lunes, octubre 30, 2006

"El problema de México son los pinches políticos y nosotros somos unos pendejos por dejar que nos sigan viendo la cara"

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"¿Cuántos son pa´no tener que contarlos conforme vayan cayendo?"

En efecto, el asunto de Oaxaca se ha complicado y enrarecido tanto por la ineptitud del gobierno federal y el aferramiento del PRI, pero sobre todo por la mano invisible que mueve la cuna, es decir, Elba Esther Gordillo, que es el verdadero factor desestabilizante detrás de todo esto.

Nos esperan tiempos aún más difíciles para todos aquellos que aspiramos vivir en libertad, en un país más justo, donde la gente no se muera de hambre ni tenga que emigrar, donde haya más oportunidades para todos sin necesidad de soportar sueldos y trabajos de mierda en alguna multinacional que "generosamente" viene a instalarse aquí; en un país en el que no nada más se beneficien los más ricos y los más poderosos sino que la riqueza se reparta parejo, de acuerdo a las capacidades de cada quien, no por las relaciones de poder ni las recomendaciones ni los chanchullos.

No obstante, a veces la gente más sencilla es la que entiende mejor las cosas de la realidad que le rodea, aunque no tengan maestrías ni doctorados ni una amplia bibliografía publicada.

Un joven taxista me lo dijo ayer: "El problema de México son los pinches políticos y nosotros somos unos pendejos por dejar que nos sigan viendo la cara".

Lo paradójico es que le pregunté que por quién había votado y me dijo que no lo había hecho, pero que en todo caso lo hubiera hecho por AMLO, aunque no le caía muy bien porque a final de cuentas era priísta igual que todos.

Le pregunté entonces cuál era la solución para deshacernos de los políticos, si no votaba por un cambio, y me dijo algo muy sabio:

"Pues es que, joven, primero tenemos que cambiar nosotros. Dejar de ser tan pendejos y no creernos las mentiras que nos dicen los políticos". (Y que, desde luego, repiten como loros huastecos sus adláteres en la prensa, la radio y la televisión).

Ese es el punto, y no otro, que parece que a muchos (aquí, allá y en todas partes, como dirían los buenos Beatles) les cuesta trabajo entender.

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martes, octubre 24, 2006

Adiós al Rayo Macoy

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Muere de cáncer Rafael Ramírez Heredia, El Rayo Macoy

El Universal
Martes 24 de octubre de 2006


El autor falleció a los 67 años. Le sobreviven sus hijas, Marisa y Claudia y su esposa Conchita. En 1984 obtuvo el premio Juan Rulfo, en París

18:17 Este martes falleció a los 67 años de edad el escritor Rafael Ramírez Heredia, conocido como "El Rayo Macoy", título de su más famoso libro de cuentos.

El autor, aficionado a los toros, gran conversador y fumador, murió de cáncer. Le sobreviven sus hijas, Marisa y Claudia y su esposa Conchita.

Nacido en Tampico Tamaulipas, en 1942, Ramírez Heredia salió de los autores marginados con su libro sobre los Maras.

Su cuento "El Rayo Macoy" obtuvo el prestigioso premio Juan Rulfo, en París, en 1984. Además, ganó el premio Juan Ruiz de Alarcón en España y el Rafael Bernal, en México. Fue miembro del Sistema Nacional de Creadores y directivo de la SOGEM.

Su obra ha sido publicada en Estados Unidos, Honduras, Colombia, Argentina, Chile, Cuba, España, Francia, Alemania, Rusia y Bulgaria, y traducida al alemán, francés, inglés, búlgaro y ruso.
Dentro de su obra destacan los siguientes títulos:

Novelas

* La jaula de Dios (1989)
* Con M de Marilyn (1997)
* La Mara

Cuentos

* El Rayo Macoy (1984)
* De tacones y gabardina (1996)
* Del trópico (2001)
* Cuadrilátero (2002)

Autodefinición:

“Soy un hombre que se levanta a las seis de la mañana y escribo durante todo el día, de un solo jalón. Trabajo durante diez horas diarias. Claro que si publicara todas las cuartillas que escribo tendría cerros y cerros de cosas; pero eso no tiene caso, porque se escribe con los dos extremos del lápiz, con el grafito y con la goma de borrar”.

Ramírez fue profesor de literatura española y director de talleres literarios en México y otros países. Su obra es reconocida internacionalmente; se ha publicado en el extranjero y traducido a otros idiomas.

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Nosotros los rucos

Hoy la vida empieza a los cuarenta

por Elena Santibáñez

http://www.milenio.com/semanal/seccion.asp?id=23¬a=9875

Un estudio realizado por Marian Salzman —vicepresidenta de la firma publicitaria neoyorquina J. Walter Thompson (JWT)—, reveló que en la actualidad las personas de cuarenta actúan y hacen planes como si tuvieran diez años menos.

Hace años, en una fiesta multitudinaria en el mini departamento de mi primer matrimonio, una señora cuarentona —cuyo aspecto hacía pensar en la hermana de Kevin Arnold, pero ya muy lejos de los años maravillosos— estimulada por una rola sesentera y algunas bebidas refrescantes, subió en una silla, alzó su larga falda de algodón y nos mostró, además de su euforia, su celulitis y várices mientras se balanceaba al ritmo de “California Dreaming” repitiendo: “Estamos en la era de Acuario” y lanzando al aire imaginarias flores. La conclusión fue: “Esta ruca se quedó en el viaje”.

En la actualidad, la ñora no tendría celulitis ni problemas circulatorios —porque hoy día los doños y las doñas cuidan su salud y apariencia—, ni llamaría la atención en una fiesta de mozalbetes porque no sería la única. Los rucos de ahora no sólo se sienten jóvenes sino que actúan en consecuencia y, lejos de “quedarse en el viaje”, más bien asumen que “el camino aún es largo de recorrer y aún hay mucho por hacer”.

Joven a los cuarenta

La doctora en Estudios Sociales Norma Rondero López, coordinadora general académica de la UAM-Azcapotzalco, próxima a cumplir 40 años y luego de dedicarse los últimos 15 a la docencia y la investigación, aceptó la invitación del doctor Adrián de Garay, rector de la unidad, y hoy transita por los caminos de la organización institucional.

