miércoles, enero 26, 2011

Un poema de Margaret Atwood

Photobucket

Al fin y al cabo...


por Margaret Atwood


Al fin y al cabo, eres bastante
normal: 2 brazos, 2 piernas
una cabeza, un cuerpo
aceptable, dedos en los pies y en las manos, a veces
excéntrico, a veces sincero
pero no demasiadas veces, demasiados
aplazamientos y excusas pero

te adaptarás a todo, cumpliendo
con los plazos y con las otras
personas, fingiendo amar
a la mujer que no debes durante algún
tiempo, escuchando a tu cerebro
encogerse, tus diarios
extendiéndose mientras te haces mayor,

haciéndote mayor, por supuesto
morirás, pero aún no, sobrevivirás
incluso a mis ideas distorsionadas sobre ti

y no quiero hacer
nada para solucionarlo
tu desdicha y tu enfermedad

no estás enfermo ni eres desdichado
sólo estás vivo condenado a estarlo.


(de Juegos de poder, Hiperión, 2000)

martes, enero 25, 2011

La crítica inútil

Photobucket

La crítica inútil

por Guillermo Vega Zaragoza

Publicado en la revista cultural En Tierra de Todos
y en el suplemento
Oveja Negra del Diario Amanecer de Oaxaca.


Desde que, como dicen, tengo “uso de razón”, este país siempre ha estado en crisis. Desde cuando apenas tenía nueve años, que entramos en crisis debido a la devaluación del peso frente al dólar del final del sexenio de Echeverría, hasta ahora, en pleno siglo XXI, cuando los gobiernos panistas aplican las leoninas medidas de “austeridad” y “liberalización económica” que los acreedores internacionales (FMI y Banco Mundial) les han impuesto y que implementan al pie de la letra, con las evidentes consecuencias de depauperización e injusticia social, a las que ahora se les ha agregado la violencia y la zozobra.

Crisis, dice el DRAE, tiene siete acepciones, todas relacionadas con el “momento en que se tiene que tomar una decisión”. La que más me gusta es ésta: “Cambio brusco en el curso de una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el paciente”. Es decir, una crisis es un momento, no es un estado. No es posible estar siempre “en crisis”. ¿Entonces por qué, desde que recuerdo, siempre hemos estado “en crisis”? Y he llegado a la conclusión que es a la falta de crítica que aqueja a la grandísima mayoría de los mexicanos. Curiosamente —miren nomás—, “crítica” tiene la misma raíz que “crisis”.

En su agotadísimo libro Para saber lo que se dice II (Editorial Domés, 1992), el maestro Arrigo Coen explicó que el criterio es la “regla para apreciar la verdad o falsedad de lo que se juzga”, una “norma para atribuir valores”; es, en fin, la “capacidad de discernir”. Discernir significa cerner, o cernir, pasar por un cribo, tamizar, pasar por el cedazo, para separar. ¿Para separar qué? Lo cierto, lo valioso, de lo que no lo es. El criterio es, pues, el cedazo, el tamiz, la criba utilizada para apreciar lo verdadero, lo cierto, lo seguro. La crítica sería, pues, el ejercicio del criterio, la capacidad de discernir. Es decir, estamos en eterna crisis porque no sabemos discernir.

Cuando escucho o veo un programa de análisis deportivo—donde casi siempre se habla de futbol—, me sorprende la capacidad que tienen los periodistas para desmenuzar hasta el menor detalle de un partido, con una capacidad de análisis y observación digna de mejores causas. Me gusta pensar que si todos los problemas importantes y más apremiantes del país se analizaran con ese detenimiento, con esa pasión, con esa obsesión, otro gallo nos cantaría.

¿De veras nos cantaría otro gallo o nada más me estoy haciendo autoerotismos mentales?

En efecto, en el país hay crítica, hay voces que se atreven a discernir, a analizar y a señalar lo que debe cambiarse, a separar lo valioso de lo que no lo es. Dicen algunos: hoy en día gozamos de una libertad de expresión como nunca antes; hoy se puede decir (casi) todo sin que haya barruntos de represión como en otras épocas, sobre todo en la prensa escrita (los medios electrónicos son otra vaina) y ahora a través de la Internet, sin consecuencias… Ahora mismo, si quieres, le puedes mentar la madre al mismísimo Presidente de la República a través de Twitter y no pasa nada.

He ahí el principal problema: que no pasa nada. Para que la crítica sirva de algo debe tener consecuencias, debe provocar que las cosas cambien. ¿Cómo? Haciendo que aquellos a los que se critica tomen conciencia de que están haciendo mal las cosas y se ejerza una presión social o política sobre ellos. Pero resulta que nos podríamos pasar la vida criticando pero nada cambia positivamente; al contrario, sigue empeorando. ¿Por qué? Porque se tolera la crítica, pero no se le hace ningún caso. En un régimen represor, la menor crítica es intolerable: cadalso o cárcel. En un régimen supuestamente “democrático”, se tolera la crítica, pero no es tomada en cuenta. Se soporta y hasta se escucha, pero nunca se atiende. Es todavía peor, pues los dictadores antidemocráticos por lo menos reaccionan y tratan de acabar con sus críticos y opositores, pero los déspotas pseudodemocráticos —tanto de derecha como de izquierda— simple y sencillamente le pintan violines a los críticos. “Ni los veo ni los oigo”, como dijo el Chupacabras, a quien también se le atribuye esta máxima: “En México nunca pasa nada, y cuando pasa algo, de todos modos no pasa nada”.

Y eso se refleja en todos los ámbitos de la vida nacional: desde la política hasta la cultura y el deporte, desde el arte hasta la plaza pública, desde la casa hasta la escuela y el trabajo.

En este país, la crítica es inútil.

Y sin embargo, hay que seguirla haciendo, hasta que las cosas cambien.

lunes, enero 24, 2011

Convocatoria Diplomado en Creación Literaria INBA

Photobucket

Esta es la convocatoria para el Diplomado en Creación Literaria que se impartirá miércoles, jueves y viernes en el Centro Xavier Villaurrutia del INBA en la colonia Condesa del DF, a partir de febrero, con maestros como Ignacio Trejo Fuentes, Luis Chumacero, Alberto Chimal, Javier Malpica, Monica Beltrán Brozon, Jaime Mesa y este tundeteclas, entre otros.

Este programa se imparte los sábados en el mismo Centro y también en diversos estados de la República, como Colima y Campeche, y próximamente en otros más.


El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes

y el Instituto Nacional de Bellas Artes,

por medio de la Coordinación Nacional de Literatura,

convocan al

Diplomado en Creación Literaria

que, con una duración de nueve meses, se impartirá todos los miércoles, jueves y viernes, a partir del 23 de febrero de 2011, de 17:00 a 21:00 horas, en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia ubicado en Av. Nuevo León 91, col. Condesa, Ciudad de México.

