Vaivén
Por Guillermo Vega Zaragoza
Para la Gab, que dice que nunca le han escrito un poema
I
mira si seré pendejo o despistado
que en este islote
no sé distinguir el sur del norte
tus vaivenes
me hacen sentir como una bicicleta
colgada del techo
con las ruedas al revés
me encabronas con una impaciente ternura
no he aprendido cómo acercarme a ti
erizo de piel suave y tostada
no sé descifrar tus acertijos
a veces tan ingenuos
como cuando te desatas el pelo
(siempre a las 11
te he tomado el tiempo)
y cae como cascada que se confunde con la noche
me gusta esto de saberme rodeado de agua
por los cuatro costados
no importa hacia dónde camine
siempre me voy a encontrar contigo
miro el mar y te veo
miro el puente y te veo
miro el atardecer y te veo
miro los barcos y te veo
pero no sé si van o vienen
igual que tú
es tan así
que no quiero mirarte y de todos modos te veo
eres una enfermedad
una especie de chancro delicioso
que se me ha metido en las entrañas
y del que no tengo intenciones de curarme
¿a quién chingados se le ocurre ser quien eres?
(y es que al parecer nomás con palabrotas entiendes)
esto me han dicho:
“todos ustedes los poetas
nomás escriben de lo que no tienen
si quieren algo
pues nomás estiren la mano y agárrenlo
y dejen de estar fregando”
“trasciende la psicología”
me dijeron.
no lo entiendo.
¿cómo voy a trascenderla si yo soy yo
y no me puedo dejar?
claro
ahora caigo
de eso se trata:
dejar de ser yo
para ser tú
para ser otro
para ser nosotros
para eso aún no estamos preparados.
(a estas alturas has de estar pensando:
“este es un pendejo”)
todos estos días
dos palomas se la pasan zureando en la ventana
se pasean sobre la barda
van y vienen
persiguiéndose
así como tú
diminuto vendaval oscuro
II
mira si seré pendejo o despistado
que no me había enterado que vives
a cuatro cuadras de distancia
ahora ya sé dónde está tu casa
para ir a apedrearla
¿que por qué?
nomás de huevos
a ver si así despiertas de una vez
y dejas de hacerte la pinche víctima
(éste será el poema
con más palabrotas que haya escrito)
me caga que te ningunees
me caga que no valores lo que haces
me caga
(no me discutas
carajo)
que no sepas ya que eres tan grande
que desde hace un buen rato
este islote te ha quedado chico
para todo el mujerón que eres
que has sido
y que vas a ser
poeta maldita
maldita poeta de libritos a 200 pesos
deja de compadecerte y lánzate al abismo
(ya sabes que del madrazo no te salvas)
pero en una de ésas aprendes a volar solita
sin tener que cortarte las venas
otras cosas que me cagan:
que naciste en el norte pero en realidad eres del sur
(me confunde y me encabrona)
que te pongas vestiditos que dejan al descubierto
tus brazos y tus piernas
(voy a cortártelos para comérmelos)
que hagas lo que te da tu regalada gana
sin pedirle permiso a nadie
ni pedir disculpas por las barbaridades que profieres
me caga no haber escrito aquel cuento juntos
me caga no entender lo que debería haber entendido
me caga que esto ya ni es poesía sino puro
pinche desahogo
me caga mirarte y saberte tan lejos
(ahí vas con la psicología)
está bien
voy a dejar de quejarme
voy a estirar la mano y tomar lo que quiero
y dejar de escribir esto porque no te tengo
III
mira si seré pendejo o despistado
que creo que es poesía cualquier cosa que escribo
me voy a sentar a esperar a que me escribas un poema
donde me pidas que regrese o que no me vaya
me voy a sentar a esperar a que regreses
a que te vayas y regreses
en uno más de tus vaivenes interminables
desde aquí
es imposible escapar del sol
del mar y del amor
(me había prometido
no mencionar esa palabra en este poema)
de la mierda y la estupidez
del desaire y el abandono
del terror y la soberbia
del dolor y la ternura
del padre y de la madre
(yo por eso ya me deshice de ellos
bien muertos y enterrados que están)
escapar de uno mismo
desde este lado de la ventana
sólo se ve la pared y las palomas encima
persiguiéndose
zureando agobiadas
como si agonizaran
(qué ganas de degollar palomas
qué ganas de degollar puercos
qué ganas de degollar hombres)
desde aquí escucho las campanas
los cantos de la iglesia
con este calor
hace rato que dios se mudó a otro lado
y nadie parece haberse dado cuenta
en este abismo al que nos lanzan las madres inconcientes
sólo dos cosas nos quedan por hacer
sobrevivir y sobrevivir
el suicidio es una forma poco elegante
de expresar el asco que sentimos
prefiero la capitulación lenta
pero efectiva
de la podrida existencia
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