“Una de las cuestiones que más valoro de este puesto es el que me permite ampliar la visión que ya tenía de la universidad, producto de mi trabajo académico, del que no me he desligado por completo”, comenta Norma, quien cotidianamente tiene jornadas laborales de diez horas promedio y se da tiempo para escribir ponencias y artículos, enriquecer su proyecto de investigación personal, organizar su casa, desayunar y cenar con su marido, comentar con él su mutuo acontecer y hacer planes a futuro”.

—¿Has proyectado tener un hijo?

“Lo proyecté hace unos tres años, cuando estaba terminando la tesis de doctorado, y llevo este tiempo intentándolo, pero si en el corto plazo no me embarazo desecho la posibilidad. Un hijo puede ser parte importante de mi vida, pero no es mi vida”.

—¿Por qué no optaste por la maternidad siendo más joven?

“A partir de la modernidad —que abarca todo el siglo XX con sus procesos de desarrollo científico y tecnológico—, pero sobre todo en los últimos 25 años, la modificación en los roles de ama de casa, madre y esposa permiten que la mujer se incorpore más a la vida profesional y laboral. Este proceso marca una tendencia a postergar la maternidad.

“En mi caso, las condiciones en que se fue desarrollando mi vida profesional me llevaron a plantearme la maternidad hasta los 37 años, porque es el momento en que cabe también en mi vida de pareja. No pienso, además, que mi decisión sea tardía.

“Hoy por hoy la juventud es más relativa que nunca. Organismos internacionales hablan de la población joven hasta los 40, así que podemos congratularnos porque hasta hace 15 o 20 años, los jóvenes eran estadísticamente los de 30. Por otro lado, las sociedades más o menos estables y modernas han ganado años en su esperanza de vida, eso nos da una expectativa de vejez más lejana así como la posibilidad de planear muchísimas cosas”.

Más fácil a los treinta

“Disfruto las mañana porque convivo con mis hijos mientras nos arreglamos, desayunamos y los llevo a la escuela. Llego a mi trabajo a las 8:30, respondo correos electrónicos, doy seguimiento a los proyectos que están a mi cargo, elaboro boletines de prensa, programo visitas y voy desahogando día con día el calendario de actividades. Después llegó a casa y reviso tareas, dos o tres veces a la semana salgo con amigos a exposiciones o presentaciones de libros; los días que no salgo leo o me pongo a pintar”.

Así describe un día típico Isolde Arzt, gerente de la Fundación Cocacola, diseñadora gráfica con maestría en Administración y Finanzas Inmobiliarias, madre de dos hijos, ilustradora de libros infantiles, quien se siente satisfecha con sus logros personales y laborales y cuyo carácter la lleva a querer abarcar más: “Mi meta actual es estudiar portugués y hacer una maestría en Comunicación”.

A sus 40 años, lo único que lamenta es no haber realizado aún un sueño lejano: “Siempre tuve la inquietud de estudiar animación, quería hacer películas como las de Disney. Hoy estoy lejísimos de mi meta original, pero no lo descarto. No hay un límite de edad para soñar y para hacer las cosas que uno quiere, pero tampoco puedes perder el piso”.

—¿Qué es lo que ya no harías a los 40?

“Quemar las naves, empezar a ’picar piedra’, irme a otro país y partir de cero”.

—¿Tampoco empezarías a ’picar piedra’ en una relación de pareja?

“Cuando me divorcié hace diez años sí estuve dispuesta, pero vas cambiando tus intereses y le das prioridad a otras cosas, en mi caso fue a consolidar mi profesión y dar estabilidad a mis hijos. La verdad creo que es mucho más fácil relacionarte cuando tienes 20 o 30 años”.

Entre el vodka y el yogurt

“Mis hábitos no son ejemplares, pero me gusta caminar y de cuando en cuando voy a correr un poco. Trato de hacer una combinación balanceada entre el vodka y el yogurt, los dos cigarros de la noche con algunos ejercicios de respiración en la mañana, la cafeína y el té verde. Creo que el equilibrio entre estos y otros factores me ha ayudado a mantener la buena salud de siempre. No creo en el ejercicio extenuante ni en las dietas. Hasta ahora no tomo vitaminas con regularidad, pero como ajo cuando puedo”.

Laura Hernández es maestra de español en una prepa en San Diego, California, donde reside hace 12 años. Tiene una hija universitaria, un hijo que cursa la primaria, y otro pequeño de su actual pareja. “Tengo además cuatro perros, una tortuga gigante del desierto y otra pequeña de agua, siete peces, dos ranas, un geico y un gato negro. Los pliegues de la existencia son sutiles y se pueden apreciar por segundos cuando uno encuentra la conexión con un animal”.

—¿Estás satisfecha con tu vida actual?

“Lo estoy. Mi vida es un mosaico donde yo pongo el color y los matices. Peter es parte integral de mi mundo, mi gran amor. A los 39 sabía que ese hombre iba a llegar. De la forma menos esperada lo conocí a los 40. Parece como si hubiese tomado el camino largo para llegar adonde estoy. Siento que mi vida ha estado dividida en capítulos, que he vivido diferentes vidas en una sola. Haber vivido en 21 casas diferentes me da una perspectiva del cambio más amplia”.

—¿Qué planes tienes ahora?

“Tengo el reto de tener mi propio negocio conjuntando y multiplicando los talentos de varios artistas. Crear y ganarte la vida me parece un camino fantástico donde la variedad y el cambio serían permanentes. Quiero hacer videos, retratar la vida, las circunstancias cotidianas. Estoy dispuesta a reinventarme las veces que sea necesario”.

De 20 años más 20 de experiencia

Cuando Gabriel Castillo estudiaba sociología se imaginaba que a la edad que tiene ahora estaría en un centro de investigación buscando aplicaciones teóricas en la vida cotidiana. Hoy es consultor de medios y cuenta con una trayectoria como productor en televisión y radio. “Y aunque 20 años después no estoy en el Colegio de México o en el Instituto Gramsci en Italia, en esencia estoy cumpliendo con mi idea de la investigación aplicada”, afirma.

A los 40 sigue con la rutina de ejercicio que practica desde la adolescencia: “Solía transportarme en bicicleta hasta que un jefe en una chamba me lo prohibió porque le parecía ridículo que yo dejara mi bici en el estacionamiento junto a los autos de los otros, pero sigo nadando dos veces por semana”. Sus planes a mediano y largo plazo son: concluir su tesis y obtener el grado de maestro en Comunicación, estudiar gastronomía y artes marciales, y volver al trabajo periodístico de campo.

