¡Bravo!
Pues como ya lo sabe todo el país, la selección mexicana le ganó 3 a 1 a la de Irán, con dos goles de Omar Bravo, centro delantero de las Chivas Rayadas de Guadalajara.
El partido empezó de forma preocupante, porque simple y sencillamente los mexicanos no le encontraban la cuadratura al círculo iraní, que juegan una cosa rara, parecida al futbol, pero que se caracteriza por el hecho de que en cuanto un contrario tiene el balón de inmediato le caen cinco o seis iraníes encima.
El primer gol de Bravo le dio algo de tranquilidad al equipo, pero no durante mucho tiempo, pues los asiáticos aprovecharon una mala salida de Oswaldo Sánchez en un tiro de esquina y lograron el empate.
En el medio tiempo, La Volpe hizo cambios, pero nos los esperados, pues sacó al Guille Franco y a Torrado, pero dejó a Borguetti, que adelante estaba más solo que el tonto de la colina. Afortunadamente le dio un tirón en el muslo y lo reemplazó el Kikín, que tampoco pudo hacer mucho, pues los de Irán, como si fueran viles Tecos de la UAG o Rayos del Necaxa, pusieron el cerrojo y mezquinamente parecían conformarse a conservar el empate.
La entrada de Zihna y el gran papel que hizo Rafael Márquez, quien literalmente se puso el overol y se echó el equipo sobre las espaldas, hicieron que la selección azteca tuviera más variantes y aprovechara los pocos boquetes que dejaron los iraníes y que permitieron los dos goles que finiquitaron el cotejo.
Bien por la selección, que a pesar de todo, se la rifó. Ojalá que La Volpe deje de hacer experimentos y acepte que Borguetti ya no tiene mucho que ofrecer, que le dé chance al Kikín de empezar los partidos y que aproveche a Ramoncito Morales, que no debería estar en la banca.
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