domingo, enero 10, 2010

Todavía hay redes sociales para rato (por fortuna)

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En su columna de hoy en el periódico Milenio Diario (http://impreso.milenio.com/node/8700843), el crítico televisivo Álvaro Cueva aborda de nuevo el affaire Esteban Arce, pero centra su atención sobre lo sucedido en las redes sociales, o lo que él llama la Internet 2.0 (que son cosas diferentes; las redes serían la Web 2.0), y que considera "un escándalo".

Primero, Cueva se pregunta:

"¿Qué es “la nota” hoy por hoy? ¿Un acontecimiento que cumple con los más elementales requisitos periodísticos o un tema que a un grupo de twitteros se le ocurrió que se tenía que discutir?"

En principio, habría que decir que las redes sociales no son "medios periodísticos". Son eso, redes sociales, que sí, se alimentan de las notas informativas y los temas de los periódicos y medios tradicionales, pero que tienen su propia dinámica y no responden necesariamente a los mismos intereses de los "periodistas tradicionales".

En las redes, un tema, cualquiera que sea, puede durar días, horas o minutos o ni siquiera figurar. Eso sí, se transmite en cuestión de segundos y no se cuenta con ningún tipo de censura (hasta que alguien te reporta al sistema por estar infringiendo las normas de conviviencia).

Cueva se asombra de que, en lugar de que en las redes se aborden temas importantes como el aumento a los impuestos, se hable de si "Tiger Woods se ve guapo con camisa o sin camisa".

Pero yo pregunto: ¿no es lo mismo que hacen los medios "tradicionales"?

¿No El Universal y el Reforma lo hacen a través de sus periódicos El Gráfico y Metro, donde ponen al mismo nivel los muertos del narco que las nalgas de las encueradas (precisamente sobre eso reflexiona Verónica Murguía en su columna de La Jornada Semanal de hoy: http://www.jornada.unam.mx/2010/01/10/sem-veronica.html)? ¿No hace lo mismo su periódico?

A mí me sorprende la cantidad de esfuerzo que aplican los medios a asuntos tan trascendentes como si a Lindsay Lohan se le vio un pezón o le aplicaron photoshop a sus fotos. Y eso no sale de las redes sociales, sale de los medios tradicionales. He aquí una muestra: http://www.eluniversal.com.mx/notas/648423.html.

Vale citar ampliamente a Álvaro Cueva:

"Internet 2.0 es la solución a muchos de los grandes problemas de comunicación de la humanidad, sólo que muy pocos mexicanos tienen acceso democrático a ella y está llena de trampas."

"Por un lado hay personas que han hecho de este medio una válvula de escape para sus frustraciones y llevan ahí una vida virtual llena de popularidad y glamour que contrasta con su opacidad en el mundo real."

"Por el otro, hay infiltrados de diferentes empresas, partidos y grupos cuya misión es manipular las cosas a favor o en contra de determinados intereses. Y en medio, hay toda clase de patologías. ¡Toda!"

Pregunto yo: ¿qué no es lo mismo que sucede en la realidad? ¿No hay todo eso en la prensa, radio y televisión?

A los ejemplos me remito:

Frustrados: Eduardo Ruiz Healy y Oscar Mario Beteta en Radio Fórmula.

Afán de notoriedad por sus opacas vidas: Daniel Bisogno, Gustavo Adolfo Infante, Verónica Gallardo y casi todos los conductores de programas de espectáculos.

Infiltrados de empresas y partidos: columnistas y articulistas de El Universal, Milenio, Reforma...

Patologías: Alfredo Palacios en Radio Fórmula y Carlos Marín en Tercer Grado.

Álvaro Cueva, a quien admiro y respeto como profesional de su ramo, generaliza injustamente.

Comprendo el pavor que siente: es el mismo que sienten los políticos, los ejecutivos de empresas y "líderes de opinión" que presienten el fin de la realidad como la conocían, una realidad en la que ellos eran los que decidían qué era la noticia, cuándo y cómo deberían conocerse los hechos de la realidad y lo que la gente debía de pensar.

Es decir, una realidad autoritaria, antidemocrática. Eso está cambiando. Y eso les causa pavor.

