"Creo que también se necesitan historias optimistas": Martha Higareda
Martha Higareda realiza la comedia romántica Te presento a Laura
por Guillermo Vega Zaragoza
Publicada en TOMA Revista Mexicana de Cine, núm. 13, noviembre-diciembre 2010.
Tras una exitosa carrera como actriz del cine mexicano, Martha Higareda incursiona en el guionismo y la producción cinematográfica con una historia concebida a partir de una experiencia personal, un trabajo “de muchos amigos y de mucho tiempo”, que le sirve de impulso para el siguiente paso en su carrera: la dirección.
La tabasqueña Martha Higareda, quien debutó en la pantalla grande hace ocho años con Amarte duele (Fernando Sariñana, 2002), se lanzó ahora como guionista y productora con Te presento a Laura, una comedia romántica optimista “de las que también hacen se necesitan, ¿por qué no?”, dice la actriz nominada al Ariel de Plata como “Mejor Coactuación Femenina” en Fuera del cielo (Javier Patrón, 2006).
Estelarizada por ella misma y Kuno Becker, y el apoyo de una pléyade de actores consagrados en actuaciones especiales, como Adriana Barraza, Joaquín Cosío (en un papel muy diferente al que nos tiene acostumbrados), Silvia Navarro y un irreconocible Eugenio Derbez, Te presento a Laura, dirigida por el debutante Fez Noriega, cuenta la historia de una joven que sabe la fecha exacta en que va morir y decide aprovechar los últimos días de su vida haciendo todo lo que no se ha atrevido a hacer antes: salvar una vida y cuidarla, reírse hasta que le duela la panza, dar mil abrazos, gritar todas las groserías que se sepa, ver una aurora boreal, bailar ridículamente, vencer sus fobias, componer una canción… Y en el camino conoce el amor.
Entrevistada luego de la exhibición de una copia de trabajo de la cinta, que tuvo un costo de 25 millones de pesos, Higareda cuenta cómo surgió la idea de escribir esta historia y cuáles son sus planes futuros, que incluyen seguir escribiendo guiones, desarrollar una serie de televisión y debutar como directora.
¿Cómo surge la idea del guión?
Surgió de un encuentro que tuve con una chava en la vida real que tenía una lista de cosas que hacer en un mes, y me pareció muy curioso porque me la encontré una tarde, vi que estaba vestida de una forma muy diferente y estaba muy enfocada en hacer cada una de las cosas de su lista. Estábamos en una estación de tren, se subió al tren y se fue. Y yo me quedé pensando y me pregunté: ¿quién será esa chava, cuál será su historia, qué estará psaando con ella? Creo que todas las historias empiezan con la pregunta ¿qué pasaría si…? Así fue más o menos como empezó todo. Desde que se me ocurrió la idea hasta que terminé el guión pasaron tres años.
¿Cómo desarrollas la idea para hacer el guión?
Desde hace mucho tiempo hay dos personas en las que confío y les pregunto muchas cosas. Son Guillermo Ríos y Guillermo Arriaga, que escriben y dan clases de guionismo, y fueron muy importantes para que entendiera a nivel estructural todo lo que tiene que pasar en una historia. Luego tomé tres cursos de guionismo en Estados Unidos, y al terminarlos ya tenía el primer tratamiento del guión.
¿Cómo conseguiste que trabajaran tantos actores conocidos en papeles tan pequeños?
Fue un trabajo de muchos amigos y de mucho tiempo. Mientras escribía el guión tenía muy claro en la cabeza ciertas personas específicas que quería que hicieran los personajes, por ejemplo, el personaje de Conchita que hace Adriana Barraza. Todavía no la conocía en persona, pero ya la tenía en mente. Lo mismo me pasó con Kuno Becker y Joaquín Cosío. Una de las primeras veces que actué algo en mi vida fue junto con Joaquín, dirigida por Jorge Fons, y se me quedó muy grabado lo divertido que es trabajar con Joaquín, siempre lo he admirado muchísimo y es un gran actor. Terminé el guión y se los envié, esperando que ojalá quisieran participar en la película, pero primero les pedí que me dijeran qué les parecía, que me dieran su opinión. Tuve la buena fortuna de que aceptaran hacer esas apariciones especiales. Para entonces ya había conocido a Adriana Barraza en Los Ángeles, nos hicimos amigas y dos años después le mandé el guión.
