viernes, julio 23, 2010

¿Unión gremial de los escritores? Permíteme reírme

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Entrevista a Guillermo Vega Zaragoza


Por Brenda Navarro

Mayo 19, 2010/(Tomado de Lagunas Mentales.
Aparecido originalmente en el fanzine cultural 3d2)


Poeta, cuentista, narrador, sicalíptico y maestro de jóvenes generaciones, es lo que podría definir a Guillermo Vega Zaragoza, escritor mexicano que se ha vuelto parte fundamental de la formación literaria en México.

Basta con poner su nombre en algún buscador de internet para constatar la vasta información que hay de él. Podemos encontrar poemas y cuentos, así como, videos y redes sociales en las que participa de forma activa, para con ello, mantener el contacto con todos aquellos que le siguen diariamente. Especialmente, por la huella que deja en sus alumnos y alumnas de la disciplina en Creación Literaria, que imparte en diversas instituciones del país.

Guillermo Vega es un escritor de la vida cotidiana, y se alimenta de ella. “Se escribe literatura porque se busca expresar algo bellamente y penetrar a través del lenguaje en el misterio de la existencia, del alma humana”. Expresa, con la seguridad de que, es escritor porque “No sabe hacer otra, cosa, porque uno se ha cerrado los caminos para ser otra cosa”.

Vega Zaragoza es partidario de la democracia de los medios de comunicación, aplaude y practica la diversidad de formas para dar a conocer las creaciones literarias. En este sentido, encuentra a la literatura mexicana "en un proceso de redefinición. Los viejos escritores, que mantuvieron toda una cuasi dictadura sobre lo que era correcto o incorrecto escribir, afortunadamente ya están colgando los tenis, y ahora hay una gran oleada de jóvenes escritores, nacidos en las tres últimas décadas del siglo pasado, que están explorando sus propias formas y temas de creación y expresión, sin el lastre de figuras totémicas. Está bien leer y valorar en su justa medida a Paz, a Rulfo y a Fuentes, pero su tiempo ya fue. Los jóvenes están en la búsqueda de su propia voz, más amplia, menos provinciana, aunque sí detecto una cosa: una perniciosa falta de rigor para enfrentarse al texto. Como ahora resulta tan fácil publicar, por aquello de los blogs y las editoriales digitales, se olvidan de revisar y pulir el lenguaje, de la precisión que requiere la belleza literaria. Pero fuera de eso, me parecen muy vigorosas e interesantes las propuestas de los escritores actuales en todos los géneros".

Ante el cuestionamiento sobre una posible auto-sustentabilidad del escritor en un país como el nuestro, responde:

"En México no. Nunca lo ha sido, aunque sí conozco varios escritores, además de algunos consagrados, que son amigos míos y viven de lo que ganan escribiendo libros, no haciendo periodismo ni dando clases. Eso no quiere decir que todos puedan, pero sí que es posible. El problema es que en México no existe realmente un verdadero sistema literario, por así decirlo, en el que el escritor se dedique a escribir, el agente literario a vender lo que el escritor escribe, el editor a editar el libro y el librero a venderlo. Aquí el escritor tiene que hacer todo por sí mismo si quiere que lo conozcan: escribir, promoverse, editarse y vender sus libros. Sin embargo, es posible vivir de cosas aledañas a la escritura: clases y talleres, corrección y edición, el periodismo, el guionismo, la redacción de discursos para políticos, el matrimonio, el esclavismo sexual, etcétera".

Entonces, ¿Para ser escritor hay que seguir buscando los apoyos y las becas, antes que pensar en vender libros? Vega opina que es necesario pensar en ambas opciones, “pero en un país donde las ventas de libros no dan para vivir, las becas se vuelven necesarias, y para muchos indispensables, para subsistir.” Sin embargo, redondea la idea señalando que “la venta de libros no es garantía de calidad literaria. No necesariamente lo mejor es lo que más vende. En ese caso, Carlos Cuauhtémoc Sánchez sería el mejor escritor del país. Se escribe porque se quiere escribir y porque no se sabe o no se quiere hacer otra cosa. En todo caso, diría que la misión del escritor es escribir lo mejor que pueda lo que quiera escribir. Si es una obra maestra, ya es otro patín, que no lo decide él, sino la posteridad.”

En este contexto, al preguntarle si cree que, la idea de que existen más escritores que lectores sea cierto, responde tajante: “No, pero a veces parece que sí, sobre todo en el caso de la poesía. Incluso, hay poetas que parece que no se leen ni a sí mismos, porque entonces no publicarían cosas tan malas.”

Guillermo Vega, autor de libros de poesía como el de Preñar el silencio y Espejo infinito (Mención Honorífica en el Premio Nacional de Poesía Marco Antonio Montes de Oca 2001), así como de diversos cuentos entre los que podemos mencionar "Ariadna en el laberinto", "Asunto de Familia", "La culpa", "De Fornicare Angelorum", etcétera, ha apoyado a la formación de diversas generaciones jóvenes de escritores y escritoras; sabe y predica la difícil tarea de ser escritor, especialmente por la constancia y el hambre de conocimientos que se debe de tener por vocación y constancia, y reconoce además, que existe la urgencia de cimentar una literatura mexicana contemporánea, de escritores que hablen de nuestro país. “México tiene necesidad de ser contado” por lo que le pregunto finalmente, si debemos de buscar el fomento de un gremio literario, donde se discutan estos temas, Vega responde:

"¿Unión gremial de los escritores? Permíteme reírme. Te lo voy resumir parafraseando un aforismo de Woody Allen: “Los escritores son como la mafia: sólo se matan entre ellos”. Se agrupan los intelectuales, pero no los escritores. No es lo mismo ser intelectual que ser escritor, aunque se puede ser ambos. Pero el escritor es, por definición, un ser solitario, individualista, cuyo principal objetivo es escribir una obra perdurable. Si lo hace y además le queda tiempo para andar en la grilla, pues qué bien".

