viernes, octubre 29, 2010

Martha Higareda realiza la comedia romántica Te presento a Laura

Creo que también se necesitan historias optimistas

Por Guillermo Vega Zaragoza

Tras una exitosa carrera como actriz del cine mexicano, Martha Higareda incursiona en el guionismo y la producción cinematográfica con una historia concebida a partir de una experiencia personal, un trabajo “de muchos amigos y de mucho tiempo”, que le sirve de impulso para el siguiente paso en su carrera: la dirección.

Es una película muy optimista. No es común este tipo de cintas en México. O por lo menos en estos últimos tiempos.

El personaje de Laura dice una frase en la película: “La vida es todo eso que pasa mientras estamos preocupados por algo más”. No es una frase mía. Pero creo fervientemente que ésa es la realidad, que muchas veces estamos tan preocupados por todo lo que está pasando que se nos olvida que estamos aquí, viviendo, en este momento, que este momento nunca se va a volver a repetir en estas mismas circunstancias. Escuchamos las malas noticias en la televisión, tenemos suficientes cosas de qué preocuparnos, pero también tenemos suficientes cosas qué agradecer. A veces quisiera meterme al cine y olvidarme un poco de toda esa tragedia que está pasando afuera, que les pasa cada vez más a tus amigos, a tus personas cercanas, a ti mismo; pasar una hora y media viendo otra historia, olvidarme de todo eso y escuchar una historia más positiva, que también puede pasar aquí en México. ¿Por qué no? Creo que también se necesitan.

En la película también destaca la forma en que aprovecharon las locaciones de la Ciudad de México.

Quería mostrarla, una Ciudad de México bonita, porque la tenemos y hay que mostrarla. Cuando estuvimos haciendo el scouting, encontramos lugares a los que ni siquiera les tuvimos que dar retoques. Todo lo que está en la película, de las locaciones exteriores, está como lo encontramos, nomás pusimos la cámara. Como los edificios del centro, que la gente a veces ni siquiera se da cuenta de lo hermosos que son, como el Palacio de Bellas Artes, porque van preocupados por el trabajo y todo eso. Y además las locaciones van de acuerdo a lo que es la historia, a cómo Laura ve el mundo.

¿Qué sigue para ti como escritora?

Esta película ha sido como una locomotora que se va a acelerando, que sigue avanzando y ya no se puede parar. Tengo otra historia, que empecé a escribir hace un año, una comedia con mi hermana Miriam, que se llama Cásese quien pueda. Tenemos mucha química juntas y va a estar divertidísima. También estoy desarrollando una serie de televisión. Más adelante quiero dirigir, primero, un cortometraje, pero para eso tengo que seguir estudiando. Quiero tener una caja de herramientas, formada no sólo por la experiencia sino también por estudiar, leer mucho, ver mucho cine, juntarme con personas que lo hacen. Eso es muy importante para mí. Esta película es parte de mi aprendizaje, de esa caja de herramientas que voy a utilizar en el futuro.

Lee esta entrevista completa en el número 13 de la revista cine TOMA, de noviembre-diciembre 2010 (próximamente en circulación). Consulta AQUI dónde conseguirla.

Les compartimos algunas imágenes del rodaje de esta película, realizadas por Francisco Morales, de la agencia DAMM Photo.

Tomado de TOMA Revista Mexicana de Cine

martes, octubre 26, 2010

Anciano

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por Guillermo Vega Zaragoza


Soy un anciano
solo en la mesa de un restaurante
blandiendo un cuchillo.
De repente
me han caído encima
todos los años del mundo.

Espero que regrese alguien.
Ya no recuerdo quién
pero alguien.

Me duele el cuerpo.
La espalda encorvada.
El cabello encanecido.
La desolación del alma.
Nunca volveré a ser joven.

Ya ni siquiera
hay alguien a quien esperar.
Ya ni siquiera
puede haber presente.
Futuro ni soñarlo.
Nada más el pasado
y algunos recuerdos.

Soy un anciano
solo
blandiendo un cuchillo.

sábado, octubre 23, 2010

In memoriam Alí Chumacero (1918-2010)

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Muerte del hombre


por Alí Chumacero

Si acaso el ángel desplegara
la sábana final de mi agonía
y levantara el sueño que me diste, oh vida,
un sueño como ave perdida entre la niebla,
igual al pez que no comprende
la ola en que navega
o el peligro cercano con las redes;
si acaso el ángel frente a mi dijera
la ultima palabra,
la decisión mortal de mi destino
y plegando las alas junto a mi cuerpo hablara,
como cuando el rocío desciende lento hacia la rosa
al dar el primer paso la mañana,
ya miraría en mi sangre
el negro navegar, la noche incierta,
el pájaro que sufre sin sus alas
y la más grave lentitud: la muerte.
Aun cerca de la íntima agonía
estás, oh muerte, clara como espejo;
más abierta que el mar,
más segura que el aire que entró por la ventana,
más mía y más ajena
por mi sangre y mis brazos
en esta soledad.
Estás tan fértil como niño
que, angustiado, llora antes de ser,
entre la sangre siendo
y por la piel más vivo que la piel;
te llevo como árbol, tierra y cauce,
y eres la savia pura,
la flor, la espuma y la sonrisa,
eres el ser que por mi sangre es
como la estrella ultima del cielo.

Si acaso el ángel sigiloso
abriera la ventana
te miraría salir interminablemente
como un tiempo cansado
hacia su sombra vuelto,
como quien frente al mundo se pregunta:
"¿En qué lugar está mi soledad?"

