martes, abril 08, 2008

La lucha de Jaime Casillas

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Por Columba Vértiz de la Fuente

Tomado de la revista Proceso

Incansable en su trabajo por los derechos cinematográficos, el dirigente y realizador dedicó su vida entera a la industria nacional. Estaba trabajando una película sobre la obra de Carlos Montemayor acerca del asalto guerrillero en Chihuahua en los sesentas. Evalúan su trayectoria destacados personajes del medio que lo trataron de cerca.

Jaime Humberto Casillas Rábago, director, guionista, argumentista, productor, actor, escritor, crítico y funcionario (fallecido a consecuencia de un infarto el pasado miércoles 3 de abril) “fue siempre un hombre de entrega, lucha y generoso”.

Así, el cineasta José Luis Urquieta Padilla describe al realizador extinto cuyas cenizas serán esparcidas en su natal San Miguel el Alto, Jalisco, donde nació un 19 de diciembre de 1936.

Urquieta Padilla estuvo muy cerca de Jaime Casillas (como lo conocían todos) en los últimos cuatro años porque estaban preparando la película Las armas del alba, basada en la novela homónima de Carlos Montemayor, cuyo tema tiene por escenario el asalto guerrillero al cuartel de Madera, en Chihuahua.

Jaime Casillas, quien se desempeñaba como presidente de la Sociedad Mexicana de Directores-Realizadores de Obras Audiovisuales, estaba coproduciendo con el Fondo de Inversión y Estímulos al Cine Mexicano (Fidecine) Las armas del alba, que será dirigido por Urquieta Padilla, quien en entrevista cuenta cómo surge el proyecto, donde se recordarán los inicios de ese movimiento cuando un grupo de estudiantes y campesinos atacó la guarnición militar.

“Jaime y yo nos conocíamos de mucho tiempo atrás. Yo soy amigo personal de Carlos Montemayor, de ahí que Jaime propuso que deberíamos llevar a la pantalla alguna obra de Montemayor, lo cual compartí con él, y empezamos a trabajar, pero a Jaime le gustaba más el libro Guerra en el paraíso. Lo leímos y lo discutimos. Nos pareció infilmable porque son once años de guerrilla, además era muy complicado a nivel presupuestal. Era un broncón tremendo.

“Entonces, le sugerí Las armas del alba y habló con Carlos Montemayor. Total nos entusiasmamos, enloquecimos ya con la idea. Fue un proceso muy largo de buscar la forma de hacer la adaptación y recurrimos al guionista Xavier Robles, quien escribió Rojo amanecer, de Jorge Fons, y trabajamos con él, tanto Jaime como yo.”

El guión lo llevaron al Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) para entrar a Fidecine:

“Llegamos con Marina Stavenhagen, titular de Imcine, quien nos trató estupendamente. Le gustó la idea, creo que es progresista, entonces vieron el guión y lo aceptan. Nos dan el crédito.”

Recuerda el realizador que al mismo tiempo trataron de buscar apoyo financiero con el gobierno de Chihuahua y al principio el gobernador del estado, quien buscó empresarios, los trató bien, y “Jaime y yo creíamos que ya habíamos ganado la batalla”.

Pero no fue así. Jaime Casillas y el director distribuyeron en Chihuahua el libro Las armas del alba en Chihuahua:

“Fueron muchas personas. No sé si cometimos algún error estratégico, porque en la historia estamos hablando de cacicazgos, en fin. Después de dos años que estuvimos yendo a Chihuahua de repente se hizo un silencio muy largo, sin conocer una respuesta. Creo que el gobernador sufrió un problema facial de nervios, porque en Chihuahua, como el resto del país, las cosas están de cabeza, pero bueno, con respecto a nosotros se hizo un silencio tremendo.”

Empezaron a investigar qué pasaba, y Lalo, hijo de Pablo Gómez, el personaje central de la novela, indagó que habían leído el guión y consideraron que no le iban a entrar.

El guión tiene cerca de 120 personajes. Y Urquieta Padilla resalta:

“Jaime, igual yo, quería contar esta historia, ¡qué es la verdad!, fuera como fuera. Es un capítulo extraordinario de nuestra historia que está por ahí enlodado.”

--Con lo que pasó en Chihuahua, ¿qué decía Jaime Casillas?

--Siempre estuvo lleno de entusiasmo. Sufrimos mucho. Sin embargo, estamos muy contentos por tener ya incluso el crédito del propio Imcine. Creo que vamos a encontrar algún vehículo para llegar a alguien que se interese en el asunto y podamos hacerlo lo más dignamente posible, porque esto es lo que nos planteamos siempre. ¡Queremos hacerlo bien para que valga la pena contarlo bien!

Expresa que Carlos Montemayor ha estado atento al guión, “nos hizo algunos apuntes de algunos personajes a nivel histórico”.

Por su parte, Montemayor platica que le han enviado las versiones del guión y “he dado mis opiniones y discutido algunos aspectos”. Relata que el escritor Jaime Casillas un día lo invitó a comer y le dijo que le interesaba adaptar cinematográficamente Las armas del alba.