“Extraño mi actividad de reportero, que no coincide con la familia (mi esposa y mi hijo con quienes quiero estar ahora), porque te pasas tres días en la Sierra Tarahumara, luego amaneces en Oaxaca, dos días después estás en un coloquio en Puerto Rico, y así. Soy como un vehículo todo terreno, pero por ahora sólo ando en la ciudad y sí me hace falta empolvarme”.

—¿Cuándo regresas a la terracería?

“Más o menos dentro de diez años. Mi idea es, como siempre, hacer investigación de campo, documentales que tengan que ver con grupos de autogestión o participar en una fundación o en una ONG”.

—¿No estarás viejo para esos trotes?

“Yo me defino como un adolescente de 20 años con 20 de experiencia, porque sigo pensando como chavo y conservo las ganas de hacer. Hoy el promedio de vida es de 78 años en mujeres y de 70 en hombres, estamos a la mitad de nuestra vida y con una farmacia llena de suplementos y vitaminas que dan energía, potencia sexual, visión, fortaleza en los huesos y dientes, lucidez.
Tenemos 40 años por delante para amar, crear, soñar, transformar, para aportar algo a este país, para hacer algo por este mundo”.

—¿Somos una generación de cuarentones que no quieren dejar de ser jóvenes?

“Somos una generación de cuarentones que no tenemos por qué dejar de hacer lo que nos gusta y que podemos seguir haciendo, más pausado pero con intensidad.


Concretar el sueño guajiro
Estudió psicología, ejerció por años y hoy, a los 40, Arturo Pereztejada ha logrado hacer y vivir de lo que más le gusta: la música.

“A los 21 años terminé la carrera y no imaginaba que a esta edad haría lo que hago, tenía una visión muy cuadrada de mi vida. Pensaba entonces que la música iba a estar en mi vida pero en segundo plano, como un hobby. Hace diez años empecé a tomarlo con seriedad, a dedicarle más tiempo y hoy es mi actividad principal y requiere dedicación, constancia, compromiso”.

—¿Qué sigue?

“No lo tengo planeado, pero sé que seguiré haciendo lo que me dé la gana. No sé si voy a seguir haciendo discos, música para comerciales, para teatro o para lo que sea, pero sé que hoy tengo muchos elementos para concretar y continuar en este camino. En cuanto a mi vida personal puedo decir que me gustaría tener una pareja y formar una familia, pero el planteamiento tendría que ser especial porque hay algo en la estructura tradicional del matrimonio que ya no funciona. Y yo quiero una relación que funcione. Por el lado de la paternidad, me parecería muy fregón vivirla ahora, pero la idea a los veintitantos o a los treinta me hubiera hecho salir corriendo”.

La cruda realidad

En lo que a mí respecta, los 40 los asumo con una mezcla de entusiasmo —por emprender, enamorarme, escribir, viajar— y un desencanto realista que Juan Joaquín Peretejada expresa muy bien en su poema “Las mañanitas”, que escribió al cumplir 40:

“Estoy todos los vasos sucios/ de la fiesta de anoche/ Estoy todo lo ceniceramente/ posible/ colmado de colillas/ de pláticas cenizas/ de luz en polvo/ Estoy en cada una de las botellas vacías de ron/ Estoy hecho un tiradero/ de periódicos/ discos/ ropa aposcaguada/ frases, citas y notas/ en mi intento/ en mi ingenuo intento de consolar a la belleza/ ¿consolar a la belleza?/ no se puede consolar a la belleza/ Estoy cuarenta años más cerca de morir/ si la vida/ comienza ahora/ qué flojera recoger todo este desmadre”.

www.myspace.com/elenatroyana

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Cheever y Ballard: los infiernos de la clase media

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El Mal y el mall
Por Rodrigo Fresán

Domingo, 24 de Septiembre de 2006

http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/suplementos/libros/7-2006-09-26.html

En Kingdom Come, el nuevo libro de J.G. Ballard, el autor clava su frío bisturí en el corazón del shopping, cuando el consumismo se vuelve rito, ideología y religión.

Tarde o temprano tenía que suceder, cabía esperarlo: el distópico entropista inglés J.G. Ballard iba a dedicarle toda una de sus novelas criminales-territoriales al shopping. Ahora, en Kingdom Come, el mall con minúsculas y El Mal con mayúsculas se presentan como megacerebro todopoderoso sci-fi o casa embrujada que posee a sus clientes o –como pone Ballard en boca de uno de sus protagonistas– “incubadora” a la que la gente “acude para despertar y descubrir que sus vidas están vacías. Por lo que se lanzan a la búsqueda de un nuevo sueño” para intentar, en vano, vencer al “colosal aburrimiento” de días “en los que hasta la realidad tiene la obligación de parecer falsa”. Antes, el protagonista de la novela –el publicista desempleado y poco confiable narrador Richard Pearson– tiene el siguiente diálogo con la sargento de policía Mary Falconer. “El shopping Metro-Centre es tan grande”, dice Pearson. “Esa es la idea”, comenta Falconer mientras toma notas, y agrega: “Aquí nos sentimos pequeños. Así que compramos cosas para que nos hagan crecer”.

Kingdom Come abre con el regreso de Pearson –luego de poner en venta su departamento en el “pueblito de juguete para millonarios” Chelsea Harbour, Londres, escenario de Milenio negro, la anterior novela de Ballard– a Brookland, Surrey, para hacerse cargo de las propiedades de su padre: un distante y jubilado piloto de aerolínea asesinado dentro del centro comercial por un francotirador enloquecido –un outsider que cree en la palabra gratis– que disparó contra una multitud. “Una muerte más apropiada para una calle de Manila, de Bogotá o del Este de Los Angeles”, piensa Pearson. Pero, enseguida, descubre que lo que parecía un caso cerrado está más que entreabierto y, por la rendija de la puerta, comienza a vislumbrar cuestiones inquietantes: patrullas de vecinos neofascistas marchando bajo el estandarte de San Jorge, apaleando a musulmanes y asiáticos (que prefieren los pequeños almacenes) y sonámbulos en busca de la última oferta por un paisaje mental en el que “el consumismo es la única forma de cultura”, “una ideología redentora” y “el único sistema político que cumple lo que promete” y –como le explica, extático, el encargado de relaciones públicas del Metro-Centre– poder “ir de compras es una experiencia religiosa. Como ir a misa todos los días y llevarte algo a casa”. Más adelante, un profesor afirma: “Cuando nos compramos algo, inconscientemente pensamos que estamos recibiendo un obsequio”.