Escribir sobre nada

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Por Guillermo Vega Zaragoza

(Aparecido en la revista cultural En Tierra de Todos)

Se me ha pedido que escriba un artículo sobre “lo que me dé la gana”. Eso me ha recordado la frase con la que se anunciaba esa famosa serie de televisión Seinfield, que no tuvo tanto éxito en México como en Estados Unidos: “Una comedia acerca de nada”. En efecto, trataba sobre nada, o más bien, sobre cualquier cosa, sobre cualquier cosa que sucediera en la vida cotidiana de los cuatro personajes principales. La serie duró nueve años, 180 episodios y era visto por 76 millones de personas. Nada mal para un programa que trataba sobre nada.

En realidad, también la gran literatura trata sobre nada o casi nada. ¿De qué tratan, por ejemplo, El Quijote, o Ulises? De todo y de nada. Podríamos pecar de ingenuos y decir que Cervantes escribió un libro para burlarse de las novelas de caballerías y que Joyce hizo una paráfrasis de la Odisea, pero no tratan de eso, tratan de la vida, o sea, de nada. Como el magistral cuento de Efrén Hernández titulado “Tachas”, que trata precisamente de nada. Narra acerca de un muchacho que está en la clase de derecho y el profesor le pregunta “¿Qué son tachas?”. A partir de ahí, el chico se dedica a divagar, a ver por la ventana el cielo, las nubes, a la muchacha que tiende la ropa en la casa de enfrente, hasta que el profesor lo trae de vuelta a la realidad y en el mejor estilo cantinflesco, el protagonista suelta un galimatías y provoca la risa de sus compañeros. Ese es el cuento. ¿De qué trató? De nada. Y por eso es extraordinario, porque a partir de nada nos ha mostrado todo, es decir, un pedazo de vida, que es casi nada, que es a lo máximo que puede aspirar la literatura provocar la ilusión en el lector de que le está mostrando un pedazo, un fragmento de vida. No importa el género que sea: cuento, novela, poesía, teatro, ensayo.

A propósito del ensayo, el escritor David Martín del Campo dijo alguna vez que para escribir uno sólo requiere tener dos ideas y contrastarlas, a partir de ahí saldrá una tercera, entonces ya tendremos el ensayo. En realidad esto lo inventó Montaigne y antes de él Platón y antes de él Sócrates, nada más que Sócrates nunca lo escribió. Y lo siguen practicando deliciosamente escritores como Hugo Hiriart, a quien me encanta leer cada mes en la Revista de la Universidad de México. Hiriart es capaz de juntar tres fragmentos sobre tres temas y armar con ello un ensayo impecable. Altamente recomendable es el libro de Hiriart Disertación sobre las telarañas (FCE, 1988), donde lo mismo aborda y desmenuza temas y asuntos tan interesantes como el ibis, el huevo, el Apocalipsis y la mosca, el ciervo, el directorio telefónico, los instructivos, la gelatina y el cernícalo, las osamentas, el péndulo, el alfiler, el títere, la alfombra, la máscara de bronce, el matamoscas, el papalote, las dedicatorias y, desde luego, las telarañas.

O el poeta David Huerta, que toma cualquier minucia del lenguaje o la poesía y puede transportar al lector a territorios insospechados, relacionando autores, temas y referencias.

Otro autor genial, que acostumbraba escribir libros sobre cualquier cosa, era Julio Cortázar. Acabo de conseguir dos verdaderas joyas: las nuevas ediciones de Último round y La vuelta al día en ochenta mundos, publicados por Editorial RM, en formato grande, no los pequeños volúmenes de Siglo XXI. Se trata de libros “misceláneos”, como se les llamaba antes, que lo mismo incluyen relatos que ensayos que notas periodísticas que poemas. Estoy seguro que, si viviera, Cortázar amaría la Internet. De hecho, él escribió la primera novela interactiva, Rayuela (que también trata sobre nada), que ahora se llamaría hipertextual. También Cortázar fue el primer bloguero, no sólo por los dos libros mencionados, sino por Los autonautas de la cosmopista. Véase si no: entre mayo y junio de 1982, se subió a su combi, recorrió la ruta de París a Marsella y en cada lugar que le parecía interesante él bajaba su mesita y su máquina de escribir, y su mujer, la fotógrafa Carol Dunlop, capturaba imágenes. Todo eso lo pusieron en un libro. De haber existido entonces la Internet y los teléfonos inteligentes los hubieran subido a la red inmediatamente.

Aquí llegamos a una cuestión peliaguda: ¿por qué escribir sobre nada? A mí me gusta lo que dice el español Francisco Umbral en Los alucinados: “El escritor es una de las formas más corroborantes de ser hombre. Uno se está corroborando en cada línea… ¿Se elige el ser escritor por miedo a no ser, a no existir?” Es decir, se escribe sobre nada para ser, porque si no se escribe no se está viviendo, no se está siendo: “El oficio de escritor, y la materia de este oficio, consiste precisamente en decirse a sí mismo todo el tiempo, toda la vida, ininterrumpidamente”. Por eso, “cuando no se tiene nada que escribir, pero sigue escribiendo, cuando ya no tiene nada qué decir, en el puro reborde del oficio, en el visel literario de la prosa, es por donde mejor se conoce a un escritor. Escritor es el que lo es más allá de sus temas. El que sólo escribe cuando tiene algo que decir, es un señor que dice cosas”.

Y, desde luego, yo no tengo nada que decir.

jueves, julio 22, 2010

Un hombre muy bueno

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Por Guillermo Vega Zaragoza


algo debo estar haciendo mal
no es posible que tres mujeres coincidan
en que soy un hombre muy bueno
.....................................................pero no para ellas

la primera vino de lejos
pero sigue allá en su condición de isla
sirena desolada que abandona el mar
por voluntad propia
pero encabronada consigo misma
....................................................(seguro)
me dice que soy muy mal pedagogo o psicoanalista
...................................................(nunca he querido serlo)
por cuestionarla mientras espera
en la fila del cadalso
................................¿por qué no corres y te largas
.................................si todo te resulta tan insoportable?
me promete que en cuanto caiga la cuchilla
volverá a sonreír
y se tomará un café americano
a mi salud y a la suya

otra más vino de lejos
y sigue lejos
...................(cosas de la edad)
aunque ya la tuve en mi cama
pero sólo me atreví a rozarle un brazo
salió corriendo a las ocho y media
me dejó un nudo en la cabeza
pero antes
................(o después
.................no me acuerdo
.................había bebido demasiado vino tinto)
le tomé el rostro entre las manos
y le dije
¡no entiendes!
......................¡no entiendes!
.............................................¡no entiendes!
y fallé al besarla
.........................(le di en un ojo)
ella simplemente dijo
paciencia
...............(o eso recuerdo)
ahora se la pasa
mesándome los vellos de los brazos
...............peor que tortura china

la última
..............(de ella hablaré poco)
es de las que necesita coartadas
para ser ella misma
le encanta imaginarse
siendo otra que no es
me propuso algo indignante
para cualquier hombre
...............(y más a una edad como la mía)
que fuera “su amiga”
...............(¿alguien quisiera hacerme el favor
................de decirle de mi parte
................que se vaya derechito a la chingada?)

