viernes, junio 29, 2007

Reveladora entrevista el sábado por Internet

Pues resulta que Jessica de la Portilla, aka Gina Halliwell, aka Laniñatodomepasa, totalmente afectada de sus facultades mentales, tuvo a bien invitarme a su programa de TV por Internet para hacerme una entrevista (pobrecita, no sabe la que le espera).

Si no tienen nada mejor que hacer, pues conéctense a la red y vean el programa. Los datos y el texto de presentación están más abajo.

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Guillermo Vega Zaragoza

Autor del libro Antología de lo Indecible (mención honorífica en el Premio Nacional de Cuento Efraín Huerta 2001).

Autor de los poemarios Preñar el Silencio y Espejo Infinito (mención honorífica en el Premio Nacional de Poesía Marco Antonio Montes de Oca 2001).

Tercer Lugar de Poesía en el Premio Nacional de Literatura y Artes Plásticas El Búho 2001…

¿Quieres saber más sobre él??? ¡No te pierdas de una deliciosa plática con este gran Escritor mexicano!

En exclusiva para TodoMePasa, conducido por DJ Instinct y Gina Halliwell. Sábado 30 de Junio de 2007, 7 de la noche. Indemix TV, Televisión por Internet totalmente en vivo desde la Ciudad de México.

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jueves, junio 28, 2007

Plegaria

Por Guillermo Vega Zaragoza

Para Otto-Raúl González, in memoriam

Dios: líbranos de los poetas.
Cárgatelos a todos de una vez,
de nada sirven,
mas que para ponernos tristes
con palabras que hieren,
que incomodan.
Nos salpican y nos ensucian
con puras verdades.

A nadie le gusta la verdad.
A nadie le gusta verse reflejado
en palabras que ni entiende.
Por eso a nadie le gusta la poesía.

Poesía,

la de las canciones de la radio.

Poesía,

la de los informes de gobierno.

Poesía,

la de los columnistas políticos.

Poesía,

la de los reportes financieros.

Poesía,

la de los cronistas deportivos.

Poesía,

la de los presidentes asesinos.

Ésa sí es poesía de veras,
música para los oídos
de las

corporaciones multinacionales

(¿puede haber algo más poético
que estas dos palabras juntas en un poema?)


Los poetas no saben de poesía.
Los poetas sólo saben lastimar.
Los poetas no tienen
ni tuvieron madre,
por eso no respetan nada
ni a nadie.


¿Qué es eso de inventar colores
de alegría y esperanza?
¿Qué es eso de darle
voz y voto a los geranios?
¿A quién le importa un conejo
con las orejas en reposo?
¿Para qué hablar de venados y pájaros,
lunas mutiladas y conciertos para metralleta?
(pensándolo bien,
esos sí tendrían alguna utilidad:
aleccionar a la tropas mercenarias
que luchan por la libertad)

El hombre del nuevo milenio
sólo debe pensar en consumir
y olvidarse de mariconadas
como la poesía,
que no sirve de nada.

Se los digo yo,
que escribí este poema inútil
y el mundo sigue igual que siempre.

Que Dios nos salve de la poesía.

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miércoles, junio 27, 2007

El Juego

Pues ya dos amigos me embarcaron en esto (Edilberto y Esaú), así que tendré que cumplir como los machos:

REGLAS

1. Cada jugador (a) comienza con un listado de 8 cosas sobre sí mismo.

2. Tienen que escribir en su blog esas ocho cosas, junto con las reglas del juego.

3. Tienen que seleccionar a 8 personas más para invitar a jugar, y anotar sus blogs/nombres.

4. No olvides dejarles un comentario en sus blogs respectivos de que han sido invitadas a participar, refiriendo al post de tu blog: "El Juego".

Ocho cosas sobre mí mismo:

1) Tengo dos muelas destapadas porque se me cayeron las amalgamas.

2) Nunca he salido de México. Lo más cerca que he estado de otro país es la garita de Tijuana (un agente de migración negro no me creyó que no tenía interés en quedarme a vivir en su país, que nada más quería cruzar para conocer Los Ángeles y luego luego me regresaba).