Si acaso el ángel me mirara,
abierta ya la niebla de mi carne,
sin nubes, sin estrellas,
sin tiempo en que mecer la luz de mi agonía,
encontraría tan sólo a ti, oh muerte,
llevándome a tu lado, fiel;
te encontraría tan sola a ti, sin mí,
ya sin cuerpo ni voz,
sin angustia ni sueños,
te hallara entonces pura, oh muerte mía.

miércoles, octubre 20, 2010

Teoría de la chasse a coure

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por Luisa Valenzuela


"Si uno se sienta a esperar que afloren las ideas (sistema de caza al acecho) las ideas llegan o no llegan y así pueden pasarse los años sin haber logrado nada. Mejor recurrir a otro sistema de cacería: al galope y con perros si fuera necesario. Quizá las presas así cobradas sean distintas, de sabor más sorprendente pero menos elaborado. Y bueno, hay para todos los gustos y se puede recurrir a condimentos. Además existen formas y formas de presentar un plato y cuando hay hambre no hay pan duro. Debe también tenerse en cuenta la posibilidad de no probar bocado y pedir otra cosa (otro libro)".

(De Libro que no muerde, UNAM, 1980).

sábado, octubre 16, 2010

Llamado por los malos poetas

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por Rodolfo Fogwill


Se necesitan malos poetas.
Buenas personas, pero poetas
malos. Dos, cien, mil malos poetas
se necesitan más para que estallen
las diez mil flores del poema.

Que en ellos viva la poesía,
la innecesaria, la fútil, la sutil
poesía imprescindible. O la in-
versa: la poesía necesaria,
la prescindible para vivir.

Que florezcan diez maos en el pantano
y en la barranca un Ele, un Juan,
un Gelman como elefante entero de cristal roto,
o un Rojas roto, mendigando
a la Reina de España.

(Ahora España
ha vuelto a ser un reino y tiene Reina,
y Rey del reino. España es un tablero
de alfiles politizados y peones
recién comidos: a la derecha, negros, paralizados, fuera del juego).

Y aquí hay torres de goma, alfiles
politizados y damas policiales
vigilando la casa.

A la caza del hombre,
por hambre, corren todos, saltan
de la cuadrícula y son comidos.

Todo eso abunda: faltan los poetas,
los mil, los diez mil malos, cada uno
armado con su libro de mierda. Faltan,
sus ensayitos y sus novela en preparación.
Ah... y los curricola,
y sus diez mil applys nos faltan.

No es la muerte del hombre, es una gran ausencia
humana de malos poetas. Que florezcan
cien millones de tentativas abortadas,
relecturas, incordios,
folios de cartulina, ilustraciones
de gente amiga, cenas
con gente amiga, exégesis, escolios,
tiempo perdido como todo.

Se necesitan poetas gay, poetas
lesbianas, poetas
consagrados a la cuestión del género,
poetas que canten al hambre, al hombre,
al nombre de su barrio, al arte y a la industria,
a la estabilidad de las instituciones,
a la mancha de ozono, al agujero
de la revolución, al tajo agrio
de las mujeres, al latido
inaudible del pentium y a la guerra
entendida como continuidad de la política,
del comercio,
del ocio de escribir.

Se necesitan Betos, Titos, Carlos
que escriban poemas. Alejandras y Marthas
que escriban. Nombres para poetas,
anagramas, seudónimos y contraseñas
para el chat room del verso se necesitan.

Una poesía aquí del cirujeo en las veredas.
Una poesía aquí de la mendicidad en las instituciones.
Una poesía de los salones de lectura de versos.

Una poesía por las calles (venid a ver
los versos por las calles...)

Una poesía cosmopolita (subid a ver
los versos por la web...)

Una poesía del amor aggiornado (bajad a ver
poesía en el pesebre del amor...)

Una poesía explosiva: etarra, ética,
poéticamente equivocada.

En los papeles, en los canales
culturales de cable, en las pantallas
y en los monitores, en las antologías y en revistas
y en libros y en emisiones clandestinas
de frecuencia modulada se buscan
poetas y más malos poetas:
grandes poetas celebrados pequeños,
poetas notorios, plumas iluminadas,
hombres nimios, miméticos,
deteriorados por el alcohol,
descerebrados por la droga,
hipnotizados por el sexo
idiotizados por el rock,
odiados, amados por la gente aquí.

En las habitaciones se buscan.
En un bar, en los flippers,
en los minutos de descanso de la oficina,
entre dos clases de gramática,
en clase media, en barrios
vigilados se buscan.

¿Habrá en la tropa?
¿En los balnearios, en los baños
públicos que han comenzado a construir?
¿En los certámenes de versos?
¿En los torneos de minifútbol?
¿Bajo el sol quieto?
¿A solas con su lengua?
¿A solas con una idea repetitiva?
¿Con gente?
¿Sin amor?

No es el fin de la historia, es
el comienzo de la histeria lingual.

Todo comienza y nace de una necesidad fraguada en la lengua.
Falsifiquemos el deseo:
Te necesito nene.
Para empezar te necesito.
Para necesitar, te pido
ese minuto de poesía que necesito, necio:
quisiera ver si me devuelves el ritmo de un mal poema,
que me acarices con sus ripios,
que me turbes la mente con otra idea banal,
y que me bañes todo con la trivialidad del medio.

Y en medio del camino, en el comienzo
de la comedia terrenal, quiero vivir
la necedad y la necesidad
de un sentimiento falso.

Se necesitan nuevos sentimientos,
nuevos pensamientos imbéciles, nuevas
propuestas para el cambio, causas
para temer, para tener,
aquí en el sur.

Y arriba España es un panal
de hormigas orientales:
rumanas, tunecinos,
suecas a la sombra de un Rey.

Riámonos del Rey.
De su fealdad.
De su fatalidad.
De Su Graciosa Realidad.
La realidad es un ensueño compartido.
La realidad de España
es su filosa lengua pronunciando la eñe
y su mojada espada pronunciando el orden
del capital y la sintaxis.