........................perdón
no se molesten
........................ya lo hice yo mismo

no necesito vejigas pa nadar

¿no oyeron que soy un hombre muy bueno
que se ahoga en el agua salada
de su propia estupidez?

martes, julio 20, 2010

Miércoles Itinerante de Poesía

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VersodestierrO
presenta
Miércoles Itinerantes de Poesía
en
Café Raíz
(Regina No. 18, Centro Histórico,
metro Isabel la Católica)
miércoles 21de julio
20:00 horas
Guillermo Vega Zaragoza
Estephani Granda Lamadrid
Israel Soberanes
Eduardo Oláiz

Modera:
Andres Cardo
y Adriana Tafoya

Fondo pictórico de
Felipe Gaytán
Ya puedes conseguir Máscara de cristal,
de Rafael Tomé, 40 Barcos de Guerra, antología de poesía
y sus editoriales (últimos ejemplares)
No hay letras para escribir tu epitafio, de Andrés
Cisneros de la Cruz, Explotó todo el aroma de la sangre, de Ian Soriano;
Jauría, de Javier Gaytán. Paisaje sobre la seda (por agotarse),
de Isolda Dosamantes y Las flores del colibrí, de Tonatihu Mercado,
entre otros títulos recientes.
La poesía no es un plagio

domingo, julio 18, 2010

Curso Arte y Cultura para Gente Ocupada en SLP

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(Dar click a la imagen para ver en grande)

Del 26 al 30 de julio su tundeteclas de confianza estará impartiendo un curso de "Arte y Cultura para Gente Ocupada" en el Centro de las Artes de San Luis Potosí Centenario.

Para los interesados, datos completos en el sitio del CASLPC: http://centrodelasartesslp.gob.mx/home/areas/literatura/

UNA ANTOLOGÍA ATÍPICA

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por Guillermo Vega Zaragoza


Publicado en La Jornada Semanal.

Sólo cuento.

Varios autores,
Universidad Nacional Autónoma de México/Dirección de Literatura,
México, 2009.

Ya se sabe: el cuento no es un género muy favorecido por las grandes editoriales. Sólo recurren a él cuando se trata de un autor conocido que asegure un mínimo de ventas, o de uno que aborde temas escandalosos. De esta forma, el cuento se ha refugiado en las empresas pequeñas e independientes, así como en las instituciones gubernamentales. Por otro lado, la lamentable desaparición de la ya mítica revista El cuento, fundada por Edmundo Valadés, y la casi clandestina distribución de El puro cuento, publicada por la editorial Praxis de Carlos López, han dejado el género prácticamente en la inopia en lo que se refiere a los medios impresos. Los pocos suplementos y revistas que sobreviven en el panorama cultural del país lo incluyen cada vez menos. Sin embargo, por fortuna, el cuento ha encontrado cobijo en internet. Es innumerable la cantidad de sitios web que lo acogen, al igual que los blogs donde los escritores incipientes –y otros no tanto– ponen sus creaciones a disposición de los lectores.

Durante casi una década, la editorial Joaquín Mortiz –ahora subsello de la multinacional Planeta– se dio a la tarea de publicar Los mejores cuentos mexicanos, donde cada año un escritor connotado seleccionaba los que, a su criterio, eran los relatos más sobresalientes publicados en revistas y suplementos. Vale la pena advertir un fenómeno en esa serie: la oferta cuentística fue aumentando en relación con el número de publicaciones consultadas: en 1999 se revisaron veintiocho revistas y suplementos, mientras que en 2006 fueron cincuenta y ocho; sin embargo, los veintidós cuentos seleccionados en esa última ocasión provinieron de sólo diez publicaciones. (El récord se lo llevó el desaparecido suplemento Confabulario de El Universal con siete textos.) No obstante, a pesar de que las últimas entregas contaron con el apoyo de la Fundación para las Letras Mexicanas, la editorial decidió sepultar el proyecto sin explicación alguna.

La mención a esta serie resulta pertinente porque hay una línea de continuidad entre aquélla y la publicación que ahora nos ocupa. Precisamente la última seleccionadora fue la escritora Rosa Beltrán, quien ahora se desempeña como directora de Literatura de la UNAM, y es bajo el auspicio de nuestra máxima casa de estudios que aparece Sólo cuento, especie de anuario o “antología de los mejores cuentos en lengua española”, como se puede leer en el colofón del volumen, y que incluye treinta cuentos de autores no sólo mexicanos sino de otras nacionalidades, como los peruanos Fernando Iwasaki y Santiago Roncagliolo, las argentinas Clara Obligado y Ana María Shua , las puertorriqueñas Mayra Santos-Febres y Ana Lydia Vega, los colombianos Mario Mendoza y Jorge Franco, y el cubano Pedro Juan Gutiérrez.

Sólo cuento es, por varias razones, una antología atípica, cuya selección y notas estuvieron a cargo de Alberto Arriaga, polémico crítico y ensayista que también se encargó de la recopilación y preselección de la mencionada colección de Joaquín Mortiz. En el prólogo, Beltrán explica los motivos y criterios para llevar a cabo esta loable empresa. En primer lugar, señala acertadamente, que “el cuento es una especie que en nuestra lengua simula estar en riesgo de extinción. No porque se haya dejado de escribir cuentos extraordinarios, sino porque por momentos éstos parecen no hallar cobijo para su publicación en libros”. Aclara que la idea de la colección es “publicar los mejores relatos de autores que están en plena producción. De modo que el interés de editar una antología anual de cuentos memorables en español no se limita a una labor de rescate. Además del interés de preservar una especie en peligro (por fin: ¿está o no en peligro?) está el de tomar el pulso a quienes hoy exploran nuevas formas de narrar una experiencia en ese género”. La autora de La corte de los ilusos reconoce que la intención de este esfuerzo es emular la apuesta de Edward O’Brien, que en 1915 propuso hacer una antología de los mejores cuentos estadunidenses, la cual ha seguido realizándose a lo largo de noventa y cuatro años.