3) Por lo mismo, nunca he tenido necesidad de tramitar mi pasaporte.

4) En caso de que tuviera que salir de México, me gustaría conocer las siguientes ciudades: Los Ángeles (para visitar lugares relacionados con Jim Morrison y Charles Bukowski), Nueva York (para visitar el edificio Dakota y ver dónde asesinaron a John Lennon), París (para ir al panteón Pere Lachaise y ver las tumbas de Oscar Wilde, Balzac y Morrison, e investigar donde vive Juliette Binoche para secuestrarla), Liverpool (para ir a Strawberry Fields, Penny Lane y The Cavern Club), Londres (para ir al Covent Garden), Florencia y Roma (para caminarlas lo más que se pueda), Atenas (por supuesto que para ver las ruinas), Viena (para visitar lugares relacionados con Mozart, Freud y Karl Kraus), Praga (por Kafka), y si me queda tiempo, Barcelona (para ir al fut).

5) Me han amado más de lo que yo he amado. Es triste, pero es verdad.

6) En la primaria me disfrazaron de negro, me pusieron una blusa de olanes roja con puntos blancos y bailé el "Tico Tico" en versión de Ray Conniff (hay registro fotográfico y fílmico de tal atrocidad inflingida a un menor).

7) En la secundaria entraba al local atestado de la cooperativa (donde vendían refrescos y golosinas) sin comprar nada, tan sólo para darles sus "raspones" a las compañeritas.

8) Me encantan las mujeres con vellos en los brazos y las piernas.

Pues voy a tener que pasárselo esto a:

Anaïs
Ale
Gina
Buba
Maria
Rogelio
Luillo
Yugus

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lunes, junio 25, 2007

Adiós al poeta de los nuevos colores

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Otto Raúl en 1951, antes de exiliarse definitivamente en México

Falleció el sábado en la noche, a los 86 años de edad, el gran poeta OttoRaúl González. Al igual que Arrigo Coen, lo conocí primero a través de la televisión, por el programa "Sopa de letras" de jorge Saldaña en el Canal 13, donde participaba generalmente leyendo palindromas (ahí supe qué era eso).

Luego leí algunos de sus libros de poesía y hace apenas un par de años tuve el privilegio de convivir con él en un encuentro de poetas en Toluca, a donde asistió como unos de los decanos.Me tocó compartir con él una de las mesas de lectura en una escuela secundaria, donde fascinó a los niños con la lectura de sus poemas sobre los "nuevos colores".

Poco después, junto con Eve Gil, fuimos jurados de un premio literario de Sonora. Él fue el primero dar su dictamen, mientras yo apenas iba a empezar a leer. Era un hombre tranquilo y con un agudo sentido del humor, pero sobre todo era un gran poeta y escritor. Publicó más de 40 libros, muchos de ellos no recibieron la atención debida de las revistas y suplmentos literarios porque no formaba parte de ninguna mafia ni le interesaba andar lamiendo suelas de capos literarios. Además, su poesía es una de las más libres e imaginativas que se hayan escrito en español , a pesar de que, paradójicamente, se mantuvo fiel a las formas clásicas.

La muerte de un poeta siempre es una tragedia, pero también es una oportunidad para encontrarse o reencontrarse con su obra. Adiós al poeta de los nuevos colores.

Anadrio

por Otto-Raúl González

Quien primero vio una nube de color anadrio
era un joven pastor de diecisiete abriles
que más tarde fue monarca de su reino
y hombre feliz hasta decir ya no,
porque el anadrio es el color de la alegría
y de la buena suerte.

¡Y de la buena suerte!
¡Y de la buena suerte!
¡Y de la buena suerte!

En mil quinientos veinte
un español porquerizo de Castilla
vino a América y cuando se internó en la selva
vio un árbol de color anadrio
ese mismo soldado de fortuna
más tarde comió con Carlos V
y fue virrey;
porque el anadrio es el color de la alegría
y de la buena suerte.