¡Ay, lengua:
aparta de mí este cuerno de la prosperidad clavado en tu ingle,
suturada de chips, y cubre
nuestras heridas con el bálsamo de los malos poemas..!

miércoles, octubre 13, 2010

La poesía

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por Pablo Neruda


(Tomado de Confieso que he vivido. Memorias, 1974)

...Cuánta obra de arte... Ya no caben en el mundo... Hay que colgarlas fuera de las habitaciones... Cuánto libro... Cuánto librito... Quién es capaz de leerlos?... Si fueran comestibles... Si en una ola de gran apetito los hiciéramos ensalada, los picáramos, los aliñáramos... Ya no se puede más... Nos tienen hasta la coronilla... Se ahoga el mundo en la marea... Reverdy me decía: "Avisé al correo que no me los mandara. No podía abrirlos. No tenía sitio. Trepaban por los muros, temí una catástrofe, se desplomarían sobre mi cabeza"... Todos conocen a Eliot... Antes de ser pintor, de dirigir teatros, de escribir luminosas críticas, leía mis versos... Yo me sentía halagado... Nadie los comprendía mejor... Hasta que un día comenzó a leerme los suyos y yo, egoísticamente, corrí protestando: "No me los lea, no me los lea"... Me encerré en el baño, pero Eliot, a través de la puerta, me los leía... Me sentí muy triste... El poeta Frazer, de Escocia, estaba presente... Me increpó: "Por qué tratas así a Eliot?"... Le respondí: "No quiero perder mi lector. Lo he cultivado. Ha conocido hasta las arrugas de mi poesía... Tiene tanto talento... Puede hacer cuadros... Puede escribir ensayos... Pero quiero guardar este lector, conservarlo, regarlo como planta exótica... Tú me comprendes, Frazer"... Porque la verdad, si esto sigue, los poetas publicarán sólo para otros poetas... Cada uno sacará su plaquette y la meterá en el bolsillo del otro... su poema... y lo dejará en el plato del otro... Quevedo lo dejó un día bajo la servilleta de un rey... eso sí valía la pena... O a pleno sol, la poesía en una plaza... O que los libros se desgasten, se despedacen en los dedos de la humana multitud... Pero esta publicación de poeta a poeta no me tienta, no me provoca, no me incita sino a emboscarme en la naturaleza, frente a una roca y a una ola, lejos de las editoriales, del papel impreso... La poesía ha perdido su vínculo con el lejano lector... Tiene que recobrarlo... Tiene que caminar en la oscuridad y encontrarse con el corazón del hombre, con los ojos de la mujer, con los desconocidos de las calles, de los que a cierta hora crepuscular, o en plena noche estrellada, necesitan aunque sea no más que un solo verso... Esa visita a lo imprevisto vale todo lo andado, todo lo leído, todo lo aprendido... Hay que perderse entre los que no conocemos para que de pronto recojan lo nuestro de la calle, de la arena, de las hojas caídas mil años en el mismo bosque... y tomen tiernamente ese objeto que hicimos nosotros... Sólo entonces seremos verdaderamente poetas... En ese objeto vivirá la poesía...

martes, octubre 12, 2010

Seguir escribiendo

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por Cristina Rivera Garza

(Publicado en Milenio Diario)

Porque nos volvemos sociales en el lenguaje. Mi yo de ti. Tu tú mío de mí. Nuestro ustedes de ellos.

Porque la escritura, por ser escritura, invita a considerar la posibilidad de que el mundo puede ser, de hecho, distinto.

Porque el mecanismo secreto del texto es la imaginación.

Porque aquí se extiende una manta donde claramente se lee “el lugar de la escritura es también allá afuera, justo frente a tus ojos, en el espacio público de tus pasos y de la imaginación”.

Porque la imaginación es otro nombre de la crítica y, éste, el otro nombre de la subversión.

Porque el que escribe no se adaptará jamás.

Porque acaso el ser de la escritura no consista más que en dar la cara y, de ser necesario, en ofrecer la otra mejilla. La poesía no se impone, decía Paul Celan, se expone. Pero esas son cosas menores. Porque encarar, es, sobre todo, encarar a la muerte. Colocarse en pos de lo desconocido o, lo que es lo mismo, lo oscuro. En esa actitud ética y estética de la exposición que abre y, al abrir, vulnera, ahí donde surge con singular apremio la certeza de que la muerte, independientemente de su circunstancia, es una violencia, ahí, en ese camino, tanto el rostro como la poesía van solos. Están solos. Por eso también.

Porque la memoria.

Porque la escritura nos enseña que no hay nada “natural”. Las cosas están más cerca de lo que parecen, eso dice también la escritura.

Porque a través de ese artefacto rectangular que es el libro nos comunicamos con nuestros muertos. Y todos los muertos son nuestros muertos.

Porque la oración produce la memoria donde habitarán para siempre los nombres de Marco y José Luis Piña Dávila, Ciudad Juárez, Chihuahua, Enero 30, 2010.

Porque el contorno de la página es también el límite de lo real.

Porque aquí hay una manta donde se lee “diles que no me maten”.

Porque pertenecer es algo que hago a través de ti, oración.

Porque hay un abismo al final de cada línea por la que vale la pena despeñarse. O lanzarse. O desaparecer.

Porque mira cómo se arranca de sí el verbo arrancar.

Porque también es lo que escribiríamos en caso de que escribiéramos.

Porque, en su quehacer de palabra, cada palabra cuestiona las costumbres de nuestra percepción.

Porque una línea es una imprecación o un rezo.

Porque el terror se detiene ahí donde se detiene, inscrita, la palabra terror.

Porque hay voces que vienen de lejos, de abajo, de más allá.

