lunes, mayo 20, 2013
“La
poesía tiene una puerta herméticamente cerrada para los imbéciles, abierta de
par en par para los inocentes. No es una puerta cerrada con llave o cerrojo,
pero su estructura es tal que, por más esfuerzos que hagan los imbéciles, no
pueden abrirla, mientras cede a la sola presencia de los inocentes. Nada hay más
opuesto a la imbecilidad que la inocencia. La característica del imbécil es su
aspiración sistemática a cierto orden de poder. El inocente, en cambio, se
niega a ejercer el poder porque los tiene todos.
Por
supuesto, es el pueblo el poseedor potencial de la suprema aptitud poética: la
inocencia. Y en el pueblo, aquellos que sienten la coerción del poder como un
dolor. El inocente, conscientemente o no, se mueve en un mundo de valores (el
amor, en primer término), el imbécil se mueve en un mundo en el cual el único
valor está dado por el ejercicio de poder.
Los
imbéciles buscan el poder en cualquier forma de autoridad: el dinero en primer
término, y toda la estructura del estado, desde el poder los gobernantes hasta
el microscópico, pero corrosivo y siniestro poder de los burócratas, desde el
poder de la iglesia hasta el poder del periodismo, desde el poder los banqueros
hasta el poder que dan las leyes. Toda esa suma de poder está organizada contra
la poesía.
Como
la poesía significa libertad, significa afirmación del hombre auténtico, del
hombre que intenta realizarse, indudablemente tiene cierto prestigio ante los
imbéciles. En ese mundo falsificado y artificial que ellos construyen, los imbéciles
necesitan artículos de lujo: cortinados, bibelots, joyería, y algo así como la
poesía. En esa poesía que ellos usan, la palabra y la imagen se convierten en
elementos decorativos, y de ese modo se destruye su poder de incandescencia. Así
se crea la llamada «poesía oficial», poesía de lentejuelas, poesía que suena a
hueco.
La
poesía no es más que esa violenta necesidad de afirmar su ser que impulsa al
hombre. Se opone a la voluntad de no ser que guía a las multitudes
domesticadas, y se opone a la voluntad de ser en los otros que se manifiesta en
quienes ejercen el poder.
Los
imbéciles viven en un mundo artificial y falso: basados en el poder que se
puede ejercer sobre otros, niegan la rotunda realidad de lo humano, a la que
sustituyen por esquemas huecos. El mundo del poder es un mundo es un mundo vacío
de sentido, fuera de la realidad. La poesía es una mística de la realidad. El
poeta busca en la palabra no un modo de expresarse sino un modo de participar
en la realidad misma. Recurre a la palabra, pero busca en ella su valor
originario, la magia del momento de la creación del verbo, momento en que no
era un signo, sino parte de la realidad misma. El poeta mediante el verbo no
expresa la realidad, sino que participa de ella.
La
puerta de la poesía no tiene llave ni cerrojo: se defiende por su calidad de
incadescencia. Sólo los inocentes, que tienen el hábito del fuego purificador,
que tienen dedos ardientes, pueden abrir esa puerta y por ella penetran en la
realidad.
La
poesía pretende cumplir la tarea de que este mundo no sea sólo habitable para
los imbéciles”.
Aldo Pellegrini, Para contribuir
a la confusión general, Editorial Leviatán, 1975.
Raymond Daniel Manzarek (1939-2013)
Hace muchos años, chamacos imberbes, había una cosa que se llamaba Geocities, que alojaba sitios web gratis. Luego desapareció sin más. Pero allí mantuve durante un tiempo un sitio web sobre los Doors que se llamaba "La Celebración del Lagarto".
En la sección dedicada a Ray Manzarek escribí lo siguiente, que ahora retomo a manera de homenaje por el fallecimiento de este gran músico.
RAYMOND DANIEL MANZAREK
Siempre he pensado que, sin Jim Morrison, los demás integrantes de The Doors no hubieran pasado de ser un trio de músicos competentes y nada más. Pero también sin ellos Morrison tal vez no hubiera tenido la consistente base musical que le permitiera desplegar su talento como letrista y cantante.
La realidad es que The Doors no era un grupo de rock como cualquier otro. Todos los integrantes eran importantes, a pesar de que la atención siempre fue acaparada por Morrison, sin uno sólo de ellos, las cosas hubieran sido muy diferentes. La prueba está en que, a pesar de que quisieron seguir adelante sin él, los dos discos que hicieron después de su muerte fueron rotundos fracasos.
De todos los miembros del grupo, Ray fue el que siempre estuvo más cerca de Morrison, tanto musical como espritualmente, y como amigo. De hecho, era un poco como el hermano mayor de Jim. Ambos estudiaron cine y les gustaba el blues más espeso y cochambroso (no por nada Ray nació en Chicago). Fue Ray quien lo invito a hacer un grupo juntos, en aquella mítica reunión donde le cantó “Moonlight Drive” y quien, de alguna forma, descubrió su talento, porque en ese entonces todos consideraban a Jim un pinche borracho y drogadicto sin oficio ni beneficio.
Fue el órgano de Ray, con su educación clásica, el que le dio el sonido característico a The Doors. De hecho, el órgano fue la aportación más importante del grupo a la música rock. Sin duda, Ray era el más dotado de todos, musicalmente hablando.
