Post Scriptum Triste de Federico Campbell
Acaba de aparecer la segunda edición de Post Scriptum Triste (Ediciones Sin Nombre/ CONACULTA), de Federico Campbell, que tiene la forma de un diario literario, donde el autor escribe sus ideas y reflexiones acerca de la escritura y transcribe profusamente citas y párrafos de otras obras, abarcando un periodo de 15 años, de 1977 a 1992.
La primera edición la copublicó la UNAM y Ediciones del Equilibrista en 1994, y desde entonces se volvió uno de mis libros de cabecera, junto con La tumba sin sosiego, de Cyril Connolly, que conocí precisamente porque Campbell la menciona en este libro.
Si se pone uno a pensar, este tipo de "diarios" o "bitácoras" literarias, que se han escrito desde siempre, tienen hoy su correlato con los blogs, nada más que ahora no hay que esperar 15 años para publicarlo como libro sino que día con día puede uno dar a conocer lo que escribe, hacer realidad ese "diario en público" que quería Elio Vittorini.
No es de extrañar, pues, que ahora Campbell tenga registrados 19 blogs (casi uno por cada libro que ha publicado, incluido el personal y el de la columna "La hora del lobo" que publica en la revista Milenio Semanal).
Obsesivo como pocos, Campbell aborda, desmenuza, regresa una y otra vez sin agotarlos nunca, unos cuantos temas que le han fascinado siempre: la literatura, el poder, la política, lo ético.
En un apartado amplio del libro (si fuera blog diríamos "en un post"), Campbell escribe sobre Juan Rulfo y se pregunta sobre las razones que hicieron que este "monstruo" de la literatura mexicana nunca más publicara una obra después de Pedro Páramo.
Ahí fue donde yo me enteré por primera vez de la supuesta terapia de electrochoques que le dieron a Rulfo para tratar su alcoholismo, después de la cual ya no pudo o quiso escribir. "Se me fueron las ganas", dice Campbell que le dijo Rulfo.
Campbell culmina su entrada rulfiana con algo que recuerdo haber subrayado en la edición original y ahora vuelvo a destacar, porque es una de las más grandes verdades que he podido encontrar en la vida:
"En todo caso, la enseñanza de Juan Rulfo es que no tiene sentido escribir si no se tiene el deseo de escribir; que no vale la pena escribir si no es para lograr una obra maestra; y, sobre todo, que en cuestiones de literatura la cantidad de libros publicados no tiene nada que ver con la calidad, como suele darse a entender en un medio donde aparecen tantas novelas escritas sin deseo".
"Juan nos hizo ver que lo único que importa en esta vida es el deseo. Su enseñanza es de un orden que sólo podríamos adjetivar con una palabra que prácticamente ya no quiere decir nada en nuestro medio: ético. No se vale escribir sino de las cosas que le duelen a uno. Lo importante no es escribir cuando se tiene algo que decir sino cuando se tienen deseos de decirlo".
Excelente idea ponerlo en circulación de nuevo, aunque sea un tiraje de tan sólo 1000 ejemplares.
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