Porque utilizar el lenguaje o dejarse utilizar por él, eso es una práctica cotidiana de la política. Trastocar los límites de lo inteligible o de lo real, que eso y no otra cosa es lo que se hace al escribir, es hacer política. Independientemente del tema que trate o de la anécdota que cuente o del reto estilístico que se proponga, el texto es un ejercicio concreto de la política. Mi mano, sobre todo la izquierda aunque también la derecha, es pura política. Pues eso.

Porque dentro del libro siempre saludo al extraño que conozco tan bien.

Porque la oración produce la memoria donde habitará para siempre el nombre de Lucila Quintanilla, Monterrey, Nuevo León, Octubre 6, 2010.

Porque todo empieza, en efecto, con un signo.

Porque un párrafo es un deporte extremo.

Porque se necesitan palabras para decir Yo no le doy la mano, señor Presidente. Yo no le doy la bienvenida.

Porque el lenguaje es una forma del No que siempre nos lleva a otra parte; sobre todo a esa otra parte impensada de nosotros mismos.

Porque es sólo a través de la escritura que se funda el aquí. Porque el ahora.

Porque “mientras la violencia invade y adquiere formas inauditas, la lengua contemporánea tiene una dificultad para darle nombres plausibles: Martín y Bryan Almanza: Nuevo Laredo-Reynosa-Matamoros, Abril 2010”.

Porque en el rectángulo de la página me alimento y sueño y me zambullo y muero. Porque ahí, también, renazco. Renacemos.

Porque la palabra esquirla, la palabra soldado, la palabra impunidad.

Porque esto es una forma, la más definitiva, del plural.

Porque aquí hay una manta donde está la historia de la mujer que elabora flores de papel para llevarlas al cementerio cada fin de mes, esperando a la justicia, conminando a la justicia.

Porque ante las preguntas: ¿vale la pena levantarme en la mañana temprano sólo para seguir escribiendo? ¿Puede la escritura, de hecho, algo contra el miedo o el terror? ¿Desde cuándo una página ha detenido una bala? ¿Ha utilizado alguien un libro como escudo sobre el pecho, justo sobre el corazón? ¿Hay una zona protegida, de alguna manera invencible, alrededor de un texto? ¿Es posible, por no decir si deseable, empuñar o blandir o alzar una palabra? Mi respuesta sigue siendo Sí.

Porque “sí” es una palabra diminuta y sagrada y salvaje al mismo tiempo.

Porque, francamente, no sé hacer otra cosa.

Porque aquí hay una manta donde se lee “somos un país en duelo”.

Porque dentro de estas palabras siguen palpitando los nombres de los 41 niños que murieron en la Guardería ABC, en Hermosillo, Sonora, 2009.

Porque qué. Y porque sí. Y pues estos.

Porque yo no olvido. Porque no olvidaré. Porque no olvidaremos.

lunes, octubre 11, 2010

Isaak Babel, maestro del silencio

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por Guillermo Vega Zaragoza


En la novela Grandes emociones y pensamientos imperfectos (1988), del brasileño Rubem Fonseca, el protagonista es un director de cine obsesionado con filmar una película basada en los cuentos de Isaak Babel, fundamentalmente los incluidos en Caballería roja, uno de los dos libros que escribió el autor ruso (el otro se titula Cuentos de Odessa).

La trama novelesca plantea la supuesta existencia de una novela inédita de Babel, la única que pudiera haber escrito, y que fue robada de los archivos soviéticos. Los ladrones se ponen en contacto con él, pues es el comprador ideal, dada su obsesión por este escritor judío nacido en Odessa, Ucrania, el 13 de julio de 1894 (es decir, que se acaban de cumplir 116 años de su natalicio).

Evidentemente, al final, la mentada novela inédita resulta un chasco, pero eso es lo de menos, pues Fonseca nos logra transmitir la pasión del personaje (que es la misma del autor) por la prosa de Babel. Si alguien no ha tenido la suerte de haber leído su breve obra con anterioridad a la novela del brasileño, seguramente quedará intrigado por ella y tendrá que salir a buscarla y leerla, pero si lo hizo ya entenderá de inmediato el motivo del entusiasmo que mueve al cineasta a hacer hasta lo imposible con tal de leer algo escrito por este extraordinario escritor judío.

En febrero de 1938, meses antes de que Babel fuera arrestado por la policía soviética y llevado a Siberia donde nunca más se supo de él, Jorge Luis Borges le dedicó un breve comentario (que después se rescataría en Textos cautivos). “Homo unius libri”, le llama el argentino, por su libro impar Caballería roja: “La música de su estilo contrasta con la casi inefable brutalidad de ciertas escenas. Uno de los relatos — encontraron fuerte resistencia en Odessa y especialmente en el barrio donde nació Babel, donde los vecinos judíos organizaban grupos de choque para enfrentar los ataques de los gentiles.

Ahí, el joven y dotado Isaak encontró la materia primera para sus primeros relatos. A pesar de la discriminación sufrida desde siempre por su origen judío, Babel logró estudiar, aprendió a apreciar la literatura y se aficionó a la obra de Gustave Flaubert, Rabelais y, sobre todo, Guy de Maupassant, a quien idolatraba y consideraba su maestro. De hecho, uno de sus últimos y más célebres cuentos lleva como título el nombre del autor de Bola de sebo, y en el cual narra la experiencia de un joven y pobre aspirante a escritor, quien tiene un amorío con la bella y provocativa esposa de un burgués, a quien le está ayudando a traducir al ruso los 29 volúmenes de la obra de Maupassant. El cuento, además de un homenaje al maestro y una reflexión sobre su propio destino, es una verdadera clase de estilo literario. Luego de pasar la noche en vela corrigiendo las traducciones de la mujer, el personaje reflexiona: “Una frase nace buena y mala simultáneamente. El secreto radica en un giro apenas perceptible. La manivela debe permanecer en la mano y calentarse. Hay que darle vuelta una sola vez, no dos”. Al día siguiente, lee las correcciones a la mujer, quien lo admira arrobada y le pregunta cómo lo ha hecho: “Entonces le hablé del estilo, del ejército de las palabras, del ejército en que se manejan toda clase de armas. No hay hierro que pueda penetrar de forma tan fulminante en el corazón humano como un punto colocado a tiempo” (el subrayado es mío).

