miércoles, abril 05, 2006

La verdadera bronca con los inmigrantes

Una buena y lindísima amiga que vive en EU respondió al mensaje convocando al boicot de un Día sin Mexicanos el próximo primero de mayo. Dijo que en realidad lo que más les molesta a los gringos es que los inmigrantes no pagan impuestos y reciben servicios por parte del gobierno (salud, educación, etc.)

Yo le contesté que si bien es cierto que los inmigrantes ilegales no pagan impuestos, también es cierto que a los empresarios gringos que los contratan tampoco les cuestan tan caros como sería en caso de contratar a un trabajador legal con todas las de la ley, aunque parezca redundante.

En el asunto de la migración hay una absoluta hipocresía, cobardía e irresponsabilidad por parte de los gobiernos y algunos sectores económicos y políticos en ambos países.

Por el lado de México, está la incapacidad del gobierno y los empresarios para modificar el modelo económico, el cual permita la creación de más empleos y el impulso de inversiones productivas. De acuerdo con su muy particular forma de concebir la economía, se la pasan pendientes de los indicadores macroeconómicos (bolsa, balanza de pagos, inflación, tipo de cambio), pero no les interesa en lo más mínimo la microeconomía, es decir, cómo se reflejan esos indicadores en los bolsillos y vida cotidiana de los millones de personas que no ganan ni siquiera lo necesario para tener una vida digna.

En efecto, en México se producen muchas cosas, pero los beneficios de esa producción no se reparte equitativamente. Se encuentran concentrados en unas cuantas manos. Eso explica que mientras hay 50 millones de mexicanos o más en condiciones de pobreza, un empresario mexicano es el segundo hombre más rico del mundo. De ese tamaño es la desigualdad y la injusticia social en este país.

Muchas de las personas que se van a los EU son individuos que no se conforman con dejarse morir de hambre y ver a sus familias y a sus hijos morir también de hambre. Son personas inconformes que a pesar de sus limitaciones y los múltiples peligros que corren, se lanzan a la frontera en busca de una mejor vida, aunque también allá padezcan, pero saben que por lo menos van a ganar más que aquí, porque allá hay trabajo hasta de lavaplatos y aquí ni siquiera eso. O si lo consigues te pagan una madre, mientras el dueño del negocio se hincha de billetes. Nada más hay que ver el caso de los mineros, que ahora son calificados hasta de "pachecos" y "macizos" por el pendejo secretario del Trabajo.

Por eso enoja mucho la imbecilidad de Fox al ufanarse de los recursos que mandan los inmigrantes a México, como si fuera un logro de su gobierno, y hasta "felicitarlos" porque hayan salido a las calles. Y también el oportunismo de los legisladores al aceptar el voto en el extranjero y gastar millones de pesos para difundirlo y lograr apenas unos cuantos inscritos. ¿A poco creían que los mexicanos de allá se iban a abalanzar por su credencial para votar, si lo que menos quieren saber es de los pinches politicos vendepatrias que nos siguen gobernando aunque se vistan de azul en lugar de tricolor?

Y por el lado de los gringos, tampoco cantan mal las rancheras (en este caso, las country). Les conviene hacerse pendejos para seguir explotando a los mexicanos bien y bonito sin darles ningún derecho social o político, mientras también se hinchan de billetes, y la hacen de tos en el Congreso y en los medios para taparle el ojo al macho ante los electores, acusando a los "hispanos" hasta de terroristas y maleantes. La jugada perfecta: los exploto, pero los mantengo a raya dejándolos como ilegales y convirtiéndolos en los malvados favoritos (al fin y al cabo, el terror comunista ya valió y Bin Laden ya nomás asusta a los niños de teta).

Claro, al ciudadano gringo lo que más le duele es el bolsillo, porque no está dispuesto a subsidiar a los millones de ilegales. En todo caso, piensan, que los legalicen y que también paguen impuestos. Pero entonces los empresarios que los contratan dejarían de ganar tanto como lo hacen y pues así ya no es tan bueno el negocio, you know, my friend.

Todo parece indicar que mientras las cosas sigan igual en ambos lados de la frontera, los problemas van a seguir creciendo y los gringos no van a tener de otra más que aceptar la realidad: que, en efecto, los mexicanos están invadiendo su país (o mejor dicho, están repoblando la tierra que antes era nuestra y que ellos se agenciaron a la malagueña).

Es decir, la integración (entre EU, México y en una de ésas hasta con Canadá) económica, social y más tarde hasta política, es inevitable. Nomás que a todos les da miedo decirlo abiertamente. Eso es lo que está sucediendo, les guste o no les guste, lo aceptemos o no lo aceptemos. La realidad siempre es más fuerte e implacable que nuestros deseos y fantasías.

Bueno, eso creo yo, pero lo más seguro es que me falte razón.