1. El diplomado está dirigido a personas interesadas en perfeccionar su labor literaria en cualquiera de sus géneros y contará con las aportaciones de renombrados escritores.

2. Se impartirán módulos sobre poesía, cuento, novela, teatro, guión, crónica y ensayo.

3. Las personas interesadas en esta actividad formativa deberán participar en un proceso de selección, para el que deberán presentar los documentos siguientes:

-Muestras de textos, inéditos o ya publicados, en cualesquiera de los géneros del diplomado (entre 2 y 5 cuartillas).

-Breve ensayo escrito expresamente para el ingreso al diplomado, cuyo tema sea alguno de los géneros del mismo: el de mayor interés para el aspirante. Este ensayo no debe tener una extensión mayor de 3 cuartillas.

-Carta formal que detalle los motivos por los que se desea cursar el diplomado, con extensión de una cuartilla.

-Carta de recomendación firmada por una escritora o escritor de reconocida trayectoria.

4. Los documentos se recibirán en originales a partir de la publicación de la presente convocatoria y el plazo de recepción cerrará el miércoles 16 de febrero de 2011, a las 20:00 horas, en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia.

5. La documentación será evaluada y el resultado se publicará en
www.literatura.bellasartes.gob.mx el lunes 21 de febrero de 2011. Los participantes seleccionados serán notificados.

6. El cupo está limitado a 20 personas.

7. La cuota de recuperación es de $3,000.00 (tres mil pesos 00/100 m.n.) para el público en general.

8. En el caso de cubrir la cuota en una sola exhibición, se otorgará el 10% de descuento. La cuota se podrá cubrir en dos exhibiciones en cuyo caso no se aplicará ningún descuento.

9. La cuota de recuperación para estudiantes y maestros con credencial vigente será de $2,100.00 (dos mil cien pesos 00/100 m.n.).

10. Se otorgarán 4 becas completas para adultos con credencial de INAPAM.

Mayores informes:
Teléfonos: 55 53 52 68 y 69
Correo electrónico:
animacionalacreacion@inba.gob.mxEsta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla , clc.jgonzalez@inba.gob.mx


Devela Elena Sarmiento corazón de la mujer que más amó a Sócrates

Photobucket

por Agencia NOTIMEX

Publicado en Publimetro. 20-01-2011

* La escritora presentó anoche su novela “Jantipa”, en Bellas Artes

Con su novela histórica, “Jantipa”, la escritora María Elena Sarmiento develó a una mujer original en su tiempo y espacio, destacó anoche el autor, tallerista y catedrático universitario Guillermo Vega Zaragoza.

Durante la presentación de la primera obra de Sarmiento, en el Palacio de Bellas Artes, refirió que se trata de la primera publicación de la escritora, que fue su alumna en un taller de novela no hace mucho. “Ella lo trabajó como proyecto, pero era algo destinado a ser publicado”, dijo.

Añadió que luego de que tomó forma, “lo trabajamos juntos hasta que ella lo terminó con el formato de libro. Desde entonces ya se perfilaba como una novela publicable, por el esfuerzo, aciertos y desaciertos de María Elena Sarmiento”.

Con modestia y sentido del humor, se calificó a sí mismo como “franelero de la literatura”, pues “yo sólo le fui diciendo ´viene, viene´ a la autora para que ella concretara el texto que hoy presentamos y que entró al mundo de la literatura por la puerta grande, presentado en Bellas Artes”.

Invitado para comentar la obra junto con Rosario Sarmiento, Alberto Chimal y la autora, Vega Zaragoza leyó enseguida un texto preparado especialmente para la ocasión, titulado ““La mujer del filósofo“”, en el que pone en relieve cómo la autora se dio a la tarea de investigar sobre una mujer que compartió la vida con el más grande, influyente e importante filósofo de todos los tiempos: Sócrates (470-399 a.C.).

La novela aborda la vida de Jantipa, quien se entregó sinceramente y con el corazón abierto, pues para ella el amor era su fuerza más humilde. Vega Zaragoza comentó que se han escrito muchos libros sobre Sócrates, pero ninguno de ellos devela el corazón de la mujer que lo amó de forma apasionada y para toda la vida.

De Jantipa, en el acto se dijo que la historia ha sido injusta con ella al calificarla de iracunda, irascible e incontrolable, ante lo que la autora del libro lanza la pregunta: “¿Acaso luchar contra los preceptos machistas en la antigua Grecia, alzar la voz en una sociedad donde sólo lo hacían los hombres y exponer opiniones con brillante lucidez es razón para ganarse esos adjetivos?”

A la autora, consideró el tallerista y catedrático, no le interesó hacer un libro más sobre Sócrates, no obstante que en esta nueva novela histórica está plenamente reflejada la filosofía socrática, que ha estado vigente desde entonces.

viernes, enero 21, 2011

De fornicare angelorum, traducido al italiano

Photobucket
Ilustración de EKO

Aparecido en la antología Cinco Décadas de Cuento Mexicano de Héctor Perea, Gabriela Valenzuela Navarrete y Stefano Tedeschi. Traducido al italiano por Michela Guida.

Aquí se puede leer traducido al inglés por Gabriela Valenzuela Navarrete.

Y aquí se puede leer en su versión original.

De fornicare angelorum

por Guillermo Vega Zaragoza

Dicono i cinesi, che sono uomini saggi: “Per fare una zuppa di lepre, per prima cosa occorre avere la lepre” perché sanno che a volte è molto difficile catturare una lepre; per questo, quando non se ne può avere una, alcuni furfanti la sostituiscono con un gatto, che ha lo stesso sapore, malgrado la sua carne sia più dura. Questo discorso, nonostante non sembri, cade a fagiolo perché se vuoi fornicare con un angelo, la prima cosa che devi fare è procurartene uno, e questo non è un fatto secondario, giacché una lepre la puoi cacciare tu stesso con un fucile o comprarla al mercato di Sonora, ma un angelo non si trova in ogni angolo (anche se alcune donne che aspettano negli angoli sembrano angeli caduti dal cielo, ma non bisogna lasciarsi ingannare; sono falsi angeli, fanno soffrire e per di più si fanno pagare i loro favori). Catturare un angelo non è così facile come catturare una lepre, perché prima di acciuffarlo, devi vederlo e poi fare in modo che si materializzi, dato che, come tutti sappiamo, gli angeli sono esseri di spirito (non hanno corpo, quindi), però possono averlo se vogliono, e convivere (e persino coabitare) con i mortali.