En su documentado prólogo a Caballería roja y Cuentos de Odessa (Porrúa, 1992), Ilán Stavans nos cuenta que Babel llegó a la recién rebautizada Petrogrado, a los 22 años, en 1916, para comenzar su carrera como escritor. Fue admitido en la Escuela de Derecho y “tuvo un golpe de suerte del tamaño de su destino”: conoció a Máximo Gorki, el primer gran escritor ruso en emerger de las filas del proletariado, quien en ese entonces dirigía la revista Létopis (Crónica). Gorki reconoce el talento de Babel y lo acoge como uno de sus protegidos, además de convertirse en su amigo. Le publica dos cuentos, uno de los cuales, “Mamá, Rimma y Ala”, mete a Isaak en problemas legales al ser acusado de promotor de pornografía y de incitar al odio de clases. El gobierno zarista lo tenía ya en la mira, pero lo salvó el estallido de la revolución bolchevique.

Los años que median entre 1917 y 1923 serían considerados por Babel como la semilla de su carrera literaria, donde obtuvo fortaleza, visión y certidumbre. Para empezar, Gorki le aseguró que el camino del escritor está lleno de espinas: “Tendrás que caminar sobre ellas descalzo y mucha sangre emanará de tus pies. Pero al paso de los años la sangre brotará con más suavidad , será menos doloroso y podrás caminar con más soltura. Si das muestras de debilidad, los otros harán contigo lo que quieran: te pisarán, te ofenderán, te pondrán a dormir, y tú te eclipsarás creyendo ser un árbol que florece. Pero la batalla vale la pena porque no hay honor más entonado que el de multiplicar la belleza del cosmos”. Sin embargo, Gorki también le advirtió: “Está evidentemente claro que usted, señor mío, no sabe nada a ciencia cierta pero intuye muchas cosas… así que vaya usted por esos mundos…”

Entonces decidió alistarse e ingresó como voluntario en un regimiento de cosacos. Borges lo cuenta así: “Naturalmente, esos guerreros estruendosos e inútiles (nadie, en la historia universal, ha sido más derrotado que los cosacos) eran antisemitas. La sola idea de un judío a caballo les pareció irrisoria, y el hecho de que Babel fuera un buen jinete no hizo sino perfeccionar su desdén y su encono. Babel, mediante un par de hazañas aparatosas y bien administradas, logró que lo dejaran en paz”. Pasó un año en el frente rumano. Enfermo de malaria, regresó a Odessa pero tiempo después volvió al campo de batalla, solo que ahora como corresponsal de guerra.

De esa época debe ser el cuento al que acompañan estas notas. Originalmente apareció el 16 de julio de 1918 en el número 6 de Era, un periódico producido por el personal del Echo de Petersburgo y Molva, que habían sido cerrados por los bolcheviques, destino que repitió al editarse sólo nueve números. Al parecer, Babel decidió publicar en Era debido a la clausura de Nóvaya zhizn (Vida nueva), publicación decididamente antileninista, dirigida por Máximo Gorki en la que había empezado a publicar sus viñetas desde 1916 bajo la rúbrica de “Mis notas”, que también aparecerían en otras tantas publicaciones de San Petersburgo. Al parecer en esa época también trabajó un breve periodo para la Cheka, el primer servicio de policía secreta (aunque su hija Natasha lo ha negado terminantemente), haciendo propaganda y trabajo de oficina. Este relato fue descubierto por Aleksandra Galushkina, quien lo reprodujo en la edición del semanario Russkaia mysl de París, del 15-21 de febrero de 1996. Al parecer es la primera vez que publica en español y la traducción se hizo a partir de la versión en inglés realizada por G. Freidin.

Allí ya se encuentra perfilado el vigoroso estilo narrativo de Babel, así como uno de sus temas preferidos: la indolencia de la autoridad ante el sufrimiento del pueblo. Pero a pesar de ser testigo directo de los hechos, el narrador parece no tomar partido. Se dedica únicamente a registrar con trazos precisos, crudos, como la eficiencia de un cirujano o un carnicero (como se prefiera) el patético cuadro de un soldado al que sus miserables amigos y parientes despiden en la estación del tren, situación que debió haber presenciado multitud de ocasiones en su vida militar.

Luego de 1918 trabajó para el Comisariado Popular de Educación y al año siguiente regresó al frente, esta vez con el Ejército rojo. De vuelta en Odessa en 1919 se casó con Eugenia Gronfein. Como señala Stavans, “Babel, pues, fue uno de los partícipes, uno de los actores de la transformación bolchevique. En lugar de exiliarse o retraerse, estuvo en el frente de batalla y presenció el sufrimiento y la peste a la intemperie”. Entre 1920 y 1924 escribió los cuatro relatos que conforman Cuentos de Odessa, en los que se regodea narrando las peripecias de un personaje, Benya Krik, en el ambiente de la mafia y los bajos fondos de su tierra natal.

Pero sin duda su obra de madurez es Caballería roja. Empezó a escribir los 35 textos breves que lo conforman en 1923 y aunque más que cuentos parecen viñetas o cuadros narrativos que se pueden leer autónomamente, Babel los consideraba “capítulos” íntimamente relacionados, incluso con una secuencia específica. Esto ha hecho que muchos consideren esta obra como una novela, en lugar de un libro de relatos. Incluso en su tiempo llegaron al exceso de considerarla una especie de “versión bolchevique de La guerra y la paz”.

