viernes, octubre 23, 2009

UNAM, Premio Principe de Asturias 2009

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Prestigiada distinción


por Guillermo Vega Zaragoza


(tomado de Revista de la Universidad de México, octubre 2009)

Una vez más, nuestra Alma Mater, la Universidad Nacional Autónoma de México, obtiene un importante reconocimiento internacional por su destacada labor educativa, científica y cultural. En esta ocasión se trata del Premio Príncipe de Asturias 2009 en la categoría de Comunicación y Humanidades, lo que constituye gran motivo de orgullo para todos los universitarios que con su trabajo, dedicación y compromiso han convertido y mantienen a la UNAM como la mejor universidad de Iberoamérica y una de las mejores del mundo.

Este premio ―que será entregado por el Príncipe Felipe de Borbón el 23 de octubre en el teatro Campoamor de Oviedo, Asturias― constituye una de las más prestigiadas distinciones no sólo en España e Hispanoamérica sino a nivel internacional, tanto por la categoría de los premiados como por la composición de los jurados, destacados miembros de la comunidad científica, artística, cultural y política de España.

Los premios fueron creados en 1981 y desde entonces se otorgan cada año. Los premiados pueden ser personas individuales, instituciones o grupos de trabajo de todo el mundo, que hayan destacado en su trayectoria en alguna de las ocho siguientes categorías: Artes, Deportes (incluida desde 1987), Ciencias Sociales, Comunicación y Humanidades, Concordia (incluida desde 1986), Cooperación Internacional, Investigación Científica y Técnica, y Letras.

En esta ocasión el jurado que decidió otorgar el galardón a la UNAM estuvo integrado por José Antonio Álvarez Gundín, Alejandro Echevarría, Javier Gómez Cuesta, Javier González Ferrari, Álex Grijelmo, José Luis Gutiérrez, Daniel Innerarity, Miguel Ángel Liso, Manuel Lombardero, Ramón López Vilas, Catalina Luca de Tena, Francisco Luzón, Hans Meinke, Ana Rosa Migoya, Jaime Montalvo Correa, Beatriz de Moura, Pedro Páramo, José Luis Pardos, José Ramón Pérez Ornia, Alberto Pico, José Antonio Sánchez, Jesús de la Serna y Enrique Ybarra. Estuvo presidido por Ricardo Senabre y fungió como secretario Juan Luis Iglesias Prada. Cabe destacar que el premio está dotado con 50,000 euros (cerca de 70,000 dólares) y la reproducción de una estatuilla diseñada por Joan Miró.

Los lazos que vinculan a la UNAM con España se extienden desde la fundación de la Real y Pontificia Universidad de México, en 1551, que siguió el modelo de la Universidad de Salamanca. En 1910 se convirtió en Universidad Nacional como institución de enseñanza superior del Estado mexicano. Posteriormente, en 1929, obtuvo su autonomía, como fruto de la movilización de la comunidad universitaria. En la actualidad es la principal institución de estudios superiores de carácter público del país y una de los más importantes de Iberoamérica.

En el campo de las humanidades, la UNAM ha destacado por su trayectoria abierta al pensamiento iberoamericano y como centro de acogida de destacados intelectuales y artistas españoles exiliados tras la Guerra Civil. Muchos de ellos siguen impartiendo sus conocimientos en esta casa de estudios, como Adolfo Sánchez Vázquez y Ramón Xirau, al igual que lo hicieron en el pasado muchos de sus compatriotas, como José, Gaos, Luis Cernuda, Wenceslao o Max Aub, exponentes del grupo de intelectuales que trajeron a México sus conocimientos y experiencia en campos tan diversos como la filosofía, las ciencias sociales, la medicina, la literatura o el derecho. Pero, sobre todo, aportaron una actitud ejemplar y una profunda vocación humanista; mostraron una enorme congruencia entre sus pensamientos, sus hechos y sus palabras, por lo que hicieron escuela a través de un ejemplo contundente de valores y principios que defendieron y siempre fueron consistentes con sus convicciones.

La UNAM siempre ha estado ligada con las naciones iberoamericanas y ha sostenido un gran compromiso con los valores e ideales de nuestros pueblos. En 1920, José Vasconcelos reconoció que la educación superior era uno de los espacios donde la comunidad iberoamericana podía encontrar un punto de confluencia. “Comencemos entonces haciendo vida propia y ciencia propia. Si no se libera primero el espíritu, jamás lograremos redimir la materia”, dijo el entonces rector de la Universidad. En efecto, con ideas y objetivos comunes se llegará a la unidad y a la afirmación de la identidad iberoamericana y la integración de los países hermanos en la cultura.