Hasta aquí todo bien. Donde empiezan las peculiaridades es en el criterio de selección, que es, por decir lo menos, difuso. En las multimencionadas antologías de Mortiz, se seleccionaba entre los cuentos publicados en revistas y suplementos durante el año, al igual que su homóloga de Estados Unidos. En Sólo cuento no sucede así, pues se incluyen textos incluidos en libros o publicaciones que llevan varios años en circulación; por mencionar sólo el primero, el de Sergio Pitol, aparecido en Confabulario en 2005 e incluido en la antología de Mortiz compilada por la propia Beltrán en 2006. Si el criterio no es de la actualidad, ¿entonces cuál será? Lo primero que Beltrán observa “en esta muestra al leerla como un todo es la virtud de su diversidad”. Más que un conjunto de historias, “es un museo de recursos expresivos, una lección que compendia los distintos modos de presentar una trama en la que no pocas veces la vivencia se transmite a través de la confusión, la elipsis, el humor y la parodia”; es decir, lo menos que se esperaría de un buen cuento. En este sentido, las narraciones incluidas respetan y se acogen a los cánones clásicos del género. Son pocas las apuestas arriesgadas –tampoco crean que tanto– que rompen con las formas tradicionales, como las de Mayra Santos Febres o José Abdón Flores.

Por fin, más adelante nos revela el secreto: reconoce que toda clasificación es arbitraria y que los cuentos de la antología están agrupados por “atmósferas”. De esta forma, se encuentran divididos en diez secciones “atmosféricas” que Beltrán explica en las dos terceras partes restantes del prólogo.

Como ya se dijo, la antología incluye a nueve autores latinoamericanos junto a veintiún mexicanos. Tampoco se explica el porqué de esta proporción. Lo cierto es que la gran mayoría son escritores de probada solvencia en el género, con obras y premios que los respaldan –así nos lo informan las correctas notas introductorias elaboradas por Arriaga–, desde los más consagrados, como Sergio Pitol y Vicente Leñero, hasta los más jóvenes, como Gonzalo Soltero, Cristina Rivera Garza, José Abdón Flores, Ana García Bergua, Gerardo Sifuentes y Rafa Saavedra, por mencionar a algunos. La que quizá llama más a sorpresa es la inclusión de Jorge Volpi, identificado más como oficiante asiduo de la novela, aunque su cuento-ensayo coquetea con lo borgesiano y lo metaficcional.

Varias interrogantes se abren con la feliz aparición de Sólo cuento. Suponemos que seguirá el modelo de las antologías de Mortiz y O’Brien y que las ediciones subsecuentes se encargarán a escritores renombrados, pero ¿se incluirán sólo textos publicados en libros de autores consagrados?, ¿se dará espacio a los nuevos?, ¿qué pasará con los cientos, quizá miles, de cuentos que se publican en internet?, ¿no merecen ser reconocidos porque no tienen el aval de una publicación “real” o una editorial prestigiada?, ¿por qué no fueron tomados en cuenta?, ¿será la antología un proyecto estable y permanente o peligrará cuando se presenten cambios políticos y administrativos, como suele suceder en casi toda la burocracia cultural del país?

sábado, julio 17, 2010

Nuevos modelos de producción, distribución y exhibición en TOMA 11

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Ya circula el undécimo número de TOMA Revista Mexciana de Cine

HAY VIDA MÁS ALLÁ
DE LAS PANTALLAS

Nuevos modelos de producción, distribución y exhibición

• Acercamientos al inequitativo negocio de la exhibición en México, a la distribución independiente, a los circuitos alternativos, al cine vía satélite, a YouTube, a las pantallas inflables, al cine en línea.

• Testimonios de los cineastas mexicanos Francisco Vargas, Rubén Imaz y Rafael Rangel. Análisis de los fenómenos El estudiante, la piratería y el e-cinema.

• Festivales: Expresión en Corto, y La Matatena. Fotografías de Agustín Jiménez y poemas cinematográficos de Alfonso Reyes, Efraín Huerta, Renato Leduc y Carlos Pellicer.

• Alejandro Gerber aborda su película Vaho. Y desde España, un ensayo sobre el patriarcado en imágenes fílmicas.



Pocos hubieran dudado, hace apenas una década, que la única manera de ver un filme era en una sala cinematográfica. De verlo correctamente, claro, de la manera en la que todo cinéfilo aspira a disfrutar una película: proyectada en una copia de 35 milímetros, en una sala con acceso público y con horarios y rutas establecidas.

La tecnología cinematográfica, para pesar de cantidad de cinéfilos, se transforma aceleradamente y aparece con nuevas opciones para mirar miles de películas de formas muy alejadas al proyector, al negativo fílmico y a la sala oscura.

Un vistazo general a novedosas formas de producción, distribución y exhibición del cine actual integra el dossier central del undécimo número de cine TOMA, publicación bimestral de reflexión, análisis e información en torno al fenómeno cinematográfico en México y el resto del mundo, que circulará por todo el país durante julio y agosto del 2010.

De inicio, se publica un largo análisis sobre la inequidad que existe en el negocio de la exhibición y distribución de cine en México, en el que Víctor Ugalde, presidente de a Sociedad Mexicana de Directores de Cine y Medios Audiovisuales, revela que de las 340 películas estrenadas en 2009, los exhibidores tuvieron ingresos totales por 4 mil cien millones de pesos, en tanto que los productores obtuvieron únicamente mil 800 millones de pesos, de los cuales, 77.73 por ciento, acabaron en manos de las distribuidoras de Hollywood.

