lunes, abril 10, 2006

Hipocresía y "congruencia"

Ahora resulta que los funcionarietes foxipanistas, en lugar de ponerse a hacer su trabajo (que para eso les pagamos con nuestros impuestos, cabrones huevones) se dedican a contestar los posts de los blogs de ciudadanos que cuestionan a "su candidato". (http://ombloguismo.blogspot.com/2006/04/de-santos-poltica-e-idiotas-tiles.html)

¡Y tienen la desfachatez de hablar de "desperdicio de cerebro"! Si visitan este blog (http://atarantamientos.blogspot.com/) se darán cuenta de dónde tienen el cerebro (y no es metáfora) los hipócritas funcionarios panistas.

¿Y en manos de farsantes como éstos está la política para los jóvenes de este país? (¡Ay, ay, ay, ya, por favor, ya no, que me duele la cara de tanta risa!)

Bueno, pero en realidad no vine a eso, sino a decirles que, aunque no me gusta esa onda del "compló" ni nada, pero échenle un ojo, con calmita, a los links de esta página:

MANOS CON SANGRE:
http://senderodelpeje.blogspot.com/2006/04/reportaje.html

No es invención ni nada. Es información a partir de puras notas aparecidas en los diarios.

Y hablando de congruencias, léanse este artículo:

Calderón y el PAN: Ni principios ni valores
por Alvaro Delgado


México, D.F.,(apro).- La cúpula del Partido Acción Nacional (PAN) y el candidato Felipe Calderón Hinojosa exhiben otra muestra más del desprecio que tienen por los mexicanos, por su propia historia y aun por el sentido común, que no por evidente debe pasar desapercibida para su militancia y para la sociedad de la República.

El grupo parlamentario del PAN en el Senado se ha doblado ante el poder de Televisa y se apresta a convalidar, mañana, en comisiones y en la sesión del jueves en el pleno, una reforma a la Ley Federal de Radio y Televisión contraria al interés nacional, el principio que --ni más ni menos-- dio origen a ese partido político y que se supone es su guía.

Ya se sabe que en la política en general la ambición se antepone a los escrúpulos y el pragmatismo aplasta los principios, pero es todavía más grave en un partido político, el PAN, cuyos documentos establecen expresamente que no hay otra prioridad como institución que el interés nacional.

A juzgar por la posición que han asumido la dirigencia nacional del PAN, encabezada por Manuel Espino, el candidato presidencial y el grupo parlamentario en el Senado coordinado formalmente por Héctor Larios --aunque el poder real lo tiene Diego Fernández de Cevallos--, no hay más interés nacional que el de Televisa y por eso deben ser aprobadas las reformas que sus empleados redactaron.

En este sentido, es preciso recordar a los panistas, los de jerarquía y los de a pie, lo que establecen los documentos básicos de éste partido. Tan grave es no saber cuáles son los principios como violentarlos de manera deliberada, como lo están haciendo los jerarcas panistas.

Para empezar, en los Principios de Doctrina originales, los aprobados en 1939, se establece: “El interés nacional es preeminente; todos los intereses parciales derivan de él o en él concurren. No pueden subsistir ni perfeccionarse los valores humanos si se agota o se decae la colectividad, ni ésta puede vivir si se niegan los valores personales.”

En la versión 2002 de los propios Principios de Doctrina, aprobados cuando estaba al frente del PAN Luis Felipe Bravo Mena, se establece en el apartado de Humanismo Económico, en el quinto párrafo, lo siguiente: “El Estado debe regular los mercados para que los agentes económicos concurran en ellos y compitan en condiciones de equidad, y para evitar que el más fuerte imponga condiciones que terminen por destruir la competencia misma.”

Y en los Estatutos, en la fracción tercera, se ordena: “El reconocimiento de la preeminencia del interés nacional sobre los intereses parciales y la ordenación y jerarquización de éstos en el interés de la nación.”

El “Bien Común”, uno de los cinco pilares del “humanismo” que el PAN dice defender, es el conjunto de condiciones sociales que permiten y favorecen en los seres humanos el desarrollo integral de todos y cada uno de los miembros de la comunidad.

