar con el asunto, los precios del sorgo, el maíz, el trigo, la cebada, la carne de puerco, la de res, el café, el frijol, el tomate (y muchos más, por ejemplo el café) se han visto afectados por las políticas del libre comercio con América del Norte. La posibilidad de exportar e importar no estaría mal en sí misma, si no fuera porque los productores mexicanos no pueden competir con los productores estadounidenses o canadienses. Y menos si el gobierno mexicano no les da los apoyos que los de los otros gobiernos norteamericanos sí.
El país niñoCircula en el ambiente desde hace unos meses una pregunta: ¿si tuvieras un niño de cinco años a quién tendrías la confianza de dárselo a cuidar: a Madrazo, al Peje o a Felipillo? Calderón ha respondido, no sé los demás, que los padres mexicanos podrían confiar en él. De entrada la pregunta está formulada de una manera que se manifiesta una perspectiva muy triste del país. ¿Por qué semejarlo a un niño de cinco años que necesita la tutela parental? Por el contrario, México es un país, que si queremos hacer caso a Octavio Paz, es en el mejor de los casos un adolescente que no deja todavía de cuestionarse su identidad. Somos capaces de elegir y así mismo de dialogar, de discutir y de sugerir soluciones. (Los agricultores saben bien que no tienen que estar esperando a ver cómo les va con el gobierno que viene. Saben que tienen que presionar, que tienen que exigir ciertos derechos.) Un político hábil negocia, uno miope reprime.
Si bien estoy convencido de dar mi voto a López Obrador, creo que de llegar a la Presidencia de la República, la mejor manera de apoyar el proyecto de nación en el que creo será criticándolo constructivamente.
Algo está podrido en MéxicoComo el PRI ya no tiene posibilidades verdaderas de llegar al poder, los intereses extranjeros están apoyando la campaña de Calderón. Digamos que de fondo, en las cuestiones económicas, PRI y PAN no se diferencian mucho. Salinas y Clouthier hubieran hecho reformas muy similares en lo que respecta al libre comercio. No sé qué tanto estaría Clouthier dispuesto a apoyar, sin embargo, el mercado nacional, la cimentación de capitales en el país frente a los capitales golondrinos.
Ante ello el PRD y López O., en particular, representan la posibilidad del apoyo para que subsistan las empresas nacionales. A escala internacional, también está la posibilidad de regresar a una política de no intervención. Saber estar bien con Cuba, extenderle la mano sin dejar tampoco de sostenerle la sonrisa a Estados Unidos, pero sin agachar la cabeza.
Por otra parte la fascinación por los caudillos es también parte de una cultura nacional que el PRI potenció, pero que proviene de mucho tiempo atrás. AMLO se sabe caudillo, como también (aunque no lo acepten ni sus seguidores más fieles) lo es MARCOS. Y creo que por todo ello es necesario conocer nuestra historia y no borrarla de los planes de estudio, como si lo único importante fuera saber hacer cuentas y hablar inglés. (El que tengamos a un presidente tan ignorante como el actual, sólo da cuenta del nivel educativo de todo el país.) Sin embargo, para gobernar no se requiere ser un erudito, se requiere capacidad para ponderar y decidir (Álvaro Obregón apenas terminó la primaria, que desde luego era mejor que ahora aunque era un privilegio de menos personas, y sin embargo tuvo la habilidad de aconsejarse de las personas necesarias para elegir a José Vasconcelos como Secretario de Educación).
AMLO no es el mejor, pero es el menos malo. Ahora bien, claro que quisiera que hubiera mejores candidatos, pero al mismo tiempo: ¿cómo puede haber candidatos mejores que los que tenemos, estando nuestro país en la situación en la que está, donde la bastísima mayoría de los políticos profesionales quieren llegar al poder, o cuando meno a administrar los recursos del IFE como candidatos, a como de lugar para tener la gran oportunidad de hacerse ricos? Habrá quien me diga aquí que soy injusto con esta patria. Creo por el contrario, que por el amor que le tengo a México trato de ser crítico con su situación. De nada valdría hablar bien de este país para reforzar que todo debe seguir igual.
Lo más grave, lo más perceptible para cualquier gente que llega por primera vez a este cuerno abundante es la desigualdad de circunstancias para unos y otros mexicanos. Somos un país injusto, partamos de ahí. Creo que AMLO es alguien que más o menos está consciente de esta situación, así parecía manifestarlo en el debate. Por eso, si estamos convencidos que hay que votar por alguien… dada la coyuntura electoral, ese alguien tendría que ser Andrés Manuel López Obrador.
Somos un país capaz de luchar por un proyecto de nación. Somos un país rico en recursos naturales, somos un país potencialmente rico. Las circunstancias internacionales no las podemos elegir, son como son. A pesar de ello, este 2 de julio hay que optar. Pero insisto, no sólo eso, hay que luchar por consolidar una verdadera democracia.