También participaste como productora de la película. ¿Cómo fue tu experiencia como tal?
Me abrió los ojos a muchas cosas. Me he topado con gente en esta carrera que dice que produce nada más porque ahí sale su nombre como productor. Eso me pasó con Hasta el viento tiene miedo (Gustavo Moheno, 2007). En esta película le dije a Christopher Hool, que es mi socio: “Yo quiero aprender. Quiero entender cuál es el proceso y todo lo que se necesita para hacer una película”. Entonces estuve todo el tiempo, desde le principio, desde conseguir los patrocinios, los actores, las locaciones, hasta contratar a los jefes de departamento. Fue muy interesante y me di cuenta de todo el trabajo que cuesta hacer una película en México. Y como actriz valoré aún más mi trabajo, porque me sentí muy afortunada de darme cuenta que he podido actuar en muchas películas y cada una ha costado muchísimo trabajo levantarlas.
¿Cómo se decidió quién la iba a dirigir?
Se trató de encontrar una persona que entendiera la esencia del guión y que supiera traducirla en la pantalla. Es la primera película de Fez Noriega, que ha sido asistente de dirección en muchas producciones. Nos conocemos desde hace mucho e hicimos muy buena química. Me dijo: “Chaparrita, entiendo muy bien por dónde va la historia y sé lo que quieres contar. Vamos, adelante”. En el momento que acabó la preproducción y empezó la filmación, yo ya era nada más la actriz. Sólo le dije: “Fez, dirígeme”.
Es una película muy optimista. No es común este tipo de cintas en México. O por lo menos en estos últimos tiempos.
El personaje de Laura dice una frase en la película: “La vida es todo eso que pasa mientras estamos preocupados por algo más”. No es una frase mía. Pero creo fervientemente que ésa es la realidad, que muchas veces estamos tan preocupados por todo lo que está pasando que se nos olvida que estamos aquí, viviendo, en este momento, que este momento nunca se va a volver a repetir en estas mismas circunstancias. Escuchamos las malas noticias en la televisión, tenemos suficientes cosas de qué preocuparnos, pero también tenemos suficientes cosas qué agradecer. A veces quisiera meterme al cine y olvidarme un poco de toda esa tragedia que está pasando afuera, que les pasa cada vez más a tus amigos, a tus personas cercanas, a ti mismo; pasar una hora y media viendo otra historia, olvidarme de todo eso y escuchar una historia más positiva, que también puede pasar aquí en México. ¿Por qué no? Creo que también se necesitan.
En la película también destaca la forma en que aprovecharon las locaciones de la Ciudad de México.
Quería mostrar la Ciudad de México, una Ciudad de México bonita, porque la tenemos y hay que mostrarla. Cuando estuvimos haciendo el scouting, encontramos lugares a los que ni siquiera les tuvimos que dar retoques. Todo lo que está en la película, de las locaciones exteriores, está como lo encontramos, nomás pusimos la cámara. Como los edificios del Centro, que la gente a veces ni siquiera se da cuenta de lo hermosos que son, como el Palacio de Bellas Artes, porque van preocupados por el trabajo y todo eso. Y además las locaciones van de acuerdo a lo que es la historia, a como Laura ve el mundo.
¿Qué sigue para ti como escritora?
Esta película ha sido como una locomotora que se va a acelerando, que sigue avanzando y ya no se puede parar. Tengo otra historia que empecé a escribir hace un año, una comedia con mi hermana Miriam, que se llama “Cásese quien pueda”. Tenemos mucha química juntas y va a estar divertidísima. También estoy desarrollando una serie de televisión. Más adelante quiero dirigir, primero, un cortometraje, pero para eso tengo que seguir estudiando. Quiero tener una caja de herramientas, formada no sólo por la experiencia sino también por estudiar, leer mucho, ver mucho cine, juntarme con personas que lo hacen. Eso es muy importante para mí. Esta película es parte de mi aprendizaje, de esa caja de herramientas que voy a utilizar en el futuro.
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