La contundencia del estilo, que corta como una navaja, emparentándolo en más de un aspecto con Ernest Hemingway, y la maestría narrativa, en la que se graduó con honores en la Academia Maupassant, lo convirtieron en la celebridad literaria de la primera hora bolchevique, ávida de héroes y manifestaciones instantáneas del “hombre nuevo”. Para muchos era la personificación en carne y hueso del escritor comprometido, del artista leal al Partido y la Revolución. Era “el primer narrador verdaderamente soviético”.

Sin embargo, en cuanto arribó el terror estalinista, el estilo irónico y provocativo de Babel hizo que comenzaran los ataques. Primero fue presionado para hacerle cambios al manuscrito de Caballería roja, a fin de adaptarlo al “realismo social que requiere la clase obrera”. Luego, se le acusó de difamar al glorioso Ejército Rojo y pervertir el legado revolucionario. Sin embargo, Babel resistía y seguía escribiendo, aunque cada vez menos, contra viento y marea, pues contaba con el apoyo incondicional de Gorki, que con todo seguía siendo una institución en el medio literario. En 1925, su mujer Eugenia lo abandonó por adúltero y huyó a París. Hasta allá fue Babel a buscarla. Sorprendentemente, lo dejaron viajar a Francia. Pudo haberse quedado allá y no regresar a la URSS, donde era atacado sin clemencia, pero decidió regresar, pues en el extranjero lo atacaba, a su vez, la nostalgia.

Las cosas se pusieron peor cuando el PCUS prohibió las organizaciones literarias en 1932. Al principio, para sobrevivir, Babel se declaró “escritor profesional”, por lo que escribiría lo que le pidieran, pero no se le daba muy bien que digamos la traición a sí mismo. Escribió un par de obras de teatro totalmente olvidables y un puñado de guiones cinematográficos infilmables. En agosto de 1934 asistió al Primer Congreso de Escritores Soviéticos en Moscú donde lanzó loas al régimen, a sus logros, al avance incontenible de la revolución proletaria, pero también se refirió a sí mismo, pues “si hablamos del silencio, no puedo dejar de hablar de mí, que soy un maestro en ese arte”. La ironía era inaguantable para la nomenklatura. Se negaba a escribir de acuerdo con las directrices del partido, se había encerrado y negado a publicar, con lo que renunciaba a las jugosas canonjías que le hubieran dado si cesaba en su mutismo. Aguantó unos años más hasta que la estocada final la recibió con la muerte de Gorki, su padre, su maestro, pero, sobre todo, su protector. El acoso estalinista culminó con su arresto, el 15 de mayo de 1939. Nunca nadie más volvió a verle. Oficialmente se dice que murió el 17 de marzo de 1941, a los 47 años, pero no se sabe si fue por fusilamiento o a consecuencia de alguna enfermedad propia de los campos de concentración soviéticos (difteria, tifoidea, cólera). Quince años después de su arresto se dio a conocer un documento en el que se revisaba su proceso penal y en el que finalmente se le eximía de toda culpa.

Al final del mencionado cuento en honor a Maupassant, el personaje ha tenido un escarceo con la bella esposa del burgués, pero a consecuencia de las copas y la emoción, se tambalea y tira al suelo los 29 volúmenes de las obras completas del admirado cuentista francés. Avergonzado, regresa de noche a la paupérrima pensión donde habita con tros miserables escritores como él. Se dedica a leer hasta que amanece un biografía de Maupassant, escrita por Edouard de Maynial. Encerrado en un manicomio, Maupassant andaba a gatas (se había “animalizado”, como se registró en su expediente médico) y murió a los 42 años. Como si ya presintiera la inminencia de su propio destino, Isaak Babel culmina así el relato: “Leí el libro hasta el final y me levanté de la cama. La niebla se había aproximado a la ventana y tapaba el firmamento. Mi corazón se encogió. El presagio de la verdad me había rozado”.

(Una versión de este texto fue publicada, junto con el cuento de Babel que aparece a continuación, en el suplemento cultural La Jornada Semanal)
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EN LA ESTACIÓN FERROVIARIA

por Isaak Babel

Sucedió hace dos años en una estación ferroviaria alejada de la mano de Dios, cerca de Penza.

Una pequeña multitud se encuentra en una esquina del edificio de la estación. Decidí acercarme también. Resultó que estaban despidiendo a un soldado que se embarcaba rumbo al frente.

El soldado, borracho, con la cabeza erguida, tocaba un pequeño acordeón. Un hipante jovencito —un obrero, a juzgar por su apariencia— extendía las manos hacia el ejecutante y susurraba, con todo el cuerpo temblando: “Oye, Iván, la llevas bien, la llevas bien…” Entonces se alejó y dejó caer unas cuantas gotas de colonia en un vaso sucio con aguardiente.

Una botella con turbio líquido pasaba de mano en mano. Todos habían bebido demasiado. El padre del soldado estaba sentado en el piso, algo apartado, pálido y callado. El hermano del soldado seguía vomitando. Se cayó, su cara golpeó el charco de vómito y se quedó dormido.

El tren llegó a la estación. Empezó la despedida. Sin embargo, el padre del soldado no quiso moverse –ni siquiera se levantó ni abrió los ojos.

— Semyonych, levántate – dijo el obrero —. Dale la bendición a tu hijo.

El viejo no respondió. Empezaron a sacudirlo. Un botoncito pegado a su sombrero de piel pendía de un hilo, balancéandose de un lado a otro. Se acercó un policía.

— ¡Idiotas –dijo—, el tipo está muerto y todavía lo siguen sacudiendo!

Resultó que tenía razón. El tipo se había dormido y pasado a mejor vida. El soldado lo miraba, sin saber qué hacer. El acordeón temblaba en sus manos y estas vibraciones hacían que sonara como si lo estuvieran tocando.

