sábado, marzo 22, 2008

Si se hubieran puesto de acuerdo no les sale tan bien, me cae

La de cosas que se encuentra uno cuando se supone que nadie lee periódicos, verdá de Dios.

Este es el incio del texto principal del suplemento cultural Confabulario de El Universal de hoy sábado 22 de marzo:

El infinito viajar
por CLAUDIO MAGRIS

21 de Marzo de 2008

Si la odisea circular de Ulises representa la búsqueda del destino, la travesía moderna que se advierte desde Nietzsche supone una línea titubeante hacia la nada. En el siguiente ensayo, Claudio Magris revisa las vertientes históricas y literarias de dos caras de una misma experiencia que permite, ante todo, fracturar lo cotidiano y abrir paso a lo múltiple: la vida.

“¿Adónde os dirigís?”, se pregunta en Enrique de Ofterdingen, la gran novela de Novalis. “Siempre hacia casa”, es la respuesta. El suyo es uno de los grandes libros en los que el viaje aparece cual odisea o metáfora del viaje a través de la vida. Toda odisea pone el punto interrogativo en la posibilidad de atravesar el mundo haciendo de ello una experiencia real y formando así la propia personalidad. La pregunta es si Ulises —especialmente el moderno— vuelve finalmente a casa y, a pesar de las más trágicas y absurdas peripecias, ha confirmado su identidad y encontrado o corroborado un sentido de la existencia o descubre tan sólo la posibilidad de formarse; o bien si pierde el significado de su vida y se pierde a sí mismo en el camino, disgregándose en vez de construirse el suyo.

El sujeto en la visión clásica, aún extraviado frente al vértigo de las cosas, acaba por encontrarse a sí mismo en la confrontación con ese vértigo; atravesando el mundo —viajando en el mundo— descubre su propia verdad, esa verdad que al principio es tan sólo potencial y latente en él y que traduce en realidad a través de la confrontación con el mundo. El héroe de Novalis viaja por lejanías espaciales y temporales pero para llegar a casa, para encontrarse a sí mismo a través del viaje. En El principio esperanza, Bloch dice que la Heimat, la patria, la casa natal que cada cual en su nostalgia cree ver en la infancia, se encuentra en cambio al final del viaje. Éste es circular; se parte de casa, se atraviesa el mundo y se vuelve a casa, si bien a una casa muy diferente de la que se dejó, porque ha adquirido significado gracias a la partida, a la escisión originaria. Ulises vuelve a Ítaca, pero Ítaca no sería tal si él no la hubiera abandonado para ir a la guerra de Troya, si no hubiese quebrado los vínculos entrañables e inmediatos con ella para poderla reencontrar con mayor autenticidad.

Sigue en: http://www.eluniversal.com.mx/graficos/confabulario/marzo-21-08.htm


Y este es un fragmento del artículo principal de Laberinto, suplemento cultural del periódico Milenio Diario de este mismo sábado:

El infinito viajar
por Claudio Magris


En estos días comienza a circular en México el nuevo libro del escritor italiano, casi 40 crónicas en las que muestra una filosofía de vida. Con autorización de Anagrama, publicamos fragmentos del prefacio en el que explica su concepción del viaje.

22-Marzo-08

3 “¿Adónde os dirigís?”, se pregunta en Enrique de Ofterdingen, la gran novela de Novalis. “Siempre hacia casa”, es la respuesta. El suyo es uno de los grandes libros en los que el viaje aparece cual odisea o metáfora del viaje a través de la vida. Toda odisea pone el punto interrogativo en la posibilidad de atravesar el mundo haciendo de ello una experiencia real y formando así la propia personalidad. La pregunta es si Ulises —especialmente el moderno— vuelve finalmente a casa y, a pesar de las trágicas y absurdas peripecias, ha confirmado su identidad y encontrado o corroborado un sentido de la existencia o descubre tan sólo la posibilidad de formarse; o bien si pierde el significado de su vida y se pierde a sí mismo en el camino, disgregándose en vez de construirse el suyo.

El sujeto en la visión clásica, aun extraviado frente al vértigo de las cosas, acaba por encontrarse a sí mismo en la confrontación con ese vértigo; atravesando el mundo —viajando en el mundo— descubre su propia verdad, esa verdad que al principio es tan sólo potencial y latente en él y que traduce en realidad a través de la confrontación con el mundo. El héroe de Novalis viaja por lejanías espaciales y temporales pero para llegar a casa, para encontrarse a sí mismo a través del viaje. En El principio esperanza Bloch dice que la Heimat, la patria, la casa natal que cada cual en su nostalgia cree ver en la infancia, se encuentra en cambio al final del viaje. Éste es circular; se parte de casa, se atraviesa el mundo y se vuelve a casa, si bien a una casa muy diferente de la que se dejó, porque ha adquirido significado gracias a la partida, a la escisión originaria. Ulises vuelve a Ítaca, pero Ítaca no sería tal si él no la hubiera abandonado para ir a la guerra de Troya, si no hubiese quebrado los vínculos entrañables e inmediatos con ella para poderla reencontrar con mayor autenticidad.

Texto completo en: http://www.milenio.com/suplementos/laberinto/nota.asp?id=606779

Aquel que encuentre las 10 diferencias en ambos textos completos, se hará acreedor a un paquete de dulces Salvavidas como premio a su perspicacia.

Felicitaciones al Cartujo y al inefable HdeM, que se la han de estar pasando de poca en alguna de las playas del carnal Marcelo.

Feliz Sábado de Gloria.