Páginas adelante, se nos describen las peripecias y complejidades de las pequeñas distribuidoras de cine independiente, en la pluma de Gerardo Salcedo, gerente de programación de Filmhouse. En tanto, los circuitos alternativos de cine, que van desde el Internet hasta la piratería, pasando por los maratones nocturnos, son descritos por el crítico e investigador Mauricio Matamoros.

También se añaden reflexiones de diferentes empresas que ofrecen soluciones tecnológicas alternativas. En primer lugar, la brasileña Rain Network muestra cómo el cine digital vía satélite ofrece no sólo precios más bajos con igual calidad audiovisual, sino la opción de que el público elija la cinta que quiere ver, con una diversidad de opciones de las que carece el sistema Multiplex.

Enseguida, aparece un vistazo al sitio de videos en línea YouTube, que en cinco años de existencia ha conseguido dos mil millones de consultas y la carga de 24 horas de material audiovisual al día, ahora en alta definición, como explica su gerente de comunicación para Latinoamérica, Ricardo Blanco. El fenómeno de las pantallas inflables para atraer públicos masivos en cualquier sitio es relatado por Christian Kremer, director de la alemana The Airscreen Company, así como Horacio García, de Proyección al Aire, su socio para Latinoamérica con sede en Guadalajara. Además, desde el Mercado de Cine de Cannes, tenemos una entrevista en torno al cine por Internet, teléfonos celulares y otros aparatos en línea –sin necesidad de descargas– con Sam Kleinman, director de la compañía inglesa Craze Digital.

Incluimos también tres testimonios de cineastas mexicanos en torno a sus experiencias y las reflexiones que les ha generado estrenar sus cintas. Francisco Vargas, que con una campaña publicitaria “guerrillera” con mantas y recomendaciones boca a boca logró que El violín (2005), permaneciera 16 semanas en cartelera. Rubén Imaz, director de Familia tortuga (2006) y Cefalópodo (2010), entrega un ensayo sobre la influencia de las cámaras de video baratas en la sociedad contemporánea. Finalmente, el cineasta Rafael Rangel, expone las razones por las cuales decidió estrenar su primer largometraje, El principio de la espiral (2010), directamente en DVD, y hacer un recorrido por cineclubes de arte.

El fenómeno de público que significó la cinta El Estudiante (2008), de Roberto Girault, la segunda película mexicana más taquillera del 2009, es analizado por el crítico de cine y programador Joaquín Rodríguez. La piratería y el neoconsumo aparecen en un ensayo de Ernesto Román. Y un vistazo amplio sobre los e-cinema y las copias Online, son materia del texto de Juan Carlos Domínguez Domingo.

Al terminar el dossier, se ofrecen contenidos diversos. El maestro Alfredo Joskowicz publica la quinta entrega de su recuento histórico sobre el paradigma en el cine documental, esta ocasión abordando el Cine-directo, el Free cinema y el Cinéma Verité. Abrimos una nueva sección “Entrecruces”, con un extracto del libro Los poetas van al cine (Ediciones sin nombre), compilado por Ángel Miquel. La investigadora Elisa Lozano, comparte una parte de su investigación e imágenes del archivo del cinefotógrafo Agustín Jiménez, para la sección “Fotofijas”.

Asimismo, presentamos una reseña sobre la edición 63 del Festival de Cannes, así como Expresión en corto de Guanajuato y La Matatena de cine para niños, próximos a celebrarse. La sección “Estrenos”, ofrece una entrevista con Alejandro Gerber, director de Vaho (2010). Incluimos, además, un ensayo sobre los arquetipos femeninos y masculinos en a cinematografía española, de la investigadora de la Universidad Complutense de Madrid, María Antonieta García de León.

El undécimo número de TOMA. Revista Mexicana de Cine, editada por PasodeGato, Ediciones y Producciones Escénicas, circulará durante julio y agosto del 2010 por todo el país en locales cerrados como Sanborns, Caffé Caffé, librerías Educal y Gandhi.

Para entrevistas o mayor información, comunicarse a los teléfonos 56 88 92 32 y 56 88 87 56; al correo electrónico revistatoma@gmail.com, o a las oficinas ubicadas en Eleuterio Méndez 11, Col. Churubusco-Coyoacán, C. P. 04120 en la ciudad de México.

Además, los invitamos a visitar nuestra bitácora en línea y el sitio Facebook:
http://revistatoma.wordpress.com y
http://www.facebook.com/revista.toma
Así como la página Internet:
http://www.pasodegato.com

martes, julio 13, 2010

Sobre Rafael Tomé y su Máscara de cristal

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Por Guillermo Vega Zaragoza

No tuve la fortuna de conocer a Rafael Tomé. Conocí su novela Máscara de cristal porque Andrés Cisneros y Adriana Tafoya me invitaron a escribir la nota de la solapa. La leí y me encantó. Semanas después, por los mismo Andrés y Adriana, me enteré que Rafael había fallecido y que no pudo ver su libro impreso. Toda muerte es lamentable, pero más la de un creador, porque siempre nos quedará la duda de cuáles obras pudo haber escrito de no fallecer, y en el caso de Rafa Tomé lo es aún más porque prometía regresar con más libros de este tipo, novelas desparpajadas, plenas de humor, de malicia, de saludable desmadre.

Porque hay que decirlo: la literatura mexicana en su gran mayoría ha sido muy solemne, quizá demasiado. Son pocos los ejemplos de autores que ha elegido el humor como una manera de abordar la realidad, de enfrentarse a ella, de tratar de dominarla, de exorcizar sus demonios.

También hay que decir que la gran mayoría de la literatura mexicana es elitista, no sólo por el origen de quienes la escriben y por la cantidad de lectores que la procuran, sino sobre todo por los temas que aborda, donde los elementos de la cultura popular y la cultura de masas brillan por su ausencia, por considerar que eso no da “lustre”, no da “prestigio”, es “rebajarse”, contaminarse. Fue a partir de los años sesenta, con la mal llamada “literatura de la Onda”, que los temas juveniles relacionados con el rock, el cine, la televisión y los cómics, empezaron a aparecer en nuestras letras.

