viernes, julio 27, 2007

Soy un gordo

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Lo confieso: soy un gordo. Siempre lo he sido, desde chiquito. Provengo de una familia donde se comía bien y abundantemente. Los platos y los vasos siempre eran grandes. En cada comida, después de dar cuenta de la sopa, el arroz con huevo y dos guisados, acompañados de pan o tortillas y agua de sabor, mi madre siempre decía: “¿No quieres unos frijolitos?” Debo decir que nunca me negué a los acompletadores. Y para cerrar con broche de oro, el postre: pastel o gelatina o flan o galletas. Para doña Consuelo, mi madre (que Dios la tenga en su santa gloria), alimentar a su prole era una de sus formas de demostrarles su amor. Me imagino que muchas madres eran y son como la mía.

Así, desde siempre. Si a eso le añadimos que, en general, en mi familia somos de buena estatura, pues ya se imaginarán que siempre tuvimos que batallar con eso de las tallas de ropa. Desde que estaba en la primaria, teníamos que buscar mis camisas y pantalones en la sección de caballeros. Hoy la tengo que pedir por Internet desde Monterrey, en una tienda virtual que se llama (brujos, adivinaron) “Ropa para Gorditos”, porque aquí en la Ciudad de México no hay tiendas especializadas en tallas grandes (me dice una amiga que hay una en el Centro Histórico, pero si no fui a las asambleas del Peje, cuantimenos voy a andarme metiendo en ese berenjenal nomás para comprarme unos calzones).

Pero aunque ustedes no lo crean, el hecho de ser gordito no me ha provocado ningún trauma grave ni estoy resentido con la sociedad porque me haya rechazado. Bueno, cuando era adolescente, pensaba que las chicas no me hacían caso porque estaba pasado de peso. Y entonces me impuse una rigurosa dieta y salía a correr todas las mañanas. Así logré bajar 13 kilos en un mes. Me compré ropa nueva y me lancé a la conquista de las chavas que antes me habían despreciado. Pero ya que una de ellas me dio el sí y empezamos a andar de novios, le pregunté por qué antes no había aceptado mis lances. “Fue porque estaba gordito, ¿verdad?”, le dije. Pero ella respondió algo que me dejó frío: “No, la verdad es que nunca me importó que estuvieras o no gordito. Lo que me decidió a darte el sí fue que te conocí mucho mejor y me gustó tu forma de ser. Por eso.” Incrédulo, insistí pero ella corroboró lo que ya me había dicho.

Órale. Entonces resulta que a ciertas mujeres no les importa si tienes el cuerpo de un Adonis o de un tamal oaxaqueño, sino que tengas buen carácter y buenos sentimientos. Aunque volví a subir de peso y me convertí de nuevo en el gordito simpático que siempre he sido, he podido comprobar que, en efecto, a pesar de lo que nos plantean los infomerciales televisivos, las personas podrán tener la fantasía de poseer un cuerpo escultural, pero en la realidad prefieren a su gordito o su gordita, que es real, que en realidad los quiere y son correspondidos. Imagínense: ¿de qué serviría tener una mujer con el cuerpo de Niurka, pero con su pésimo carácter y falta de escrúpulos? En cuanto les haya sacado toda la lana o haya saciado sus bajos instintos, a volar, gaviotas, y que venga el siguiente incauto.

Todo esto viene a cuento porque hace unos días leí que la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006, realizada por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), reveló que el 70 por ciento de los adultos de nuestro país tiene algún grado de sobrepeso y obesidad, y que el ritmo de crecimiento de esta cifra, pasó de 34.5 por ciento en 1988 a 70 por ciento en 2006, cosa que no se ha visto en ningún otro lugar del mundo y que constituye un verdadero problema de salud pública, porque no sólo los adultos sino también los niños y los adolescentes ya están presentando ese problema, pues están gordos el 26 por ciento de los niños de cinco a 11 años de edad, lo que representa un incremento de casi 40 por ciento en relación con el índice de 1999, cuando era de sólo 18.6 por ciento. En los adolescentes, el sobrepeso y obesidad afecta a uno de cada tres individuos.

La encuesta resalta que este aumento de la obesidad en el país es alarmante, y que “es urgente aplicar estrategias y programas dirigidos a la prevención y control de la obesidad del niño, el adolescente y el adulto". Las autoridades de Salud insisten en recalcar el riesgo que representan el sobrepeso y la obesidad para el desarrollo de otros padecimientos crónicos, como la diabetes, que ya es la primera causa de muerte en la población general; las afecciones cardiacas y la hipertensión arterial, entre otros.