¡Y de la buena suerte!
¡Y de la buena suerte!
¡Y de la buena suerte!

En la época moderna otras personas
han visto objetos de color anadrio
y su suerte ha cambiado en forma radical.

Un pescador vio una sirena cuya cola
era anadria y desde entonces
pescó y pescó y pescó y pescó y ahora
es dueño de una flota ballenera;
porque el anadrio es el color de la alegría
y de la buena suerte.

¡Y de la buena suerte!
¡Y de la buena suerte!
¡Y de la buena suerte!

Vendía periódicos un niño,
rapaz sin desayuno, de pobreza trajeado,
un día en su camino vio una piedra
que era, por supuesto, de color anadrio.
Ese niño actualmente es accionista
de una inmensa cadena de periódicos;
porque el anadrio es el color de la alegría
y de la buena suerte.

Pinte usted
las paredes de su casa
de color anadrio
y le irá bien.

(De Diez colores nuevos, Editorial Praxis, 1993)


Aquí incluyo el enlace de una semblanza reciente y más abajo reproduzco un texto que me envió un amigo y colega escritor sobre este gran poeta.

La vida creadora e inmortal de Otto Raúl González y su generación*

Mañana es 25 de junio de 2007, será lunes, pero en 1944, es domingo, "el domingo 25 de junio de 1944", que decide la historia de muchos siglos de América Latina y buena parte del mundo.

Este 25 de junio de 1944, un muchacho atlético, audaz, casi temerario, se apresta a caminar por la sexta avenida y décima calle de la ciudad de Guatemala. En ese cruce de calle, aún lucen lozas -lajas- grandes, como duro material de piso de la calle.

Son las 9 de la mañana -y hay que recordarlo- es el "25 de junio de 1944", el joven moreno, ágil, camina, cuando enfrente, bajando en la pendiente de la sexta avenida, sobre la décima calle, baja el coronel Castañeda, temible jefe de la Guardia Rural y hoy comandante en jefe del Cuartel, Castillo San José, para más señales, el primo pobre del general presidente, Jorge Ubico Castañeda.

Castañeda encabeza un batallón de agresivos hombres de a caballo con las espadas en alto.

Todos los edificios públicos, y el de la misma esquina de la 10 calle y 6 Av, lucen nidos de ametralladoras.

¿Por qué tanta fuerza y violencia? Porque la noche anterior, ese joven moreno, audaz, atlético y temerario, junto a miles más, han gritado -hasta el amanecer- ¡que renuncie, que renuncie! el general presidente, el gran liberal, Jorge Ubico, quien tiene largos 14 años de ser presidente constitucional, por derecho y por Estado de Derecho, en Guatemala. Un dictador vulgar, ignorante y sanguinario.

¡Han pedido la renuncia de Ubico, cuando el país está en Estado de Guerra!, desde el domingo 7 de diciembre de 1941, cuando Guatemala declaró la "Guerra a Alemania, Italia, Japón, España y los todos los regímenes fascistas del mundo (menos el principal, que es Estados Unidos) y ahora, en la retaguardia de Estados Unidos, hacen una revolución.

¿El nombre del joven? Queda en la historia de Guatemala y del mundo: Otto-Raúl González. Tiene recién cumplidos 23 años de edad y estudia en la Facultad de Derecho de la única universidad, la de San Carlos de Guatemala.

Otto-Raúl González y un grupo de alumnos de la Escuela de Derecho han promovido desde hace 15 días (9 de junio de 1944) unas discusiones primero, luego unas asambleas y finalmente una huelga de la universidad. Pero que se ha extendido a los maestros y ahora se aprestan a ejecutar una huelga nacional, para derrivar al régimen liberal. El tema es más profundo, es más que Ubico, los generales y licenciados, es el sistema liberal, que ha llegado a su fin.

Otto camina hacia la sexta avenida, es un acto suicida, viene bajando la caballería del Coronel Castañeda. Repentinamente, un caballo se resbala y cae. Esto enfurece al Coronel Castañeda y ordena acabar con los estudiantes, abogados, maestros que caminan.