— Así es –seguía diciendo—, así es. Extendió la mano con el acordeón y agregó: —El acordeón se le queda a Pete.

El jefe de estación apareció en la plataforma.

— Sigan festejando –dijo—, encontraron un buen lugar para festejar… Prokror, hijo de puta, da la segunda llamada… El policía golpeó la campana dos veces con la gran llave de hierro del baño de la estación (el badajo de la campana había sido arrancado hacía mucho tiempo).

— ¿Por qué no te despides de tu padre –le dijo alguien al soldado—, en lugar de quedarte ahí como una bestia idiota?

El soldado se inclinó, besó la mano fría de su padre, se persignó y caminó hacia el tren. Su hermano seguía dormido sobre su propio vómito.

Pronto se llevaron al viejo. La multitud se empezó a dispersar.

— Según tú, esta es nuestra vida de sobriedad –dijo un diminuto comerciante que estaba cerca de mí—. Caen como moscas estos hijos de puta…

— “Vida de sobriedad”, una mierda –habló un campesino barbado con voz firme y pausada— Nuestro pueblo es un pueblo borracho, porque necesita tener la mirada turbia…

— ¿Qué dices? –preguntó el comerciante, aparentemente tenía dificultad para oír.

— ‘Ira aquí – respondió el campesino y apuntó con la mano hacia el remoto campo negro que se extendía hasta el infinito.

— ¿Y eso qué?

— “¿Y eso qué?” ¿Y eso qué? ¿Acaso se ve algo turbio allá? Por eso nuestro pueblo necesita una mirada turbia, de veras turbia.

(Traducción de Guillermo Vega Zaragoza)

domingo, octubre 10, 2010

Credo y Técnica de la Prosa Moderna

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por
Jack Kerouac

1. Garabatea bitácoras secretas y hojas mecanografiadas salvajemente para tu propio júbilo
2. Sumiso a todo, abierto, escuchando
3. Trata de nunca emborracharte afuera de tu propia casa
4. Enamórate de tu vida
5. Algo que sientas hallará su propia forma
6. Sé loco, santo tonto de la mente
7. Sopla tan hondo como quieras soplar
8. Escribe lo que quieres que sea insondable desde el fondo de la mente
9. Las visiones indecibles del individuo
10. No hay tiempo para la poesía sino exactamente lo que es
11. Tics visionarios estremeciéndose en el pecho
12. En fijación tranceúnica soñando sobre el objeto anterior al
13. Removimiento de las inhibiciones literarias, gramaticales y sintácticas
14. Como Proust, sé un viejo mariguano del tiempo
15. Decir la verdadera historia del mundo en monólogo interior
16. El centro-joya del interés es el ojo dentro del ojo
17. Escribe en recuerdo y para maravilla de ti mismo
18. Obra a partir del contundente tercer ojo fuera de su órbita, nadando en el mar del lenguaje
19. Acepta la pérdida por siempre
20. Cree en el sagrado contorno de la vida
21. “Lucha por bosquejar el flujo que ya existe intacto en la mente”
22. No pienses en las palabras cuando te detengas sino para observar mejor la imagen
23. Lleva cuenta de todo día la fecha blasonada en tu mañana
24. Nada de temor o vergüenza acerca de la dignidad de tu experiencia, lenguaje o conocimiento
25. Escribe para que el mundo lea y vea tu exacta imagen de él
26. Libro-Pelicular es la película en palabras, la forma visual americana
27. En alabanza al Personaje en la sombría Soledad inhumana
28. Componiendo salvajemente, indisciplinadamente, puro, viniendo desde abajo, entre más loco mejor
29. Eres un Genio todo el tiempo
30. Escritor-director de películas terrenales patrocinadas y angeladas en el Cielo

(Trad. Heriberto Yépez, tomado de U-ABC Teoría)

jueves, octubre 07, 2010

Los demonios de Vargas Llosa

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(A propósito del Premio Nobel que merecidamente le han otorgado, desempolvo esta breve nota sobre Mario Vargas Llosa escrita hace unos años).


por Guillermo Vega Zaragoza

Desde siempre, Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936) ha vivido atormentado por dos demonios: la literatura y la política. En los cincuentas siguió muy de cerca la polémica acerca del papel del intelectual en la sociedad, protagonizada por Jean Paul Sartre y Albert Camus. Luego, padeció el entusiasmo y el final desencanto por Fidel Castro y la Revolución Cubana, hasta convertirse en uno de sus acérrimos críticos. Y, finalmente, llegaría su postulación como candidato a la Presidencia del Perú, aventura en la que fracasó en manos de Alberto Fujimori en junio de 1990.

En tanto su obra siempre ha estado surcada por preocupaciones sociales, más que políticas, sólo en Conversación en La Catedral, de 1971, se había aventurado a hacer, desde la novela, una crítica abierta a la situación política de su país. Desde entonces, lo político sólo era material para artículos periodísticos y entrevistas.

Diez años después de su gran descalabro político, Vargas Llosa aborda de nuevo la política desde la mirada de la novela. En La Fiesta del Chivo aborda los días finales de Leónidas Trujillo, el dictador dominicano que fue asesinado en 1961, a los 70 años, por un grupo de militares de su confianza ayudados por la CIA.

El autor no quiso escribir un libro fiel a la historia, pues argumenta que esa no es la función de la novela, sino “mentir con conocimiento de causa, para poder elaborar y fantasear a partir de una realidad”. ¿Cuántas posibles inferencias a la actualidad, sobre todo de la realidad peruana, se podrían hacer a partir de la lectura de la nueva novela de Vargas Llosa? No es posible saberlo por ahora.