La UNAM fue propuesta para el premio por el embajador de España en México, Carmelo Angulo, y apoyada por la International Association of University Presidents (IAUP), representativa de más de 600 instituciones educativas de África, Europa, Latinoamérica, América del Norte y diversos países de Asia, Arabia y el Pacífico. Además, muchas personalidades distinguidas del mundo académico, científico, cultural político e intelectual de Iberoamérica, entre ellas varios galardonados anteriores del premio, enviaron sendas cartas de apoyo a la candidatura de la UNAM, dejando en el camino a otras veinte candidaturas procedentes de doce países, entre las que figuraban la del historiador británico Geoffrey Lloyd, el sociólogo alemán Ulrich Beck y el filósofo español Emilio Lledó.

Más de una docena de personas e instituciones mexicanas han sido distinguidas con este premio desde su creación en 1981 y algunas de estas eminencias se formaron en la UNAM. Entre los galardonados se encuentran: Juan Rulfo, Emilio Rosenblueth, Marcos Moshinsky, Guido Münch, Francisco Bolívar Zapata, Silvio Zavala, Carlos Fuentes, Pablo Rudomín y Ricardo Miledi, así como la editorial Fondo de Cultura Económica y el Colegio de México.

El pasado 10 de junio de 2009, el jurado del premio, reunido en la ciudad de Oviedo, España, anunció su decisión con el siguiente dictamen:

A lo largo de los cien años de su existencia, la Universidad Nacional Autónoma de México ha sido el modelo académico y formativo para muchas generaciones de estudiantes de diversos países y ha nutrido el ámbito iberoamericano de valiosísimos intelectuales y científicos. La Universidad Nacional Autónoma de México, que acogió con generosidad a ilustres personalidades del exilio español de la posguerra, ha impulsado poderosas corrientes de pensamiento humanístico, liberal y democrático en América y ha extendido su decisivo influjo creando una extraordinaria variedad de instituciones que amplían el mundo académico y lo entroncan en la sociedad a la que sirven.

Luego de conocer el veredicto, el Rector de la UNAM, doctor José Narro Robles, agradeció la distinción al jurado, a la Fundación Príncipe de Asturias, a Asturias y al pueblo de España “por un Premio que es muy importante para esta Universidad y para México como país”. Y añadió: “Estamos a punto de iniciar los festejos del centenario de la UNAM, que es hija de la de Salamanca y, por lo tanto, es muy importante para los dos países, un motivo más que nos hermana”.

Destaca entre ellas, por ejemplo, la de Miguel Ángel Moratinos, ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación de España:

Estoy convencido de que la UNAM, una de las universidades más importantes de toda Iberoamérica, reúne con creces todos los méritos para ser acreedora de este prestigioso galardón. Efectivamente, a su excelencia académica e investigadora, se une su compromiso con la comunicación y la difusión cultural, científica y humanística, como atestiguan el reconocimiento de sus docentes e investigadores, la calidad de sus estudios y programas con lo que se forman decenas de miles de jóvenes mexicanos, el rigor de sus publicaciones que son punto de referencia de la comunidad académica e, incluso, el carácter simbólico y universal de su campus en la Ciudad de México, reconocido como Patrimonio Mundial de la UNESCO. La UNAM se ha convertido además en un actor fundamental de la historia cultural y social de México desde su fundación a principios del siglo pasado.

O esta otra, de Joaquín Luque Rodríguez, rector de la Universidad de Sevilla:

Además de ser casa de la cultura, la UNAM es reconocida como la casa por excelencia del pensamiento iberoamericano y mexicano y fue un generoso cobijo de una buena parte del exilio y del destierro intelectual iberoamericano. Su riqueza institucional y sus principios básicos de calidad académica, humanismo, compromiso social y competencia científica y tecnológica, así como su compromiso con la difusión y divulgación universitaria y de las nuevas tecnologías, la convierten en la más óptima y prestigiosa casa de estudios de América Latina.

Este galardón que recibe ahora la UNAM constituye sin duda un reconocimiento a todas las generaciones que a lo largo de los siglos han construido y fortalecido una de las instituciones emblemáticas de México e Iberoamérica. Nuestra máxima Casa de Estudios es una muestra de que los mexicanos somos capaces de construir y consolidar grandes instituciones, que trascienden el tiempo y que son reconocidas en todo el orbe.

Enhorabuena a todos los universitarios.