Pavor que lleva, por ejemplo, a un periodista antes tan respetable como Ciro Gómez Leyva a escribir cosas como ésta en su columna del pasado viernes (http://impreso.milenio.com/node/8699762):

"Tengo una idea muy general sobre las redes sociales y en más de una ocasión he estado tentado a formar parte de ellas. Quizá lo haga más adelante, cuando comprenda mejor de qué se tratan".

"Mientras tanto, me sigo moviendo en el “viejo” esquema de la prensa escrita, la radio y la televisión. Me sujeto a sus códigos, lógica, ética. Tal vez algún día puede mentir y adjetivar en Twitter como no es válido y nunca lo ha sido en los “viejos medios”. Tal vez algún día me enfrasque en una discusión con alguien que le ha mandado a sus 3 mil seguidores este tweet: “El vale verga de ciro no puede ver a los ojos a nadie porque es pinche chaquetero ojete culero”. Tal vez entonces me convierta en un maestro de la injuria en 140 caracteres".

"En lo que llega ese día, aquí seguiremos: tratando de registrar bien la información, de procesarla bien, de presentarla bien. Haciendo periodismo, pues".

"Dejémosles la calumnia a los “modernistas” que no dan para otra cosa".

(Por cierto, Gómez Leyva se refiere sin mencionarlo a Federico Arriola, que era su jefe y amigo. De hecho Arriola, un tuittero muy activo, le respondió en la sección de comentarios de la nota, que al momento en que escribo esto tenía 327 comentarios. ¿Le respondió a él o a alguien Gómez Leyva? No. ¿Cómo? Él es "el señor periodista" y los que participamos en las redes sociales somos "modernistas que no damos para más". Es decir, el mismo desprecio de siempre de los medios a su público.

En las redes tú puedes saber muy bien quién te dice qué y puedes reportarlo para que lo eliminen de la comunidad, privilegio que no te dan los medios tradicionales, que además siempre han servido para que los políticos y periodistas se manden "recaditos" a través de las columnas).

Otro ejemplo es el despropósito de un diputado por regular las redes sociales para que los jóvenes no evadan el alcoholímetro ¡Háganme el favor! (http://www.eluniversal.com.mx/notas/650582.html), lo que revela su total ignorancia acerca de cómo funcionan estos nuevos medios de comunicación.

O lo que están haciendo en España para evitar la descarga de música por Internet (http://www.eluniversal.com.mx/cultura/62037.html). ¿Cómo le van a hacer para cerrar una página que está en otro país donde sus jueces no tienen jurisdicción? Lo que sigue es que restrinjan el acceso a la red como en China o Cuba. ¿Es muy democrático impedir la libre comunicación de las personas?

Cito de nuevo extensamente a Cueva:

"Claro, existen miles de cibernautas honestos que comparten información a todos los niveles, pero a mí no me deja de hacer ruido que algo tan manipulable esté dictando la agenda de México y del mundo".

"Es como pretender que Wikipedia, que se presta para que se digan muchas mentiras, sustituya a las fuentes documentales. Hay que meditar sobre esta revolución antes de que alcance otras dimensiones".

"El detalle es que lo que menos tienen los cibernautas es disposición para meditar".

"Los cibernautas no quieren leer, quieren ser leídos. No quieren ver, quieren ser vistos. No quieren oír, quieren ser oídos".

"Por eso casi nadie lee más de dos párrafos, casi nadie mira más de tres minutos y casi nadie oye las grabaciones hasta el final".

"Pero todos opinan, todos hablan, todos escriben, todos suben imágenes y todos quieren que se les atienda a la hora que sea como si no existiera otra vida, como si eso fuera redituable".

De nuevo, el peligro de las generalizaciones y de la paranoia.

Nadie manipula las redes sociales. Esas son paranoias de tiempos de los Díaz (de Don Porfirio y Díaz Ordaz).

No todas las personas son estúpidas como quisieran muchos políticos, empresarios y periodistas para seguir aprovechándose y enriqueciéndose a costa del trabajo de millones de personas que a diario se desloman para obtener unos cuantos pesos para vivir dignamente, y otros, muchos millones, ni siquiera eso, para apenas sobrevivir e irla pasando.