“El Bien Común es de todos y para todos. No promueve la ventaja de un grupo o clase alguna, sino el beneficio de todos, cualquiera que sea el carácter o la función que las comunidades realicen en la sociedad.”

¿Qué justificación doctrinal tienen Espino, Calderón y los senadores que aprobarán las reformas a la Ley Federal de Radio y Televisión? ¿Es que el interés de Televisa, obviamente económico y político, es el que está por encima del nacional? ¿Cómo explican que esto genera Bien Común?

Efraín González Luna decía que el Bien Común no es la suma de intereses particulares, sino la amalgama de todos, lo que reconcilia y une orgánicamente. ¿Este pensamiento ya no tiene significado en el PAN actual?

En realidad, no hay argumentación posible, desde el punto de vista doctrinal, para convalidar el avasallamiento del poder fáctico de Televisa al poder constitucional del Legislativo. Lo que se ha impuesto, además, es la ilusa creencia de Espino y Calderón de que, con la ayuda del oligopolio, habrá un respaldo de la sociedad.

La promesa de Televisa es apoyar la campaña de Calderón con mayor presencia en los canales de esa empresa. No entiende ese candidato que el problema no es las veces que aparezca en las pantallas, ni se retoca las canas o si repite lo que le instruyen asesores igualmente ineptos, sino la autenticidad y la congruencia en la gallardía.

Con motivaciones oportunistas, porque no fue incluido en una posición que le garantice ser senador, el panista Francisco José Paoli lo dice de manera más gráfica: “Con este tipo de decisiones, el PAN se puede ir convirtiendo en un partido demasiado pragmático que le da vacaciones a los principios y a la doctrina para ganar algunas cosas inmediatas: un plato de lentejas, que pueden ser algunos spots.”

Paoli acierta, pero también se equivoca a sabiendas de que el PAN no sólo ha mandado de “vacaciones” sus principios, sino los ha ignorado desde hace muchos años y él mismo ha asumido conductas que lo prueban.

Dos ejemplos: uno, cuando en 1997, una vez que el PRI perdió la hegemonía en la Cámara de Diputados, Paoli se desgañitó desde la tribuna afirmando que los electores no dieron la mayoría a los partidos contrarios a ese partido para cambiar la política económica y, dos, él y el resto de la bancada panista convalidaron el saqueo del Fobaproa, en diciembre de 1998, que a la sociedad mexicana le sigue costando.

Fue Calderón, como presidente del PAN, el que dio la autorización para convertir deudas privadas en deudas públicas y que ahora representan cien mil millones de dólares que, a diario, paga la sociedad mexicana. Por eso miente el candidato presidencial, que se presenta en su campaña como “manos limpias”, cuando afirma que Vicente Fox no endeudó a México, porque está postrado con tamaño endeudamiento interno.

Y todavía Calderón y quienes controlan al PAN se atreven a decir que actúan con valores y principios. Una vez más, para desgracia de quienes todavía creen en ese partido --que ciertamente son muchos mexicanos esperanzados--, queda claro que la divisa de los jerarcas panistas es la hipocresía.

Por eso el PAN y su candidato --que se revuelven con la cacique magisterial Elba Esther Gordillo, como el pacto sellado ayer en Guanajuato-- padecerán una derrota todavía más humillante, pese al promocional que compara a Andrés Manuel López Obrador con Hugo Chávez y que exhibe sus “lloriqueos”, en expresión de Espino.

Apuntes

Andrés Manuel López Obrador es más avezado políticamente para esquivar una definición sobre la ley Televisa, mediante trucos verbales y manipulación de periodistas, pero está obligado a hacerlo. Eludir un tema tan sustantivo para la democracia de México, que es una de las vertientes cualitativas, además del negocio, implica un acto de corrupción. No hay que olvidar que los diputados federales perredistas votaron, en diciembre, a favor de esas reformas y López Obrador es el principal responsable. Aludir a “motines emocionales” de los periodistas para evadirse --o emplazar a sus rivales del “PRIAN” para que aclaren el pacto-- no es admisible en alguien que aspira a ser jefe de Estado, comprado también por Televisa. De Roberto Madrazo, ni hablar. Es el perfil de la mafia….

Comentarios: delgado@proceso.com.mx y www.proceso.com.mx