Castañeda alza la espada, grita y la deja caer sobre la cabeza de un hombre delgado, endeble y sereno, el Licenciado Enrique Muñoz Meany, el cerebro más lúcido de Guatemala en el siglo XX. Otto Raúl González ve -en un instante- esa espada en alto, salta, intenta quitarla de la mano del coronel Castañeda, falla y la espada le da en el rostro.

[No es fácil matar, pero hay que estar totalmente convencido de la justicia de entregar la vida generosamente, por salvar la vida a un maestro. Y Otto lo sabe]

Todos huyen, el ejército lanza bombas de fósforo, ametralla, mueren muchas gentes, es recordada nada más la maestra María Chinchilla, los demás son pobres, son obreros, gente del campo que se ha unido, no tienen nombre. Otto Raúl González está tirado en el las lajas grandes desangrándose. Los abogados, los jueces, los políticos, han ordenado que los maten y deben morirse. Hay que respetar el Estado de Derecho.

Salvo, que el embajador de México, en Guatemala, Licenciado Romeo Ortega, es abogado, es amigo de los jóvenes, conoce a Otto Raúl González. Pepe Pontones, el canciller, ha compartido con Otto, Meave y la señora González también lo conocen. Pero además, no se han quedado en esa acción. En forma increíble -jamás en un Estado de Derecho liberal- ocurre, lo que va a ocurrir en este instante.

Desde la Embajada de México, desde el segundo piso, a la par del Palacio Nacional, el Embajador Ortega vé lo que está pasando y ponen la bandera de México, en el carro de la embajada y se convierte en ambulancia.

Otto Raúl González es recogido herido e ingresado a la embajada.

¿Qué sigue? Para el pueblo guatemalteco una revolución. Es decisivo este día. Superaron, para siempre el terrorismo liberal, el miedo impuesto, comprendieron que es posible luchar y triunfar. Y lo han hecho y lo van a seguir haciendo hasta alcanzar la victoria total.

¿Para Otto Raúl? El exilio. Después de un larguísimo trámite diplomático, en un obsoleto ferrocarril, custodiado por soldados, Otto y 30 jóvenes más llegan a Tapachula, Chiapas, el día 30 de junio, son recibidos como héroes de esta nueva era revolucionaria. Hay un gran mitin, les recogen ropa, dinero, comida y los despiden en el ferrocarril. La Secretaría de Gobernación de México ha ordenado concentrarlos en la ciudad de México, vigilarlos, prohibirles hablar, dar declaraciones y trabajar. ¡Tienen que morirse de hambre por oponerse al aliado de Estados Unidos el general Jorge Ubico, compadre –amigo, hermano- de los generales Ávila Camacho y amigo del canciller Ezequiel Padilla!

Se inicia el largo exilio de más de 63 años. No hay retorno. Hay revolución o hay muerte. No hay opciones para nadie. No se está discutiendo elecciones, trámites, se está discutiendo la esencial del sistema y Otto Raúl González lo sabe. Se sigue en una sociedad de gente mezquina, poquitera, egoísta, miserable material y espiritualmente. O se hace una sociedad de acciones y beneficios colectivos (salud, educación, vivienda, seguridad, dominio de la ciencia y la técnica, de todos y para todos; capacidad ideológica y política, de todos).

Está amaneciendo, el penoso recorrido de mil kilómetros entre Tapachula y la ciudad de México se prolonga por días, es domingo, es el día uno de julio de 1944. Y entrando a México D.F., en los barrios miserables, leen el titular de un periódico amarillista que dice !Cayó Ubico! y Otto Raúl y sus compañeros de recorrido, no lo saben.

En el grupo va Manuel Galich, van 30 mas, que serán todos personajes en la historia de América Latina. "Es lo más grande que tiene Guatemala, dice el Embajador, intentando interceder por ellos ante los Ávila Camacho". Pero eso es inútil. Porque no son los Ávila Camacho, es el gobierno que ocupa militarmente Guatemala, quien ordena capturarlos al no más llegar a México.

