sábado, agosto 16, 2008

"¿Por qué tan serio?"



Pues por fin fui a ver, después de hacerme mucho del rogar, The Dark Knight y debo confesar que me decepcionó un poco, aunque reconozco que es muy buena película, pero en comparación con Batman begins se queda atrás.

Es lógico: Chris Nolan tenía encima la presión de hacer un blockbuster y desquitar los 180 millones de presupuesto con que contó ahora. Pero, como decía un jefe que tuve, terminó enchinándole demasiado la cola al perro.

Veamos, como dijo Stevie Wonder:

1) El factor Guasón. En efecto, Heath Ledger se consagró con su interpretación. Este Joker está lejos de la locura desmadrosa de Jack Nicholson en la versión anterior de Tim Burton.

Este Guasón es la Maldad (con mayúscula) encarnada.

Dos son las escenas escalofriantes: el interrogatorio y cuando lo cuelga Batman de cabeza. Algunos lo comparan con Hannibal Lecter (desde luego, antes de que Thomas Harris le diera al traste al personaje con la "precuela" de Hannibal rising), pero este Joker está más allá.

No es una locura intelectual: es una locura perversa, y por lo mismo sin remedio ni posibilidad de redención, por más que lo golpeen y lo amenacen. Incluso goza con el sufrimiento. No le importa nada, ni siquiera el dinero, nada más destruir. Y eso sí que da miedo. La única forma de detenerlo es matándolo, y ya sabemos que Batman nunca se va a atrever.

Si es cierto que Ledger se piró porque se clavó tanto con el personaje, no me extrañaría ni tantito. Sólo un loco real, como Nicholson, pudo haberlo interpretado y salir ileso, pero Ledger no estaba loco (o no parecía). Era un gran actor, pero a veces hay zonas tan oscuras del alma humana que más vale ni siquiera somarse porque de ellas no se puede salir sin daño.

2) El "pequeño" Batman. A los actores le recomiendan que nunca deben salir en una película con un niño ni con una mascota como sidekick, porque segurito les roban la película. Y en las de superhéroes, sobre todo en las secuelas, el peligro es que el malo (si es muy bueno) se la lleve de calle. Christian Bale, que es uno de los mejores actores de la actualidad, se ve muy disminuido en esta cinta, poco que ver con el de la primera parte. El guión no le da suficiente espacio para explorar a profundidad los dilemas y demonios del personaje (el deseo de colgar la máscara, el perder a Rachel, el complejo de culpa y la impotencia ante tanta muerte).

Y luego esa insoportable voz que le ponen cuando anda disfrazado. Sí, ya sé: se trata de que dé miedo y no lo descubran, pero me parece un exceso chocante.

3) El factor Harry Dos Caras. Me pareció acertado el tratamiento que le dieron los guionistas (los hermanos Nolan) al personaje que interpreta Aaron Eckhart; funciona bien como contraparte, pero no me terminó de gustar el look de Terminator.

4) Rachel, Gordon, Alfred y Lucius. Por lo mismo, los ayudantes del Hombre Murciélago quedan reducidos ahora al nivel de meros patiños, sin mayor trascendencia dramática, y teniendo a Gary Oldman, Michael Caine y Morgan Freeman se me hace un desperdicio. Pero ni hablar, así son los privilegios de los megapresupuestos: tener actorazos haciendo papelitos inanes.

Además, no me gustó que mataran a esa preciosura de nombre Maggie Gyllenhaal, que estuvo mucho mejor que la extreñida Katie Holmes de Cruise (ya sé: si no la matan, ¿cómo se iba a volver loco Harvey Dent?). ¿Quién la hará de Vicky Vale en la siguiente?

5) La duración y los efectos. Ya me habían dicho que le sobraban como 20 minutos a la cinta. Pero es tan trepidante la acción que no se siente. y sin embargo, no me resultó tan emocionante como en la primera. Quizá es el efecto natural de la exposición a la violencia: desarrollamos cierta tolerancia para que no nos afecte tanto.

Además, los efectos no estuvieron tan espectaculares. Me gustó más el tren elevado de la anterior pelicula, y la anterior baticueva. Ésta parece un loft carísimo.

Como ya hemos visto, a Nolan le interesa hacer algo más que una película de superhéroes. En esta ocasión, Batman se enfrenta con perplejidad a las consecuencias incontrolables de sus decisiones: la violenta respuesta de la mafia, los copycats, la aparición del Guasón, el alejamiento de Rachel. Y ve en Harvey Dent la posibilidad de zafarse de la bronca, volviendo al camino "institucional", por decirlo de algún modo. Pero nones, como dijo Tom Jones. La escalada de violencia alcanza niveles demenciales y cada vez mueren más personas. Finalmente, Batman decide asumir las consecuencias y termina echándose la culpa de todo (de alguna manera sí la tiene, pero en su megalomanía se la echa toda).

A ver qué pasa en el siguiente episodio, si lo hay. Por lo pronto, hay que prepararse para ver a Christian Bale como John Connor en la precuela de Terminator.

1 Comments:

Blogger Jesús said...

Memo: concuerdo con los puntos 2,3 y 4, respecto a lo demás a mí me gustó cómo sucedió. Me gustó que no hubiera súper mega efectos, me gustó que el guasón se llevara la película, en fin.
De hecho la prefiero a Batman begins.

11:01 p.m.  

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