El presidente antirrock
Hace un par de días, cuando me encaminaba a la estación del metro, me llamó la atención la portada de una revista. En ella aparecía la foto oficial de Felipe Calderón con la banda presidencial (esa foto que todos los funcionarios deben colgar en sus oficinas) con una leyenda inusual en letras mayúsculas: “ANTIROCK”.
No se trataba de una de las publicaciones habituales sobre temas políticos sino de una revista llamada R&R, es decir, Rock and Roll. Ya la conocía aunque no la leo habitualmente, prefiero La Mosca en la Pared, Switch y hasta la Rolling Stone México (aunque a veces ponga a Maná en la portada).
En el índice, el artículo principal se anunciaba así: “De acuerdo con las sagradas instituciones 'la única vía para lograr un cambio es la electoral', pues ya votamos y ya nos chingamos”.
En interiores, el artículo firmado por Iván Nieblas y Olallo Rubio (quien además es coordinador editorial de la revista), se acompañaba con un montaje fotográfico desplegado a doble página con un sonriente Calderón en color rojo saludando a la usanza nazi y una fila de soldados con metralleta. El artículo comienza así:
“El rock and roll, a más de 50 años de su primera concepción, se ha convertido en más que una tendencia musical: es todo un estilo de vida. Quienes gozamos y vivimos el rock intensamente día con día, tenemos clara la principal enseñanza que ha traído a nuestras vidas: la libertad y el derecho a ser diferentes. Ese es el motor más importante que ha impulsado al rock y sus cientos de derivados a través de todos estos años. Ejerciendo nuestro derecho a la libre expresión de las ideas, exponemos las razones por las que creemos que Felipe Calderón es el presidente antirock. Se podría escribir un libro explicando por qué Calderón es antirock pero R&R es una publicación quincenal con poco espacio. A continuación les presentamos unos cuantos puntos que determinan la naturaleza contrarockera de ‘Pipo’”.
(Por cierto, si se utiliza el prefijo anti y la palabra inicia con "r" se debe escribir con doble "r". De nada.)
La verdad es que hasta ese momento lo primero que pensé fue: “¡Qué huevotes de estos cabrones! ¡Les van a cerrar el changarro y los van a desaparecer!”. Pero luego le di la vuelta a la página y me encontré con los “extraordinarios” argumentos de los autores para declarar a Calderón como el presidente antirrock (que nada más enumero):
1. La campaña “Tu rock es votar”. Bueno, sí, fue una mierda desmovilizadora con eso de “Si no votas, cállate”, pero hasta donde sé, no fue promovida directamente por Calderón o el PAN sino por una asociación civil de dudosa procedencia. Pero sí tienen razón en una cosa: “Mientras sigamos pensando que haber ‘cumplido’ con este ‘deber’ (votar), nos perdona de toda responsabilidad y todo queda en manos de los dirigentes electos, éstos seguirán haciendo con el país lo que les dé la gana”.
2. Que el governator Schwarzenegger y Daddy Bush vinieron al “golpe de Estado técnico”… perdón, a la toma de posesión en San Lázaro. Bueno, ¿y? ¿Eso qué tiene que ver con el rock? Cuando fue Mister Universo, Arnold hasta posó para la portada de un disco de Grand Funk Railroad.
3. Que recibió a Maná en Los Pinos. Bueno, eso lo único que demuestra es que el chaparrito pelón de lentes tiene perdida la brújula al pensar que esta inefable banda tapatía representa a “los jóvenes mexicanos”.
4. Haber aceptado que lo entrevistaran en MTV. Aquí si hacen varias acusaciones graves, pretendidamente relacionadas con su actitud antiroquera: que es fan de Mijares, que cree que Emmanuel aún está de moda, que de seguro tiene discos de Yanni y Fernando Drogadillo, los cuales pone para comer o estudiar.
5. Su posición antimujeres, antiaborto, antihomosexuales y antidrogas. Todo esto es cierto, pero tampoco le veo mucha relación con el rock. (Bueno, la parte de las drogas sí. Yo por eso siempre he sido zapatista, incluso desde antes de que apareciera el Subcomediante Marcos: “¡Tierra y libertad!” es mi lema: tierra para sembrarla y libertad para fumarla… tttttssssssss, rola la rola, carnal)
Terminé de leer el articulito y pensé, junto con Shakespeare: “Tanto para nada”. Está bien que para vivir, vender discos, revistas, ropa y películas, algunos “periodistas de rock” sigan haciendo creer a sus jóvenes y desinformados lectores que “el rock” como “estilo de vida” existe más allá de la adolescencia y los primeros años de la edad adulta, pero deberían reconocer que la llamada “actitud rocanrolera” es eso, una actitud, sin que esto sea un obstáculo para expandir el gusto musical.
Por ejemplo, a mí me ha gustado siempre el rock, pero nunca me dejé el pelo largo, ni me rebelé contra mis padres, ni me clavé en las drogas, ni ando por la vida comportándome como un eterno adolescente, sin asumir las responsabilidades propias de la edad adulta (aprender a valerse por sí mismo, principalmente). Tampoco compro ya muchos discos de grupos nuevos ni me mantengo actualizado en cuanto a las novedades musicales. De hecho, me gusta ahora mucho más la música clásica. Y si a actitudes rocanroleras vamos, Mozart y Beethoven me parecen más rocanroleros y revolucionarios que muchos roqueros actuales.
Desde hace un buen rato, el rock pasó a ser asimilado por la industria cultural y es casi imposible sustraerse a ella, si es que un roquero quiere que su obra sea conocida y vivir, precisamente, ese “estilo de vida”.