Pero no se puede. No se puede porque los jóvenes Solórzano, Cerezo, los de la revista Centro América Democrática, Vicente Sáenz, les hacen un mitin en la estación del ferrocarril. Son cientos de gentes que reciben a los héroes que han derrocado a Ubico.

Inmediatamente los exiliados quieren seguir su lucha, su proyecto de revolución. Otto enfermo, herido, se queda. Otto no es ningún desconocido, don Alfonso Reyes ha hecho comentario elogioso a su libro de poemas Voz y Voto del Geranio.

Ciertamente son geranios rojos, los que en los últimos 14 años -de gobierno liberal- no han tenido ninguna voz ni han votado, pero más atrás Otto lo saben 500 años atrás, tampoco. Pero que ahora principian a hacer y escribir su propia historia. Es la nueva ola de revoluciones en el tercer mundo.

Al quedarse en México a Otto Raúl, se le ofrece una beca a través de la Secretaría de Educación, donde está Jaime Torres Bodet. Años mas tarde Otto Raúl, casi como sombras comenta que en alguna calle con nombre de gente, Álvaro Obrego, visita a Cardoza Aragón, un escritor guatemalteco que vive desde hace muchos años en México. Pero presto encuentra a un periodista hondureño, Rafael Heliodoro Valle, que le ofrece trabajo de traductor de poesía inglesa, Dillón y otros. Otto habla perfecto inglés para esa época.

Los nombres, los años se van sumando, cada uno en su dimensión trágica. Torres Bodet niega el asilo a Pablo Neruda, perseguido en Chile, siendo senador, por el gobierno de Ibáñez del Campo; y Heliodoro Valle el canciller de Honduras, que irá a Caracas a vomitar odio contra el gobierno democrático de Jacobo Árbenz en, la X conferencia de la OEA, en marzo 1954.

Otto Raúl González, está en México, cuando al amanecer del 20 de octubre de 1944 se entera por Guillermo Toriello, en ese momento exiliado en México, que se ha desatado una insurrección popular urbana y están dispuestos a morir todos o triunfar.

¡Triunfan!

Otto Raúl González está en diciembre de 1944 de nuevo en Guatemala, ve al maestro Enrique Muñoz Meany, está en el momento cuando dice el iluminador y orientador discurso, "cuando las cadenas de la opresión de un pueblo se rompen, se rompen para toda la humanidad".

Muñoz Meany es el canciller del gobierno revolucionario surgido del 20 de octubre de 1944, y ese régimen nombra a Otto Raúl González, como agregado cultural de la Embajada de Guatemala en México, con la admonición del maestro Muñoz Meany, Otto dedícate a escribir, dedícate a estudiar a eso vas a México.

¿Qué hace Otto? Cumple fielmente lo dicho por Muñoz Meany, escribe, brinda su testimonio a jóvenes investigadores, proyectos de historias nuevas, de otro tipo. Se hace Abogado en la UNAM, escribe sobre la Reforma Agraria. Viaja por el mundo.

Técnicamente es un buen redactor, conoce el oficio de escribir, pero eso es muy poco. Otto Raúl González mantiene su lúcido entendimiento de qué está pasando en el mundo. Cómo, pese a la formal república, al formal gobierno, los pueblos carecen de acceso a la salud, la educación, la seguridad, porque esos pueblos no tienen ni un sólo átomo de control de las riquezas. Otto no renunció a pensar, a saber qué ocurría en el mundo, quiénes son los empresarios estadounidenses y qué filosofía de apropiación y despojo hacen, viven, predican en sus iglesias, en sus templos, en sus radios, su cine y su televisión.

Otto Raúl es un cineasta vivo, escribe, analiza y educa sobre el cine. Retorna Guatemala y en ese viaje, el gobierno de Árbenz es derrotado. Viaja al Ecuador. Llega a conocer, como ningún ecuatoriano conoce, todo el país, su historia, literatura. Teniendo familia, hijos y vida en México, intenta regresar, pero feroces policías del gobierno de Estados Unidos, lo bajan a golpes del avión.

