El poeta es un ave perdida
El poeta es un ave perdida
por Carmen Zamora
El poeta es un ave perdida;
a veces, azor de malagüero.
El poeta también tiene plumas,
vuela y se estrella.
Hay poetas canarios, amados por todos;
Hay poetas cuervos, temidos y siniestros;
Hay poetas gavilanes, sexómanos de medio pelo.
Las aves y los poetas van codo a codo,
por el cielo. Comen poco, beben mucho.
Algunos sólo viven de noche y otros,
insisten en capturar la luz del día.
Otros poetas, de plumajito gris,
apenas y viven. A esos, nadie los nota
y nadie los echa de menos cuando no están.
El poeta y las aves deben cambiar de nido,
mudar de plumas, y cuidarse de la
lluvia porque se resfrían con facilidad.
Siempre deben aprender a sobrevivir en el aire
y a vivir del aire, de las tormentas
y de lo que otros dejan regado por ahí.
Un corazón pequeño, en donde parece caber todo el mundo.
un corazón pequeño, furioso, para volar; y alas, para estar
más cerca de Dios. Eso tienen las aves y los poetas.
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