Hasta cierto punto resulta lógico que muchas personas utilicen las redes sociales para desfogar sus frustraciones o para tratar de figurar y llamar la atención, pero lo que sí resulta un exceso es que muchos artistas, periodistas y personas públicas las utilicen para atraer aún más atención.

Es cierto, muchos utilizan el Twitter para debatir cosas interesantes, a pesar de la limitación de los 140 caracteres, pero lo que me parece una exageración es que haya periodistas que tienen espacios en prensa, radio televisión y se la pasen tuitteando cosas que nada más le importan a sus amigos más cercanos (por ejemplo, si ya comieron, si ya se van a acostar, si les duele el estómago, si están con fulano o mengano, si su perro se echó una miada o si están aburridos por el tráfico).

Ejemplos: Carolina Rocha (de TV Azteca), Mariana H. (de Cadena Tres e Imagen) y Vianey Esquinca (de Excélsior). Y las menciono porque son algunas de las "personalidades" a las que sigo. Dejé de seguir a Federico Arriola porque tiene compulsión a tuittear absolutamente todo lo que pasa por su cabeza.

Por otro lado, tengo amigos que no son luminarias y siempre comparten información interesante, incluso sus reflexiones cotidianas invitan a pensar, a reír o te dejan intrigado sobre lo que habrán querido decir.

Ejemplos: Alberto Chimal, Alejandro Romero, El Andrei, Rose Mary Espinosa y muchos, muchos otros.

Voy a hablar de mi caso personal:

Desde hace años soy entusiasta de los medios digitales. Los sigo siempre muy de cerca. Soy periodista y escritor y me interesa conocer la forma en que todo esto está cambiando la forma en que vivimos. pero también leo libros y revistas, veo televisión (radio casi no escucho), veo películas, voy al teatro (no tan seguido como quisiera), pero sobre todo procuro conversar y compartir cosas con la gente, con mis amigos, mis alumnos y mis compañeros de trabajo, muchos de los cuales, a pesar de vivir lejos, tengo siempre presentes a través de la pantalla de la computadora.

A muchos otros no los conozco en persona, pero a veces los siento más cercanos que mis vecinos a los que sólo saludo de vez en cuando a pesar de estar a unos pasos de distancia de mi casa. Y también hay muchos a los que no conozco y a lo mejor ni me interesaría conocer más profundamente.

Es como la vida misma. Pero con la posibilidad de aprovechar estas herramientas de comunicación, para compartir, para reflexionar, para acordar y disentir, para discutir, para tratar de cambiar la realidad desde nuestras pequeñas trincheras cotidianas.

Un amigo me preguntó hace unos días por qué una persona como yo le dedicaba tanto tiempo tiempo al tema de Esteban Arce. Esteban Arce como persona en sí es lo de menos (aunque me cae en la punta del basto por imbécil).

Lo que me interesa es lo que representa en sí: la estupidez del autoritarismo de los medios, de los empresarios y de los políticos. Creen que porque tienen el control y el acceso a los medios pueden hacer y decir lo que quieran.

Lamento comunicarles que eso se está empezando a acabar. Por eso lo quieren parar, por eso están temblando.

Lo de Esteban Arce es apenas otro ensayo. Ya sucedieron cosas: la campaña antivoto de 2009, la rebelión tuittera contra el impuesto a la Internet.

Espérense a que vengan las elecciones del 2012. Si las del 2006 fueron de los blogs, las del 2012 van a ser las de las redes sociales.

Obama ganó por la organización y la lana que juntaron sus jóvenes simpatizantes internautas. Sólo falta que surja un candidato por Twitter o Facebook, como en Chile.

Las redes sociales son reflejo de la sociedad misma. Cambiemos la realidad y cambiarán las redes sociales. O mejor: utilicemos las redes sociales para cambiar la realidad.

9 Comments:

Blogger Amílcar Salazar said...

Master GVZ, no puedo estar más de acuerdo con tu texto. De un tiempo para acá, soy propagador de la advertencia contenida en este párrafo tuyo: "Lamento comunicarles que eso se está empezando a acabar. Por eso lo quieren parar, por eso están temblando". ¡Me fascina el momento tecnológico que vivimos! Un abrazo. Amílcar Salazar.

9:49 a.m.  
Blogger *Gina Halliwell* said...

Muy interesante.

