lunes, agosto 09, 2010

Inception o el mundo de los sueños predecibles



A casi todo el mundo le ha parecido genial la película Inception, de Christopher Nolan, estelarizada por Leonardo Di Caprio. Todas las personas que la han visto con las que he platicado se han pasado horas hablando de ella, de lo deslumbrante de sus efectos especiales y de lo intrincado y subyugante de su trama. A mí la verdad me decepcionó un poco.

Bueno, en realidad, no esperaba nada de ella, más que una muy buena película, como a las que Nolan ya nos tiene acostumbrados desde Memento. De hecho, Nolan es uno de los mejores realizadores de la actualidad, con excelentes ideas e impecable realización. Eso, Inception lo cumple con creces, a pesar de los hoyos y situaciones inverosímiles de la historia.

Lo que me decepcionó un poco es el planteamiento tan esquemático que hace acerca del mundo de los sueños y del inconciente. Para ajustarlo a las artificiales premisas de la trama (que son interesantes, sin duda, y plantean un reto intelectual para el espectador), Nolan nos presenta un mundo onírico terriblemente plano y predecible, al grado de que uno se pone a pensar si los sueños de los demás (e incluso los propios) serán tan aburridos como los de los ricos a quienes el equipo comandado por DiCaprio tratan de robarles o “plantarles” ideas.

En efecto, en su afán de dar un poco de orden al asunto, la idea de los tres planos oníricos y su interrelación temporal, resulta muy adecuada para apuntalar el suspenso de la trama, pero a cambio de ello nos escamotea muchas otras cosas. Por ejemplo, ni rastro de las pulsiones sexuales, los miedos, los traumas, las “condensaciones” simbólicas (como les llaman los psicoanalistas), propias del lenguaje del inconciente.

Al parecer, para Nolan, todos los hallazgos de la teoría del psiconanálisis no tienen ninguna validez. El inconciente está estructurado como el lenguaje —Lacan dixit— cuyo significado, sin embargo, se le esconde al individuo, por lo que debe ser interpretado por él con ayuda del terapeuta para encontrar la causa del síntoma que lo aqueja. Resulta de risa loca, por ejemplo, que las ideas que quiere robar DiCaprio las encuentre en un sobre en una caja fuerte y con el sello de "confidencial", y que además las lea como de rayo, las memorice y las recuerde al despertar del sueño. ¿Así o más obviedad? Y aún así, con estas obviedades, la trama se les escapa a muchos espectadores, quienes deciden que no entienden nada y abandonan la sala por lo "complicado" de la cinta.

Con muchos menos recursos y efectos especiales, en Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, Michel Gondry y Charlie Kaufman lograron transmitirnos esa sensación de caótica extrañeza y familiaridad dislocada que se nos presenta en los sueños. Es más, incluso el mundo de Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll retomado por Tim Burton se nos revela aún más onírico e imaginativo que el de esta película.

Otro aspecto que parece escamotear Nolan es el desarrollo de los personajes y el involucramiento del inconciente de los personajes en el “sueño común” de las víctimas. ¿No se supondría que el inconciente de los delincuentes también tuviera injerencia en el sueño que están interviniendo y aparecieran sus pulsiones, represiones y miedos? Simplemente resulta inverosímil que todos tengan tal control de su inconciente como para hacer lo que quieran durante el sueño en que se entrometen. Se entiende que lo tenga DiCaprio, que es una especie de James Bond del inconciente, pero, por ejemplo, Ariadne (intepretada por Ellen Paige) es la más inexperta y tiene un evidente interés romántico o sexual por el personaje de DiCaprio: ¿no tendría que manifestarse esto de alguna manera en el sueño, más allá de seguirlo y fisgonear en su inconciente?

Es decir, el mundo de los sueños que nos muestra Nolan parece tan estructurado y tan árido, pero al mismo tiempo tan visualmente apantallante, que parece olvidar que el inconciente es el espacio de la imaginación por excelencia (ya nos lo habían dicho los surrealistas) y que puede ser —de hecho lo es, afortunadamente— más rico, complejo y enigmático que edificios que se derrumban, calles puestas de cabeza, playas paradisiacas, saboteadoras esposas muertas y querubines sin rostro.

6 Comments:

Blogger Broadcast by Absalón said...

Hola Guillermo.
Estoy "casi totalmente" de acuerdo. Pareciera que el "sueño americano" son balazos y destrucción (aunque pudiera ser la pesadilla 9/11).
Por supuesto esta historia contada por Lynch o por Cronemberg sería más cercana a lo que imaginaste o a lo que a MÍ me hubiera gustado.
Ahora, ¿Recuerdas esta premisa de DiCaprio: "en el sueño todo parece real, hasta que despiertas es que notas lo extraño"?
¿Y si el director intentó que la textura de los sueños fuera esa?
¿Que no se pudiera diferenciar de algo "creible" para los espectadores?
No sé, de pronto he pensado que esa era la idea.
De todas formas, para "Matriuskas" prefiero mil veces "eXistenZ" de Cronemberg.

Un abrazo
Mauricio Absalón

7:16 p.m.  
Blogger Israelisro said...

Saludos Guillermo.
Debo confesar que no he visto la película pero de antemano pensaba hacerlo. A diferencia tuya yo si me he planteado algunas expectativas sobre la película, por lo que comentas me queda la idea de que fue ideada para generar un sentimiento en particular, apoyado por una serie de ideas y conceptos que buscaban darle sustento pero al final no consiguen sostener por sí mismos, aunque no hay que perder de vista que quizá el objetivo primordial estaba sobre la taquilla (el reparto puede confirmarlo) y lo que se añadiera fuera bienvenido. Eso sí, espero verla por mi cuenta.
PD. Comparto el gusto Eterno resplandor, sobre todo por la enorme sorpresa de ver a un Carrey que no es el bufón de costumbre, aunque por momentos de la misma película se empeñe en confirmarlo.

2:53 a.m.  
Blogger José Carlos Guerra Aguilera said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

1:22 p.m.  
Blogger José Carlos Guerra Aguilera said...

Apreciado Guillermo:

El psicoanálisis no siempre juega en todas las canchas. Y es cierto que las pulsiones, y repulsiones, sexuales no están incluidas explícitamente. A final de cuentas es una película clasificación "B".

El asunto es ver la película como la resolución de asuntos incompletos de la Psicoterapia de la Gestalt.

¡Saludo!

1:24 p.m.  
Blogger Deimos Satellite said...

¿Cuáles sueños de los ricos? En ningún momento entran al sueño de Fischer, el rico de la historia. Ni siquiera, en las secuencias iniciales, están en el sueño de Satio, el otro rico.


Así que, después de todo, ¿qué tiene que ver que sean o no ricos?

Otra cosa, es falso que los soñadores tengan el control de su inconciente, como aceveras. Es por ello, porque no lo tienen, por lo cual Cobb y su equipo encuentran las dificultades para completar "la misión".

Por lo demás, confundir los nombres de los actores con los personajes que interpretan es poco serio; da a entender que poco atención aplicaste a la película.

3:30 p.m.  
Blogger Guillermo Vega Zaragoza said...

Pues entonces no entendí, o como aseveró un artículo por ahí, ya estoy muy viejo para agarrarle la onda.

Gracias por leer y comentar.

3:50 p.m.  

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