La novela, esa Gran Prostituta
Para salirnos un poco de la vorágine informativa sobre la influenza, una cita tomada de Un arte espectral (Emecé, 2009), el excelente libro postumo de reflexiones sobre la escritura que nos dejó el polémico novelista norteamericano Norman Mailer.
Un día se encuentra platicando con su amigo-rival Gore Vidal, otro gran autor estadounidense, acerca de la situación de la novela moderna.
Comenta Mailer:
“Gore, reconócelo. La novela es como la Gran Prostituta en nuestra vida. Creemos que nos hemos librado de ella, pasamos a otras mujeres, nos tomamos el pulso y decidimos que por fin estamos disfrutando de nosotros mismos, y después damos vuelta en una esquina, y ahí está la Prostituta sonriéndonos, y estamos atrapados. Sabemos que la Prostituta todavía nos tiene agarrados”.
"Vidal dejó escapar esa sonrisa torcida de admiración que se arranca de él cuando algún otro ha acuñado una imagen que podría encajar en su estilo. “Es cierto —dijo—, la novela es la Gran Prostituta”.
"Todo novelista que se haya acostado con la Prostituta (sólo los poetas y los cuentistas tienen una musa) vuelven después jactándose como un soldado en campaña que sale de una parranda en un prostíbulo: “Viejo, la hice gemir”, dice el grito del escritor joven. Pero la Prostituta se ríe después en su cama vacía. “Él fue tan dulce al principio —declara— pero al final sólo hacía “Pip, pip, pip”.
"Un hombre pone su carácter en juego cuando escribe una novela. Todo lo que en él es perezoso, o meretricio, o poco madurado, complaciente, temeroso, ambicioso en exceso, o aterrado por la lógica final de su exploración puede quedar revelado en su libro. Algunos escritores tienen la habilidad de ocultar sus debilidades; algunos tienen cierto genio para convertir una debilidad en un manierismo de estilo aceptable. No obstante, ningún novelista puede escapar del todo de su propio carácter. Tal vez sea ésa la peor noticia que un escritor joven puede oír".
"Una nota más sobre la Prostituta. Un amigo, después de leer los párrafos previos, dijo: “Ése es el título de tu libro: Yo la hice gemir”. Le aseguré que nunca había tenido un día tan valiente como para estar dispuesto a usar ese título".
2 Comments:
Genial la cita. A ver si me puedo hacer del libro! =)
ya la hice gemir " suena muy bien, de verdad que si . saludos.
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