El fin de la infancia
Con más de 90 obras literarias, el escritor y divulgador científico fue el primero en predecir el uso de naves espaciales reutilizables, el efecto 2000 y la proliferación del teléfono celular. Uno de sus mayores éxitos fue escribir con Stanley Kubrick 2001: Odisea del espacio.
Tomado de Milenio Diario
"Algunas veces me preguntan cómo me gustaría ser recordado. He tenido una carrera diversa como escritor, explorador submarino y promotor del espacio. De todas ellas, me gustaría ser recordado como escritor”, señaló recientemente Arthur C. Clarke, quien falleció ayer, a los 90 años, en el Hospital Apollo de Colombo, en Sri Lanka.
Autor del libro que inspiró al director de cine Stanley Kubrick para 2001, Odisea en el espacio, para muchos el filme espacial definitivo, el escritor británico fue hospitalizado en diversas ocasiones por una insuficiencia respiratoria después de su 90 aniversario, en diciembre pasado.
“Clarke, que en 1945 previó el desarrollo de las comunicaciones por satélite, escribió más de 90 libros a lo largo de su carrera. Era el más célebre de los extranjeros residentes en Sri Lanka, en donde una academia lleva su nombre.
Además de ciencia ficción, Arthur Clarke escribió más de 100 obras científicas y filosóficas en las que trató de determinar el lugar del hombre en el Universo. Obras como Childhood’s End y Rendezvous with Rama, llevaron a los críticos a compararlo con Isaac Asimov y Robert Heinlein, los grandes maestros de la ciencia ficción.
Nacido el 16 de diciembre de 1917 en Minehead, Inglaterra, fue desde niño un aficionado a la astronomía y en 1949 el apartamento en que vivía en Londres se convirtió en el cuartel central de la Sociedad Interplanetaria Británica de la cual fue su presidente.
Durante la II Guerra Mundial prestó servicio en la Real Fuerza Aérea y se dio tiempo para escribir estudios técnicos y obras de ciencia ficción. Sin embargo, sólo logró publicar su primera Rescue Party en 1946, cuando el conflicto ya había concluido.
Su influencia no solo alcanzó la excelencia literaria, pues muchas de sus obras científicas introdujeron diversos conceptos que ahora son moneda de curso normal en el mundo de la tecnología.
Por ejemplo, una de ellas Can Rocket Stations Give Worldwide Radio Coverage? (1945) planteó por primera vez la idea de que los satélites geoestacionarios podían ser excelentes centros de las telecomunicaciones.
En 1969, cuando era considerado el principal profeta de la era espacial, Clarke se unió a la cadena de televisión estadunidense CBS para narrar junto al astronauta Wally Schirra la llegada de la cápsula Apolo a la Luna.
El escritor volvió años después a esa cadena de televisión para informar sobre las misiones Apolo 12 y Apolo 15.
En 1988, el escritor sufrió el síndrome postpolio que lo relegó a una silla de ruedas y en 1998 estuvo a punto de recibir el título de caballero del Reino Unido. La investidura, postergada luego de que el diario The Sunday Mirror lo acusara de ser un pederasta, se realizó en Sri Lanka dos años después.
En 1953, Clarke se casó con la estadunidense Marilyn Mayfield, pero su matrimonio duró solo seis meses y hasta su muerte fue perseguido por las dudas acerca de su orientación sexual.
“No estaba destinado para el matrimonio (...) aunque creo que todos deberían casarse al menos una vez”, aseguró.
“No estamos solos en el Universo”
El pasado mes de diciembre, cuando celebró su “nonagésima órbita alrededor del sol”, comentó en una de sus últimas charlas con la prensa: “Si me concediesen tres deseos, quisiera ver alguna evidencia de vida extraterrestre. Siempre he creído que no estamos solos en el Universo, pero aún esperamos que E. T. nos muestre algún signo de su existencia. En segundo lugar, desearía que desterráramos nuestra dependencia y adicción del petróleo y adoptáramos energías limpias. El cambio climático nos empuja de forma urgente a este cambio de mentalidad. He vivido en Sri Lanka durante los últimos 50 años, y casi la mitad de ese tiempo he sido un triste testigo de la terrible guerra que lo divide. Deseo profundamente ver que la paz duradera arraigue en Sri Lanka tan pronto como sea posible.”
Aunque se declaró antimístico y con prejuicios contra toda religión organizada, “no creo en Dios ni en la vida después de la muerte”, en cierta etapa de su vida también mostró intereses en los fenómenos paranormales, afición claramente reflejada en su novela Childhood’s End.
Odiseas literarias
Las arenas de Marte (1951)
Una odisea espacial (1968)
2010: Odisea dos (1982)
2061: Odisea tres (1987)
3001: Odisea final (1996)
Islas en el cielo (1952)
En las profundidades (1957)
Fuentes del paraíso (1979)
El martillo de Dios (1993)
Luz de otros días (2000) (con Stephen Baxter)
1 Comments:
Un gran genio. Perdimos uno de los grandes.
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