Veamos entonces: siete de cada diez adultos mexicanos son gordos. Es más, de acuerdo con la ley de la probabilística, lo más seguro que usted sea un lector gordo. No se haga, de nada le va a servir meter la panza, todos ya nos dimos cuenta. El primer paso para superar un problema es aceptarlo, así que dígalo bien fuerte y acéptelo: “Soy un gordo”. Una vez que ya aceptó la realidad y no la sigue negando, lo siguiente es decidir: ¿Soy feliz así o no? Si lo es, pues lo felicito aún más, pero si no lo es, ¿qué espera para poner manos a la obra y cambiar su situación?

Desde luego, lo primero es poner hincapié en que la principal causa de la obesidad son los malos hábitos alimenticios. Es cierto, todos debiéramos comer carne, frutas y verduras, y bla, bla, bla. Pero seamos realistas: ¿a cuántas personas les alcanza el sueldo para dar de comer a su familia e incluir todos esos alimentos, si todo está cada vez más caro y los sueldos cada vez son más raquíticos? Luego está la cuestión del tiempo. A muchas personas apenas y les da tiempo de echarse una torta de tamal y un atole al iniciar la jornada y ya en la tarde echarse unos tacos, una torta o unas gordas con un refresco en algún puesto callejero. Y también está el asunto de la comodidad y la pereza. A ver, usted, señora, no se haga: ¿cuántas veces ha preferido comprarle al niño una Maruchan en la tiendita de la esquina en lugar de hacerle una rica sopita de verduras, dizque porque “no le dio tiempo de ir al mercado y ya es bien tarde”? Es más fácil destapar un refresco que hacer un agua fresca de limón o de jamaica.

Es decir, muchos somos gordos porque queremos, pero muchos, muchísimos más, están gordos, porque no les queda de otra. Cuando las autoridades de Salud alertan sobre el problema también deberían tomar en cuenta que la obesidad no es tan sólo un asunto de decisión personal sino estructural y sistémico (chin, ya me salió lo académico). Para que me entienda usted, obeso lector, mi prójimo, mi hermano: usted puede cambiar si lo quiere, pero también hay que cambiar la forma en que la sociedad está organizada para evitar que estos situaciones se vuelvan incontrolables. Y eso, no sólo es responsabilidad de las personas, de los ciudadanos comunes y corrientes, sino de los gobernantes y de los empresarios, que también deberían contribuir a resolver este tipo de problemas de salud pública, antes de que sea demasiado tarde.

Yo, por lo pronto, llevo una semana a dieta. Pura verdura y cosas sanas, nada de azúcares ni harinas. Refrescos cero. Al principio se siente de la rechifosca, pero a todo se acostumbra el cuerpo, menos a no comer.

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9 Comments:

Blogger *Gina Halliwell* said...

Memo:

Qué buen post. De verdad. Me atrapó desde la primera línea (tramposo: me fui con la finta de que era una historia).

Pues miraaa... Para empezar, debo aclarar que NO soy una "lectora gorda" como tan falsamente me acusas. ¡Lo jurooo!!! Al menos ya no; de niña fui la clásica niña llenita porque se la pasaba tragando dulces y papitas, pero de pronto di el estirón en la prepa y bueno, hacer abdominales escuchando Psycho también ayuda :D jaja.

Y deja te aclaro que, la mera mera verdá, estar "flaquita" tampoco sirve de mucho: te acusan de tener tooodos los trastornos alimenticios que se te ocurran o de usar pastillas u otras "cosas" para mantenerte así. Hay causas peores para la delgadez extrema: ansiedad, insomnio, depresiones... Bla. Como sea. Soy la clásica "flaquita tragona" que pide su Coca Light cuando va al McDonal's por su MacTrío :OP

Te deseo mucho éxito con la dieta. En realidad no es tan difícil, sólo es cambiar hábitos: no más azúcar, productos bajo en grasa, cereales integrales, agua de frutas en vez de refresco, nada empanizado..

En fin. Tu post me gustó tanto que me inspiró a contestar todo esto, así que mejor ya me voy. Adiós.

*Gina Halliwell*

www.TodoMePasa.com

6:25 p.m.  
Blogger Don Gato said...

El mundo es de la gente esbelta...sniff

2:35 p.m.  
Blogger Lu said...

Pues yo le mandé mi dieta y nunca me peló (je, je).

Yo ya no soy lectora gordita, después de 8 meses de dieta, después de lo cual parece que aprendí a comer mejor porque llevo 9 meses más sin subir de peso.

Y pues sí, para algunos gordura es hermosura. A mí mas de uno me ha dicho que me veía mejor antes y de vez en cuando me acusan de anoréxica.