Enseguida se refiere a Jaime Casillas como cineasta:

“Con él empecé a entender los muchos talentos que los cineastas deben desplegar para que sus proyectos cristalicen. El novelista o el poeta sólo lucha con la página en blanco o trata de coordinar en la página en blanco sus ideas, sus búsquedas, sus análisis; pero el cineasta tiene una tarea más compleja, como una especie de gran director concertador de orquestas numerosísimas o infinitas porque el cine se expresa a través de actores, productores, guionistas, músicos, escenógrafos, administradores, fotógrafos, maquillistas, iluminadores, carpinteros, es una compleja gama de universo. Entonces, con él empecé a admirar la complejidad, la riqueza del trabajo de los cineastas.”

Sigue:

“Un rasgo asombroso de Jaime era la capacidad de escuchar, de atender opiniones, de equilibrar posturas. Ese es un talento peculiar y difícil en nuestro tiempo y no suele aparecer, por desgracia, ni en el medio político ni en el empresarial ni el periodístico ni en el artístico del México actual.”

Televisa y los derechos

Jaime Casillas cursó la licenciatura de letras españolas y teoría y composición dramática en la Facultad de Filosofía y Letras, además de un año de leyes en la Facultad de Derecho de la UNAM.

Escribió la obra de teatro Opus número uno. Felipe Cazals le compró la historia El jardín de tía Isabel.

Fue presidente del jurado de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, y dirigente sindical en la sección de Directores y en la de Autores del Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica de la República Mexicana.

Como luchador social impulsó la apertura de la Sección de Autores y Adaptadores del STPC cuando fue secretario general de dicho sindicato. Impulsó la creación del Banco de Guiones Cinematográficos que logró que se escribieran historias como La leyenda de una máscara, de José Buil, y Rojo amanecer.

Fue profesor de historia de la cultura por más de 20 años en la Escuela de Escritores de la Sociedad General de Escritores de México (Sogem) y uno de los líderes cinematográficos que no estuvo de acuerdo con la firma del TLCAN Tratado de Libre Comercio de América del Norte), oponiéndose a la venta de la infraestructura cinematográfica nacional.

También fue promotor de diversos planes de reactivación fílmica, el Plan Casillas, el Plan de Renovación Cinematográfica que logró la fundación del Fideicomiso del Fondo de Fomento a la Calidad Cinematográfica.

Marcela Fernández Violante, secretaría general del STPC, expresa que Jaime Casillas “fue una personalidad versátil y pudo con los retos porque nos han tocado épocas muy duras”.

Fernández Violante viajó con Jaime Casillas a Buenos Aires, Argentina, donde se reunieron las sociedades colectivas que defienden el derecho de autor, básicamente lo que son las regalías correspondientes a la parte autoral, y un día después de su regreso a México, Casillas murió.

“Estuvimos felices en Buenos aires. Todos los latinoamericanos estaban agradecidos por todo lo que les explicamos de cómo organizarse, cómo defender sus cinematografías, y veníamos muy contentos. Yo creo que fueron las nueve horas y media del avión.”

El cineasta Jorge Fons menciona que Jaime Casillas, como miembro consejero de las sociedades tanto de autores como de directores, participó muy solidariamente, “siempre tratando de defender el derecho de autor”.

Oscar Blancarte, realizador de Que me maten de una vez, exalta que Casillas fue un gran maestro “que nos enseñó las reglas del juego de cómo escribir un guión pero fundamentalmente las reglas del artista como un guerrero, como un hombre que tiene que luchar y defender las posiciones sobre todo políticas, siempre estuvo trabajando por la defensa del cine nacional”.

Adelantó que el día que murió Jaime Casillas, la Sociedad Mexicana de Directores-Realizadores de Obras Audiovisuales le ganó parte del proceso de una demanda de derecho de autor a Televisa.

Gregorio Paulino, titular del jurídico de la Sociedad Mexicana de Directores-Realizadores de Obras Audiovisuales, explica que esta instancia que representa se dedica a gestionar el cobro de regalías por la exhibición pública de las obras, y habla de la buena noticia:

“De acuerdo a la Ley Federal de Derecho de Autor, el director-realizador de una película se considera como autor. Entonces, cuando se hace una comunicación pública, que puede entenderse como la exhibición en cine, la renta en video o la transmisión en televisión, se prevé una regalía mínima. Entonces, durante años, no se les ha podido cobrar a las televisoras, y en 2004 se inició un juicio.

“Se tuvo que dividir porque a partir del 1997 hay una nueva ley. Entonces, se hace un juicio en contra de Televisa demandando el cobro de regalías por el periodo de 1995 a 1997. Al respecto, ya hubo una sentencia de primera instancia, en la que le daban la razón a Televisa y le negaban a los directores que pudieran cobrar la regalía. Sin embargo, se hace la apelación y el día de ayer notificaron que se está condenando a Televisa a pagar esos derechos autorales por ese periodo del 1995 a 1997.”

Señala que Televisa se va a amparar, pero lo destacable “es que es la primera sentencia que se falla en contra de la televisora por cuestiones autorales, y eso es trascendental, puede repercutir, porque hay otros juicios que tenemos en contra de TV Azteca y de la misma Televisa, por otros periodos.”

Alfredo Gurrola, director de Llámenme Mike, al nombrar a Jaime Casillas dice:

“¡Cuántos años luchando por el cine mexicano y el derecho de autor! Tengo más presente su obra como líder, como dirigente de la Sociedad de Directores, y dejó hecha una brecha y manejó bien todos los intereses de los directores y dará resultado si es que hay justicia en este país.”