Se sabe que Ballard –desde siempre más un manipulador del presente que un imaginador del futuro– comenzó escribiendo catástrofes naturales y que, de un tiempo a esta parte, parece sentirse más que cómodo narrando catástrofes artificiales en ecosistemas más o menos cerrados que pueden ser los hospitales, las autopistas, los edificios torre, las colonias para jubilados, los enclaves recreacionales para ejecutivos y los barrios residenciales donde los acomodados habitantes se convierten en incómodos animales de presa, o los niños que asesinan a sus padres. De ahí que cada una de sus novelas –las últimas en especial, cuyo poder residual y acumulativo parece potenciarse con cada nueva “entrega”– suele presentarse como variaciones de un aria central que es siempre la misma, como uno de esos motivos musicales tan delicados como disciplinados de Erik Satie. La característica prosa quirúrgica y cromada y esterilizada al vacío de Ballard (a la que aspira Bret Easton Ellis, acaso su mejor alumno) y no la trama (apenas el envoltorio metalizado que envuelve al paquete, que apenas nos separa del regalo) es lo que aquí importa. El argumento insiste en inescapables constantes ballardianas: el no frígido pero sí refrigerado interludio sexual de rigor y el obligatorio y fallido intento de hacer volar al “héroe” por los aires contados como si se trataran exactamente de lo mismo, la figura mesiánica que aquí es el sonriente locutor del canal de cable del Metro-Centre, David Cruise (ah, la perversa elección de ese apellido) diciendo cosas como “el consumismo es más importante que el comprar cosas, porque se trata de una forma tribal para expresar nuestros valores y nuestros sueños compartidos”, y la casi zombi transformación final pero nunca definitiva del “héroe” durante uno de los muchos posibles finales de un mundo. Lo que vale es el modo en que Ballard va enumerando y acumulando ideas en el carrito de la compra. Lo que impresiona es cómo, a la hora de “leer” los códigos de barra, descubrimos que Ballard nos ha vuelto a engañar –víctimas del “poder adquisitivo vibrando a través del éter”–, pero sin mentirnos. Porque la repetición de sus motivos y obsesiones es, también, parte inseparable del tema de una novela, donde consumir equivale a consumar y pagar la cuenta “es un ritual de afirmación colectiva” y “algo mucho más trascendente que la libertad de expresión, porque la mayoría no tiene nada que decir y lo sabe; en cambio, cualquiera puede expresarse comprando”.

A diferencia de los últimos thrillers corporativos de Le Carré, Ballard no denuncia, no se siente indignado por el estado de las cosas, ni pide explicaciones a los responsables. Tan sólo se limita a sostener esas cosas en sus manos, contemplarlas para que las veamos y, a veces, preguntar el precio. Y, sí, suelen costar muy caro. Sátira sin risas, diatriba sin exaltaciones, novela de ideas en trance, Kingdom Come –lo sospechamos desde su ominosa portada con escaleras mecánicas, lo intuimos desde la primera página, cuando se nos anuncia que “los suburbios tienen sueños violentos” y que “aguardan pacientemente las pesadillas que los despertará convertidos en mundos más apasionados”– culmina con la obligatoria y ya habitual espiral de violencia, con una explosiva catarsis social, con un juicio final que ha perdido el juicio, con una exhibición de atrocidades, con un crash. Una liquidación total hasta agotar existencias que no admite devoluciones y que durará hasta que Ballard escriba otra novela –¿crucero de lujo?, ¿estudio de televisión?, ¿morgue?, ¿equipo de fútbol?, ¿Palacio de Buckingham?–, afortunadamente, muy pero muy parecida a ésta.

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John Cheever: angeles y demonios de la clase media
POR JULIETA GROSSO

Reseña en El diario de Paraná (Argentina)
Martes 3 de octubre, 2006
Tomado de http://cheeverblog.blogspot.com

La flamante publicación de los Cuentos Completos del escritor norteamericano en dos volúmenes, supone un acontecimiento para volver a apreciar una de las obras más sólidas e influyentes de la literatura del siglo XX, que plantea los avatares de una serie de personajes signados por la difusa confluencia de lo angelical y lo demoníaco.

Caracterizar a John Cheever (1912-1982) no es tarea sencilla: no basta con presentarlo como una de las voces más desencantadas del american way of life, ni como el hombre que se aferró a la literatura y al alcohol para exorcizar los peores demonios de la existencia, ni siquiera como el artífice de las mentiras más brillantes que pueda cobijar un relato de ficción.

Su narrativa ofrece las mismas contradicciones —y acaso la misma sensación de invulnerabilidad— que su persona: esquiva e inasible, casi imposible a la hora de identificar las certezas que sustentan esa leyenda construida a base de expulsiones —del colegio, de la vida académica— y rebeldías continuas.

Tal vez una de las pocas verdades que dejó Cheever es la dimensión de su convicción literaria: “No poseemos más conciencia que la literatura (...). La literatura ha sido la salvación de los condenados, ha inspirado y guiado a los amantes, vencido la desesperación y tal vez en este caso pueda salvar al mundo”, escribió cierta vez.

Con una producción escueta que incluye siete libros de cuentos y cinco novelas, el escritor no sólo se convirtió en uno de los más influyentes de su generación, sino que incluso se ganó el reconocimiento de Vladimir Nabokov y Truman Capote, conocidos por examinar con una mirada poco piadosa la obra de sus colegas.

IRÓNICO CRONISTA.

Los relatos de Cheever, considerado el cronista más sensible e insidioso de la vida norteamericana en las zonas residenciales, fueron publicados por el sello Knopf en 1978 bajo el título de Relatos de John Cheever, y le valieron el Premio Pulitzer de Literatura un año después.

La iniciativa alcanzó un gran éxito de ventas y supuso también el reconocimiento definitivo de la crítica hacia un autor que tardó en consolidar su merecido puesto entre los grandes.

Nacido el 27 de mayo de 1912 en Quincy, los relatos de Cheever hablan de las ironías de la vida contemporánea en Estados Unidos y pueden considerarse comedias de costumbres, sutil y elegantemente elaboradas, preocupadas por el empobrecimiento espiritual y emocional de la clase media: en esa línea, sus personajes son por lo general simbólicos, y las situaciones que describe realistas y detalladas.

