"What a fuckin' wonderful world"
Pues el sábado fui a ver Un mundo maravilloso, la nueva película de Luis Estrada. La vi en el Cinemark del CNA que está a la vuelta de mi casa. La sala estaba semivacía. Además, por los aironazos, se estuvo yendo la luz a cada rato y la planta de luz del cine no entraba a funcionar inmediatamente, a esto se le suma que se veía que el “cácaro” era medio pendejo, pues hubo momentos en que no se oía el sonido de la película. Llegué a pensar que podía deberse a un “complot”, pero era demasiada paranoia.
Lo que sí fue algo deliberado para bajarle la audiencia fue estrenarla en pleno puente vacacional. Como se sabe, los distribuidores y los exhibidores (casi todos gringos) son los que deciden cuándo se estrenan las películas, y si se toma en cuenta que el 95 por ciento de las películas que se estrenan en nuestro país, pues ya se sabe lo que les espera a las películas mexicanas: tienen que hacer cola.
La película está dirigida específicamente al público que tiene la costumbre (y desde luego el dinero) de ir al cine: a la clase media medio ilustrada. Se trata de una farsa de humor negro contada en clave de cuento de hadas. Incluso así está concebida la estética de la fotografía y la producción.
Estrada no deja títere con cabeza. En ese “mundo maravilloso” todos son (somos, Kemosabi) unos verdaderos hijos de la chingada: los ricos, los pobres; los funcionarios, el pueblo; la prensa, la iglesia. Aparentemente la clase media es la única que se salva… pero nada más aparentemente. Los clasemedieros son los que viven en las casas que quisieran tener los pobres y son también los que les dan un pan y una cobija en Navidad, son los que dan donativos en el Teletón y creen que “Dios nunca abandona si se tiene fe”.
Como dijo el otro día Víctor Ugalde, en la película no hay un solo personaje positivo con el cual identificarse, por lo que desde el tercer acto la cosa se empieza a descomponer. No hay a quien irle. Ni siquiera a la clase media, que parece ser la más “buena” o “menos mala”, pero resulta al final la víctima más trágica, precisamente por su inconciencia, por su pasividad, por vivir en su “mundito” acogedor de trabajito, casita, carrito, hijitos y jardincito.
Por lo demás, casi todas las actuaciones están buenísimas. Parece que están todos los actores y actrices del cine actual (al parecer nomás faltaron los Bichir y Gael).
Pero no se las cuento para que la vayan a ver y reflexionen sobre ella, a ver si le agarran la onda y les cae el veinte de que la cosa está de la chingada y se va a poner peor si seguimos en nuestra pasividad y valemadrismo clasemediero.
Nada más les digo que al final, como en Titanic, se mueren todos, jajajaja.
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