Ci sono due modi per far sì che appaia un angelo. Una, canticchiando in maniera intonata le prime note della Piccola Serenata Notturna di Mozart (sì, quella di tan, tan-tàn, tan-tan, tan-tan-tan-tàn) in una mezzanotte di luna nuova. Questo lo so perché, chiacchierando dopo aver fatto l’amore con una violinista di 19 anni, che potrebbe passare lei stessa per un angelo, siamo arrivati alla conclusione che se noi mortali potessimo ascoltare una conversazione tra angeli, avremmo l’impressione che sia musica di Mozart. Di fatto, si dice che Mozart era un angelo caduto dal cielo e che lassù tardarono tanto tempo nel sentirne la mancanza, ma non appena se ne resero conto, se lo portarono via. La cosa strana in questa storia è il perchè al buon Amadeus non gli siano cresciute le ali come a tutti gli angeli. Esiste l’ipotesi secondo la quale l’atmosfera terrestre non è propizia allo sviluppo di tali appendici aeree, nonostante ad alcune donne appena gli dai le ali già vogliono una casa tutta loro.

Ma stavamo parlando della musica di Mozart. Dunque, in realtà non si sa cosa uno comunica canticchiando le suddette note, ma deve essere una specie di contrassegno, perché se tieni la canzone per alcuni secondi, puoi ascoltare il battito d’ali dell’angelo che atterra. A questo punto sarebbe meglio fare un’annotazione: molti credono ancora che per far apparire gli angeli bisogni recitare: “Angelo custode, dolce compagnia, non abbandonarmi, giorno o notte che sia”, ma questo serve solo per avvisare l’angelo custode quando andiamo a dormire, cosa totalmente inutile, come se gli angeli non sapessero quali sono i loro doveri. D’altro canto, risulterebbe di pessimo gusto fottersi il proprio angelo custode, (sarebbe una combinazione molto perversa di narcisismo e onanismo), giacché, oltre ad assomigliarci a forza di stare insieme a noi da quando siamo nati, ci conosce molto meglio di quanto potremmo farlo noi stessi, in questo modo le possibilità di nascondere le nostre reali intenzioni quando lo convochiamo sono molto remote. E pensandoci bene, in fin dei conti: cosa può avere di così eccitante fottere con la stessa entità con cui dormiamo tutte le notti?

L’altra tecnica per vedere un angelo è coglierlo di sorpresa. Di frequente gli angeli svolazzano intorno ai mortali. Alcuni li confondono con le zanzare; i più sensibili possono percepire immediatamente la presenza angelica, che li fa girare da una parte come se qualcuno li stesse guardando dall’alto. La cosa buffa è che, quando senti tale presenza, devi girarti immediatamente verso la tua sinistra, e con molta fortuna potrai vedere un angelo. Bisogna fare attenzione perché se giri la testa molto violentemente ti si può torcere il collo e non è questo lo scopo. Certamente, all’inizio sembra che non c’è nessuno e cominci a dubitare della tua saggezza, ma questo si deve al fatto che quando gli angeli si vedono scoperti da un mortale rimangono molto quieti, accovacciati, senza muovere nemmeno una piuma delle loro ali. Se chiudi gli occhi e li apri lentamente, potrai vederlo, facendosi chiaro poco a poco, come se stessi sintonizzando un canale che ha una cattiva ricezione. Appena li guardi negli occhi sanno che sono persi, che sono già visibili e allora fanno i simpatici. Il problema è che noi mortali non possiamo capirli un gran che, perché come ho già detto, le loro parole ci sembrano musiche di Mozart.

Il seguente passo è fare in modo che l’angelo si materializzi per poterlo catturare, e c’è soltanto un modo. Siccome sono abbastanza disorientati, non si rendono conto dove si spargono le loro piume e rimangono come ipnotizzati quando ne vedono cadere una, credendo che sia loro. Il trucco è far cadere davanti all’angelo una piuma di uccello (di gallina può servire, sebbene le migliori sono quelle di cigno, che assomigliano abbastanza alle sue). Lui rimarrà affascinato vedendo come cade lentamente la piuma e cercherà di acchiapparla esattamente prima che tocchi terra. In quel momento, in quel preciso momento, né prima né dopo, devi prendere l’angelo per il polso e trattenerlo con fermezza. Allora lo hai catturato. Per riscuotere successo in questo lavoro bisogna allenarsi molto, visto che un movimento falso può avere gravi conseguenze. Dicono che Lutero si allenava cercando di catturare mosche e che una volta gli cadde la candela sulla bolla papale, riducendola in cenere, e che per questo non ebbe altra scelta che iniziare la Riforma protestante.

Ma eravamo al punto in cui hai già catturato l’angelo, ben stretto per un polso. È possibile che opponga qualche tipo di resistenza, muovendo le ali freneticamente nel tentativo di sfuggire senza successo, però è necessario ricordare che noi mortali siamo più forti di loro, dato che abbiamo esercitato meglio i nostri muscoli in questo mondo e che gli angeli non sanno nulla di palestre, né di pesi, né di aerobica, perciò non hanno scampo. Una volta tranquillizzato e rassegnato alla sua nuova condizione di preda, il passo successivo è scoprire di che tipo di angelo si tratta.

Come tutti sanno, attualmente gli angeli non hanno sesso. Ci fu un tempo, proprio all’inizio del mondo, in cui lo ebbero. Potevano addirittura materializzarsi a propria volontà e convivere con gli umani come se la cosa fosse maledetta. Ma il caso volle che alcuni angeli maschi caddero davanti alle meraviglie delle donne mortali con le quali ebbero un intenso scambio carnale. Il prodotto di questa aberrazione celestiale furono i giganti, che popolarono e dominarono la terra durante secoli, fino a quando il leader rivoluzionario dei mortali conosciuto come David spaccò la testa con un tiro di fionda al presidente dei giganti che si chiamava Golia. Allora, Dio decise di fare una riforma radicale tra le truppe angeliche. Gli tolse il sesso, gli proibì di materializzarsi senza motivo di fronte ai mortali, e gli impose un regolamento più severo di quello dell’accademia militare. Certamente, nonostante Dio sia perfetto, a volte si dimentica di alcuni dettagli, per cui ci sono ancora angeli sessuati che continuano a coabitare con i mortali. I prodotti recenti di queste unioni umano-celestiali, non sono più i giganti, ma diventano poeti maledetti e fanno cose stravaganti come sposarsi con una puttana negra e contagiarsi di sifilide, o scrivono poesie portentose a 19 anni e dopo se ne vanno a commerciare schiavi in Abissinia. Tuttavia, se hai la fortuna di catturare questi angeli sessuati, mi duole informarti che è lui che ti si fotte, visto che tutti gli angeli sessuati sono maschi, malgrado non si scarta la possibilità che avendo convissuto tanto con i mortali abbiano acquisito da questi cattive attitudini e risultino essere d’entrata e d’uscita. Nonostante ciò, la cosa più probabile è che tu ti possa imbattere in un angelo senza sesso, per la semplice ragione che ce ne sono di più. Secondo l’ultimo censimento angelico che è stato realizzato tra il XII e il XIII secolo della nostra era, e i cui risultati non sono stati pubblicati fino al XIV secolo, all’inizio dell’universo le truppe celestiali sommavano 301 milioni 665 mila 722 integranti, dei quali 133 milioni 306 mila 668 sono ora angeli caduti; ossia, lavorano nella fazione di Lucifero.