Hace muchos años leí Rock: el mito y el grito, del sociólogo brasileño Roberto Muggiati, y ya desde entonces se cuestionaba todo este rollo de la “contracultura” rocanrolera, la cual finalmente terminó absorbida por la industria. (Recomiendo ampliamente la lectura del libro Rebelarse vende: el negocio de la contracultura, de los canadienses Joseph Heath y Andrew Potter, editado por Taurus, para entender cómo se ha dado esta descarada asimilación)
Digo, si hasta hay un grupo que se llama RBD que canta (es un decir), en el colmo de la desfachatez, cuando todos sus seguidores se visten igual que ellos, algo así como: “Y soy rebelde cuando no sigo a los demás”, que vende discos y llena estadios, y fue inventado por una televisora, igualito que los Monkees en los sesenta para hacerle competencia a los Beatles.
O un grupo como Moderatto, que surgió como un chiste adolescente para parodiar a las bandas de rock pesado de los ochenta, y ahora hasta hacen “mensajes” para la campaña “anticorrupción” del retrógrado Consejo de la Comunicación, formado por empresarios conservadores y de ultraderecha para controlar los contenidos de los medios. Incluso desvirtúan el mensaje de una canción como “We’re not gonna take it” de Twisted Sister, que ¡precisamente trata de no dejarse de tipos como los del Consejo de la Comunicación!
Para rockeros, nadie como Dee Snider, que aún ahora sigue escandalizando
Ya hojeando la revista, me encontré con la publicidad de los podcasts de R&R, desde luego encabezados por el de Olallo Rubio, quien fue locutor de la fenecida estación Radioactivo, del Grupo Imagen, hasta que uno de sus socios, el insoportable Pedro Ferriz de Con, se asoció con Olegario Vázquez Raña y la volvieron una estación de noticias.
El anuncio dice: “Sin interrupciones comerciales, sin censura, sin restricciones de R.T.C., sin concursos tediosos para ganar boletos, sin limitantes de horario, sin problemas de recepción, sin impocisiones (sic) corporativas”. Esta última frase me llamó la atención no sólo por el evidente error ortográfico, sino por el hecho de mostrar como una virtud algo que es evidentemente falso.
¿De veras los podcasts de R&R nunca de los nunca jamases van a padecer “impocisiones corporativas”? Corporativas, se entiende, provenientes de las empresas, de los emporios, de la industria. Si bien el podcast de Olallo está presentado por Centro de Estudios en Ciencias de la Comunicación Campus Pedregal, los demás podcasts están presentados, a saber, por: BFGoodrich, Vans, Adidas y HBO. Todas son, como se puede suponer, ¡corporaciones!
Veamos quiénes son los anunciantes de R&R: entre otras empresas más pequeñas, son Bacardí, Coca Cola y Grupo Modelo. ¡Todas ellas corporaciones”. Y veamos quiénes son los dueños de NIESA, la empresa que edita la revista: Rómulo O’Farrill, Jr. (ya fallecido), José Antonio O’Farrill Ávila, José Antonio O’Farrill Welter y Christian O’Farrill Welter. Ummmmm… la célebre familia O’Farrill, socia durante muchos años de Televisa y de múltiples empresas y negocios. Es decir, ¡dueños de corporaciones!
(Por cierto, los podcasts de R&R pueden ser escuchados y bajados, gratis, por iTunes, de Apple, ¡otra corporación!)
Usted, amable lector, ¿empezó ya a deducir cierta incongruencia con los statements de esta revista tan “rockera”, antigobiernista y anticorporativa?
Me parece muy bien que una revista musical que se dirige fundamentalmente a los jóvenes aborde temas más trascendentes, pero no debería tratar de aparentar lo que no es. Ya se sabe que hacerse pasar por muy rebelde y contestatario vende ejemplares y eleva el rating, pero no deja de ser una actitud intelectual sumamente deshonesta.
En la actualidad, la única rebeldía posible es la que está dirigida contra las corporaciones y desde fuera de las corporaciones. Desde dentro de ellas, es muy fácil ser cooptado, corrompido, atacado o anulado.
Etiquetas: POLÍTICA Y COSAS PEORES
2 Comments:
Caray, hace un par de semanas que compré ese número de la revista -suelo comprarla cada quincena- y me llamaba mucho la atención la portada, un amigo que me avisa cada que sale una nueva estaba muy emocionado por lo que prometía el contenido y me contagió esa emoción. Al leerla me llevé una sorpresa similar a la que describes: no son argumentos sesudos, son gritos adolescentes que no dejan de ser cagados pero estan totalmente fuera de proporción con su diseño gráfico tan contestatario.
La contracultura va mucho más allá de gritar a los cuatro vientos que eres rockero y rebeldoso jajaja, Potter y Healt lo ilustran de buena manera aunque a ellos también les pondría uno que otro pero. No debiera sorprendernos tanto si conocemos los antecedentes del equipo rebelde radioactivo ahora reactor que se la ha pasado diciendo a voz en cuello que son la respuesta a la maltrecha sociedad y de paso, los que mejor gusto musical se cargan jajaja, de menos Olallo Rubio a veces tiene buenas ideas, pero tiene uno que estar muy a las vivas.
Nuevamente un gustazo leerte, me presento: soy Odeen Rocha, comunicador por la FES Acatlán y estoy escribiendo na tesina precisamente de Contracultura mexicana, saludos desde C. Izcalli.
sabes que los comunicadores que tienen el espacio televisivo, impreso y demás, en muchas ocasiones imponen al espectador sus propias taras y conveniencias, (miremos desde Jacobo hasta el neojupichistorete Loret de Mola)
y para colmo te encuentras con periodistas que tratan de hacerte creer que estás en la "onda" con sus notas de contracultura.
La contracultura es un concepto que hoy por hoy habría que redefinirse, pero por favor, no por comunicólogos.
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