Pasarán otros años para que Otto Raúl González vuelva a México, brinde lo mejor de su vida creadora, amistad, encanto de conversador inagotable, fiel amigo de gente que no merecía la amistad, pero Otto se las brinda. Ellos saben los nombres y también los otros saben a quienes me refiero.

Al cumplirse 50 años en 1994, la Facultad de Filosófía y Letras le hace un hombenaje a Otto Raúl, Augusto Monterroso, Carlos Illezcas, con las palabras de alguna persona, que ahora se me olvida. Y se me olvida, porque era imposible que quienes tienen el entendimiento de cómo funciona el mundo, puedan adherir a quienes predican -desde un error patológico- que es el "Fin de la Historia" o cualquier otro término semejante.

Otto Raúl González y su larga, generosa y pródiga generación (no biológica) sino ideológica, política y de rudo trabajo, son un sólido eslabón que ata otros gestos, otras obras (libros, imprentas, poemas, acciones heroicas) en el largo ascenso de la humanidad a la historia hecha, escrita y vivida por los grupos humanos. Lo anterior, es la prehistoria y Otto Raúl González lo sabía.

Poemas, risas, gestos, cartas, firmas respaldando inmigrantes indocumentados, prólogos, charlas académicas, conferencias, alegría y amistad, eso es una nueva generación humana, un nuevo grupo que renunció a la insidia, al odio, a la miseria espiritual (hablar siempre mal de otro) y se propuso por la vida, la alegría y la felicidad humana.

Hoy es oportuno recordar que Otto Raúl González me pidió escribir (cuando me entregó el libro de los nuevos colores) historias color de Anadrio.

Y eso escribo. Un texto color de Anadrio, que es el color de la vida y la esperanza realizada.

López.

* Fragmento del libro En el Nido del Águila, México en la Revolución Guatemalteca. En 2da edición.

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jueves, junio 21, 2007

Zodiac

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Downey y Gyllenhall

David Fincher es uno de los directores más interesantes de la cinematografía actual. Desde su debut con Alien 3, pasando por Se7en, donde logra conjugar la quintaesencia del asesino serial fílmico, con el aterrador John Doe (interpretado por Kevin Spacey), incluso más allá del Hannibal Lecter de Silence of the lambs, hasta el retrato esquizofrénico de la decadencia moral del american way of life con Fight Club. Su interés primordial son las anomalías, los miedos y la locura debajo de la apariencia de normalidad, incluso en deslices no tan afortunados como The Game y Panic Room.

Por eso no sonaba tan descabellado que se hubiera embarcado en la realización de Zodiac, sobre el asesino serial que mantuvo en vilo a la ciudad de San Francisco, California, durante casi dos décadas, al que por cierto nunca pudieron atrapar y que se burló de lo lindo de la policía, los medios y la sociedad entera.

El reto era, pues, hacer una película sobre un asesino serial sin asesino serial. ¿Puede haber algo que cause mayor angustia que eso? La apuesta era alta y atractiva. ¿Cómo lograr un coitus interruptus sin que el espectador se sienta esquilmado sino todo lo contrario, hasta agradecido? Fincher decidió basarse en las investigaciones y conjeturas de Robert Graysmith, joven caricaturista que en los setentas se obsesionó con los asesinatos y con el tiempo se convirtió en el mayor especialista del caso, escribiendo varios libros de éxito sobre el asunto.

Para armar el relato cinematográfico y tratar de darle algo de coherencia, Fincher recurre a demasiadas licencias en relación con los hechos reales. Se justifica porque la película no pretende ser un documental sino una obra cinematográfica y su intención es mostrar al público los efectos de un caso como éste en la vida de los personajes y de la sociedad norteamericana misma, y sobre todo, destacar la paradójica y angustiosa ironía de saber quién es el asesino y no poderlo comprobar, si es que le hacemos caso a las discutidas conjeturas de Graysmith sobre el hecho de que Arthur Leigh Allen era el verdadero Zodiac y nunca se le pudo probar legalmente su culpabilidad.