Ma lasciamo perdere la statistica e continuiamo con il nostro discorso. Come dicevamo, malgrado la sua perfezione, persino al cacciatore supremo gli scappa la lepre, e nonostante gli abbia tolto il sesso, ha mantenuto inalterati i tratti sessuali secondari; cioè potremmo trovarci con angeli che un tempo furono angeli femmine o angelesse, ragion per cui conservano i loro seni celestiali (questo bisogna interpretarlo letteralmente, nonostante sia possibile incontrare donne mortali i cui seni ci possono sembrare celestiali ma in senso figurato). Questa è la spiegazione delle sviluppate ghiandole mammarie dell’Angelo della Colonna dell’Indipendenza dell’Avenida de la Reforma. L’ideale sarebbe allora catturare un angelo di quelli che una volta furono femmine, baciare i seni e succhiare i capezzoli di un angelo non è un’esperienza da disprezzare quando se ne ha l’opportunità, ma se ti tocca un maschio, non hai nessun motivo per comportarti male. Si tratta di fanciulli bellissimi (li creò lo stessissimo Dio prima degli uomini) e sono molto divertenti. Bisogna chiarire anche che gli angeli vanno sempre nudi, poiché non hanno nulla di cui vergognarsi, visto che non hanno commesso nessun peccato, non hanno freddo né caldo; pertanto, tutte quelle rappresentazioni di angeli con tuniche bianche o armature sono meri deliri dei pittori medievali e rinascimentali.

Però supponiamo che catturi un’angelessa. In primo luogo, ti sembrerà qualcosa di molto somigliante ad una Barbie con le ali, per la semplice ragione che, diciamolo scientificamente, ha la vulva sigillata. Come risulta evidente, di fronte a questa piccola eventualità, per fottersela rimane solo un modo. Adesso bisognerebbe farsi qualche domanda sulla funzione fisiologica del culo degli angeli, ma sembra che l’unica spiegazione sia quella che così lo ha voluto Dio e a questo punto non possiamo questionare sulle ragioni divine. Tuttavia, è conveniente insistere sulla sua natura. Nonostante possa essere stato penetrato molte volte, il culo di un angelo ci sembrerà sempre immacolato. Coloro che sono stati ossequiati con la benedizione di testimoniare simile spettacolo raccontano che non si compara a nessun tipo di sfintere umano immaginabile. Tuttavia, sono molti quelli che lo desiderano e pochissimi quelli che ci riescono.

Il problema ora è come fare in modo che si alzi, ma ciò dipende dal proprio genio personale, nonostante siano entità celestiali, sono abbastanza insicuri e facili da convincere, per questo non sorprende che molti di essi si siano lasciati ingannare da Lucifero, che era un angelo un po’ più furbo e ambizioso, affinché lo seguissero nella sua folle avventura di provare ad abbattere il Big Boss.

Ciò che non possiamo lasciare senza una spiegazione è la questione delle ali, dato che è necessario imparare a lottare con esse perché non siano di ostacolo durante il processo di sodomizzazione. Le estremità aeree sono le parti più sensibili di un angelo. Un qualsiasi lieve sfregamento gli fa provare dolori indicibili ed emettere delle urla da brivido come se lo stessero scuoiando. Perciò bisogna fare molta attenzione e non arrendersi di fronte alla tentazione di utilizzare le ali dell’angelo come appoggio al momento della fornicazione. Riconosco che non toccare le ali può risultare molto difficile, soprattutto perché una volta che è stato penetrato, l’angelo entra in una specie di raptus frenetico ed inizia a scuotere le ali, come se volesse prendere il volo. Alcuni ci riescono, ma brevemente, per cui conviene non spaventarsi di fronte alla possibile eventualità che i tuoi gioielli potrebbero andarsene in cielo con tutto il resto e l’angelo, ma si tratta di una sensazione momentanea. Dall’altra parte, esistono prove di angeli che, quando li si sta cavalcando, diventano chiacchieroni e iniziano a raccontare storie intelligibili per noi mortali, per cui ci sembra che stanno intonando un’opera in polacco.

Una volta che abbiamo saziato i nostri istinti mortali nel ricettacolo celestiale dell’angelo, si raccomanda di intonare insieme tutto il Concerto per Clarinetto di Mozart, che è quello che preferiscono fare gli angeli dopo aver fornicato, invece di fumarsi una sigaretta e conversare sulla propria vita e le sue precedenti relazioni. Nel caso in cui uno si addormenti, cullato dalla voce dell’angelo, si raccomanda di lasciare la finestra aperta così può andarsene silenziosamente.

Per concludere, è necessario dare un suggerimento. Gli angeli diventano furiosi se non si sentono soddisfatti dopo lo scambio di fluidi con un mortale. Davanti alla capacità amatoria dell’uomo moderno ogni volta minore (già lo sappiamo: è colpa dello stress, dell’inquinamento, dei cibi transgenici, eccetera), l’indice di insoddisfazione angelica è aumentato considerevolmente negli ultimi anni. Per cui se dovesse essere questo il caso, la vendetta celestiale è implacabile. Per cominciare, ti fanno dormire profondamente; quando ti svegli, senti un dolore indicibile alle gonadi e credi che sia stato tutto un sogno e che potrai fottere così solo in cielo, una volta morto. Allora potrai passare la tua vita cercando una donna che somigli all’angelo, perché credi che la visione del sogno sia stata un messaggio divino. Può essere che non incontrerai mai quella donna con la faccia d’angelo, o forse se la incontrerai non dubitare di sposarti con lei. Lì inizierà l’inferno e si sarà compiuta la vendetta dell’angelo. Per tutto questo si raccomanda di fare molta attenzione e non dare gatto per lepre quando si tratta di fottere con un angelo.

Traduzione italiana di Michela Guida

Fuente: Dal libro Antología de lo indecible. México, Plan C Editores-CONACULTA-FONCA, 2004.

miércoles, enero 19, 2011

La Culpa

Photobucket

(Para festejar la aparición de la edición remasterizada de Pretty Hate Machine, el genial disco debut de Nine Inch Nails en 1989, comparto este cuento, aparecido en mi libro Antología de lo indecible y en la antología Di algo para romper este silencio. Celebración por Raymond Carver, que precisamente tiene como soundtrack la música de ese extraordinario álbum).


La culpa
Por Guillermo Vega Zaragoza


“Oye, Dios: creo que me debes una gran disculpa”
Trent Reznor.

Estaba saliendo de su penúltima crisis. Se divorció porque había dejado de querer a su marido, pero sobre todo porque se consiguió un amante, al que mantenía en secreto y al que sólo identificaba con sus iniciales: PP. El Peter Pan, le decía ella. Finalmente se fue a vivir con el PP, quien se cansó bien pronto de las responsabilidades de la vida en pareja y le empezó a buscar defectos a ella para se hartara y lo dejara en paz. Y decidió pegarle en lo que más le dolía: la edad.

