miércoles, mayo 19, 2010

Vaivén

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Por Guillermo Vega Zaragoza

Para la Gab, que dice que nunca le han escrito un poema

I

mira si seré pendejo o despistado

que en este islote

no sé distinguir el sur del norte

tus vaivenes

me hacen sentir como una bicicleta

colgada del techo

con las ruedas al revés


me encabronas con una impaciente ternura

no he aprendido cómo acercarme a ti

erizo de piel suave y tostada

no sé descifrar tus acertijos

a veces tan ingenuos

como cuando te desatas el pelo

(siempre a las 11

te he tomado el tiempo)

y cae como cascada que se confunde con la noche


me gusta esto de saberme rodeado de agua

por los cuatro costados

no importa hacia dónde camine

siempre me voy a encontrar contigo

miro el mar y te veo

miro el puente y te veo

miro el atardecer y te veo

miro los barcos y te veo

pero no sé si van o vienen

igual que tú

es tan así

que no quiero mirarte y de todos modos te veo


eres una enfermedad

una especie de chancro delicioso

que se me ha metido en las entrañas

y del que no tengo intenciones de curarme


¿a quién chingados se le ocurre ser quien eres?

(y es que al parecer nomás con palabrotas entiendes)


esto me han dicho:

“todos ustedes los poetas

nomás escriben de lo que no tienen

si quieren algo

pues nomás estiren la mano y agárrenlo

y dejen de estar fregando”

“trasciende la psicología”

me dijeron.

no lo entiendo.

¿cómo voy a trascenderla si yo soy yo

y no me puedo dejar?

claro

ahora caigo

de eso se trata:

dejar de ser yo

para ser tú

para ser otro

para ser nosotros

para eso aún no estamos preparados.


(a estas alturas has de estar pensando:

“este es un pendejo”)


todos estos días

dos palomas se la pasan zureando en la ventana

se pasean sobre la barda

van y vienen

persiguiéndose

así como tú

diminuto vendaval oscuro


II

mira si seré pendejo o despistado

que no me había enterado que vives

a cuatro cuadras de distancia

ahora ya sé dónde está tu casa

para ir a apedrearla

¿que por qué?

nomás de huevos

a ver si así despiertas de una vez

y dejas de hacerte la pinche víctima

(éste será el poema

con más palabrotas que haya escrito)


me caga que te ningunees

me caga que no valores lo que haces

me caga

(no me discutas

carajo)

que no sepas ya que eres tan grande

que desde hace un buen rato

este islote te ha quedado chico

para todo el mujerón que eres

que has sido

y que vas a ser


poeta maldita

maldita poeta de libritos a 200 pesos

deja de compadecerte y lánzate al abismo

(ya sabes que del madrazo no te salvas)

pero en una de ésas aprendes a volar solita

sin tener que cortarte las venas


otras cosas que me cagan:

que naciste en el norte pero en realidad eres del sur

(me confunde y me encabrona)

que te pongas vestiditos que dejan al descubierto

tus brazos y tus piernas

(voy a cortártelos para comérmelos)

que hagas lo que te da tu regalada gana

sin pedirle permiso a nadie

ni pedir disculpas por las barbaridades que profieres


me caga no haber escrito aquel cuento juntos

me caga no entender lo que debería haber entendido

me caga que esto ya ni es poesía sino puro

pinche desahogo

me caga mirarte y saberte tan lejos

(ahí vas con la psicología)


está bien

voy a dejar de quejarme

voy a estirar la mano y tomar lo que quiero

y dejar de escribir esto porque no te tengo


III

mira si seré pendejo o despistado

que creo que es poesía cualquier cosa que escribo


me voy a sentar a esperar a que me escribas un poema

donde me pidas que regrese o que no me vaya

me voy a sentar a esperar a que regreses

a que te vayas y regreses

en uno más de tus vaivenes interminables


desde aquí

es imposible escapar del sol

del mar y del amor

(me había prometido

no mencionar esa palabra en este poema)

de la mierda y la estupidez

del desaire y el abandono

del terror y la soberbia

del dolor y la ternura

del padre y de la madre

(yo por eso ya me deshice de ellos

bien muertos y enterrados que están)

escapar de uno mismo


desde este lado de la ventana

sólo se ve la pared y las palomas encima

persiguiéndose

zureando agobiadas

como si agonizaran

(qué ganas de degollar palomas

qué ganas de degollar puercos

qué ganas de degollar hombres)


desde aquí escucho las campanas

los cantos de la iglesia

con este calor

hace rato que dios se mudó a otro lado

y nadie parece haberse dado cuenta


en este abismo al que nos lanzan las madres inconcientes

sólo dos cosas nos quedan por hacer

sobrevivir y sobrevivir

el suicidio es una forma poco elegante

de expresar el asco que sentimos

prefiero la capitulación lenta

pero efectiva

de la podrida existencia