Tres son los personajes sobre los que se sostiene la película: Mark Ruffalo, como el policía encargado del caso; Robert Downey Jr. como el periodista que da a conocer los acontecimientos, y Jake Gyllenhall como el mencionado Graysmith, que se obsesiona con el asesino y continúa investigando cuando ya a nadie parece interesarle aclarar nada. Algunos han criticado el desempeño de Gyllenhall, pero me parece que cumple con suficiencia su encomienda. Ruffalo actúa cada vez mejor y Downey está que ni mandado a hacer para papeles de chiflados obsesivos y decadentes.

Quizá el mayor problema de la película es que casi no hay acción. Los personajes van de aquí para allá, pero fuera de la reconstrucción de los asesinatos, en pantalla sucede muy poco. Así, es limitado lo que los actores pueden hacer para redondear a sus personajes y dotarlos de mayor relieve. Eso sí: la producción es impecable y Fincher es un obsesivo para recrear la atmósfera y los ambientes de la época, pero los diálogos contienen demasiada información y quien no esté familiarizado con los hechos reales se va a perder en la maraña de datos, conjeturas y procedimientos legales.

En resumen, no es la gran película de Fincher y tampoco es la película definitiva sobre el asesino del Zodiaco, pero sin duda les va a angustiar, a emocionar y a provocar múltiples reflexiones, si es que les gusta ir al cine no nada más a comer palomitas.

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jueves, junio 14, 2007

No le abran a nadie

Me voy de viaje. Regreso el domingo. Ya no tuve tiempo de contarles cómo estuvo el Encuentro de Escritores de Salvatierra. Muchos nuevos amigos. En cuanto regrese les platico.

Para que no me extrañen tanto, aquí les dejo una foto mía, leyendo poemitas en el encuentro.

Se portan bien, no quiero quejas.

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(Foto cortesía de Ignacio Martín)

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miércoles, junio 06, 2007

De las cosas que nunca tendría que olvidar

A ver, repite conmigo:

“Nunca discutas con un imbécil. La gente podría no notar la diferencia. Además, te rebajará a su nivel y te ganará con su experiencia".

Ahora esta otra:

"El hombre es amo de su silencio y esclavo de sus palabras".

¿Ya entendiste?

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lunes, junio 04, 2007

Primicia primiciosa

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Pues nada que, por fin, apareció el primer libro de poesía de este tundeteclas intitulado Desde la patria del insomnio, editado por Fridaura en su colección "Los libros del salmón", dirigida por el poeta y artista plástico Arturo Terán.

Estamos preparando varios recitales colectivos de presentación de los nuevos libros de Fridaura, de los que informaremos oportunamente en ete espacio.

Por lo pronto, el libro será presentado el próximo viernes 8 de junio a las 11:00 a. m. en el marco del IV Encuentro Internacional de Escritores Salvatierra 2007, que en esta ocasión estará dedicado a rendir homenaje a don Andrés Henestrosa. Pueden consultar el programa aquí.

Allá nos vemos.

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viernes, junio 01, 2007

“It was forty years ago today…”

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El de 1967 fue un año muy especial para mí. No sólo nací en ese año sino que además Gabo publicó Cien años de soledad, Jim Morrison y los Doors se metieron a grabar su primer disco. También apareció el álbum más influyente de la historia del rock: el Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, de los Beatles, mejor conocido como “El Sargento Pimienta”.

Mucho se ha escrito en estos días sobre cosas poco conocidas acerca de tan importante obra (como, por ejemplo, que Tin Tán iba a aparecer en la portada), así que no las repetiré, sino que me remitiré a contarles un poco cómo llegué a ella y cómo me afectó ese disco cuando crecí y tuve uso de razón (yo nací dos semanas antes de que apareciera al público).

