Una "chick flick" al revés
(500) Days of Summer es en realidad una “chick flick” al revés. Podría incluso denominarse una “lad flick”. Ya se sabe: una “chick flick” es aquella película que narra las tribulaciones de una chica por alcanzar el amor, cosa que finalmente logra, para beneplácito de los corazones sensibles del respetable. Pero en 500 días con ella (que así le pusieron en México) todo está al revés volteado: el que sufre es el muchacho y la chica es la que lo hace sufrir, además de que al final no se quedan juntos. Sobre advertencia no hay engaño: desde el principio el narrador señala que no se trata de una historia de amor sino de una historia sobre el amor.
Además, uno de los diálogos al inicio de la cinta lo deja muy en claro:
Summer: Hemos estado desde hace meses como Sid and Nancy .
Tom: Summer, Sid acuchilló a Nancy siete veces con un cuchillo cebollero, digo, creo que hemos tenido desacuerdos pero difícilmente creo que yo sea Sid Vicious.
Summer: No, Yo soy Sid.
Tom: Oh, o sea que yo soy Nancy...
[Llegan los hot cakes]
Summer: Comamos y luego hablamos de eso. Mmm, esto está bueno, qué bueno que vinimos aquí, me encantan los hot cakes. ¿Qué?
[Tom se levanta y se aleja de la mesa]
Summer: ¡Tom, no te vayas! ¡Sigues siendo mi mejor amigo!
A partir de ahí, la película tratará sobre la forma en que ambos personajes llegaron a esto, de una manera muy original, dando saltos en el tiempo, yendo de un día a otro, para ilustrarnos de estos 500 días en la vida de un hombre, de su ascenso a los que creía la gloria y su caída al infierno.
A pesar de las advertencias, al principio todo parece indicar que nos encontramos ante una historia de amor común: chico conoce a chica. Pero resulta que chico y chica no son comunes. Summer Finn (interpretada por Zooey Deschanel, que ni mandada a hacer en su papel de chica adorable, pero al mismo tiempo distante y fría) es el tipo de chica del que todos se enamoran o creen estar enamorados, además de su belleza, por su forma de ser, es decir, de ser o tan sólo estar en el mundo. Resulta hilarante la secuencia, casi de documental, donde el narrador cuenta que cuando Summer citó en el anuario del colegio una canción de Belle and Sebastian las ventas de discos de este grupo subieron en su pueblo sin explicación, o que cuando trabajó en una nevería las ventas se elevaron, o que al alquilar departamento siempre obtiene precios más bajos que los del mercado. Summer es —como muchas mujeres que todos los hombres conocemos o hemos conocido— una mujer que hace sentir a los demás personas especiales, como si fueran la única persona que les interesara en el mundo, y Tom Hansen (interpretado por Joseph Gordon-Levitt, que ha dejado los roles de comparsa del galán de las películas y ahora cumple con solvencia su papel de chico sensible) no podía ser la excepción, sobre todo considerando que es un hombre definitivamente de una nueva época: idealista, romántico, sensible, buena onda, un poco aniñado, nada que ver con el estereotipo del macho o del galán que a todas se las trae muertas y las hace sufrir.
Tom trabaja escribiendo textos para tarjetas de felicitación. Summer es la nueva asistente del jefe. Summer no cree en el amor ni en las relaciones comunes, mientras Tom es un romántico empedernido. Coinciden en el elevador y ella hace un inocente comentario sobre su gusto por The Smiths, el grupo favorito de Tom. Suficiente para que él caiga rendido y asegure que ella es “la adecuada”. Si esta fuera una “chick flick”, la chica se juntaría con sus amigas para contarles sus cuitas, pero como aquí todo es al revés, es Tom el que hace un cónclave con sus amigos para narrarles sus desventuras. Y no sólo eso: su mejor consejera (ya que sus amigos son igual de papanatas que él en cuestiones del amor) es su hermanita de 12 años, que parece ser la única persona razonable en toda esta historia.
Poco a poco nos vamos enterando que la vida de Tom con Summer no podía ser más idílica: les gusta lo mismo, tienen el mismo tipo de sentido del humor y poco a poco se van abriendo el uno al otro. Además, Summer es una loca adorable, lo que —como todas las de su tipo— la hace aún más adorable, adictiva y peligrosa. Lo besa, lo toma de la mano, lo invita a su departamento, hacen el amor. Tom está tan maravillado que hasta baila en la calle como si su vida fuera una optimista comedia musical.
Hasta que un día, sin decir agua va, Summer le dice que son como Sid y Nancy. ¿Pues qué pasó? ¿Pues qué no eran la pareja perfecta? Tom sufre lo indecible al verla perdida. Entonces la hermanita le dice: “Tom, sé que tú crees que ella es la adecuada, pero yo no. La próxima vez que mires hacia atrás, deberías ver de nuevo”. Tom recuerda que no todo fue miel sobre hojuelas, que hubo momentos en que no todo fue idílico. Lo que pasaba es que Tom sólo atesoraba las partes buenas y no tomaba en cuenta las malas. Summer siempre le decía que no quería una relación estable y él prefería no escucharla, sobre todo porque ella hacía cosas con las que daba señales de todo lo contrario a lo que decía.
