1ª ronda, 1ª fase...
Con ustedes, el comentario siempre punzante de Jesús Gómez Morán:
Con el partido entre Alemania y Polonia (¿cómo olvidar aquél septiembre de 1939?) da inicio la segunda ronda de esta primera etapa del Mundial 2006. A manera pues, de corte de caja, van las siguientes reflexiones.
Hablando de los seis grandes (es decir, con Uruguay, los siete campeones), que en realidad son cinco, porque Francia sigue pasmado con el síndrome de Corea-Japón, el primer análisis que se impone es el de la división entre los que han hecho valer su autoridad y grandeza a partir del prestigio heredado por el historial de su camiseta y quienes además de lo anterior han salido demostrar un futbol agradable. Inglaterra, Argentina y Brasil pertenecen a este primer grupo en razón no sólo de que su triunfo lo han obtenido por la mínima diferencia, sino porque tal resultado también es producto de la deficiencia de sus rivales a la hora de concretar. Sobre todo en el caso de los dos equipos sudamericanos, en un descuido o en una mayor eficiencia de los delanteros marfileños y croatas, respectivamente, pudo haberse dado un resultado a la inversa. Por lo que respecta a Alemania e Italia han logrado sus primeros tres puntos respetando (es decir, rindiendo homenaje a) sus estilos tradicionales, que en más de un sentido quiere decir entender el lenguaje del balompié conforme al prestigio de la camiseta que se porta.
Generalmente se hace una división de los participantes en las Copas del Mundo (las globalizadas, sobre todo a partir de Alemania 74) en tres categorías: los favoritos en razón del prestigio antes señalado; los animadores, es decir, aquellas selecciones que ocasionalmente pueden aportar brillo y buen futbol a la competencia; y los equipos comparsas, casi podría decir, si no pecara de excesivo aristocramiento, las selecciones que acuden de relleno a la justa mundialista. Entre estos dos sectores es donde se da una mayor movilidad. Me explico: Holanda y la República Checa son representativos cuyo historial no se puede soslayar en este tipo de competencia, pues ambas (los checos aparecieron como la antigua Checoslovaquia) selecciones han llegado a la final del torneo en 2 ocasiones, Holanda en 1974 y 1978, y los checos en 1934 y 1962. En Alemania 2006, han sido los segundos quienes han hecho valer su raigambre de un modo más contundente, si bien los tres puntos siguen valiendo lo mismo. En un segundo nivel estarían Portugal y España (pues nunca han jugado siquiera una final) y el resultado de sus encuentros es semejante al par anterior, pues la espectacularidad de un 4-0 a Ucrania (con todo y Shevshenko) opaca el 1-0 de los lusitanos sobre Angola, equipo que estimo (o estimaba hasta hoy) de inferior capacidad que los ucranianos.
Polonia es el otro equipo con brillantes antecedentes, pero desde el 74 hasta la fecha su mayor logro sigue siendo calificar a la máxima fiesta del futbol y hasta ahí (me acabo de enterar que ha ligado su segunda derrota: como con la invasión relámpago de la segunda guerra mundial, sus hombres dieron lo mejor de sí pero de nuevo sus fuerzas han capitulado ante el empuje alemán). Mejor suerte ha tenido la selección nacional de México, pero no pasa de mantener su estatus dentro de este segundo grupo. Suecia, Corea, Croacia, Suiza y Ecuador, con diferente historial, también están llamados a ser candidatos para los octavos de final (con algún equipo africano que se reponga de su mal inicio), pero más allá de eso creo que su suerte está sellada. Sobre todo porque, hasta el momento, la nota dominante ha sido el retorno al prestigio que cada representativo tiene tras de sí, es decir, la tendencia que ha imperado es que en cada partido se ha impuesto el equipo con mayor peso en su historial futbolístico (si acaso la única excepción sean Ecuador sobre Polonia –a mi parecer la única gran sorpresa de este torneo-- y Australia sobre Japón, pero desde luego que la presencia histórica de los japoneses tampoco es un portento delante de sus rivales, como sí lo es la de una Holanda sobre Serbia o la de Alemania sobre Costa Rica. Por último, precisamente Japón, Costa Rica y más aún Estados Unidos, que habían consolidado una aparición frecuente en las últimas Copas del Mundo, están por descender en gradación y convertirse en escuadras de relleno si no tratan de hacer con su desempeño en la competencia algo más digno.
Y bueno, esto me lleva al comentario acerca del desempeño del “equipo de todos”. Pasada la euforia del triunfo, una reflexión más asentada me lleva a asegurar que no se trató de la proeza con que ha sido manejada mediáticamente. Eso sí, en la medianía que implica procurar dar al César lo que es del César, quiero reconocer aquí, públicamente, que había sido bastante injusto con el entrenador, Ricardo La Volpe. Desde luego que en su momento mis críticas sobre sus planteamientos de juego tenían razón de ser, pero aquí lo que cuenta es el desempeño ya dentro de la competencia, y la verdad lo único que le tendría que reprochar es haber enfrentado en Irán a una selección que no tiene el nivel mínimo que se esperaba de ellos. Los iraníes salieron auténticamente de excursión como los gringos (y parece ser que los ucranianos) por lo que merecen la goleada que recibieron. Incluso su gol es más regalo de Oswaldo Sánchez (sin olvidar que cunado iban 0-0 hizo una atajada importante para evitar la desventaja) que mérito de los rivales. En cambio, los aciertos de La Volpe se verificaron mejor en el tercer gol de los mexicanos, que bien podría ser rubricado como una anotación de los Diablos Rojos del Toluca: triangulación de Mario Méndez y Sinha, jugadores cuya inclusión en el plantel había cuestionado, pero que han justificado con creces con su acertada participación. En fin, que, a como están las cosas, me parece que la verdadera competencia para México empezará el 21 de junio contra Portugal, y eso quién sabe, porque en una de ésas arriban los dos equipos calificados y de mutuo acuerdo tácito se dedican nomás a pelotear. Hasta el momento la mayoría de los pronósticos se han impuesto, pero la verdad (Australia sacó el triunfo y Túnez el empate de último minuto) en este negocio del futbol nunca se sabe...
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