En realidad no era vieja, ninguna mujer es vieja a los 37 años, pero era un hecho que ciertas partes de su cuerpo empezaban a ceder ante la ley de la gravedad, así que se inscribió en un gimnasio y se dedicó con inusual disciplina a los aerobics. No obstante, el PP estaba decidido en hacer realidad sus peores pesadillas. Discutían y peleaban, incluso habían llegado a los golpes, pero las reconciliaciones siempre culminaban en apoteósicas encerronas de fin de semana.

En una de aquellas reconciliaciones, luego de una batalla campal con platos rotos e insultos al por mayor, todo debido a que el PP no le había quitado la vista de encima a una edecán del seminario al que los invitaron en Chiapas, estaban cogiendo y él le comía deleitosamente el sexo. De repente, el Peter Pan se detuvo, ella le urgió a que siguiera, pero no sucedió tal. Le preguntó qué le pasaba. “Tu coño sabe a vieja”, le dijo. Ella le propinó un certero rodillazo que le rompió la nariz y le aflojó tres dientes. No le dio tiempo ni de vestirse ni de recoger nada. Se envolvió en una sábana, subió al coche y se fue a casa de sus papás. Dejó todo en el departamento del PP: ropa, libros, discos, muebles, cuadros. No quería saber más del Pinche Pendejo, como ahora le dice. Finalmente, se salió con la suya: a las pocas semanas lo vio con una jovencita de 20 años colgada del brazo.

Sin embargo, la ruptura coincidió con el cambio de sexenio y se quedó sin trabajo. Le dieron una buena cantidad de dinero como liquidación. Y se fue a Europa, sola, con la firme intención de reencontrarse con ella misma. El problema fue que ella misma se quedó en México y al regresar, casi acabándose de bajar del avión, se estampó con un trailer en el cruce de Misterios y Circuito Interior. El Tsuru nuevecito quedó deshecho, pero ella todavía pudo salir del carro, hablar por teléfono al seguro y sentarse en la banqueta a esperar. Era de noche y llovía copiosamente, así que se llevó la mano a la frente para enjugar las molestas gotas que le empañaban la visión y sólo entonces se enteró que estaba bañada en sangre. Le dieron siete puntadas en la cabeza y de pura suerte no se fracturó el cráneo. Por eso tuvieron que cortarle su querido y cuidado cabello y ahora conserva el corte casi a rape, que permite apreciar las cicatrices y la hace ver como una bella Sargento Ripley.

Con esa pinta entró a La Culpa, el antro de moda en entonces, uno de esos bares que empezaban a proliferar por toda la ciudad. La fórmula era sencilla: acondicionaban una vieja casona, la medio restauraban, le metían unos bancos, unas mesas, una barra, y a hincharse de billetes, alcoholizando burócratas y pubertos en proceso de reviente.

El lugar le pareció agradable. Tenía dos plantas: en la de arriba había pista de baile, tiro al blanco con dardos y hasta mesa de billar; en la de abajo, más íntima, sólo una barra y algunas mesas. Prefirió ésta. Se sentó en la barra, junto a dos hombres que platicaban animadamente y bebían cerveza. Ni siquiera voltearon a mirarla. Estaba muy contenta porque parecía que por fin se le haría lo de un nuevo trabajo. El tipo más próximo a ella vestía una chamarra negra, holgada, con el escudo de un equipo de americano. Tenía el cabello largo, castaño, que se adivinaba sedoso bajo la gorra negra de beisbolista. Le llamaron poderosamente la atención las grandes manos masculinas, quizá un poco desproporcionadas para lo delgados que se adivinaban los brazos bajo la chamarra, además de que no parecía muy alto, aunque pensó que era engañoso eso de la altura cuando uno está sentado.

Ella pidió un margarita y sólo entonces el tipo de la gorra le obsequió un furtivo vistazo a las bien torneadas piernas que revelaba la minifalda que vestía. Ella lo observó, él levantó la cara y sus miradas coincidieron el tiempo suficiente para que ella se atreviera a sonreír y advertir unos ojos claros y bellos enmarcados por cejas pobladas y simétricas. Pero él ni se inmutó y siguió platicando con su camarada. Ella le espetó: “¿Qué? ¿Te parecen poca cosa mis piernas?” Él no se apresuró a contestar. Tomó un largo sorbo de cerveza antes de verla de soslayo: “Al contrario: son demasiado para mí”. Entonces la miró a los ojos y sólo entonces le sonrió: bajo la barba de días adivinó el que entonces le pareció unos de los rostros más bellos que ella hubiera visto en su vida. “Víctor”, dijo él y le extendió la mano. Ella apenas logró a balbucir su nombre.

A partir de ese momento, no existió para ella nada más que Víctor. Le contó sus aventuras y desventuras, lo del divorcio, lo del viaje, lo del accidente, aunque consideró necesario ahorrarse lo del PP y lo de los dientes rotos. Él era ingeniero de sonido, sobre todo de películas y comerciales, un mago de la computación que tenía todo un arsenal de aparatos, la última tecnología que si quería podía enseñárselos en su departamento. Perdió la cuenta de los margaritas y fue dos veces al baño, mientras él seguía bebiendo cerveza sin inmutarse ni moverse del asiento siquiera.

Al regresar la última vez, Víctor le tomó la mano, le besó la palma y le pidió que se fueran de ese “infecto lugar”, arrastrando las sílabas de la palabra “infecto”. Ella aceptó con un suspiro. Entonces se percató de que el camarada de Víctor había estado todo el tiempo junto a ellos, sin pronunciar palabra. Víctor pidió la cuenta y sólo le dijo: “Vámonos”. El camarada se bajó del banco, se arremangó la chamarra y cargó a Víctor como se carga a las recién casadas cuando van a entrar a su nuevo hogar.

En el asiento más trasero de la camioneta Suburban, Víctor la besa y ella no lo rechaza. Hurga anhelante en los recovecos de la blusa y la entrepierna de ella, hasta que logra, por fin, remover la pantaleta e introducir los dedos en su intimidad. “No”, dice ella, al tiempo que aparta las grandes manos de Víctor y se acomoda la ropa. Llegan a la casa, que en realidad se trata de una amplia bodega acondicionada como habitación. En el fondo está el equipo de sonido, que más bien se le imagina como una cabina de avión.

El amigo posa suavemente a Víctor en una silla de ruedas motorizada. “¿Todo bien?” dice y sale silenciosamente. Víctor enfila su vehículo hacia los aparatos de sonido y coloca un disco compacto en el reproductor. Retumban las notas del primer disco de Nine Inch Nails a todo volumen: “Inclínate ante tu amo, porque vas a recibir lo que mereces”, vocifera Trent Reznor desde los altavoces. En medio de todo el escándalo ella se da cuenta de que Víctor le habla porque sus labios se mueven pero no puede oír nada. Se acerca a él y apenas alcanza a descifrar un “Desvístete”. Ella mueve la cabeza en señal de que no entiende. Víctor baja el volumen y ruge: “Que te desvistas. Al compás de la música”, y vuelve a subir el control hasta el 10. Ella se queda inmóvil unos instantes. Empieza a mover las caderas y a desabrocharse con parsimonia la blusa y la falda, para quedar finalmente en sostén y pantaleta.

