domingo, septiembre 17, 2006

Encuentro para fundar lo que viene

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El tipo de democracia que odian los "exquisitos":
¿qué es eso de andarse mezclando con la plebe?


por Rogelio Hernández


http://milenio.com/mexico/milenio/nota.asp?id=437139

A las 6:30 de la tarde, el Zócalo y sus alrededores entraron en una extraña catarsis durante cinco minutos exactos. Tantas manos alzadas simultáneamente con sus voces aprobatorias rebotando por los viejos edificios en un solo sentido ponen la piel de gallina.

Quizá estaban allí, en la zona central de México, los que humanamente caben, unos 650 mil, o acaso en algún momento llegaron el millón doscientos mil que dicen los organizadores haber registrado como delegados, pero los minutos climáticos envolvían a la mayoría.

Andrés Manuel López Obrador trató de no sonreír esos 300 segundos, paseaba la mirada en ese su horizonte henchido de amarillo, tensó los músculos de los hombros, unos momentos puso el reojo en quienes un poco atrás, en el presídium, también coreaban: “¡Obrador!... ¡Obrador!... ¡Obrador!... Y se sacudió.

Es que Jesusa Rodríguez, la actriz, la cantante, la performancera, la coordinadora de lo artístico, la allí nombrada dirigenta política había formalizado la cuarta votación de la tarde: “la Convención Nacional Democrática (lo) declara como presidente legítimo de México”.

Yo nunca había visto, ni sentido, nada similar en casi tres décadas de reportero de las izquierdas mexicanas. El acto no era lo que dicen sus promotores y organizadores. Pero tampoco pueden desdeñarse un ápice sus significancias.

Por lo que acordaron, por la cantidad de políticos que lo promovieron, por quienes lo legitimaron con su presencia, se estaba inaugurando e institucionalizando (paradójicamente) un ciclo de política desde la centroizquierda con tres instrumentos a la vez:

Un movimiento social en la base, desde ayer ya formalizado como Convención Nacional Democrática; una nueva coalición de partidos legales (el Frente Amplio Progresista) y un foco de poderes espejo (Presidente y gabinete) para crearle dualidad a los institucionales.

Y eso es mucho por lo que significa para los próximos meses y años en un país donde la oposición de izquierda no tenía una base social tan extendida y activa.

Pero pocos, muy pocos de las decenas de miles que ayer atiborraron nuevamente todo el centro histórico, podrían explicar todo eso. No lo calibraban así muchos que llegaron de Yucatán, de Baja California, de Tamaulipas y San Luis Potosí o de Veracruz o Guerrero o de casi todos los municipios del Estado de México y de la mayoría de colonias del Distrito Federal o como delegados de los muchas organizaciones de indígenas, de campesinos, o sindicalistas o de universitarios que incluso repetían frases similares a la pregunta ¿para que vienen?: Para seguir la resistencia civil… para impedir la imposición de Felipe… para nombrar presidente a López Obrador.

El acto sí fue una convención en el sentido laxo, o sea una reunión general de un partido político o de una agrupación de otro carácter, para fijar programas, elegir candidatos o resolver otros asuntos, como dice la Real Academia de la Lengua. Laxo porque la mayoría no fueron electos en sus pueblos, ni en sus colonias, ni en sus sindicatos, ni en otros sitios, pero todos a los que se pudo preguntar denotaban haber llegado por su voluntad, la mayoría con sus recursos, por invitación abierta, muy abierta para que inscribieran como delegados ellos, sus esposas, sus tíos y todo el que quisiera. Lo curioso es que el que llegaba sin su cartón, aunque nadie se lo requería, lo reclamaba porque querían tener la prueba de haber sido fundador de lo que viene.

El acto, entonces, no fue una convención en el sentido que los promotores querían darle (asamblea de los representantes de un país, que asume todos los poderes y que por extensión desconoce a los instituidos), pero ellos mismos se dieron cuenta al cabo de los 30 días que tardaron en prepararla. Por eso, la estructura que se creó, con los 12 grandes acuerdos votados, le dan cauce a la creación de un partido-movimiento sin precedente en México.

Con al menos 500 mil votos que lo legitiman, desde ayer se instauró como asamblea popular permanente por la resistencia civil a la Convención Nacional Democrática y se reunirá cada seis meses; la meta numérica es que el 21 de marzo deberá triplicarse a los inscritos para esa reunión. Arriba, habrá un Consejo Político Nacional, como dirección intermedia, de 300 miembros de todo el país y de las organizaciones sociales y políticas participantes. Más arriba nueve personas serán su comisión coordinadora (de resistencia civil), más arriba otras nueve serán su comisión política. Y lo que no se votó, pero lo anunció Leonel Cota, es que el movimiento social tendrá un largo brazo legal con todos los partidos con registro que eran coalición y los que ingresen, con todos sus gobernadores, senadores, diputados federales, diputados locales, alcaldes…. Esos que gobiernan a más de la tercera parte de los mexicanos.

Por todo eso es que ayer, cuando todas esas miles de manos se levantaban para legitimar los acuerdos, también a mí me alcanzó ese tremendo escalofrío por todo lo que viene.

2 Comments:

Blogger Guillermo Vega Zaragoza said...

Juar, juar. Nomás por lo de la cueva te lo perdono, ora sí me hiciste reír, jajajaja.

9:42 a.m.  
Blogger Guillermo Vega Zaragoza said...

Uy, pues qué pinche delicadito.

En todo caso, si no te gusta lo que pongo aquí, pues ya podrías irte a enchinchar a otro lado.

Dicho con todo respeto (copiado, por cierto, de ya sabes quíén).

10:03 a.m.  

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