Sin embargo, curiosamente, uno de los temas poco frecuentados por los autores mexicanos ha sido el de la lucha libre. El cine mexicano aportó un género único a la historia de la cinematografía, precisamente el de luchadores, el cual hizo cruces imposibles entre subgéneros, como el fantástico, el de monstruos, el de ciencia ficción, el de suspenso y hasta el de espionaje, con historias de complots sobrenaturales, internacionales y hasta intergalácticos, los cuales eran combatidos y derrotados por los superhéroes enmascarados, que además de hacer las delicias de chicos y grandes sobre el cuadrilátero, se daban tiempo de salvar al mundo.

Los escritores mexicanos le han sacado al parche precisamente por la solemnidad y el elitismo ya mencionados, y soslayaron olímpicamente el tema de los luchadores, cuando pudo haberse convertido en una verdadera mina de historias, personajes y aventuras, que podían haberse alimentado del cine y viceversa.

Afortunadamente, algunos escritores más recientes, aquellos nacidos precisamente con la televisión, el cine, el rock, los cómics, en suma, inmersos en la cultura popular, están integrando todo ese mundo entrañable en libros divertidos, antisolemnes y entretenidos que buscan identificarse con el lector.

Aunque Rafael Tomé estaba ya en plena madurez no me cabe duda que era un espíritu joven, que disfrutaba la vida y la escritura, que le encantaba compartir la literatura con los demás y hacerlos pensar, además de divertirlos, como poeta, escritor, promotor cultural, amigo.

Por todo ello es importante esta novela, que se distingue aún más por ser la única que logró legarnos su autor. Por eso, el mejor homenaje que podemos hacerle es leerla y divertirnos y pensar y regocijarnos, y seguir leyendo.

A continuación, el pequeño texto que escribí para la solapa del libro:

"La vida puede ser tan emocionante como una película de El Santo. O debería. Rafael Tomé Zamora se lanzó desde la tercera cuerda y ha escrito una novela delirante, caótica, llena de humor y con un estilo vertiginoso; sublime y alburera; pícara y kitsch; técnica y ruda al mismo tiempo. Estamos en el México de los sesentas, cuando la Ciudad de México está dejando de ser “la región más transparente” para convertirse en “la cabeza de la hidra”, la megalópolis inabarcable, insólita y abominable que es hoy. Y El Santo, el mismísimo Ruddy Guzmán, es el héroe que lo mismo atrapa raterillos de poca monta, que viaja a la Luna, que desface entuertos internacionales y aplaca complots comunistas. El héroe que nos faltó y nos sigue faltando. Un universo paralelo donde lo mismo deambula una jovencita aprendiz de periodista y Enrique Guzmán (sí, el cantante), que un chaval enamorado con los calzones parchados y Fernando Benítez (sí, el periodista, pero en papel de policía), con apariciones especiales de César Costa, José Agustín, Alberto Vázquez, Carlos Fuentes y hasta Johnny Laboriel. Homenaje, parodia, declaración de amor, ajuste de cuentas. Rafael Tomé Zamora nos aplica la de a caballo con este sorprendente librito y amenaza con regresar. Próximamente en esta sala".

(Leído en la presentación-premiere-homenaje a Rafael Tomé en el Teatro del Pueblo el pasado 2 de julio de 2010)

lunes, julio 12, 2010

Presentación de "Tributo a Sabines: He aquí que estamos reunidos" en Pachuca, Hidalgo

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Aprovecho para invitarlos a a presentación de libro He aquí que estamos reunidos: Tributo a Sabines, el cual tendrá lugar el próximo 18 de julio a las 18:30 horas en Pachuca Hidalgo, en la antigua estación del ferrocarril, en el área llamada "La Bodega" ubicado en la calle Mejía, colonia Morelos. Como referencia se encuentra junto al parque Charro.

El libro cuenta con una entrevista realizada a Jaime Sabines por Guillermo Vega Zaragoza. Participa también Fernando Reyes con el prólogo, quien además otorgó una fotografía de Sabines para la realización creativa de la portada.

Cabe añadir que el libro tiene la participación de 50 escritores importantes de gran trayectoria, como el candidato al Nobel de este año, Miguel Oscar Menassa.

El libro reune poesía, crónica, ensayos, entrevista y fotografía. Es una obra dedicada al valioso legado amoroso que nos dejó Sabines.

Espero puedan asistir a esta presentación editorial en honor a Jaime Sabines.

Presentación de la edición especial en pasta dura de "40 Barcos de Guerra"

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"Tequila", de Rubén Gámez, en el Cine Club Jaime Casilas

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Amigos, los esperamos este MARTES 13 de JULIO de 2010 con la proyección de:

TEQUILA
de Rubén Gámez
(México, 1992, 85 min.)

"Por su abnegación y valentía, esta película está dedicada a la mujer mexicana". Con esta frase inicia Tequila, que por una parte es un homenaje al innegable espíritu combativo y fuerte de las mujeres explotadas laboralmente, y que son sometidas a dobles jornadas como madres y esposas.

Con nosotros estará un maestro que ha colaborado con este cineclub desde sus inicios, Guillermo Vega, escritor, periodista, soñador, cinéfilo.

No se pierdan esta película mexicana llena de poesía que no se consigue fácilmente.

Los esperamos en nuestra sede, el Foro Hilvana (Colima 378, entre Salamanca y Cozumel, col. Roma Norte, México DF). La proyección es a las 20:00.

¡Abróchense los cinturones!

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Cineclub Jaime Casillas
¡Abróchense los cinturones!

viernes, julio 09, 2010

Cuarenta grados de narración mutante

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Por Guillermo Vega Zaragoza


El cuento es descendiente de la leyenda y de la fábula. Sus raíces son fundamentalmente orales. Es hasta la invención de la imprenta, y aún más recientemente, con la prensa industrial, que se convierte en un género literario por sí mismo, con espacios específicos en periódicos y revistas. Uno de los pioneros del cuento moderno, Nathaniel Hawthorne, tituló a su famoso libro Twice-Told Tales (Cuentos contados dos veces), porque ya eran conocidos por los lectores. Fue precisamente, a partir de la lectura de este libro, que Edgar Allan Poe estableció en 1842 los preceptos del cuento moderno, que se caracteriza por la búsqueda de un efecto en cada creación, el control integral del proceso, la supeditación de los elementos constructivos a estrictos presupuestos de economía funcional y la apelación a todos y cada uno de los sentidos impresionables del lector. Es decir, durante el tiempo de lectura el alma del lector debe estar sometida al control y las intenciones del escritor.