Pero yo me siento mejor: ya me puedo agachar a recoger el lápiz, subo las escaleras con la lengua adentro de la boca, el riesgo de tener un infarto haciendo el amor es menor y la ropa se me ve bien, cómo de que no.

Pero pues sí, también es cierto que algunas dietas son caras. La que yo hice lo es porque las proteínas cuestan.

Pero también se trata de aprender a comer menos. Que la coca de 2 litros te dure unos 15 días y no una sentada. Y eso es ahorro.

Lo bueno es que finalmente se decidió ¡felicidades y échele ganas!

4:06 p.m.  
Blogger OdeenR said...

la onda es no efermarse, que le vaya muy bien con la dieta!!

Yo ni de broma... apenas peso 70 kilos y a según me falta masa jajaja, siempre he sido flaco o igual y hay una cimunidad de lombrices que se alimenta de mí, quien sabe...

saludos!!!

5:17 p.m.  
Blogger Janita said...

debo confesar que he venido sin dejar comentarios ... pero este post en especial me tocó ... asi como si fueras los brasileiros de pare de sufrir jajajajajaja ...

Pesaba ochenta y cinco kilos ... ahora peso setenta, trabajo, soy ama de casa kinky y tengo vida social y familiar ... si de por si es dificil tragar bien, es mucho mas dificil tragar bien en un mundo lleno de garnachas, sopes, quesadillas, pambazos, gorditas, tamales, es dificil cuando tu familia te acostumbro de niña a desayunar, almorzar, comer, merendar y cenar, es dificil, porque todo el mundo te mira raro cuando pides tacos sin tortillas, tortas sin bolillo y hamburguesas sin bimbollo ... es dificil cuando tu misma familia te critica y te dicen : que no te hartas de tragar atun? de verdad solo comeras eso ?

pero todo esto lo vale cuando te das cuenta que la rodilla te dejo de doler, cuando ya no sientes mareo por la presion alta, cuando al fuckear puedes hacer movimientos mas rapidos e intrepidos, cuando te ves al espejo y te ves mucho mas buena de lo que ya estabas (jo,jo) y sobre todo :

cuando sabes que podras ver a tu hija crecer e inculcarle habitos alimenticios saludables ...

no es tan dificil, no lo dejes ... yo desde aqui te echo porras ...

yo no estoy gorda ... solo tengo los huesos fuertecitos ...

saludos y gracias por compartir.

11:21 a.m.  
Blogger Lu said...

Gracias por tu comentario en mi dormido blog. Estaremos esperando noticias y echándote porras :)

10:58 a.m.  
Blogger nacho said...

En algún momento pensé que un comentario como "qué gordo estás" te hubiera resultado ofensivo, pero fue en plan de camaradas.
He luchado contra la obesidad en carne propia por razones de salud mental y física y ahora me conmueve lo que dices aquí.
Recientemente bajé cuatro kilos y me siento mucho mejor, he sacado del clóset algunos pantalones que no me quedaban y he comprado un par de cintos de menor talla.

Te mando un abrazo.

nacho mondaca

1:58 a.m.  
Blogger wanik said...

Hola, soy Rosa y vivo en España. Nos conocemos y al fin doy contigo, espero que visites este enlace y que la sorpresa que encuentres en él te agrade. Por allí verás también la foto y el relato de Gina, una buena amiga tuya que habla maravillas de tí.

http://lacomunidad.elpais.com/rosa-munduan/posts

Te deseo muchísima suerte con la dieta yo también tengo unos kilillos.

Mi familia siempre ha tenido ese problema de los michelines.

Hace poco mi hermana se sometió a una operacion de reduccion de estómago, pasé muchisimo miedo ya que una persona a la que habiamos conocido pasó por la misma operacion que ella y se le complicó la cosa y murió.

A ella le salió bien pero no puedes ni imaginarte la tension y el miedo que pasamos.

Tú no te desanimes, come cosas sanas y haz un poco de deporte como caminar o nadar, nada de matarte en ginmnasios y piensa que esto es a largo plazo.

Un abrazo y cuidate.

11:18 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

Pues mira que rara vez encuentro a un hombre hablando sobre kilos de más, de hecho tengo la idea (o tenía) de que ellos no se preocupan mucho por eso.

Sin embargo como bien comentas en tu blog estar gordo no es cuestión solo de querer o no estarlo; se trata tambien te todo tu entorno empezando por tu familia, siguiendo en tu trabajo y en la calle.

Espero que sigas adelante con tu dieta, añade a esto algo de ejercicio y veras como pronto lograremos ver resultados.

Saludos
http://mitenacidad.blogspot.com/

7:58 p.m.  

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