Acaba la canción y Víctor le ordena con un ademán que se acerque. Con un solo movimiento libera sus pechos de la prisión de encaje y mira fijamente los atónitos pezones. Los mordisquea ávidamente mientras con la mano se abre camino por entre la tela de la pantaleta y, ahora sí, sin ningún obstáculo, introduce los dedos en la húmeda cavidad. Ella gime, al tiempo que acaricia los largos y sedosos cabellos de Víctor. De repente, ella se aparta y se hinca ante él, que la mira desconcertado. Sus manos empiezan a recorrer las delgadas y menguadas piernas de él, por encima del pantalón de mezclilla, e intenta desabrocharle el cinturón. Víctor le da un violento empellón y ella cae de nalgas, desnuda, con las piernas abiertas. Víctor llora y murmura: “No entiendes nada”.

Ella lo estrecha contra su pecho. Logra calmarlo un poco, mientras la voz del cantante sentencia: “No puedo dejar de pensar que Cristo nunca tuvo que soportar algo como esto”. Ella lo toma en sus brazos y lo coloca cuidadosamente en el suelo, como se hace con algo muy preciado y frágil. Parece pesar muy poco. Le desabotona la camisa y empieza a lamer, besar y morder su torso hasta que llega a la cintura y sin ningún impedimento abre la bragueta. Bajo la macilenta luz, puede ver el enjuto miembro de Víctor como un solitario ojo apagado. Ella lo devora y su lengua juguetea con él como si se tratara de una aceituna. Víctor, por fin, se deja hacer, llorando en silencio, sin que su mustio miembro parezca querer dar signo alguno de vida. Ella lo succiona, lo engulle, lo exprime y se afana en su esfuerzo hasta lograr arrancarle unas pálidas y dolorosas gotas blancas. Víctor grita y se estremece violentamente. Ella se recuesta a su lado, tratando de calmarlo, cubriéndolo con su cuerpo desnudo.

Las bocinas exhalan una última verdad: “ “Si fuera dos veces el hombre que puedo ser, aún así sería la mitad de lo que necesitas”.

lunes, enero 17, 2011

Descanse en paz la maestra Lilia Márquez

Photobucket
Lilia Márquez Balderas a los 7 años.

El pasado viernes 14 de de enero mi querido amigo el escritor Jesús Vicente García me informó, mediante un mensaje de texto, del fallecimiento de la maestra Lilia Márquez Balderas acaecido el día anterior. Sus restos fueron cremados en el Parque Memorial.

Quizá para muchos no represente nada el nombre de la maestra Lilia, pero sí lo fue y lo será para generaciones completas de estudiantes del Colegio de Bachilleres, donde la maestra impartió clases de Literatura desde su fundación en 1974 y durante muchos años colaboró en la Coordinación de Difusión Cultural de dicha institución, llevando cada semana sus “Encuentros con la inteligencia” a los 20 planteles del colegio.

¿Qué eran esos “Encuentros con la inteligencia”? Cosas muy sencillas, pero muy significativas: cada semana un escritor, reconocido o de trayectoria incipiente, se presentaba ante un auditorio abarrotado de inquietos y entusiastas estudiantes, con los que conversaba sobre su vida y su oficio, leía alguna muestra de su obra y respondía a las preguntas de los muchachos.

Tuve la suerte de ser invitado por la maestra Lilia a dos de esos encuentros, en los planteles de Neza y Milpa Alta, gracias a la recomendación de Jesús Vicente García, que había trabajado en el área de Comunicación Social de Bachilleres. La primera vez una camioneta llegó por mí a casa a recogerme. Junto con el chofer estaba la maestra Lilia: una mujer menudita, de sonrisa franca y ojos vivarachos, vestida con digna modestia. Muy buena conversadora, oriunda de Chignahuapan, Puebla, la maestra de inmediato y me contó varias de las anécdotas que había vivido al lograr que aceptaran ir a sus encuentros escritores como José Emilio Pacheco o Carlos Monsiváis, entre muchos otros.

Lo que más me llamó la atención fue que una labor tan loable era, sin embargo, producto del empeño y el esfuerzo individual de la maestra. Con algo de amargura, se quejaba del poco apoyo institucional con el que a veces contaba, incluso hasta para dar un diploma a los invitados, porque, hay que decirlo, no pagaban nada, todo era por puro amor al arte. Por eso mismo, la maestra se desvivía por atender a los invitados (a sabiendas de lo “delicaditos” que son algunos escritores), los presentaba con las autoridades del plantel y les entregaba un reconocimiento (a mí me tocó una figurita de vidrio).

Pero lo más importante era el contacto con los jóvenes, ávidos por conocer más acerca de los autores y de las obras, y sobre todo, el haber conocido a esa mujer excepcional, que a pesar de sus padecimientos de salud (era diabética), todas las semanas estaba lista para realizar sus “Encuentros con la inteligencia”. Lo triste, como en muchos de estos casos, es que con su lamentable ausencia física también desaparecerá ese esfuerzo que durante años mantuvo vivo: el de acercar a los jóvenes a la literatura que ella tanto amaba y veneraba.

Aquí les dejo una bella y amplia semblanza que sobre ella realizó la escritora catalana Blanca Martínez Fernández para la revista electrónica Ide@s CONCYTEG, de febrero de 2009, publicación editada por el Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Guanajuato (CONCYTEG). Está en formato PDF:

Descanse en paz la maestra Lilia Márquez Balderas. Siempre la recordaremos.

lunes, enero 10, 2011

Jantipa en Bellas Artes, enero 19, 7 pm.

Ediciones B México
Enero, 2011

Invitación
hr1
Presentacion del libro Jantipa

Acerca de libro:
Seguramente hay muchos libros sobre Sócrates, pero ninguno de ellos devela el corazón de la mujer que lo amó de forma apasionada y para toda la vida: Jantipa. La historia ha sido injusta con ella al calificarla de iracunda, irascible, incontrolable. ¿Acaso luchar contra los preceptos machistas en la antigua Grecia, alzar la voz en una sociedad donde sólo lo hacían los hombres y exponer opiniones con brillante lucidez es razón para ganarse esos adjetivos? Jantipa no fue una mujer que se dejara dominar; prefirió la discusión razonada al silencio sumiso.

Esta historia es la de la mujer que compartió la vida con el más grande e importante filósofo de todos los tiempos; es la vida de quien se entregó sinceramente y con el corazón abierto. Para ella el amor era su fuerza más humilde.

hr1
Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter Ediciones B México
Yendi Ramos
Prensa
yramos@edicionesb.com
tel. (55) 11 01 06 66
Ediciones B México Todos los derechos resevados

¡Ya basta de sangre!

viernes, enero 07, 2011

Se escribe porque no se sabe hacer otra cosa

Photobucket
Cyril Connolly, autor de La tumba sin sosiego.