En el número más reciente de la revista Luvina (verano 2010), el escritor Alberto Chimal da a conocer su “Manifiesto del cuento mutante”, donde plantea aspectos sugestivos del estado actual de este género literario. En principio, Chimal señala que el cuento es antiguo, pero no es una idea fija, sino que cambia, se modifica y se adapta, de acuerdo con las condiciones de quienes los escriben y quienes lo leen. Una de las más recientes adaptaciones del cuento tiene que ver con su presentación en forma de libro. Aunque se siguen publicando en diarios, revistas y blogs, lo cierto es que la gran mayoría de los lectores se han acercado al cuento casi siempre en forma de libro, como parte de una acumulación de textos individuales y aparentemente autónomos, completos en sí mismos, sin relación unos con otros.

Sin embargo, esto no siempre es así. Dice Chimal: “La impresión producida por el conjunto puede llegar a contar tanto como el de cualquiera de los textos aislados”. Y hace una taxonomía primaria de los tipos de colecciones de cuentos. Por ejemplo, habla de las colecciones “caóticas”, donde los textos son heterogéneos y no tienen relación entre sí. Ésta es la forma en que se nos presentan la gran mayoría de los libros de cuentos. Habla también de las “novelas en cuento”, o colecciones ordenadas, donde los textos tienen varios puntos de contacto (entrelazamiento, lo denomina Chimal), sobre todo porque introducen “referencias o ecos de una historia en otra, intentando unificarlas todas en un solo mundo narrado que las abarque y en el que se pueda hallar —o inferir— cierta consistencia”. Por ejemplo, un personaje protagonista en un relato puede aparecer como secundario o incidental en otro. Este tipo de libros buscan acercarse a la novela, aunque los textos pueden leerse aisladamente sin detrimento de su comprensión.

Estas “colecciones ordenadas” están formadas por textos homogéneos no entrelazados; su homogeneidad puede ser el resultado de varios elementos: un espacio o un tiempo comunes donde se desarrollen las historias, el tema, el tono, estilo o estructura de los cuentos, etcétera. Esto ya es más difícil de conseguir, aunque en mi experiencia, tarde o temprano los cuentos de un autor terminan por tener puntos de contacto, adquiriendo una unidad no tan evidente ni explícita, pero que la experiencia del lector puede detectar.

Finalmente, Chimal aborda las “colecciones mutantes”, que son aquellas que “en vez de acercarse a la forma convencional de invención novelesca, con toda su solidez y su fuerza mimética, prefieren conservar la variabilidad de las colecciones de historias breves”. Y profundiza: “Entre ellas no se crea la impresión de un «mundo común», fijo, anclado en descripciones, caracterizaciones y cronología consistentes, y el entrelazamiento se da en cambio por medio de temas, ideas, símbolos a partir de los cuales se crean variaciones. Claramente delimitados, los diferentes cuentos producen más fácilmente resonancias intertextuales porque éstas no se agotan en la tarea de reforzar una representación (o en la sugerencia de una representación, que de hecho es lo más que la literatura puede lograr). Además, se intensifica también el que podríamos llamar efecto de eco, que tiene lugar en toda narración breve: el vislumbre de implicaciones y asociaciones más allá de lo escrito que sólo puede llegar mientras las palabras escuchadas o leídas siguen aún en la conciencia del lector”.

“Las colecciones mutantes sugieren un espacio no físico sino conceptual que agrupa a las historias y que se encuentra en constante transformación: un espacio donde las ideas y el lenguaje pueden tener primacía sobre la representación «realista» sin necesidad de abandonarla. A la vez, considerar este tipo de colecciones permite modificar el esquema mostrado previamente y sugerir con él no un movimiento sino un campo: un mapa de las posibilidades de una colección de segmentos narrativos.”

Estas reflexiones nos permiten adentrarnos en la lectura de Cuarenta grados, el primer libro de cuentos de Askari Mateos, joven escritor nacido en Oaxaca. ¿Qué tipo de colección es la suya, de acuerdo con la caracterización propuesta por Chimal? Nos encontramos con seis cuentos esmeradamente trabajados, que tienen, a primera vista, un tema en común: se trata de historias que transcurren en ambos lados de la frontera de México con Estados Unidos. Pero aún más: los personajes provienen del sur de México, de Oaxaca y Chiapas, fundamentalmente. Esto ya nos anuncia cierta unidad de espacio, de visión y de lenguaje utilizado por el autor.

A pesar de que el tema de los migrantes es el pan de cada día en los encabezados de la prensa y en los artículos de opinión de los especialistas, casi no se ha abordado esta problemática desde el punto de vista narrativo. Se habla de compatriotas indocumentados, perseguidos, deportados y hasta asesinados por la Border Patrol, pero pocas veces se muestran las historias detrás de cada nombre, que finalmente termina pasando inadvertido. Así, en estos relatos, Askari Mateos le da voz a algunos de los múltiples casos de migrantes en ambos lados de la frontera: el infierno de cruzar el desierto para llegar a la tierra prometida, un sacerdote víctima de los demonios de la carne en la ciudad del pecado, dos niños que añoran al padre migrante inmersos en la pobreza, la aspirante a actriz que cruzó la frontera para hacer realidad un sueño que se convirtió en pesadilla, la tragedia de los migrantes encerrados en un contenedor y abandonados por el pollero, la obsesión de un hombre por el juego para salir de la insoportable situación a la que se ha condenado al emigrar al norte. Se trata de un breve catálogo de personajes e historias en el que el autor nos muestra un atisbo de una angustiante realidad, de la que no está exento el humor, la ternura y la belleza.