Los cuentos (Relatos I y Relatos II) que acaba editar el sello Emecé en dos volúmenes de 518 y 499 páginas, fueron publicados en importantes revistas —como The New Yorker— y a partir de 1930, se publicaron en varios volúmenes: Cómo viven algunas personas (1943), El enorme aparato de radio (1954), El ladrón de Shady Hill (1958), El brigadier (1964) y El mundo de las manzanas (1973).

“La idea del escritor como generador de todo un universo, como arquitecto reconocible de un paisaje que sólo le pertenece a él, no es algo nuevo y suele ser uno de los rasgos más reconocibles de la Gran Literatura. Pensar en Charles Dickens o en Antón Chejov o en Marcel Proust o en J. G. Ballard; todos ellos escritores que no se limitan a marcar un territorio sino que, además, lo habitan”, explica Rodrigo Fresán desde las páginas del epílogo incluido en el segundo tomo.

“El caso de John Cheever, sin embargo, goza de una particularidad atendible. Sobre todo en sus relatos. Cheever no se limita a ser el Deus Ex Machina del asunto sino que, además, se pone en la piel del pecador. Cheever es víctima y victimario, confesor y penitente, máscara y enmascarado”, detalla.

VÉRTIGO.

En general, sus cuentos empiezan vertiginosamente y ofrecen un ritmo rápido y muchos desplazamientos: “El primer principio de la estética es el interés o el suspenso. Usted no puede esperar comunicarse con nadie si es un tedioso”, solía decir al respecto.

La lista continúa, a tono con la multiplicidad temática: los momentos más oscuros del matrimonio, la polaridad entre carne y espíritu, la pugna entre la memoria y el olvido, y la capacidad de la naturaleza de redimir los aspectos falibles del ser humano, completan un espectro hilvanado por el afán de la mentira.

“Los relatos aquí contenidos abarcan, a la vez que trascienden, toda categoría espiritual o cósmica, realista o fantástica sin por ello negar la presencia de una inteligencia y de un amor más allá de nuestra comprensión y aun así... los relatos aquí son sucesivos Big Bangs apocalípticos. Finales del mundo por el solo placer de que, a vuelta de página, tenga lugar un nuevo Génesis, otra posibilidad, un había otra vez”, analiza Fresán.

Estos dos volúmenes no reúnen la totalidad de las ficciones breves de Cheever, ya que existen sesenta y ocho relatos más, de los que apenas trece se reunieron en forma de libro.

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jueves, octubre 19, 2006

Dcálogo del blogger

Aunque me expongo a que me la mienten, no pude resistir piratearme esto de Como una patada en los tanates:

+ DECÁLOGO DEL BLOGGER +

1- CUIDARÁS DE TU BLOG COMO DE TI MISMO
Nada de links rotos ni dejar pasar más de dos semanas sin actualizar

2- CUÍDATE DE TENER VARIOS BLOGS
En cada caso que cada uno sea de un tema diferente a los otros

3- SÉ FECUNDO EN LO QUE POSTEAS DE LUNES A JUEVES
Y si lo haces los viernes déjalo un rato para que te lean los que regresan a principio de semana

4- SÉ AMABLE CON QUIENES TE VISITAN Y DEJAN COMENTARIOS
Mínimo devuélveles la vista y después, si quieres, añádelos en tus links

5- NO HAGAS EN OTROS BLOGS LO QUE NO QUIERAS QUE HAGAN EN EL TUYO
Está claro, no?

6- NO TE ROBES TEXTOS O IMÁGENES DE OTROS BLOGS
Y si lo vas a hacer por lo menos da el crédito correspondiente

7- MASTÚRBATE LO QUE QUIERAS LEYENDO O VIENDO OTROS BLOGS
¡Los blogs eróticos abundan! pero no manches el teclado de tu PC

8- SI YA TE HARTASTE DE TU BLOG, AVISA
Así no te estarán chingando con que “¡A ver cuándo actualizas, cabrón!”

9- NO DEJES COMENTARIOS ANÓNIMOS
¿Qué más da que a ti también te la mienten?

10- LO QUE OCURRE EN EL BLOG SE QUEDA EN EL BLOG
No te lo tomes tan a pecho. Se supone que un blog es una catársis, para desahogarse y divertirse!

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¿Cómo se llamó la obra?

PRIMER ACTO (Melodrama):

Federico

por Ciro Gómez Leyva

http://milenio.com/mexico/milenio/firma.asp?id=446832

Carlos Marín tomó la decisión correcta. Nadie, ni siquiera uno de los fundadores del diario, puede opinar en estas páginas que el periodismo que aquí se produce es miserable, corrupto, sin acompañar sus palabras con pruebas sólidas o con una carta de renuncia. Federico agredió el martes a MILENIO a partir de hipótesis y criterios morales pensando que tenía derecho a hacerlo y que la vida debía seguir como si nada hubiera ocurrido. Marín, el director, lo juzgó inaceptable y lo corrió.

Federico sabe que MILENIO enfrenta la presión recurrente de uno de los hombres más poderosos de México: uno con gran solvencia económica y logística para financiar y administrar sus embestidas. En la disyuntiva MILENIO -Andrés Manuel López Obrador, Federico nunca dudó en ponerse del lado de su líder político, en adjetivar a favor de su líder político. Y se le respetó. ¿Cuántos otros medios habrían hecho algo medianamente parecido?

Acusa a MILENIO con la vieja receta de la sumisión al poder, cuando, al menos en los últimos meses, él se puso al servicio de un poder millonario, poco transparente, intimidador, como es el lopezobradorismo.

Admiré siempre en Federico su espíritu liberal y contestatario. Compartí con él infinidad de choques con el poder político, económico, religioso, intelectual. Si algo nos hermanó fue dar esas batallas desde la trinchera periodística, con las desventajas que ello implicaba. Hoy, él es un hombre cercano a los hombres de poder. Por eso, mucho más que un periodista, él es hoy un hombre de poder. Entiendo, pues, el disgusto, el fastidio, la ira que debe producirle un diario que no está interesado en besarle la mano a López Obrador.

Ni a López Obrador ni a nadie. Así ha sido MILENIO siempre. Así hemos sido siempre. Por eso la prensa militante nos ha acusado sin éxito ninguno de ser zedillistas, liebanistas, zapatistas, labastidistas, priistas, cuauhtemistas, salinistas, pejistas. Por eso nos tacha ahora de calderonistas.