Hace unos meses, la siempre inquieta Brenda Navarro me hizo una entrevista por correo electrónico para publicarla en un fanzine. Revisando mis archivos me la encontré completa y creí que resultaría interesante compartirla aquí, así, tal cual se la mandé.

ENTREVISTA A GUILLERMO VEGA ZARAGOZA

1.- Escribir, ¿para qué?

En principio, porque no se sabe hacer otra cosa, porque uno se ha cerrado todos los caminos para ser otra cosa. Luego, se escribe literatura (porque los periodistas también escriben) porque se busca expresar algo bellamente y penetrar a través del lenguaje en el misterio de la existencia, del alma humana. El español Francisco Umbral dice en su libro Los alucinados: “El escritor es una de las formas más corroborantes de ser hombre. Uno se está corroborando en cada línea… ¿Se elige el ser escritor por miedo a no ser, a no existir?” Es decir, se escribe para ser, porque si no se escribe no se está viviendo, no se está siendo. Y abunda: “El oficio de escritor, y la materia de este oficio, consiste precisamente en decirse a sí mismo todo el tiempo, toda la vida, ininterrumpidamente”. Por eso, dice Umbral, “cuando no se tiene nada que escribir, pero sigue escribiendo, cuando ya no tiene nada qué decir, en el puro reborde del oficio, en el visel literario de la prosa, es por donde mejor se conoce a un escritor. Escritor es el que lo es más allá de sus temas. El que sólo escribe cuando tiene algo que decir, es un señor que dice cosas”.

2.- ¿Por qué escribir en México?

Pues porque aquí se nace. Es un simple accidente geográfico, pero igual podría ser en China, Perú, Suiza o Timbuctú.

3.- ¿Cómo ves la creación literaria en México?

Veo que está en un proceso de redefinición. Los viejos escritores, que mantuvieron toda una cuasi dictadura sobre lo que era correcto o incorrecto escribir, afortunadamente ya están colgando los tenis, y ahora hay una gran oleada de jóvenes escritores, nacidos en las tres últimas décadas del siglo pasado, que están explorando sus propias formas y temas de creación y expresión, sin el lastre de figuras totémicas. Está bien leer y valorar en su justa medida a Paz, a Rulfo y a Fuentes, pero su tiempo ya fue. Los jóvenes están en la búsqueda de su propia voz, más amplia, menos provinciana, aunque sí detecto una cosa: una perniciosa falta de rigor para enfrentarse al texto. Como ahora resulta tan fácil publicar, por aquello de los blogs y las editoriales digitales, se olvidan de revisar y pulir el lenguaje, de la precisión que requiere la belleza literaria. Pero fuera de eso, me parecen muy vigorosas e interesantes las propuestas de los escritores actuales en todos los géneros.

4.- ¿A qué le atribuyes que haya más hombres que mujeres en la vida literaria?

Eso era antes. Ahora lo dudo. Creo que hay muchas mujeres escribiendo. Nada más hay que ver los talleres literarios, las escuelas de escritores y las facultades de letras. Ahora, que las editoriales sigan pensando en “literatura femenina” me parece una tontería. No hay literatura femenina ni masculina. Hay literatura, punto.

5.- ¿Crees que hay unión gremial en México? Si, no, ¿Por qué?

¿Unión gremial de los escritores? Permíteme reírme. Te lo voy resumir parafraseando un aforismo de Woody Allen: “Los escritores son como la mafia: sólo se matan entre ellos”. Se agrupan los intelectuales, pero no los escritores. No es lo mismo ser intelectual que ser escritor, aunque se puede ser ambos. Pero el escritor es, por definición, un ser solitario, individualista, cuyo principal objetivo es escribir una obra perdurable. Si lo hace y además le queda tiempo para andar en la grilla, pues qué bien.

6.- ¿Es posible la autosustentabilidad en el escritor? ¿Qué hace falta?

En México no. Nunca lo ha sido, aunque sí conozco varios escritores, además de algunos consagrados, que son amigos míos y viven de lo que ganan escribiendo libros, no haciendo periodismo ni dando clases. Eso no quiere decir que todos puedan, pero sí que es posible. El problema es que en México no existe realmente un verdadero sistema literario, por así decirlo, en el que el escritor se dedique a escribir, el agente literario a vender lo que el escritor escribe, el editor a editar el libro y el librero a venderlo. Aquí el escritor tiene que hacer todo por sí mismo si quiere que lo conozcan: escribir, promoverse, editarse y vender sus libros. Sin embargo, es posible vivir de cosas aledañas a la escritura: clases y talleres, corrección y edición, el periodismo, el guionismo, la redacción de discursos para políticos, el matrimonio, el esclavismo sexual, etcétera.

7.- ¿Será cierto que hay más escritores que lectores?

No, pero a veces parece que sí, sobre todo en el caso de la poesía. Incluso, hay poetas que parece que no se leen ni a sí mismos, porque entonces no publicarían cosas tan malas.

8.- ¿Cuál es el fin último del escritor?

Para contestarte, me voy a permitir citar los dos primeros párrafos de un libro que todo aquel aspirante a escritor debería leer. Se trata de La tumba sin sosiego, del crítico inglés Cyril Connolly. Y estos párrafos deberían copiarlos, enmarcarlos y colgarlos junto a su mesa de trabajo para que nunca se les olviden:

"Cuantos más libros leemos, mejor advertimos que la función genuina de un escritor es producir una obra maestra y que ninguna otra finalidad tiene la menor importancia. Por obvio que esto sea, ¡qué pocos escritores serán los que lo admitan, o que, aun admitiéndolo, se sentirán dispuestos a dejar a un lado la labor de iridiscente mediocridad en la que se hallan empeñados! Los escritores siempre esperan que su próximo libro va a ser el mejor de ellos, pues no quieren reconocer que es su modo de vivir presente lo que les impide el crear nada mejor o diferente".

"Todas las incursiones en el periodismo, la radio, la propaganda y el cine, por grandiosas que sean, están de antemano destinadas a la decepción. Poner lo mejor nuestro en estas formas es otra insensatez, pues con ello condenamos al olvido las buenas ideas lo mismo que las malas. En la naturaleza de tales trabajos está el no perdurar, así que nunca deberíamos emprenderlos. Los escritores enfrascados en cualquier actividad literaria que no presuponga el intento de crear una obra maestra son víctimas de sí propios y, a menos que estos autoaduladores se limiten a considerar aquellas actividades como su contribución al esfuerzo de guerra, tanto les valdría el pelar patatas".

9.- ¿Qué necesitas para decir que ya cumpliste tu misión literaria?

