RIP el CME
Esto sí es un verdadero escándalo y nadie ha dicho nada. Lo más indignante es eso de que los recursos se fueron a la fundación-negocio personal de la mujer del señor ése que vive en Los Pinos y que en su vida ha leído un libro.
Como siempre, yo me pregunto:
¿Dónde están los ex becarios del CME? ¿O qué: ya de lo cáido, cáido?
Más que la indignación solitaria o la manifestación de tristeza, hay que movilizar la información y hacer una carta para enviarla a los periódicos, por lo menos. Los compañeros que viven en otros países, ¿no podrían hacer circular la información por allá?
Cualquier cosa es mejor que el silencio. De lo contrario, más temprano que tarde nos vamos a encontrar con que todo el país se convirtió en un estanquillo donde sólo se vende Coca-cola.
El Centro Mexicano de Escritores cierra en definitiva sus puertas
por Carmen García Bermejo
Jueves, 1 de septiembre de 2005
Tomado de El Financiero
En el V Informe de Gobierno que hoy ofrece Vicente Fox, el discurso en el ramo de cultura estará plagado de cifras triunfalistas. Pero las mermas al patrimonio son significativas, como la desaparición, ahora, del Centro Mexicano de Escritores, que ha sido obligado a cerrar sus puertas al quedarse sin sede y sin capital.
El pasado 22 de agosto, el Centro Mexicano de Escritores (CME) entregó a la Secretaría de Salubridad y Asistencia (SSA) la casa que, durante dos décadas, esta institución le había prestado en comodato. El motivo fue la falta de recursos para comprar o rentar el inmueble. Esa crisis financiera obligó a la asociación civil del CEM a tomar una tortuosa decisión: cerrar lo que fue el semillero literario del país. A principios de agosto, el CEM donó sus archivos y libros -que guardan la memoria de los últimos 50 años de literatura mexicana- a la Biblioteca de la UNAM. La mesa en donde escritores como Alfonso Reyes, Julio Jiménez Rueda, Ramón Xirau, Juan José Arreola, Francisco Monterde, Juan Rulfo, Salvador Elizondo, Alí Chumacero y Carlos Montemayor discutieron, en diferentes épocas, con los jóvenes becarios durante 54 años fue cedida a la Fundación René Avilés Fabila, misma que está por formar el Museo del Escritor.
Fundado por la novelista estadounidense Margaret Shedd, en 1951, con fondos de la Fundación Rockefeller, el CME vivió un periodo de auge. Pero como en México pocas instituciones y empresas están acostumbradas a dar sistemáticamente donativos para causas culturales, paulatinamente empezó a tener varias crisis económicas. Sin embargo, sobrevivió y su trabajo fue decisivo en el desarrollo de la literatura mexicana al otorgar becas anuales a los jóvenes escritores para alentarlos a seguir en esta carrera.
El CME se sostenía económicamente de los donativos que conseguía con instituciones públicas y privadas. En los últimos diez años, una de sus principales aportaciones provenía de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Pero el donativo fue disminuyendo conforme las administraciones fueron cambiando. De julio de 1993 a julio de 2004, el Centro Mexicano de Escritores recibió apoyo de la SEP. Pero el año pasado dicha Secretaría redujo, sin explicación alguna, el monto que le destinaba: de 450 mil pesos anuales pasó a 375 mil.
Aunado a ello, los particulares que durante muchos años aportaron recursos al CME también disminuyeron sus donativos, incluso una empresa cervecera redujo a 300 pesos anuales su mínima aportación. Pero la situación se complicó aún más cuando apareció la Fundación Vamos México, de Martha Sahagún de Fox, porque los mejores donantes con los que contaba el CME prefirieron apoyar a una instancia que les garantizaba establecer vínculos políticos, además de deducir un poco más sus impuestos. Los donantes del CME fueron desapareciendo.
Por otro lado, el comodato por el que la SSA le había prestado la casa-sede al Centro Mexicano de Escritores se venció. Y es que ya hace 20 años el CME se había quedado sin sede, después de ocupar tres inmuebles en la colonia Del Valle. Pero el entonces extitular de la SSA, Guillermo Soberón, le consiguió una casa en comodato en la calle de Luis G. Inclán 2709, en la colonia Villa de Cortés. El inmueble era propiedad de una anciana sin herederos que, en gratitud por haberse atendido en la SSA, lo donó a la beneficencia pública.