No hay novedad en las descalificaciones actuales. Las conocemos muy bien. Muy bien. MILENIO, por fortuna, ha sido más fuerte que sus detractores. Y más grande que sus mejores colaboradores, Federico incluido. Estoy seguro que lo seguirá siendo.


SEGUNDO ACTO (Giocoso ma non troppo)

Un obsequio de Martín Rodríguez

por Carlos Marín

http://milenio.com/mexico/milenio/firma.asp?id=446834

Martín Rodríguez es un gambusino del idioma que coedita los suplementos a cargo del orfebre José Luis Martínez (¿qué tal el cultural Laberinto?), y de vez en cuando se desprende de algunos de sus hallazgos en el hermenéutico mundo de la filología, la lingüística y las etimologías.

Ayer hizo un refrescante regalo, a propósito de la palabra ventrílocuo:

Fue a partir del Siglo XVI cuando los ilusionistas de circos, ferias y auditorios empezaron a usar la artimaña de atribuir a un muñeco su propia voz.

La ilusión se tornó mucho más convincente desde el siglo pasado, cuando el uso de micrófonos y altavoces permitió mejorar considerablemente las técnicas de los ventrílocuos.

Hoy casi todo el mundo sabe que el truco consiste en hablar sin mover los labios, al tiempo que se mueve la boca del muñeco, generando la ilusión de que es el muñeco quien habla.

A pesar de que la popularización del engaño es relativamente reciente, se sabe de la existencia de ventrílocuos desde el Siglo VI antes de Cristo, cuando los magos decían hablar con los muertos a través del muñeco.

El primer ventrílocuo conocido fue un bufón de la corte del rey de Francia, Francisco I, en el siglo XVI, de nombre Louis Brabant.

Carlos I, rey de Inglaterra en la primera mitad del XVII, dispuso del ventrílocuo Henry King, también llamado el susurrador del rey.

Ventrílocuo proviene del bajo latín ventriloquus (el que habla con el vientre), que a su vez se formó con venter, ventris (vientre, estómago), y loqui (hablar).

Hoy desde luego se sabe que el manipulador es el que habla, pero en esos años remotos todo el mundo sabía que no era el ventrílocuo (ni el muñeco, desde luego), sino el déspota quien hablaba.


TERCER ACTO (Agitato piu triste):

Carta en el Correo Ilustrado de La Jornada:

Federico Arreola y su expulsión de Milenio

http://www.jornada.unam.mx/2006/10/19/correo.php

Ignoro si fue el martes 17 o el miércoles 18 de octubre cuando recibí la llamada de Ciro Gómez Leyva, uno de los directivos de Milenio Diario. Antes o después de la medianoche yo estaba dormido cuando timbró mi teléfono celular. Alcancé a contestarlo y pude identificar la voz de Gómez Leyva: "Federico, no quise despertarte". "No hay problema, Ciro, para ti siempre estoy disponible". Lo que me dijo enseguida yo tenía varias semanas esperándolo: "Mañana no se publicará tu columna, en Milenio molestó mucho lo que escribiste y se tomó esa decisión. Estoy muy triste". Estaba tan triste Ciro que, seguramente por eso, el miércoles 18 contó algo que de ninguna manera es cierto en su noticiario de Radio Fórmula: que se me había dado de baja de Milenio porque yo había ofendido a este rotativo.

¿Qué era lo que yo había escrito? El martes 17 de octubre, en mi columna de Milenio Diario -el periódico que fundé, que dirigí varios años y del que fui columnista hasta ese día- simplemente hice una lista de los encabezados que no pocos periódicos mexicanos publicaron el lunes 16 de octubre, un día después de los comicios de gobernador de Tabasco. Los reproduzco aquí:

Pulso de San Luis: "Revés al PRD y López Obrador". Express de Nayarit: "AMLO hunde al PRD". Diario Olmeca de Tabasco: "Aniquila a Ojeda, hunde a Obrador". Reforma del DF: "Dan revés a AMLO: gana PRI Tabasco". El Norte de Monterrey: "Dan Revés a AMLO". Palabra de Saltillo: "Dan revés a AMLO: gana PRI Tabasco". Mural de Guadalajara: "Dan revés a AMLO: gana PRI Tabasco". Crónica del DF: "AMLO toca fondo: el PRI arrolló en Tabasco". Excélsior, de la ciudad de México: "AMLO cae en Tabasco". Milenio Diario del DF: "El PRI arrasa con López Obrador en Tabasco". Milenio Diario de Monterrey: "El PRI arrasa con López Obrador en Tabasco". Público de Guadalajara: "El PRI arrasa con López Obrador en Tabasco". Milenio Diario de Tampico: "El PRI arrasa con López Obrador en Tabasco". La Opinión Milenio de Torreón: "El PRI arrasa con López Obrador en Tabasco".

Concluí el texto diciendo: "Buena parte de la prensa mexicana sigue sin tocar a Calderón, pero eso sí, se ve decidida a aniquilar a López Obrador. No lo conseguirá. Esa injusticia no se concretará".

De los 14 periódicos citados, cinco pertenecen al grupo que edita Milenio Diario, Multimedios Estrellas de Oro. Esta compañía recientemente ha estado intentando una asociación con Televisa en negocios relacionados con la transmisión de imágenes, voz y datos por los sistemas de cable de la ciudad de México y de Monterrey.

Decir la verdad no es ofender a un periódico, Ciro Gómez Leyva tendría que saberlo.

Me desagradó que ni el director de la publicación, Carlos Marín, ni el presidente de la empresa, Francisco González, se hayan tomado la molestia de hablarme a lo largo de todo el 16 de octubre para informarme que yo quedaba fuera de la empresa. De Marín lo entiendo, ya que este hombre, al que aprecio por haberlo tratado durante años, es muy pequeño no sólo físicamente, sino también en términos morales. La actitud de Pancho me parece incomprensible, ya que lo consideraba, a pesar de sus relaciones con Carlos Salinas de Gortari, un empresario capaz de actuar con un mínimo de cortesía. Problema de ellos. Cuando los vea, los saludaré con el gusto de siempre.

¿Por qué me cerraron las puertas de Milenio? Por tres razones, en mi opinión:

La primera, porque estoy cerca de López Obrador, el líder político de izquierda al que han decidido exterminar el gobierno federal, el PAN, algunos empresarios y no pocos medios de comunicación, entre los que está Milenio.