No creo que haya algo así como “una misión literaria”. Se escribe porque se quiere escribir y porque no se sabe o no se quiere hacer otra cosa. En todo caso, no siendo tan drástico como Connolly, diría que la misión del escritor es escribir lo mejor que pueda lo que quiera escribir. Si es una obra maestra, ya es otro patín, que no lo decide él, sino la posteridad.

10.- ¿Apoyos y becas o mejor más venta de libros?

Diría que ambas, pero en un país donde las ventas de libros no dan para vivir, las becas se vuelven necesarias, y para muchos indispensables, para subsistir. Sin embargo, lamentablemente, los apoyos por parte del Estado también funcionan como método de cooptación y, sobre todo, para que las camarillas locales y nacionales se repartan el pastel en detrimento de una distribución adecuada de los recursos, repartiéndoselos entre sus cuates y amantes, en lugar de distribuirlos entre aquellos que vale la pena apoyar por la calidad de su trabajo. Ahora, la venta de libros no es garantía de calidad literaria. No necesariamente lo mejor es lo que más vende. En ese caso, Carlos Cuauhtémoc Sánchez sería el mejor escritor del país.

Etiquetas:

jueves, enero 06, 2011

Cimientos de papel

Guión fílmico y literatura

La revista cine TOMA publica su número décimo cuarto, primero del 2011

Vicente Leñero, Guillermo Arriaga, Laura Esquivel, Beatriz Novaro y Michael Rowe dan su punto de vista sobre la creación del guión cinematográfico en México.

Sobre la sobre la adaptación literaria al cine se incluyen ensayos de José Antonio Valdés y Ricardo Pohlenz; un testimonio de Ursula K. LeGuin, y dos poemas de Pablo Soler Frost.

En estrenos: José Luis Gutiérrez Arias y el remake de Marcelino Pan y Vino; Gustavo Loza y La otra familia; Araceli Santana y el documental Blattangelus, así como los cortos animados Morphos y Cíclope, de Carlos Morett.

Festivales: Ambulante, FICUNAM y FICCMéxico. Fotofijas con imágenes inéditas del archivo de Tomás Montero Torres, reportero gráfico. Ensayos de Lauro Zavala y Jorge Fons.

El origen de toda película no se encuentra en los rollos de celuloide ­–o en los discos duros digitales–, en los ensayos actorales ni en la construcción –real o virtual– de foros y escenarios, sino en la letra escrita, como ocurre con buena parte de la creación humana en la civilización occidental. La escritura es el basamento. Y en el ámbito cinematográfico, la semilla de lo que vemos en pantalla se encuentra en el guión.

Justamente a explorar las relaciones entre el guión y la realización cinematográfica, así como a revisar las obras literarias que devienen en productos fílmicos, está dedicado el dossier central del décimo cuarto número de cine TOMA, publicación bimensual de reflexión, análisis e información en torno al fenómeno cinematográfico en México y el resto del mundo, que circulará por el país durante enero y febrero.

Una larga entrevista sobre el relato con el escritor Vicente Leñero, en la que aborda su célebre trayectoria como adaptador y guionista, pero también como tallerista de decenas de escritores especializados en este ámbito, realizada por Guillermo Vega, abre las páginas de la revista. En seguida, el escritor y director Guillermo Arriaga explica los porqués de su afán reivindicatorio del guionista –un término que le parece peyorativo– como literato, en la charla que sostuvo con Javier Pérez. En seguida, la novelista Laura Esquivel ofrece su punto de vista sobre qué historias debe elegir cada uno para contar para el cine y la violenta moda del “terrorista de la imagen”. Beatriz Novaro explica que el escritor para cine no sólo debe tener facultades para la literatura sino para la gramática cinematográfica. Y Michael Rowe narra las dificultades que enfrentó para encontrar quién dirigiera su guión de Año bisiesto, por lo que acabó por encargarse él mismo de su realización.

Las dos adaptaciones fílmicas del cuento El gallo de oro, de Juan Rulfo, la de Roberto Gavaldón y la de Arturo Ripstein, son analizadas por el crítico José Antonio Valdés Peña; por su parte, Ricardo Pohlenz revisa los casos de David Cronenberg y William Burroughs, Ridley Scott y Phillip K. Dick, y Charlie Kaufman con Susan Orlean para describir el complejo y caótico camino de la adaptación al cine. Incluimos las dos cartas que la escritora Ursula K. LeGuin ha dirigido a sus lectores tras las sendas entregas de Terramar para el Sci-Fi Channel y para los estudios Ghibli. Y Pablo Soler Frost publica un par de poemas inéditos sobre cine.

Además del dossier, se ofrecen otros contenidos. José Luis Gutiérrez Arias aborda la adaptación mexicana del Marcelino Pan y Vino, en charla con Guillermo Vega. Gustavo Loza habla sobre la adopción homoparental, tema de su próxima cinta, La otra familia, en entrevista de Javier Pérez. Araceli Santana habla sobre su documental Blattangelus, que aborda la Iglesia de la Reconciliación Universal, en entrevista con Salvador Perches. Y Carlos Morett habla sobre sus cortometrajes animados realizados en España, Morphos y Cíclope, con Julieta Sánchez.

El maestro Alfredo Joskowicz publica la octava parte –y final–, de su revisión histórica sobre el paradigma en el cine documental, hablando ahora sobre los años recientes y el avance vertiginoso de la digitalización en el cine. En otro ensayo, el analista y teórico Lauro Zavala aborda la fragmentada investigación cinematográfica en América Latina. Y Jorge Fons nos comparte sus reflexiones sobre el libro Surgimiento de la industria cinematográfica y el papel del Estado en México (1895-1940), de Rosario Vidal Bonifaz.

También se ofrecen adelantos a diversos festivales: la sexta edición Ambulante, en voz de su nuevo director, Ricardo Giraldo; la selección autoral e independiente para la primera edición del FICUNAM, en palabras de su directora, Eva Sangiorgi, y el FICCMéxico, que organiza la Secretaría de Cultura capitalina en el Zócalo. La coordinadora de la Cineteca Zacatecas, Brenda Rodríguez, reflexiona sobre el cineclubismo, y el nuevo documental de Patricio Guzmán, Nostalgia de la luz, es motivo de diversas reflexiones de Pablo Gleason.

El décimo cuarto número de TOMA. Revista Mexicana de Cine, editada porPasodeGato, Ediciones y Producciones Escénicas, circulará durante noviembre y diciembre del 2010 por todo el país en locales cerrados como Sanborns, Caffé Caffé, librerías Educal y Gandhi.

Para entrevistas o mayor información, comunicarse a los teléfonos 56 88 92 32 y 56 88 87 56; al correo electrónico revistatoma@gmail.com,

o a las oficinas ubicadas en callejón de Eleuterio Méndez 11, Colonia Churubusco-Coyoacán,

C. P. 04120 en la ciudad de México.

Además, los invitamos a seguirnos por Facebook y Twitter.

Así como la página Internet de Paso de Gato.

Tomado de TOMA.