¿Qué es cumplir cuarenta años?
A mí me encanta la forma que tiene para transmitir lo que sabe y contagiar de entusiasmo a través de lo que escribe y lo que enseña.
Si yo no fuera tan yo, me encantaría parecerme un poco a él.
por Alejandro Rozitchner
Un amigo cumplió 40 años e hizo una fiesta inmensa en una disco que frecuentaba años atrás. Me pidió que hablara, que cumpliera con mi rol de pensador público y dijera unas palabras. Su pedido fue que dijera qué es cumplir cuarenta años. Dije esto que sigue:
Una bendición. Atea. Cumplir cuarenta años es una bendición de la vida. Si pensamos por un momento en el animal que somos, en el mamífero complejo, si pensamos en un cuerpo de cuarenta años, nos vemos como animales ya vividos, curtidos. Un animal que logró mantenerse vivo bastante tiempo, ya no un accidente de la vida. Pasar la línea de los cuarenta es dejar de ser un accidente de la vida y comenzar a ser ya un logro.
Cumplir cuarenta años, es para un varón, llegar a ser un hombre. Antes, en la liviandad y la inconsciencia, en ese largo período de padecimientos e incertidumbres dudosamente glorificado como juventud, uno cree que puede ganar, que puede hacerle trampa a la muerte, desarrollar una diferencia que lo ponga fuera de su alcance. Después de los cuarenta adquirimos consistencia plena: sabemos que la cosa un día termina, pero también –paradójicamente- sentimos que somos más fuertes, más densos, más concretos, más interesantes.
Cumplir cuarenta es empezar a tener que elegir más que antes, no poder coquetear con todo como si un día uno pudiera levantarse y transformarse en princesa. O en príncipe. Se acabó la aventura de la ilusión, la aventura sonsa ligada al infinito. Empieza la aventura más valiosa, definitiva, el cuarentlón, donde uno tiene que mostrar quién es y dejarse de joder. Elegir a quién quiere y para qué. Elegir a qué va a dedicar sus talentos. Elegir qué cosas vas a intentar hacer y cuales vas a tolerar dejar en el camino.
(Elegir o aceptar, porque en realidad esas supuestas elecciones están determinadas por fenómenos de la sensibilidad individual que no se arman en el vacío: uno quiere lo que quiere, le pasa lo que le pasa, y a los cuarenta comienza a aceptarlo todo, y a ser protagonista de su forma en vez de creer que puede inventarla.)
Se acabó la gracia inocente del juego descomprometido. Ahora todo es de verdad, pero también uno ha aumentado tanto su fuerza, su poder personal, que descubre que en lo que creía una renuncia aparece en realidad un mundo nuevo, genial, con más relieve y más interés.
Cumplir cuarenta años es empezar la segunda parte de la vida, dejar los últimos resabios de fantasma y empezar a ser un mamífero masculino, viril, deseable, hecho, listo para las batallas más importantes del desarrollo personal.
Cumplir cuarenta es terminar la maratón, empezar la ceremonia del té.
Cumplir cuarenta es pasar del otro lado del espejo y volverse definitivamente el cuerpo que nos venía acompañando desde que nacimos.
Cumplir cuarenta es declarar bierto el período de las aventuras definitivas.
Cumplir cuarenta es encontrarle la punta al ovillo, desenmarañar el caos, entender qué figura se estuvo armando en tantos frentes dispersos, dar un paso integrador fundamental, que aporta velocidad, ligereza, alivio, felicidad.
Cumplir cuarenta es dar la vuelta obligada, tomar el camino del eje, ubicarse y lanzar los pseudópodos más logrados de la vida, emitir y vivir los deseos más sólidos.
Cumplir cuarenta es sensacional.
2 Comments:
...en el mejor de los casos.
Gracias, sus palabras me han abierto una gran puerta: la ilusión por volver a comenzar después de cuarenta años.
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