Del blogtuality y otras yerbas
Pues resulta que ya se acabó el Virtuality Literario Caza de Letras, patrocinado por la Dirección de Literatura de la UNAM. Resultó ganadora Fernanda Melchor, de Boca del Río, Veracruz, que llevó el pseudónimo de Falanja. Enhorabuena para ella, y en general para todos los demás escritores que tuvieron la oportunidad de participar en un experimento inédito en nuestro país. Y ya se anuncia el siguiente virtuality: ahora sobre novela breve.
Como todo en la vida, un experimento de esta naturaleza tiene tanto cosas positivas como cosas que se podrían mejorar. Quisiera mencionar algunos aspectos, sin ánimo de denostar, sino más bien de construir, para que experiencias posteriores resultaran más fructíferas (si es que a alguien lee esto y le importa lo que pueda decir alguien como yo, je).
1) En principio, la idea de un “virtuality show”, como se les ocurrió llamarlo, no es mala, pero creo que generó expectativas equivocadas en algunos periodistas y visitantes. A lo mejor esperaban que hubiera encueres y polémicas y escándalos como en los “reality shows” de la televisión, y se encontraron con que la cosa era más bien aburridona, ya que había que nomás se trataba de leer y pensar mucho ("¡aich, qué aburrido eso, oyes!").
2) Esto condujo a que el concurso pasara más bien inadvertido para los medios “tradicionales”, pero sorprendentemente también lo fue en la blogósfera. Sin embargo, lo más preocupante es que a los suplementos, revistas y secciones culturales (salvo honrosas excepciones) les pasó casi de noche. Simple y sencillamente, lo ignoraron.
Quizá se debió a que gran parte de sus directivos y reporteros invierten mucho de su valioso tiempo en la grilla cultural y no tienen oportunidad ni ganas de seguir algo así (¿se han puesto a navegar por Internet estando crudos? No se los recomiendo: se reduce sustancialmente la capacidad de tolerancia).
O a lo mejor fue (esto es lo más probable) porque muchos de los miembros de la “nomenklatura” cultural de nuestro paisito ven con desprecio una manifestación nueva como lo son los blogs literarios, en parte porque no los entienden y en parte porque saben que quienes participan en este medio de alguna manera atentan contra sus intereses (compiten por la atención de los lectores, pues).
3) A pesar de todo, el “virtuality” generó expectativas insospechadas hasta por los propios organizadores, tanto por el número de blogueros que se inscribieron para participar como por el número de lectores que siguieron las diferentes etapas del concurso. Tan sólo si contamos los votos de la final (suponiendo que es un voto por persona) encontramos que participaron 3000 personas, que es un número de lectores mucho mayor que el tradicional tiraje de la edición de un libro de un autor primerizo en nuestro país, que es de mil ejemplares.
Si los agentes de las editoriales multinacionales estuvieran haciendo bien su trabajo, ya estarían buscando a los chavos participantes para editarles su primer libro. Pero, “ay, ¿para qué?, mejor me dedico a reeditar los libros de mi papá, al fin y al cabo a él ya lo conocen”.
4) Sea como sea, hay que decirlo, la mecánica del “virtuality” fue la de un taller literario, como muchos que se realizan casi desde el inicio de la Internet, nada más que en esta ocasión estuvo abierto al escrutinio del público, quienes podían interactuar y votar, pero nada más. Por lo mismo, las potencialidades de un medio como el blog fueron desafortunadamente desaprovechadas.
Las nuevas tecnologías abren nuevas posibilidades para ampliar la creatividad y la capacidad de expresión literaria. Sí, está bien: hay que aprender a desarrollar atmósferas y personajes, y recurrir a los clásicos, pero en los ejercicios encomendados a los participantes no se exploró ni por asomo la utilización, por ejemplo, de la hipertextualidad, mediante la utilización de imágenes, video o sonidos (que es la principal aportación de un medio como la Internet, además de la interactividad casi inmediata con el lector), que rompiera con la linealidad de la creación literaria tradicional.
Esto es entendible, en parte, porque dos de los jurados, sin menoscabo de su calidad como escritores y maestros, no tenían absolutamente ninguna experiencia con este medio (uno de ellos confesó en una entrevista que nunca había visto un “reality show”), y quien quizá llevó la mayor carga (tanto en planeación como en seguimiento del concurso) fue Alberto Chimal, pionero indiscutible en estas lides de la blogueratura.
No obstante, la experiencia seguramente fue enriquecedora para los participantes. Empero, valdría la pena explorar con profundidad las potencialidades de estos medios para abrir nuevos caminos en la expresión literaria y creativa de los jóvenes aspirantes a escritores, en lugar de sólo replicar lo que se puede hacer en el mundo real.
Sería interesante que los jurados y participantes expresaran pública y oficialmente sus sentires y experiencias al formar parte de este concurso. Eso enriquecería aún más el debate y la discusión para avanzar hacia algo nuevo y valioso.
(Por otro lado, ¿por qué clausurar el acceso a los blogs de los participantes? ¿Por qué no dejarlos abiertos durante un buen tiempo para que se puedan consultar? No creo que ocupen mucho espacio en servidor).
Update: Aparece nota sobre el Caza de Letras en El Universal de hoy (11/07/07)
Etiquetas: DE LA VIDITA LITERARIA
1 Comments:
Querido Guillermo: gracias por este comentario tuyo. Yo, por lo menos, estoy escribiendo ya algo sobre la experiencia del concurso, a ver en dónde lo publico. Un abrazo.
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