La segunda, porque el Milenio que yo construí hace mucho tiempo que desapareció. Un amigo, cuando canceló su suscripción, lo expresó de la siguiente manera a la secretaria que le respondió el teléfono: "Señorita, ya no deseo recibir su periódico porque yo me había suscrito a Milenio y desde hace rato estoy recibiendo Crónica".

La tercera, porque la asociación de Televisa y la empresa editora de Milenio no ha sido autorizada por la Comisión Federal de Competencia. Así que algún estratega les pudo haber sugerido que sancionar a un lopezobradorista como yo podía ayudarles en su negociación con el gobierno encaminada a hacer posible esa operación.

Ayer recibí una carta de uno de mis lectores de Milenio. Resumió con una frase la esencia de la crisis periodística de ese diario: "La cercanía con Televisa, idiotiza".

No me siento bien, sino todo lo contrario. No me duele tanto haber perdido un empleo, sino la forma majadera en que las cosas se dieron. No batallaré para encontrar ocupaciones perodísticas mejor remuneradas y, sin duda, voy a recurrir a los tribunales laborales y civiles para que no sólo se me indemnice, sino también para exigir una compensación por daño moral. Yo no merecía el trato que me dieron un empresario al que le hice un periódico y unos periodistas a los que contraté y siempre vi como amigos. Si no hubieran sido tan patanes, me habría despedido de ellos con un abrazo.

Federico Arreola

Carta de Federico Arreola en el senderodelpeje.com:

Ignoro las razones que llevan a Ciro Gómez Leyva a
mentir. Dijo, en su artículo del 19 de octubre, que "Carlos Marín tomó la decisión correcta. Nadie, ni siquiera uno de los fundadores del diario, puede opinar en estas páginas que el periodismo que aquí se produce es miserable, corrupto, sin acompañar sus palabras con pruebas sólidas o con una carta de renuncia. Federico agredió el martes a Milenio a partir de hipótesis y criterios morales pensando que tenía derecho a hacerlo y que la vida debía seguir como si nada hubiera ocurrido. Marín, el director, lo juzgó inaceptable y lo corrió".

Dijo más Ciro: "Federico sabe que Milenio enfrenta la presión recurrente de uno de los hombres más poderosos de México: uno con gran solvencia económica y logística para financiar y administrar sus embestidas. En la disyuntiva MILENIO -Andrés Manuel López Obrador, Federico nunca dudó en ponerse del lado de su líder político, en adjetivar a favor de su líder político. Y se le respetó".

Acepto que estoy del lado de López Obrador, no lo he ocultado, participé en su campaña. Milenio (es decir, Ciro, Marín y los otros)
están del lado del gobierno, cualquiera lo sabe, pero han pretendido ocultarlo. La diferencia es que yo apoyo a la oposición y Ciro y Marín al poder. Que no venga Ciro ahora con rollos.

Ciro sabe que Marín no me "corrió" porque ofendí a Milenio. Marín no tiene autoridad para hacer algo así.
Los jefes de Marín decidieron cancelar mi columna por mi cercanía con López Obrador y porque Multimedios (la empresa que edita Milenio)está tratando de vender su empresa de televisión por cable a Televisa, y esta operación la Comisión de Competencia no quiere autorizarla.

Si no fuera así, se me hubiera "corrido" con más educación y decencia: al menos me lo habrían informado a una hora normal, no a las doce de la noche.

Mi amigo Ciro miente, él sabrá por qué lo hace.

Federico Arreola

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miércoles, octubre 18, 2006

La bonita tolerancia de Ciro y Marín en Milenio

Tomado de senderodelpeje.com:

QUITAN LA COLUMNA DE FEDERICO ARREOLA DE MILENIO DIARIO

Hace unos minutos me llegó un e-mail de Federico Arreola que a la letra dice:

Hace rato, a las doce de la noche, Ciro Gómez Leyva me informó que Milenio dejará de publicar mi columna. Al parecer no gustó mi artículo "Miseria del perodismo". Carlos Marín no consideró que valía la pena avisarme de esa decisión.

Esta es la columna de Milenio que, al parecer, causó que Marín hiciera berrinche y decidiera no volver a publicar la columna de Federico Arreola. Al parecer para Milenio la palabra AUTOCRÍTICA no existe:

De Ribete

Federico Arreola

Miseria del Periodismo

Ha habido dos elecciones después del 2 de julio, la de Chiapas y la de Tabasco. En Chiapas ganaron prácticamente todo los partidos que en los comicios presidenciales postularon a López Obrador. En Tabasco, los partidos afines a AMLO ganaron la mayoría en el Congreso local, las principales alcaldías y fueron derrotados en la elección de gobernador debido a que el gobierno estatal priista recurrió a la violencia. ¿Cómo le fue en esas elecciones al partido de Felipe Calderón? El PAN quedó en los últimos lugares con una votación cercana a cero. ¿Qué publicó la prensa mexicana acerca de los comicios de Tabasco en los que AMLO no fue candidato a nada?

Pulso de San Luis: “Revés al PRD y López Obrador”. Express de Nayarit: “AMLO hunde al PRD”. Diario Olmeca de Tabasco: “Aniquila a Ojeda, hunde a Obrador”. Reforma del DF: “Dan revés a AMLO: gana PRI Tabasco”. El Norte de Monterrey: “Dan Revés a AMLO”. Palabra de Saltillo: “Dan revés a AMLO: gana PRI Tabasco”. Mural de Guadalajara: “Dan revés a AMLO: gana PRI Tabasco”.

Crónica del DF: “AMLO toca fondo: el PRI arrolló en Tabasco”. Excélsior de la Ciudad de México: “AMLO cae en Tabasco”. MILENIO Diario del DF: “El PRI arrasa con López Obrador en Tabasco”. MILENIO Diario de Monterrey: “El PRI arrasa con López Obrador en Tabasco”. Público de Guadalajara: “El PRI arrasa con López Obrador en Tabasco”. MILENIO Diario de Tampico: “El PRI arrasa con López Obrador en Tabasco”. La Opinión MILENIO de Torreón: “El PRI arrasa con López Obrador en Tabasco”.

Buena parte de la prensa mexicana sigue sin tocar a Calderón, pero eso sí, se ve decidida a aniquilar a López Obrador. No lo conseguirá. Esa injusticia no se concretará.


Como se puede ver, las facturas ya se están empezando a cobrar.

