El regreso del Flaco

Acabo de terminar de escuchar el nuevo disco de Joaquín Sabina, "Alivio de luto", el primero luego del lamentable infarto cerebral que sufrió hace un par de años y que casi lo lleva a la muerte (y todo por no medirse con el perico).

La verdad es que los últimos discos de Sabina me dejan con una sensación contradictoria: me gustan, pero no me terminan de gustar.

¡Ah, chirrión! ¿Cómo está eso?

Pues sí, hace un buen que no me convence del todo un disco de Sabina, quizá desde el de "Yo, mí, me, contigo" (que tiene en su haber estar entre las portadas más horribles de la historia).

Eso sí: la producción musical siempre es impecable (bajo la batuta de Antonio García de Diego y Pancho Varona) y la voz de Sabina cada vez está más rasposa, pero....

Pero ¡hace mil años que Sabina no compone canciones!

Sé que esto que acabo de escribir hará que me excomulguen en la Cofradía del Pirata Cojo (sin albur), pero es lo que siento, y más vale ser sincero que vivir en el engaño.

Lo que Sabina viene haciendo desde hace un buen rato son rimas con música, algunas ingeniosas, pero eso dista mucho de ser consideradas canciones. Sus letras ahora ni siquiera llegan a poemas, como si lo fueron muchas, sobre todo el inicio de su carrera. Ahora Sabina se regodea en los juegos de palabras, en la métrica impecable, pero con palabras metidas con calzador, que no tienen sentido. Y lo peor de todo es que Sabina empieza a ¡autocitarse y autoparafrasearse!

En mi opinión, una buena canción es aquella que combina una letra inteligente, original, creativa, con una música atractiva, donde ambos elementos se complementan e integran armónicamente, donde la función de la música no es sólo "acompañar" la letra, sino que ambas se funden y nos hacen cantar y tararearlas incluso mucho después de haberlas escuchado.

La verdad es que no puedo acordarme siquiera de la letra ni la melodía de una de las canciones más recientes de Sabina.

Pero no me hagan mucho caso, a lo mejor es mi primera impresión, así, de primera intención. A lo mejor conforme lo vaya escuchando más le voy agarrando sabor.

En fin, con lo que sí me quedo es con algunos versitos en verdad inspirados:

"Ando buscando una mujer
tan puta como yo,
un juez y parte al ajedrez,
la reina y el peón"

O esta chingonería, donde logra lo imposible: rimar "Magreb" y "página web":

"Desde la Conchinchina hasta el Magreb
en Rolls Royce o en camello.
En cada esquina
te hacen páginas web
o te sellan un sello".