miércoles, marzo 01, 2006

Acabo con ellas o ellas acaban conmigo

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El otro día andaba medio deprimido (un poco así como el Fer Reyes en su artículo de un par de post antes). Sentado, solo, en la mesa de la cantina, se me acercó un parroquiano, un hombre como de sesenta años, canoso, flaco, curtido, con el rostro encendido por el sol o por el alcohol o por ambos. Quién sabe qué tan mal me ha de haber visto, que me dijo:

- Sea lo que sea, no vale la pena preocuparse demasiado.

- ¿Por qué?

- Culito que ha de ser de uno, solito viene y se ensarta.

No me quedó más que asentir. Lo invité a que se echara una copa conmigo, pero me dijo que él ya tenía suficiente por ese día.

- Me pasé toda la tarde peleándome con una botella de tequila. A ver quién terminaba antes con quién: si ella conmigo o yo con ella.

- ¿Y quién ganó? -dije estúpidamente.

- En eso nadie gana, compañero. Porque si te la bebes, te la chingas a ella y de todos modos te chingas tú, y si no te la bebes, sale lo mismo, porque las botellas se hicieron para beberse, y si ya la compraste y no te la bebes, pues nomás la desperdiciaste.

- Entonces por eso tampoco vale la pena preocuparse demasiado.

Se me quedó viendo con la mirada vidriosa, sonrió beodamente y me dio una palmadita en la espalda:

- Me da gusto que aprendas rápido.

Y se fue.

Pedí una botella de tequila. Se me ocurrió que con las mujeres es lo mismo que con las botellas de tequila: o ellas acaban contigo o tú acabas con ellas. Seguí pensando en ese culito que tendrá que ensartarse de todos modos. Terminé con la botella, o ella conmigo, a esa hora ya daba igual. Pedí un taxi y me fui a dormir.

Cuando desperté, había un mensaje de ella en el celular: "Me voy a Ixtapan de la Sal. Regreso hasta el sábado. Besos".

En el refri no había ni una pinche cerveza.

3 Comments:

Blogger sylvíssima said...

Qué falta me hacía leer esto de alguien que no es ni mi vecino, ni mi primo, ni mi mejor amigo, ni un ex.

saludos muchos

3:22 p.m.  
Blogger Rogelio Flores said...

Maese Vega, su texto me ha conmovido (también el de Fernado, está de huevos)y le felicito por su prosa. Sobre la experiencia relatada ¿qué le puedo decir?
Mejor le invito un trago (eso de "un" es un convencionalismo) y bebemos en silencio.
Por cierto, le he dejado una disculpa en mi changarro.

4:25 p.m.  
Blogger saul_vidales@yahoo.com.mx said...

Ah licor bendito, licor maldito. Aunque yo también, como tú en otros aspectos tienes ya desde hace un buen definidos, el asunto del alcohol lo definí hace 11 años, mejor ya no bebo ni una gota de rompope, por otro lado el asunto del culito aun hace trizas mi voluntad.
Muy buen cuento Guillermo gracias por compartirlo conmigo y ya lo dijo el padre Bruno en cierta y precisa carta………………

12:30 p.m.  

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