Durante mucho tiempo esa casa estuvo abandonada. La SSA le propuso al CME que, a cambio de la restauración del inmueble, le podían entregar la casa en un comodato por 20 años. El CME aceptó. En enero de 2005, burócratas de la SSA empezaron a llamar al CME recordándole que el comodato se terminaba en mayo. Así es que o compraban o rentaban o entregaban la casa. Entonces, el exsecretario de Salud y miembro del Consejo del CME, Guillermo Soberón, habló con Julio Frenk, actual titular de la SSA, para solicitar una prórro- ga en lo que veían si podían adquirir la casa. Éste se las concedió por tres meses. En agosto, la mesa directiva del CME había tomado una decisión: entregar la casa por falta de capital.
Martha Domínguez Cuevas, representante legal del CME y a quien se le considera el pilar de esta asociación civil con más de 45 años de trabajar para esta institución, explica a EL FINANCIERO: "Cerramos el Centro Mexicano de Escritores porque nos quedamos sin sede y sin capital. No logramos reunir fondos suficientes para formar un fideicomiso o algo que respaldase nuestro trabajo. La beca 2004-2005 terminó el pasado 15 de mayo, pero tres meses antes nos dimos cuenta de que no había forma de continuar. Sin embargo, nos reunimos con el Consejo del CME y ahí se acordó tratar de sobrevivir, de lograr reunir más fondos. Realizamos las gestiones pertinentes y tocamos muchas puertas. No conseguimos nada."
Domínguez Cuevas añade que durante los primeros cinco años del CME, la Fundación Rockefeller ayudaba totalmente a la institución. Pero una de las políticas de esa empresa es: por cada peso que aporte tu país, yo aporto otro. Así trabajó el Centro varios años.
-En ese entonces -continúa Domínguez Cuevas- se otorgaban diez becas. Los jóvenes escritores vivían bien. La beca mejor pagada fue de mil 287 pesos (de los de finales de los años cincuenta) al mes. Cuando la Rockefeller nos dejó de dar dinero, empezamos a sufrir. Luego tuvimos años muy pesados, pero seguíamos gestionando para conseguir los donativos. Eso sí, nunca les fallamos a los becarios. El monto de las becas se fue mermando. Magníficos escritores tuvieron una beca muy pobre, pero no les importaba. Porque lo que les interesaba era el prestigio del centro. Por ejemplo, Juan Rulfo ahí escribió Pedro Páramo y Carlos Fuentes La región más transparente. Rosario Castellanos también consiguió una beca, al igual que José Emilio Pacheco, Carlos Monsiváis, Vicente Leñero, José Agustín, Jorge Ayala Blanco, Armando Ayala Anguiano, Elena Poniatowka y muchos otros. Hubo más de 250 becarios en el CME. Ya las últimas becas fueron de seis mil pesos mensuales, más diez mil pesos al entregar el libro. Siempre impulsamos a los jóvenes.
5 Comments:
Mierda, de no ser por tu blog, ni si quiera me hubiera enterado...
Que el alma del CME caiga sobre aquellos culpables y les jale las patas a diario.
... mal pedo, ontan los que fueron apoyados, igual ahora les toca apoyar no?
Otro punto negativo de nuestro gobierno.
Aquí la cultura no importa.
Lo mismo pasa a nivel estados...
Leo esta noticia con sabor agridulce. Por un lado, Muchos de los grandes escritores mexicanos estuvieron en el CME o incluso escribieron sus grandes obras en su estancia en el. Esos grandes escritores mexcianos que a veces criticamos muy duro.
Por otro lado, no sé que tanto haya hecho el CME estos ultimos años. La ultima vez que lo oi mentar, fue con el escandalo de la chava que estaba embarazada y le querían negar la beca.
Por tercer lado (comentario poligonal) no puedo creer que se hayan esperado a que no hubiera salida alguna para llamar la atención sobre la situación. ¿Porqué no se organizó desde antes una campaña a favor del CME?
Como anota el Universal el dia de ayer, es el fin de una época, tal vez venga algo mejor.
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