Soy el más pequeño de cinco hermanos. A todos les gusta el rock y nomás por pura imitación a mí también me tenía que gustar. Claro, tuve algunos deslices. El primer disco que me regalaron fue uno de Topo Gigio cantando “Zacazonapan” (¿Qué diablos tenía que andar un ratón italiano cantando algo como esto: “En el Estado de México nací, yo soy de Zacazonapan, donde crecí…”?).

El primer disco que pedí que me compraran fue uno de un niño chileno que se llamaba Juan Carlitos, que cantaba una cosa más o menos así: “Mamita, yo no quiero un hermanito, lo que quiero es un perrito chiquitito y juguetón…” Quién sabe qué habrá sido de ese chamaco, que a pesar de su edad tenía la boca retacada de razón.

Luego llegó la fiebre de Cepillín y chillaba ante la tragedia cuasi griega de “Un día con mamá”: “Papi, dí por qué niños como yo, no tienen con quien jugar porque no tienen una mamá…” Aunque yo tenía a mi mamá y todo, me aventaba unas chilladeras como de Libertad Lamarque en cuanto oia la canción, al grado de que me tuvieron que esconder el disco para que no lo pusiera.

Mi papá me había regalado un tocadiscos portátil de baterías, que colocaba en el suelo en medio de la recámara y me ponía a dar vueltas en torno a él como si fuera piel roja invocando a los dioses de la lluvia. Esa era mi idea de bailar.

Hasta que descubrí el rock.

Fueron los Teen Tops los que pusieron a mover mis piecitos y mis patitas al compás de “Presumida”. Me gustaba tanto (y todavía me gusta) que me la aprendí de memoria y la bailaba como electrocutado. Ya luego mis primas me enseñarían los primeros pasos de baile rocanroleros: “Nos vemos presumida, no te puedo aguantar, esas puntadas tuyas no las puedo pasar, tú sin faisán y sin caviar no vives feliz, ¡¡¡¡MIENTRASYOSOLOQUIEROBAILARROCANROL!!!

De ahí pa’l real. Aunque a finales de los ochenta tuve mis deslices discotequeros con el travoltismo y, sobre todo, Olivia Newton-John (causante ella de mis primeras fantasías sexuales y poluciones nocturnas a los 12 años), siempre he sido fiel al rock. Al principio escuchaba los EP que de los Beatles tenía mi hermano Alejandro. Me gustaban sobre todo “El submarino amarillo”, “Todos juntos ya” y “El jardín del pulpo” porque las cantaban los muñecos de Plaza Sésamo con versión en español.

Cuando dí el salto de los discos de 45 rpm a los LP mis primeras expropiaciones de los discos de mis hermanos (ellos ya casi ni los escuchaban) fueron In a gadda da vida, de Iron Butterfly, Live at The Whiskey a-gogo, de Johnny Rivers, la compilación de los Rolling Stones que en México se llamó La mujer del Honky Tonk, pero que era popularmente conocido como “el octagonal”, porque tenía las puntas cortadas, el Let it bleed de los mismos Rolling, con su portada del pastel, y sobre todo el referido SPLHCB.

Desde luego, me cautivaba su atractiva portada. ¿Quiénes eran todos esos tipos que aparecían ahí, en esa especie de foto de boda (entierro, en este caso)? ¿Por qué había unos Beatles jóvenes y otros más viejos? ¿Por qué aparecían El Gordo y El Flaco? ¿Por qué le daban la bienvenida a los Rolling Stones?

En cuanto a la múisica, me llamaban la atención, más que todas, “When I’m sixty four”, porque me parecía fuera de lugar, como de película antigua; “For the benefit of Mr. Kite”, que se me figuraba un circo macabro; “Good morning, good morning”, con sus efectos de animales de granja, y “A day in the life”, que es como adentrarse en un sueño.

Años después, una vez que aprendí inglés, pude traducir todas las canciones de los Beatles y enterarme de qué onda se traían con ese disco, que lo sigo oyendo y me sigue pareciendo una obra de arte superior, tanto por su inventiva como por su calidad.

Nada ha sido igual después del Sargento Pimienta, y desde luego mi vida no ha sido igual después de haber nacido y haberlo escuchado.

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