Por cuestiones estadísticas mejor te leí en el blog que en nota de Facebook :D

11:53 a.m.  
Blogger Celestina Tercioipelo said...

Además, tuíter y las otras redes son un espacio propicio para el sentido del humor. A eso también han de tenerle miedo.

Te sigo.

:)

12:06 p.m.  
Blogger e said...

"la campaña antivoto de 2009, la rebelión tuittera contra el impuesto a la Internet."

REBELION TUITERA, ya tan devaluada esta la palabra ¿REBELDIA?

¿CUAL FUE el resultado de la campaña ANTIVOTO del 2009? Aun Saramago en sus ensayo sobre la lucidez (que gira en torno al voto blanco) afirma que eso es simple UTOPIA.

Lo que ESTEBAN ARCE dices que representa lo es para ti y unos cuantos, por fortuna. NO LE DES MAS importancia.

ME SIGUE extrañando que tu vision sea tan cortita.

9:57 p.m.  
Blogger deivid said...

tienen el poder y lo van a perder (o lo están perdiendo?).

saludos bersuitbergarabateros...

1:21 a.m.  
Blogger Unknown said...

¡¡Por supuesto qeu los tiempos han cambiado!! Y lo que viene!! Claro que hay miedo porque temen perder el sitio privilegiado en el que viven...


¡Bienvenidas las redes sociales... aún con el costo que esto implica!


Saludos!!

2:47 p.m.  
Blogger Fernando Celis said...

Hola, en realidad no nos conocemos, pero generalmente leo tu blog (muy bueno, por cierto).

Dos preguntas.

¿Consideras que las redes sociales están cambiando, porque existe un progreso, un avance, o mero sentido dialéctico?

y la otra es,

¿no consideras que twitter puede generar o ahondar más en la cultura de la "brevedad" y la "superficialidad"? Es decir, en lugar de ahondar en el conocimiento, nos acercamos más a la cultura de la intolerancia y la "verdad absoluta" en 140 caracteres?.

Saludos!

11:24 a.m.  
Blogger Guillermo Vega Zaragoza said...

Hola Fernando:

Pues yo creo que las redes sí están cambiando cosas, aunque en México apenas estamos aprendiendo y explorando. Por ejemplo, ahora mismo con la tragedia de Haití, están demostrando una gran utilidad para la movilización y la solidaridad.

Desde luego, eso de la brevedad tiene sus riesgos, pero sólo si se toma como la única forma de expresión. Claro, muchos se quedan nomás en el tuiteo como pachanga, pero muchos otros lo utilizamos para compartir información útil que nos lleva a otros contenidos más amplios (y sí, también para chacotear de vez en cuando). Todo depende de para qué lo utilice cada quien.

Los medios en sí mismos no son ni buenos ni malos, simplemente tienen sus alcances y limitaciones, y no hay que exigir cosas que no pueden hacer. Lo que sostengo es que hay que explorar, probar y arriesgarse a cosas nuevas.

Ahora hay una especie de boom, pero poco a poco se irá convirtiendo en algo cotidiano y común, por lo menos para los que nos dedicamos a la comunicación y la cultura. Otros tantos millones viven felices sin saber siquiera que existe el Twitter.

Saludos.

Guillermo.

12:44 p.m.  
Blogger Fernando Celis said...

Hola, gracias por la respuesta.

Probablemente por la forma en que hice las preguntas pareciera que estoy en desacuerdo, pero no.

Por lo menos pienso muy parecido. Incluso creo que si alguien quiere utilizar la red únicamente para chacotear, está perfecto, y está en su derecho.

En lo que sí discrepo es en el hecho de que los periodistas "old school" le tengan miedo a lo nuevo.

Más bien creo que conocen tan bien el negocio que sabrían como hacer "suyo", lo que actualmente parece ser un poco "independiente". Y de ahí el problema con la "brevedad".

Si antes de que éstas redes "lleguen para quedarse" no intentamos implementar cierta educación, mucha gente se hará más intolerante pensando que conoce los temas a fondo, sólo porque leyó a Gómez Leyva en su twitter.

Aunque por otro lado, no es razón para no probar nuevas cosas. Al cabo siempre ha habido gente carente de capacidad racional.

Saludos.

7:43 p.m.  

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