En El pez en el agua, su libro de memorias de 1993, Varguitas (como le gusta llamarse en esa obra) no cesa de preguntarse: “¿Por qué el fracaso?” La respuesta podría ser una triste paradoja: el escritor, el creador de nuevos mundos imaginarios, el eterno inconforme de la realidad, no supo transmitir a sus compatriotas una visión de futuro provista de lo que sobra en sus novelas: imaginación, fantasía, esperanza. En su lugar, propuso un futuro totalmente racional, estricto y hasta autoritario.

Afortunadamente, Vargas Llosa ha escarmentado y, aunque sigue interesado en la política militante, que es su lado más antipático, siempre defendiendo las posturas de la derecha y el liberalismo económico, ha aprendido a convivir en paz con sus obsesiones. En una reciente charla por Internet, un cibernauta le confiesa que no soporta su visión del mundo ni sus opiniones políticas, por lo que le pide que le dedique una sola frase para quedarse sólo con la imagen de escritor. Lacónicamente, Vargas Llosa responde desde el teclado: “Sólo se me ocurre la siguiente: Lea mis novelas y evite mis artículos, ensayos, conferencias y entrevistas”. Gracias Mario, seguiremos tu consejo.

miércoles, octubre 06, 2010

Fernando Reyes incendiará la oscuridad este sábado

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VersodestierrO

presenta

Cuentos para incendiar la oscuridad
de Fernando Reyes

Sábado 9 de octubre, 6 PM

EL FACÓN
5 DE MAYO no. 10.
Centro. Metro Bellas Artes.


Presentan:
Rogelio Flores
Arturo Trejo Villafuerte
Guillermo Vega Zaragoza
Armando Alanís
Adriana Tafoya

Modera: Andres Cardo

La poesía no es mentira

lunes, octubre 04, 2010

Este tundeteclas en el Recital de Poesía Chilango Andaluz 2010

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El RCA 2010 llega a su quinta edición y en la mejor forma posible, postulándose como el evento de poesía y artes de mayor vinculación entre ambas naciones.

Con la participación de más de cien poetas y decenas de artistas de diversas modalidades creativas, cinco ciudades (España: Córdoba, Santa Olaya del Cala, Sevilla; México: Cd. de México y Oaxaca).

En la ciudad o en el país donde estés, puedes ser parte de nuestras Experiencias poéticas a través de nuestras transmisiones en directo en http://www.justin.tv/plataformaplaca; además de poder seguir Bartlefly, nuestro cronista de las actividades en twitter www.twitter.com/bartlefly

Pueden ver el programa completo aquí
.

Este tundeteclas estará presente el jueves 28 de octubre en el siguiente cartel:

Ciudad de México
Centro Cultural de España (Salón Talleres) 18:00 hrs.
- Alicia Juárez
- Manuel Pérez-Petit
- Angélica Santa Olaya
- Guillermo Vega Zaragoza

sábado, octubre 02, 2010

Presentación "Cuentos para incendiar la oscuridad", de Fernando Reyes

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Están todos invitados a la presentación del libro

Cuentos para incendiar la oscuridad

de Fernando Reyes

Editorial VersoDestierrO

que se llevará a cabo el próximo
sábado 9 de octubre de 2010
a las 6 p.m.

en el Restaurante El Facón Parrillero

ubicado en la calle de 5 de Mayo no. 10,
a una cuadra del Eje Central,
Centro Histórico, Ciudad de México

Participan:

Rogelio Flores
Guillermo Vega Zaragoza
y el autor.

Aquí el mapa.

Sobre el libro escribió el maestro Armando Alanís:

"La minificción es el camino más corto para contar una historia. Muchos escritores contemporáneos recorren este vertiginoso camino una y otra vez, fascinados por la brevedad y contundencia de un género inequívocamente posmoderno —aunque inventado hace muchos siglos—, pero pocos lo hacen con acierto. Uno de ello es, sin duda, Fernando Reyes. Los Cuentos para incendiar la oscuridad poseen todos los ingredientes de las mejores miniaturas narrativas: concentración, ironía, juegos con el lenguaje, recreación novedosa de algunos clásicos de la literatura, crítica social, y la necesaria vuelta de tuerca en la última línea. La vida de un escritor se despacha en cuatro líneas; los espectros están provistos de carne, huesos y, sobre todo, sangre; un superhéroe se olvida de su condición humana; como en tantos chistes donde participan niños de diferentes nacionalidades, el mexicano gana, sí, pero su victoria es en realidad la más terrible de las derrotas... Todas las historias de este libro, de la primera a la última, combaten con éxito el tedio de la vida cotidiana y nos recuerdan que la literatura, tanto para el escritor como para el lector, puede ser un asunto tan divertido como diabólico".

viernes, octubre 01, 2010

Escribir

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por Guillermo Vega Zaragoza


Escribir como si no hubiera más remedio.
Escribir aunque sea un poco,
donde sea, cuando sea, como sea,
como si te estuvieras desangrando,
como si de veras te doliera,
como si se te fuera la vida,
como respirar un aire enrarecido,
como si fuera lo único importante.
Escribir aunque a nadie le importe.

Escribir como se arregla un jardín,
como le crecen ramas a los árboles,
como cae la lluvia sobre las flores,
como se escurre el agua entre la tierra yerma,
como el susurro de la madrugada,
como el rugido de un huracán.
Escribir como la brisa.
Escribir como la indecisión de la marea.

Escribir como un rinoceronte enamorado,
como el vaivén de unas caderas,
como el delgado tirante de un sostén.
Escribir en la noche sobre la noche.
Escribir sobre tu cuerpo.
Escribir al final de tu espalda
Escribir sobre tu ausencia.

Escribir como el llanto de un niño.
como un duelo de esgrima,
como un concierto de helicópteros,
como el tintineo de copas infinitas,
como una ráfaga de metralleta.
Escribir como una bomba atómica.
Escribir por escribir.
Escribir como nadie.