Primero, el sospechoso retiro de la señal de SKY del noticiero de Carmen Aristegui, la salida de Víctor Trujillo (para no dar espacio a voces críticas como Lorenzo Meyer y Julio Hernández) y ahora esto con Federico Arreola.

Nadie es monedita de oro y no es válido pedir que los periodistas sean aspirantes a santo. Para algunos podrán ser discutibles las posiciones del señor Arreola, como son discutibles las de otras plumas en ese mismo diario, como las del otro señor López, el loquito Revueltas o el dere-joto González de Alba, pero cada quien es responsable de lo que escribe y de defender sus ideas, por muy equivocadas que sean.

A Marín y a Gómez les dolió que Arreola diera a entender que son unos miserables. A mí me dolería también, pero hay modos de correr a las personas, sobre todo si tanto se llamaban amigos y se la pasaban sobándose a cada rato cuando entraban en polémica.

En verdad, cuánta miseria de periodismo y de calidad personal. Y lo que nos espera.

Desde acá, nuestra solidaridad con el señor Federico Arreola.

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martes, octubre 10, 2006

¿A poco no es bonito lo bonito?

"Ley inevitable:
cuando alguien no está viviendo su esencia,
todo le parece mal.
Y coge peor.
Y espera de los demás todo.
No tiene nada qué dar.
Se encuentra en la absoluta miseria".

(Cortesía del HY, que siempre tiene buenas puntadas)

lunes, octubre 09, 2006

Cole Porter

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Debo confesar que, como muchas cosas en mi vida, mi ignorancia musical es del tamaño de Chihuahua, así que hasta hace bien poco no sabía muy bien quién era Cole Porter. Bueno, sabía que una vez unos roqueros hicieron un disco donde lo homenajeaban y hasta lo compré en vinil, pero nunca le puse mucha atención. Incluso sabía que Frank Sinatra cantó algunas de sus canciones (la soberbia "I get a kick out of you"), pero nada más.

Pero hace unos días compré la película De-Lovely, que es una especie de fantasía biográfica sobre Cole Porter, con Kevin Kline en el papel de este genio musical. En México no tuvo mayor resonancia, como tampoco la tuvieron los filmes sobre Bobby Darin (con Kevin Spacey) y Ray Charles (quizá ésta un poco más, porque Jamie Foxx se llevó el Oscar). En general, las biopics sobre músicos gringos no tienen mucho éxito aquí en México. Nomás hay que ver lo que le pasó a la reciente sobre Johhny Cash; si no es porque estuvo nominada a los Óscares ni la estrenan aquí.

Pero la cosa es que vi De-Lovely, sobre todo porque Kline es uno de mis actores favoritos desde A fish called Wanda. Pero lo que más me impresionó fue la intensa vida y el deaforado talento de Cole Porter, quien triunfó de veras y se enfrentó a la adversidad con la motivación única de su capacidad creadora. Componía comedias musicales y canciones de éxito con la facilidad de quien se pone a hacer una excelente ensalada. Por ejemplo, alguien lo retó a que no podía componer una canción novedosa que incluyera la frase "Te amo", y no sólo la compuso sino que la tituló precisamente "I love you" y fue un exitazo.

Una característica de sus canciones es que juega con el ritmo y la musicalidad de las palabras y hace retruécanos, incluye modismos y no le teme a juguetear con ellas. Uno de los aciertos de la película, además de las actuaciones de Kline y Ashley Judd, en el papel de su esposa, fue la inclusión en el soundtrack (y también aparecen en la pantalla) de cantantes modernos, provenientes del pop y el rock, como Robbie Williams, Elvis Costello o Alanis Morrisette, interpretando canciones de Cole Porter con arreglos de la época.

Así, me fui a la tienda de discos y me compré unos cuantos disquitos con su música, ampliamente recomendables. Uno de ellos, interpretado por el viejo Ojos Azules, y otros tantos por diversos cantantes y orquestas.

Hay una canción que me gusta especialmente por su letra, que encierra una gran verdad de la vida en su aparente simplicidad: "Experimenta". Se las paso al costo.

Experiment

by Cole Porter
performed by Mabel Mercer, with Cy Walter and Stan Freeman

Before you leave these portals
to meet less fortunate mortals,
there's just one final message I would give to you.

You all have learned reliance
on the sacred teachings of science,
so I hope through life you never will decline,
in spite of philistine defiance,
to do what all good scientists do.

Experiment,
Make it your motto day and night.

Experiment,
And it will lead you to the light.

The apple on the top of the tree
is never too high to achieve.
So take an example from Eve.

Experiment.

Be curious,
Though interfering friends may frown.

Get furious,
At each attempt to hold you down.

If this advice you'll only employ,
the future can offer you infinite joy
and merriment.

Experiment,
and you'll see.

Escribir sin faltas de ortografía



Esto me lo encontré checando el blog del Bogarín:

Un blogger Mexicano radicado en España escribió esto en su blog sobre la campaña:

Y se trata de un importante ejercicio de autocensura y de responsabilidad con el que se anima a "los Bloggers de habla hispana a que se comprometan a hacer un uso correcto de la ortografía a la hora de escribir en sus Blogs."

Me parece totalmente pertinente la campaña para, a ver si de una vez por todas, se logra concienciar a la gente de que la libertad de expresión no se ejerce desde la chabacanería, el mal gusto, la falta de educación y, sobretodo, con faltas de ortografía. Son cosas totalmente diferentes y, algunas personas, bajo la bandera de "la libertad de expresión" no hacen sino justificar carencias, limitaciones o simples necedades.

Cierto es que debemos aplicarnos el cuento aquel de: "Quien esté totalmente libre de culpa, que tire la primera piedra". Todos, y quizás no exagero al decir que absolutamente todos, en algún momento hemos publicado alguna entrada con faltas de ortografía (motivadas principalmente por algún error de digitación o por una revisión ligera de nuestro texto), pero no hablamos ahora de esos "gazapos" producto del descuido, sino que nos referimos a textos plagados de errores garrafales o grafías incorrectas heredadas de la moderna costumbre de enviar mensajes con el móvil o participar en una sala de chat.

Desde este humilde espacio virtual nos sumamos a la campaña, deseando que no caiga en el olvido y que dé algún fruto positivo para mejorar la calidad de los contenidos de la Blogosfera.

Se trata de que incluyamos este botón en nuestro blogroll para manifestar nuestro compromiso con esta causa.

¿Te animas?

Hay un sitio de la campaña: http://escribesinfaltas.blogspot.com/