Por otro lado, a los relatos los hermana el tono sobrio con que aborda las diferentes situaciones en que se desenvuelven los personajes. En casi todos los casos no enfrentamos a verdaderas tragedias y, sin embargo, el autor no compadece a los personajes ni trata de aleccionar al lector, guarda una prudente distancia en relación con lo narrado. Sólo dos de los seis relatos están contados en primera persona por sus respectivos personajes. Es notable la capacidad de Askari Mateos para fusionar el ambiente, el paisaje y las peripecias de los personajes, a través de imágenes claras y sugerentes. Por ejemplo, en el inicio del cuento que da nombre al volumen:

“Ve a lo lejos un lago como un gran espejo enterrado en el horizonte, siempre a la misma distancia. Luego tiene la impresión de que mira el mar y hasta cree escuchar el tumbo de las olas agolpándose en la playa. Todo es una ensoñación. Camina delante y detrás de otros tantos que como él darían lo que fuera por un poco de agua. Lo que fuera, porque ya ninguno de los que quedan quiere llegar, sino nunca haber llegado a ese lugar cuyos bordes están en algún punto de Sonora y en algún otro de Arizona”

Askari Mateos es un narrador austero y cuidadoso, su talante como escritor es clásico, con el pulso exacto que le impide desbordar la emoción que podría invadir la narración y echarla a perder. Sin grandes aspavientos, su prosa se desliza tersamente, sosteniendo la tensión que cada relato amerita.

De esta manera, Cuarenta grados podría ingresar perfectamente en la categoría de “cuentos mutantes”, en tanto, como señala Chimal, “sugieren un espacio no físico sino conceptual que agrupa a las historias y que se encuentra en constante transformación: un espacio donde las ideas y el lenguaje pueden tener primacía sobre la representación «realista» sin necesidad de abandonarla”. Su excelente factura, el estilo depurado y lo entrañable de sus historias permiten predecir que la carrera literaria de Askari Mateos nos depara grandes sorpresas.

(Algo así dije o quise decir en la presentación del libro de Askari Mateos en el Atrio Espacio Cultural el pasado 1 de julio de 2010)

martes, julio 06, 2010

La perdición de los hombres

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domingo, julio 04, 2010

Tratado de impaciencia no. 457

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El día pintaba bien. Domingo soleado. Iría a comprarme zapatos nuevos, quizá algún libro y luego a tomar un café con una linda amiga, de charla inteligente. Y como todos los domingos en la mañana, muy temprano, me dispongo a ir por mi ración semanal de revistas y periódicos. Pero antes reviso el refrigerador y me doy cuenta de que no hay leche. Decido aprovechar para comprar un par de litros en el 7 Eleven que está en la esquina a unos pasos del puesto de periódicos. El voceador me cobra y me da mis revistas en una bolsa de plástico, como siempre. Entro al 7, abro el refrigerador, tomo los cartones de leche y los deposito en el mostrador. Sin levantar la cabeza, digo cortésmente:

—Buenos días.

Quien atiende la caja no me responde. Levanto la vista: un joven alto, blanco, de cabello negro y despeinado, con la camisa del negocio desabotonada y debajo una playera roja con algún dibujo. Lo miro a los ojos, como buscando su respuesta, alguna reacción, pero rehúye el contacto visual. Mecánicamente, coloca las mercancías en el lector láser para registrar el precio. Lo miro tan fijamente que no le queda otra que mirarme.

—Pues para mí no son buenos —me dice cansinamente—. Tomando en cuenta que voy a pasarme el día aquí hasta las diez y media de la noche.

No sé qué responder. Es de esas ocasiones en que me gustaría ser como esas amigas mías que responden siempre lo primero que se le viene a la cabeza, pero yo pienso mucho antes de contestar. Lo observo sin atinar a decir nada. Ni siquiera me dice cuánto es. Observo la pantalla de la caja y le extiendo un billete. Me da el cambio.

Sólo atino a decir:

—Pues mi día sí es bueno.

Y salgo del establecimiento con la cabeza hecho un nudo y con un nudo en el estómago.

En el camino de regreso a casa, pienso que debí haberle respondido algo más inteligente, pero no se me ocurre qué. Nunca nadie me había contestado así a una formula tan común de cortesía. Es más, lo esperado es que ni siquiera te respondan, como las cajeras del metro o los choferes del microbús, pero yo de todos modos doy los buenos días, como una forma de hacer más llevadero el día para todos, a sabiendas de que cada quien vive su infierno particular y que a los demás en realidad les importa un carajo cómo te sientas o te dejes de sentir. Me dan ganas de regresar y decirle al chico que yo no tengo la culpa de que odie el trabajo de mierda que tiene, que si no le gusta que se busque otro y deje de fregar a los demás, pero no tengo el valor. Para qué, qué caso tendría. Entonces pienso en la situación insoportable que debe estar pasando no sólo él sino millones de personas en este país de mierda, con este pinche gobierno inepto y corrupto, con ese enano presidente que no se cansa de hacer pendejada tras pendejada, y que con sus necedades nos está llevando a todos al carajo, qué futuro les espera a esos jóvenes, como el chico del 7, con un trabajito de mierda y un sueldito de hambre. Y me empiezo a sentir mal por ser tan superficial y haberme sentido bien por tener dinero para comprarme zapatos nuevos e ir a tomar un café mientras hay tanta gente sufriendo, que no tiene ni para comer, y yo con mi pinche egoísmo y mis pendejadas de “buenos días”, mientras a todos se los está llevando la chingada.

Abro la puerta de mi casa. Dejo caer la bolsa con los periódicos y la leche sobre la mesa.

Mi domingo, que pintaba tan bien, se ha ido al carajo.

jueves, julio 01, 2010

Ciclo Poesía en Imágenes en el Cineclub Jaime Casillas

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En este mes de julio de 2010 el Cineclub Jaime Casillas presenta un ciclo de películas diversas que comparten una característica esencial: la poesía de las imágenes. Esta pequeña muestra viene acompañada del análisis de cuatro maestros que ayudaron a elegir la cartelera y que comentarán en los debates: Víctor Ugalde, Guillermo Vega Zaragoza, José Luis Gutiérrez Arias y Alberto Chimal.

La cita es los martes a las 20:00 en nuestra sede, el Foro Hilvana (Colima 378 entre Salamanca y Cozumel, col. Roma Norte, DF)

¡Abróchense los cinturones!

Visita el blog del Cineclub Jaime Casillas: http://cineclubjaimecasillas.blogspot.com/