Finalmente, después de varias semanas de no verse, se vuelven a encontrar por casualidad y ella vuelve a comportarse de tal manera que Tom siente que puede haber un regreso. Ella lo invita a una fiesta en su casa. Tom va, pero se empieza a hacer ilusiones. Aquí resulta genial el recurso de la pantalla dividida para mostrar sus expectativas y lo que realmente sucede. Tom se da cuenta de que ella ha recibido un anillo de compromiso. Se hunde en una profunda depresión, renuncia a su trabajo y decide buscar trabajo como arquitecto, que fue para lo que realmente estudió.
Un día, Summer lo encuentra en la banca del parque al que solían ir juntos. Tom ya sabe que está casada y le pregunta por qué lo hizo, que no entiende que no quisiera ser la novia de alguien y sí terminara siendo la esposa de alguien. Entonces ella le contesta que él tenía razón: que el amor sí existe y que simplemente llega un día sin que lo esperes. Corolario: Tom no era el amor de Summer, aunque Tom creía que ella sí era el suyo.
Para no dejarnos con este hueco en el corazón, al final los creadores nos dejan abierta una pequeña rendija de esperanza, exponiendo que “existen muchos peces sueltos en el mar”.
El tema de la película no es menor: nos presenta una realidad que muchos hombres están viviendo en la actualidad (en realidad desde hace varios años). A raíz del cambio de roles tradicionales en la pareja, ahora las mujeres son más libres de decidir cómo será su vida amorosa. El rol tradicional de novia y esposa está cambiando y qué bueno. Y el de los hombres también está cambiando: ahora los hombres (no todos) se han vuelto más sensibles, ya no tienen tanto miedo de expresar sus sentimientos y mostrarse vulnerables, sin que los califiquen de blandos o “poco hombres”. No obstante, esta cinta nos muestra los problemas que surgen cuando ese cambio de roles no ha terminado de definirse, llevando a uno o a los dos miembros de la pareja a la miseria y el sufrimiento.
Pensemos en una escena emblemática de la película: Tom y Summer toman una copa en un bar. Un tipejo se acerca a Summer y le invita una copa de manera insolente y grosera. Summer lo rechaza de manera cortés pero firme. Tom no dice nada. Hasta que el pelafustán le dice que no puede creer que ande con un tipo como ése. Tom le suelta un puñetazo y el otro le responde. Cuando regresan a casa, Summer está enojada porque Tom no debió hacerle nada al tipo. Él le dice que lo hizo por ella. Ella le dice que no tenía que hacerlo, pues nada más son amigos. Tom se va, desilusionado, aunque ella después lo busca para pedirle que la disculpe.
¿Qué debería haber hecho Tom? ¿Aguantar las bravatas del tipo? Es cierto: Summer y él eran sólo amigos, a pesar de que se acostaran juntos y compartieran cosas como pareja, pero “oficialmente” no lo eran. ¿Hizo bien Tom en responder así? ¿Cómo hubiera quedado, según él, ante él mismo y ante los demás: como un sacatón que no supo defender a su novia? (a los demás les importa poco si son novios “oficiales” o no: si vas con una chica a un bar es porque andas con ella o quieres andar. Punto). Cada quién que saque sus conclusiones.
Por su parte, Summer también tiene su parte de responsabilidad. A pesar de decir claramente que no quiere nada serio por el momento, actúa de manera totalmente contraria. ¿Cómo quería que Tom no se ilusionara si hacía todo para que él se enamorara? Como muchas mujeres, Summer trata de lavarse las manos con aquello de “yo le dejé muy claro que sólo éramos amigos”. ¡Por favor, Summer (y todas las mujeres como ella que estén leyendo esto): simple y sencillamente hay cosas que los “amigos” no hacen y entre ellas está el besarse, agarrarse románticamente de la mano, ver películas porno juntos, fornicar y gritar a los cuatro vientos en un lugar público la palabra “pene”! Todo esto, que a algunas féminas les podría parecer inocente, travieso y desopilante, puede tener consecuencias catastróficas en el alma de un hombre, sobre todo si ese hombre las quiere bien, no nada más para pasar el rato.
Porque eso podría ser una solución: que nadie se comprometa: puros “free’s” y todos tan contentos. Es decir, que las mujeres se vuelvan tan desalmadas e hijas de la chingada como eran (o son todavía) muchos hombres. Eso sí sería de veras bonito. ¿Que no?
4 Comments:
Nooo, lo de verás bonito sería que summer se responsabilizara hacia tom
Uy no sé, es complicado. Aunque Summer era toda liberal finalmente s etermina casando con un tipo que llevaba pocos meses de conocer. Sí hay un cambio actitud, no sé si de roles... las mujeres y los hombres somos hijos d ela chingada en algún punto, para alguien.
La película me encantó. Esa manera de tratar el amor es muy fiel a nuestros tiempos. Cuando Tom ve que Summer tiene anillo de comprimiso y sale corriendo se me salieron mis lagrimitas, sentí el PUNCH en el estómago. Después cuando ella le confiesa que con él nunca sintió esa "certeza" de querer estar a su lado... pfff, me recuerda un episodio en mi vida.
Pero bueno, ya no debrayo más en tu blog. Me gustó mucho tu análisis de la película.
Saludos!
Vaya, como vine a dar allá vine a dar aquí...
Dos cosas:
1. El post de día noviembre 20, La noche de un día difícil, hizo que regresara por acá. Es un placer leerte, de vez en cuando. Gracias.
2. Guillermo, agradezco también el cómo te expones a través de la escritura (¿Quién dice que no es para ello?) y lo compartes tan generosamente.
Pues gracias, aunque para mí tu nombre sí importa y me gustaría saberlo.
Saludos.
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