A lo largo de los años ha sido Ray el que ha se ha preocupado más de que el legado de Morrison y The Doors se mantenga y que no se tergiverse el mito de Morrison como poeta y músico. Fue el que acusó de sensacionalista a Oliver Stone por presentar en su película a Jim como un pasado egoísta. Al principio apoyó la película, pero después se deslindó de ella. De hecho, hace poco apareció un disco donde Ray cuenta su propia versión de la historia de Morrison y The Doors, para tratar de poner en claro los hechos.
domingo, mayo 19, 2013
El séptimo lugar
por
Guillermo Vega Zaragoza
He
buscado en el cielo,
en
medio de extraviados ángeles.
En
el circular infierno,
bajo
las soberbias rocas del deseo.
En
el norte, donde las armas sirven
para
defenderse de uno mismo.
En
el sur, donde la miseria
reina
en un imperio de moscas.
En
el oeste, donde el sueño de la razón
engendra
nuevos monstruos.
En
el este, tan lejano y antiguo,
que
nunca podrá ser alcanzado.
Sólo
falta buscar en tu centro,
en
el lugar oscuro que me invoca,
como
el suicida se asoma al abismo,
para encontrarme.
Un poema en portugués
O sonho do canibal
por Guillermo Vega Zaragoza
Não está brincando aquele que confessa:
“Te comeria em beijos”.
Se pudesse, a engoliria toda
como a jiboia do pequeno príncipe,
como a terra ávida
absorve a chuva no deserto.
O beijo é uma mordida extraviada,
uma tímida devoração
numa dança de línguas excitadas.
O beijo é uma cópula perversa,
hermafrodita,
onde ambos se penetram
e se emprenham de filhos minúsculos
que nascem e morrem e ressuscitam
cada vez que os lábios se aproximam.
O beijo é o sonho do canibal,
Desejo proibido da carne próxima
alento vital desesperado,
agonia infinita do instante.
Para cumprir com o que cometeu,
os que se beijam
devem se consumir mutuamente,
a prazo, mas sem pausa,
com insaciável paixão antropófaga,
deglutir-se com paciente ternura
até o último osso,
e separar-se como se já não fossem um
para voltarem a se devorar
no próximo banquete.
O fim do beijo é impossível.
Cada beijo é único,
interminável.
(Publicado en Tehno tanta palavra meiga. Alguns poetas mexicanos, organizou Fernando Reyes y traduziu Leo Gonçalves, Libera/Anome Livros, Brasil, 2013, 77 pp.)
martes, mayo 14, 2013
La belleza
por Guillermo Vega Zaragoza
Cierto día, al revés de Jean-Arthur, el de Charleville,
la belleza se sentó a mi lado
y me injurió con su presencia.
No sé si es amarga,
pues nunca la he lastimado con mis labios.
Como él, debí armarme contra la injusticia.
la belleza se sentó a mi lado
y me injurió con su presencia.
No sé si es amarga,
pues nunca la he lastimado con mis labios.
Como él, debí armarme contra la injusticia.
¿De quién es la belleza?
¿Se pertenece, le pertenece a todos,
puede ser de alguien, es de ella misma?
¿Se puede poseer la belleza?
¿Una mujer, un poema, un instante, una quimera?
¿Qué se hace ante su indiferencia?
¿Se le posee, se le injuria,
se le lanza desde el vehículo en marcha,
se le rinde culto en silencio, se le violenta?
¿Se pertenece, le pertenece a todos,
puede ser de alguien, es de ella misma?
¿Se puede poseer la belleza?
¿Una mujer, un poema, un instante, una quimera?
¿Qué se hace ante su indiferencia?
¿Se le posee, se le injuria,
se le lanza desde el vehículo en marcha,
se le rinde culto en silencio, se le violenta?
La belleza hiere, lastima.
Lastima con la mirada,
con una caída de los párpados,
con el cabello ensortijado,
con los labios perfectos,
con la curva escondida
bajo la falda, con cada suspiro,
con cada risa.
Lastima con la mirada,
con una caída de los párpados,
con el cabello ensortijado,
con los labios perfectos,
con la curva escondida
bajo la falda, con cada suspiro,
con cada risa.
A pesar de la herida propinada en un instante,
uno anda por el mundo con una sonrisa
imbécil el resto de la vida:
“Hoy la tuve, aunque fuera
un breve lapso, cerca”.
uno anda por el mundo con una sonrisa
imbécil el resto de la vida:
“Hoy la tuve, aunque fuera
un breve lapso, cerca”.
Muchos hombres ponen el mundo
a los pies de la belleza
y ella los rechaza.
Yo no tengo nada que ofrecerle.
La nada es lo único que podría compartirle.
¿Será suficiente la nada para ella?
a los pies de la belleza
y ella los rechaza.
Yo no tengo nada que ofrecerle.
La nada es lo único que podría compartirle.
¿Será suficiente la nada para ella?
miércoles, mayo 01, 2013
Asamblea de poetas
por Guillermo Vega Zaragoza
Habitados por muchas voces,
poseídos de poesía,
entonamos gritos de luz
desde la más alta tribuna de la angustia.
El primer poeta pasa al frente.
Levita y corbatín,
con audaces formas clásicas,
se sacude el pasado romántico
y danza en un homenaje de escarcha.
Al pizarrón el segundo poeta.
Ocasión de la mujer y la carne,
largos cabellos y mirada perdida,
enciende un cigarrillo
y con las volutas escribe su nombre
que se esfuma
en infinito vaivén de caderas.
Turno del tercer poeta.
Cabizbajo y aterido.
Con la tinta de su sangre,
escribe su nombre en un trozo de papel.
Moroso,
lo dobla y arroja al vacío.
Se le pide que lo escriba de nuevo,
en la arena.
No lo recuerda.
No escribe nada.
Se hunde en el silencio.
Los poetas restantes
deciden callar.
Para siempre.